¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Cuando contestes mis preguntas entonces con mucho
gusto contestaré las tuyas.[/QUOTENTER][/CENTER]
yo pienso lo siguiente:
Dios el dia que estuvo en Horeb, le anuncio a Moises su pacto en el cual nos mando a poner por obra los diez mandamientos , y los escribio en dos tablas de piedra como todos sabemos y mando a que se enseñaran para que los pudieramos en obra como lo dijo anteriormente y si creemos en su palabra sobre todo debemos ser obedientes a el a su palabra , amarlo es creerle,ycreele es obedecerle.

guardamos los sabados, basandonos en el orden de la creacion, es el dia en que el señor reposo de toda la obra que habia hecho

genesis 2:3
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Despues de un tiempo de ausencia debido a mis ocupaciones me place contestar.

En cuanto a los sabados se refiere alos sabados rituales al igual que aquellos simbolos que apuntaban a la cruz.

Cito...

Es un error creer que Pablo está eliminando la santidad del sábado que Dios santificó. Los "sábados" que menciona Pablo aquí no se refieren al sábado semanal, sino a otras fiestas rituales que se introdujeron en tiempos de Moisés, las cuales eran llamados "sábados" aun cuando no coincidían con el séptimo día de la semana, pues debían dedicarse por completo a la adoración, tal como se describe en Levítico 23. Estos "sábados" rituales tenían como objeto ofrecer sacrificios de expiación por el pecado (Lev. 23:5, 8, 12, 13, 16, 18, 27, 36). Obsérvese que estos días se instituyeron "además de los sábados de Jehová" (Lev. 23:38). Es decir, que fueron añadidos al sábado semanal. La Versión Internacional vierte Lev. 23:38 así: "Todas estas fiestas son adicionales a los sábados del Señor", lo que demuestra que había otros sábados adicionales, introducidos después de la entrada del pecado y a causa de él. Son estos los que Pablo menciona en Colosenses 2.

Estos sábados rituales, pues, eran "sombras" de Cristo, porque en ellos debán ofrecerse sacrificios por el pecado, en representación del futuro sacrificio expiatorio de Nuestro Señor. En cambio, el sábado semanal nada tiene de sombra de Cristo, porque fue instituido antes de la entrada del pecado en la tierra. Adán no tuvo que hacer ningún sacrificio el primer sábado que guardó. Los sábados anuales instituidos en Sinaí estaban signados por la transitoriedad mientras el Mesías llegase. En cambio, el sábado semanal fue instituido en el Edén y es permanente. Este es exactamente el sentido que varios de los grandes comentaristas protestantes han dado a Colosenses 2:16, 17. Por ejemplo, Adam Clarke se opone categóricamente a que se deduzca de este pasaje la abolición del reposo del sábado:

No hay ninguna intimación aquí de que el Sábado fuera eliminado, o que su uso moral haya sido suprimido, por la introducción del Cristianismo. Ya he mostrado en otra parte que, "Acuérdate del Sábado para santificarlo" es una orden de obligación perpetua, y nunca puede ser suprimida sino por la terminación final del tiempo. Como tipo de aquel descanso que queda para el pueblo de Dios, de una eterna beatitud, debe continuar en toda su fuerza hasta que llegue dicha eternidad; porque ningún tipo puede cesar antes de que llegue el antitipo… es más probable que Pablo se refiera a las fiestas de semanas, de las cuales se ha dicho mucho en el Pentateuco.

Nótese cómo para Clarke el reposo sabático no es un acto ceremonial, sino moral. Tan convencido está Clarke del carácter moral de los Diez Mandamientos, que recalca:

Es útil señalar que no hay ninguno de estos mandamientos, ni siquiera una parte de uno de ellos, que con justicia pueda ser considerado como meramente ceremonial. Todos son morales, y consecuentemente de obligación eterna… Aunque por la encarnación y muerte de Cristo toda la ley ceremonial que se refería a él y su sacrificio está abrogado necesariamente, aun así, puesto que ninguno de estos diez mandamientos se refiere a nada propiamente ceremonial, ellos no están abrogados.


Sobre la Ley escrita en los corazones ya citamos que se trata de la ley dada en el Sinai o los Diez mandamientos asique no le veo el caso a insistir.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Es Hora de Citar a Elena White (Libro el camino a Cristo)

CAPÍTULO 7.
"SI ALGUNO está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron ya, he aquí que todo se ha hecho nuevo" (2 Corintios 5: 17).
Tal vez alguno no Podrá decir el tiempo o el lugar exacto, ni trazar toda la cadena de circunstancias del proceso de su conversión; pero esto no prueba que no se haya convertido. Cristo dijo a Nicodemo: "El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas no sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (S. Juan 3: 8). Así como el viento es invisible y, sin embargo, se ven y se sienten claramente sus efectos, así obra el Espíritu de Dios en el corazón humano. El poder regenerador que ningún ojo humano puede ver, engendra una vida nueva en el alma; crea un nuevo ser conforme a la imagen de Dios. Aunque la obra del Espíritu es silenciosa e imperceptible, sus efectos son manifiestos. Cuando el corazón ha sido renovado por el Espíritu de Dios, el hecho se manifiesta en la vida. Al paso que no podemos hacer nada para cambiar nuestro corazón, ni para ponernos en armonía con Dios, al paso que no debemos confiar para nada en nosotros ni en nuestras buenas obras, nuestras vidas han de revelar si la gracia de 57 Dios mora en nosotros. Se notará un cambio en el carácter, en las costumbres y ocupaciones. La diferencia será muy clara e inequívoca entre lo que han sido y lo que son. El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecutan, sino por la tendencia de las palabras y de los actos en la vida diaria.
Es cierto que puede haber una corrección del comportamiento externo, sin el poder regenerador de Cristo. El amor a la influencia y el deseo de la estimación de otros pueden producir una vida muy ordenada. El respeto propio puede impulsarnos a evitar la apariencia del mal. Un corazón egoísta puede ejecutar obras generosas. ¿De qué medio nos valdremos, entonces, para saber a qué clase pertenecemos?
¿Quién posee nuestro corazón? ¿Con quién están nuestros pensamientos? ¿De quién nos gusta hablar? ¿Para quién son nuestros más ardientes afectos y nuestras mejores energías? Si somos de Cristo, nuestros pensamientos están con él y nuestros más gratos pensamientos son para él. Todo lo que tenemos y somos lo hemos consagrado a él. Deseamos vehementemente ser semejantes a él, tener su Espíritu, hacer su voluntad y agradarle en todo.
Los que son hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús manifiestan los frutos del Espíritu: "amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza". (Gálatas 5: 22, 23) Ya no se conforman por más tiempo con las concupiscencias anteriores, sino que por la fe del Hijo de Dios siguen sus pisadas, reflejan 58 su carácter y se purifican a sí mismos así como él es puro. Aman ahora las cosas que en un tiempo aborrecían y aborrecen las cosas que en otro tiempo amaban. El que era orgulloso y dominante, ahora es manso y humilde de corazón. El que antes era vano y altanero, ahora es serio y discreto. El que antes era borracho, ahora es sobrio y el que era libertino, puro. Han dejado las costumbres y modas vanas del mundo. Los cristianos no buscan "el adorno exterior", sino que "sea adornado el hombre interior del corazón, con la ropa imperecedera de un espíritu manso y sosegado" (1 S. Pedro 3: 3, 4).
No hay evidencia de arrepentimiento verdadero cuando no se produce una reforma en la vida. Si restituye la prenda, devuelve lo que hubiere robado, confiesa sus pecados y ama a Dios y a su prójimo, el pecador puede estar seguro de que pasó de muerte a vida.Cuando venimos a Cristo, como seres errados y pecaminosos, y nos hacemos participantes de su gracia perdonadora, nace en nuestro corazón el amor a él. Toda carga resulta ligera; porque el yugo de Cristo es suave. Nuestros deberes se hacen deliciosos y los sacrificios, un gozo. El sendero que en el pasado nos parecía cubierto de tinieblas ahora brilla con los rayos del Sol de Justicia.
La belleza del carácter de Cristo se verá en los que le siguen. Era su delicia hacer la voluntad de Dios. El poder predominante en la vida de nuestro Salvador era el amor a Dios y el celo por su gloria. El amor embellecía y ennoblecía todas sus acciones. El amor es de 59 Dios, no puede producirlo u originarlo el corazón inconverso. Se encuentra solamente en el corazón donde Cristo reina. "Nosotros amamos, por cuanto él nos amó primero". (1 S. Juan 4: 19) En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, restringe las pasiones, domina la enemistad y ennoblece los afectos. Este amor alimentado en el alma, endulza la vida y derrama una influencia purificadora en todo su derredor.
Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben especialmente guardarse. El primero, sobre el que ya se ha insistido, es el de fijarse en sus propias obras, confiando en alguna cosa que puedan hacer, para ponerse en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus propios esfuerzos por guardar la ley, está procurando una imposibilidad. Todo lo que el hombre puede hacer sin Cristo está contaminado de amor propio y pecado. Solamente la gracia de Cristo, por medio de la fe, puede hacernos santos.El error opuesto y no menos peligroso es que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios; que puesto que solamente por la fe somos hechos participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.
Pero nótese aquí que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de 60 su misma naturaleza; es la personificación del gran principio del amor y, en consecuencia, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. Si nuestros corazones son regenerados a la semejanza de Dios, si el amor divino es implantado en el corazón, ¿no se manifestará la ley de Dios en la vida? Cuando es implantado el principio del amor en el corazón, cuando el hombre es renovado conforme a la imagen del que lo creó, se cumple en él la promesa del nuevo pacto: "Pondré mis leyes en su corazón, y también en su mente las escribiré" (Hebreos 10: 16). Y si la ley está escrita en el corazón, ¿no modelará la vida? La obediencia, es decir, el servicio y la lealtad de amor, es la verdadera prueba del discipulado. Siendo así, la Escritura dice: "Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos" "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él" (1 S. Juan 5: 3; 2: 4) En vez de que la fe exima al hombre de la obediencia, es la fe, y sólo ella, la que lo hace participante de la gracia de Cristo y lo capacita para obedecerlo.No ganamos la salvación con nuestra obediencia; porque la salvación es el don gratuito de Dios, que se recibe por la fe. Pero la obediencia es el fruto de la fe. "Sabéis que él fue manifestado para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo aquel que mora en él no peca; todo aquel que peca no le ha visto, ni le ha conocido". (1 S. Juan 3: 5, 6) He aquí la verdadera prueba. Si moramos en Cristo, si el amor de Dios mora en nosotros, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones, tienen que 61 estar en armonía con la voluntad de Dios como se expresa en los preceptos de su santa ley. "¡Hijitos míos, no dejéis que nadie os engañe! el que obra justicia es justo, así como él es justo""(1 S. Juan 3: 7). Sabemos lo que es justicia por el modelo de la santa ley de Dios, como se expresa en los Diez Mandamientos dados en el Sinaí.Esa así llamada fe en Cristo, que según se declara exime a los hombres de la obligación de la obediencia a Dios, no es fe sino presunción. "Por gracia sois salvos, por medio de la fe". Mas "la fe, si no tuviere obras, es de suyo muerta' (Efesios 2: 8; Santiago 2: 7). Jesús dijo de sí mismo antes de venir al mundo: "Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón" (Salmo 40: 8). Y cuando estaba por ascender a los cielos, dijo otra vez: "Yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor' (S. Juan 15: 10). La Escritura dice: "¡Y en esto sabemos que le conocemos a él, a saber, si guardamos sus mandamientos.... El que dice que mora en él, debe también él mismo andar así como él anduvo' (1 S. Juan 2: 3 - 6). "Pues que Cristo también sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis en sus pisadas" (1 S. Pedro 2: 21).
La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia. Si la vida eterna se concediera con alguna condición 62 inferior a ésta, peligraría la felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con todo su séquito de dolor y miseria para siempre.Era posible para Adán, antes de la caída, conservar un carácter justo por la obediencia a la ley de Dios. Mas no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos por nosotros mismos justicia con que cumplir lo que la ley de Dios demanda. Mas Cristo nos ha preparado una vía de escape. Vivió sobre la tierra en medio de pruebas y tentaciones tales como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fue impecable. Murió por nosotros y ahora ofrece quitarnos nuestros pecados y vestirnos de su justicia. Si os entregáis a él y lo aceptáis como vuestro Salvador, por pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréis contados entre los justos por consideración a el. El carácter de Cristo toma el lugar del vuestro, y vosotros sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado.
Más aún, Cristo cambia el corazón. Habita en vuestro corazón por la fe. Debéis mantener esta comunión con Cristo por la fe y la sumisión continua de vuestra voluntad a él; mientras hagáis esto, él obrará en vosotros para que queráis y hagáis conforme a su voluntad. Así podréis decir: " Aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dio a sí mismo por mí" (Gálatas 2: 20 ). Así dijo Jesús a sus discípulos: "No 63 sois vosotros quienes habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros' (S. Mateo 10: 20). De modo que si Cristo obra en vosotros, manifestaréis el mismo espíritu y haréis las mismas obras: obras de justicia y obediencia.Así pues no hay nada en nosotros mismos de que jactarnos. No tenemos motivo para ensalzarnos. El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo imputada a nosotros y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros.Cuando hablamos de la fe debemos tener siempre presente una distinción. Hay una clase de creencia enteramente distinta de la fe. La existencia y el poder de Dios, la verdad de su Palabra, son hechos que aun Satanás y sus huestes no pueden negar de corazón. La Biblia dice que "los demonios lo creen, y tiemblan" (Santiago 2: 19), pero ésta no es fe. Donde no sólo hay una creencia en la Palabra de Dios, sino una sumisión de la voluntad a él; donde se le da a él el corazón y los afectos se fijan en él, allí hay fe, fe que obra por el amor y purifica el alma. Mediante esta fe, el corazón se renueva conforme a la imagen de Dios. Y el corazón que en su estado carnal no se sujetaba a la ley de Dios ni tampoco podía, se deleita después en sus santos preceptos, diciendo con el salmista: "¡Oh cuánto amo tu ley! todo el día es ella mi meditación' (Salmo 119: 97). Y la justicia de la ley se cumple en nosotros, los que no andamos "conforme a la carne, mas conforme al espíritu' (Romanos 8: 1). 64
Hay quienes han conocido el amor perdonador de Cristo y desean realmente ser hijos de Dios; sin embargo, reconocen que su carácter es imperfecto y su vida defectuosa, y están propensos a dudar de que sus corazones hayan sido regenerados por el Espíritu Santo. A los tales quiero decirles que no se abandonen a la desesperación. Tenemos a menudo que postrarnos y llorar a los pies de Jesús por causa de nuestras culpas y errores; pero no debemos desanimarnos. Aun si somos vencidos por el enemigo, no somos arrojados, ni abandonados, ni rechazados por Dios. No; Cristo está a la diestra de Dios e intercede por nosotros. Dice el discípulo amado: "Estas cosas os escribo, para que no pequéis. Y si alguno pecare, abogado tenemos para con el Padre, a saber, a Jesucristo el Justo" (1 S. Juan 2: 1). Y no olvidéis las palabras de Cristo: "Porque el Padre mismo os ama' (S. Juan 16: 27). El quiere que os reconciliéis con él, quiere ver su pureza y santidad reflejadas en vosotros. Y si tan sólo queréis entregaros a él, el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará, hasta el día de Jesucristo. Orad con más fervor; creed más plenamente. A medida que desconfiemos de nuestra propia fuerza, confiaremos en el poder de nuestro Redentor, y luego alabaremos a Aquel que es la salud de nuestro rostro.Cuanto más cerca estéis de Jesús, más imperfectos os reconoceréis, porque veréis más claramente vuestros defectos a la luz del contraste de su perfecta naturaleza. Esta es una evidencia de que los engaños de Satanás han 65 perdido su poder y de que el Espíritu de Dios os está despertando.
No puede existir amor profundo por Jesús en el corazón que no comprende su propia perversidad. El alma que se haya transformado por la gracia de Cristo, admirará su divino carácter. Pero el no ver nuestra propia deformidad moral, es una prueba inequívoca de que no hemos llegado a ver la belleza y excelencia de Cristo.Mientras menos cosas dignas de estima veamos en nosotros, más encontraremos que estimar en la pureza y santidad infinitas de nuestro Salvador. Una idea de nuestra pecaminosidad nos puede guiar a Aquel que nos puede perdonar; y cuando, comprendiendo nuestra impotencia, nos esforcemos en seguir a Cristo, él se nos revelará con poder. Cuanto más nos guíe la necesidad a él y a la Palabra de Dios, tanto más elevada visión tendremos de su carácter y más plenamente reflejaremos su imagen.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Hermanos los invito que lean detalladamente y con oración el tema ¿Que ley fué clavada en la cruz? Pero hagamos un trato leanlo completo y si encuentran algo que contradiga la biblia muestrenlo pero muestre con la biblia por favor no con explicaciones, y mucho menos olvidense del siervo que lo escribe, porque eso no me hace mas que ninguno de ustedes, solamente de esta forma quiero exaltar el nombre de Dios y darle Gloria a Dios y demostrar que Dios no tiene ninguna contradicción en Su Palabra, porque es VERDAD

Dios los bendiga a todos
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Hermanos los invito que lean detalladamente y con oración el tema ¿Que ley fué clavada en la cruz? Pero hagamos un trato leanlo completo y si encuentran algo que contradiga la biblia muestrenlo pero muestre con la biblia por favor no con explicaciones, y mucho menos olvidense del siervo que lo escribe, porque eso no me hace mas que ninguno de ustedes, solamente de esta forma quiero exaltar el nombre de Dios y darle Gloria a Dios y demostrar que Dios no tiene ninguna contradicción en Su Palabra, porque es VERDAD

Dios los bendiga a todos

Tomen sus biblias y lean detalladamente toda esta secuencia de versiculos biblicos que muestran claramente que los Mandamientos escritos por el dedo de nuestro Dios están vigentes. La Palabra de Dios es Verdad y no puede tener contradicción, Se pueden dar cuenta entonces que el problema está en los seres humanos que no quieren que la biblia les enseñe, o buscan en la biblia lo que quieren probar, ¿Por qué mejor no dejas que Dios te lo muestre en su Palabra?

Aca les pongo el link nuevamente:
http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?t=28861
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?


Tomen sus biblias y lean detalladamente toda esta secuencia de versiculos biblicos que muestran claramente que los Mandamientos escritos por el dedo de nuestro Dios están vigentes. La Palabra de Dios es Verdad y no puede tener contradicción, Se pueden dar cuenta entonces que el problema está en los seres humanos que no quieren que la biblia les enseñe, o buscan en la biblia lo que quieren probar, ¿Por qué mejor no dejas que Dios te lo muestre en su Palabra?

Aca les pongo el link nuevamente:
http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?t=28861


Disculpen quizas esta vez los conecte

http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?t=28861
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Para el hermano de los videos esos cuestionamientos ya estan contestados, lo demas es una aberrante forma de justificar doctrinas injustificables en la biblia como la inmortalidad del alma, y que 9 mandamientos solo pasaron y el sabado no etc.

Una de las cosas que mas le encantan al diablo es hacer creer que los adventistas somos unos legalistas empedernidos. (cosa que si eran los fariseos)

Por otro lado la otra cosa que le encanta es pisotear la ley de Dios tal y como estaba profetizado en Daniel.

ya he citado a Elena white y el tema de la voluntad santificada muriendo al yo.

Ahora citare a uno de los pastores modernos con mas poder (27 mil personas convertidas en una campaña de oracion es mucho) Alejandro Bullon.

Para que vean que no somos extremistas legalistas, sino personas que buscan obedecer a Dios por amor.


No nos desviemos a Izquierda ni a derecha, recordemos que en Cristo:
Salmos 85:10
La misericordia y la verdad se encontraron: La justicia y la paz se besaron.



Entró en mi oficina sin llamar y se sentó en la silla que había enfrente de mi mesa. Transpiraba. Era evidente que estaba nervioso.
"¡Pastor, estoy perdido!", dijo sin rodeos. Apenas tres palabras. Ciertamente, no es necesario decir más palabras para describir la tragedia de una persona en conflicto.

Conocía bien a aquel joven. Habíamos trabajado juntos muchas veces ideando programas para los jóvenes.

Ahora, allí, con los ojos lagrimeantes, repetía:

"Lo puede creer, pastor, estoy perdido!" y entonces, con voz entrecortada por la emoción me contó su drama:

"Soy cristiano de nacimiento. Todos creen que soy un buen cristiano. Mis padres creen que soy un hijo maravilloso. Los hermanos de la iglesia piensan que soy un joven consagrado. Y hasta me nombraron dirigente juvenil. Muchas veces oigo a los padres decir a sus hijos: 'Me gustaría que fueses como aquel joven'. Todos creen que soy un cristiano modelo, pero no es verdad, pastor, soy un miserable. Acabo de hacer algo horrible, y no es la primera vez que lo hago. Hasta tuve ganas de morir. Yo no soy lo que todos piensan que soy".

Traté de decir algo, pero él me interrumpió: "Yo no quiero ser así, pastor. Quiero ser un cristiano de verdad, pero no lo consigo. He luchado muchas veces, me he esforzado, pero siempre termino derrotado".

Me dolía verlo de esa manera.

"Usted está chasqueado conmigo, ¿verdad?", me preguntó después, con ansiedad.

¿Chasqueado? Lo que sentía era un nudo en la garganta. Traté de esconder mi tristeza, ml dolor, porque en realidad el drama no era solamente de aquel joven. En ese momento tenía en mente a muchos otros jóvenes de ml Iglesia, y hasta es posible que aquella tarde hubieses podido estar tú sentado también en aquella silla.

Pastor, estoy perdido!" ¿Perdido? Sí, dentro de la Iglesia y, sin embargo, perdido. ¿Es posible estar dentro de la Iglesia y estar, al mismo tiempo, perdido? Lamentablemente, sí. Existen los que, como en el caso de aquel joven, están perdidos haciendo lo que no deben cuando nadie los ve, pero existe también otra clase de perdidos:

Aquellos que hacen todo correctamente, que cumplen aparentemente todo lo que la Iglesia demanda; que viven preocupados solamente por los detalles externos de los reglamentos y las normas, pero que están Igualmente perdidos.
Me acuerdo del joven rico. Era un joven como cualquier otro de la Iglesia de nuestros días. Quizá los líderes de su congregación estaban demasiado preocupados con las normas, las leyes y los reglamentos. "No puedes hacer esto", "No puedes hacer aquello", "Hacer eso es pecado", "Hacer aquello también es pecado". Quizás aquel joven creció con un concepto equivocado de Dios, imaginándolo sentado en su trono de justicia, dictando reglas, con rostro serio y la vara en la mano, listo para castigar al desobediente.

Desde pequeño sus padres y maestros le habían enseñado a cumplir fielmente todas las normas. Eran líderes preocupados sólo con la Imagen de la iglesia. Actualicemos un poco la historia: Si, por ejemplo, una señorita apareciera vestida en forma inconveniente, llevarían el problema a la junta de la iglesia; la Joven, como ama a su iglesia, dejaría de usar esa ropa y todos en la iglesia que-darían contentos, sin preocuparse por lo que pasa en el fondo del corazón de la joven. Lo que les importa es que ella cumpla la norma, que sea un buen miembro de iglesia. Y el joven rico aprendió, de ese modo, a cumplir externamente todas las normas y leyes. Aparentemente era un joven de buen comportamiento, activo en la iglesia, participaba de los programas y cultos, podía ser señalado como un joven ejemplar; pero allá en el fondo alguna cosa no andaba bien. No era feliz, tenía la sensación de que estaba perdido a pesar de cumplir todo.

Cierto día anunciaron la llegada de Jesús a su ciudad. La historia aparece registrada en el capítulo 10 de Marcos. Los fariseos, siempre preocupados por los detalles de la ley, fueron los primeros en salir a enfrentar a Jesús: "¿Le es lícito al marido repudiar a su mujer?" ¿Es pecado cortarse el cabello?" "¿Es pecado orar sentado? "¿Es pecado tener un salón para actividades recreativas al lado del templo?" "¿Es pecado ir a la playa?" El Señor Jesús no se detuvo mucho tiempo a discutir con ellos. Se dirigió hacia donde estaba un grupo de niños, puso sobre sus rodillas, les acarició la cabecita con amor, y besó aquellas caritas inocentes.

El joven rico quedó emocionado al ver aquella escena. Nunca se había imaginado que Jesús pudiera ser capaz besar y hacer un cariño. Esa no era la imagen que se había formado acerca del Hijo de Dios. Por primera vez en su vida sintió el deseo de abrirle su corazón a alguien. Corrió cuando Jesús estaba saliendo ya de la ciudad, se arrodilló delante de él, y dijo: "Buen Maestro, ¿que haré para heredar la vida eterna?" En realidad, lo que estaba diciendo era: "¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Siento que estoy perdido. No tengo seguridad de la salvación". ¿Por qué se sentía así? ¿No era, acaso, un buen miembro de iglesia? ¿No cumplía todas las normas? ¡Ah, amigo mío! cumplir sólo externamente los mandamientos nunca fue sinónimo de salvación. Ser, en apariencia, un buen miembro de la iglesia no quiere decir estar salvo. Es posible, en cierto modo, obedecer todo y estar completamente perdido. ¡Dentro de la iglesia, y perdido!

El Señor Jesús trató de llevar a aquel joven de lo conocido a lo desconocido. El joven conocía la letra de la ley, de modo que Jesús le dijo: "Guarda los mandamientos". Eso era un tratamiento de choque. "Señor -dijo el joven confuso-, todo eso lo he observado desde mi niñez, pero la angustia no desaparece, la desesperación aumenta, la sensación de estar perdido es cada día mayor".

Jesús lo miró con ternura y lo amó. ¿Sabes? Jesús también te ama a ti. No Importa si eres pobre o rico, si eres negro o blanco, si eres feo o hermoso. El te ama. El te comprende. Eso es lo que dice la Biblia. En este momento tú eres lo más importante para Dios. Tú, con tus luchas, con tus fracasos, con tus conflictos, con tus dudas e incertidumbres; tú con tus deformaciones de carácter, con tu temperamento irascible, eres el objeto de todo su amor y cariño. Puede ser que en algún momento de tu vida sientas que nadie te quiere, que tus padres no te com-prenden, que no aprecian tu valer, que la vida te negó las oportunidades que le dio a otros, que el mundo entero no te acepta. Incluso puede ser que ni te quieras a ti mismo, ni te aceptes. Todo eso puede ser verdad, pero Dios siente afecto por ti y te comprende. En este momento, mientras lees estas líneas, está muy cerca de ti, listo para ayudarte, socorrerte y valorarte.

Hace siglos, allá en Judea, más allá del Jordán, Cristo miró con amor al joven rico. Vio sus conflictos internos, sus luchas, sus angustias. Vio su desesperada situación: Dentro de la iglesia, pero perdido al cumplir tan sólo exteriormente los mandamientos, perdido obedeciendo en apariencia todas las normas.

"¿Sabes cuál es tu problema, hijo mío? -le dijo Jesús-, tan sólo uno: Tú no me amas. En tu corazón no hay lugar para mí, en tu corazón sólo hay lugar para el dinero. Es verdad que estás dispuesto a guardar mis mandamientos, pero no me amas, y mientras no me ames yo no acepto nada de ti. De nada vale en ese caso guardar los mandamientos, cumplir las normas, obedecer las reglas: si no me amas, nada de eso tiene sentido, continuarás sintiendo esa horrible sensación, ese vacío interior. Vamos a hacer una cosa, mi querido hijo, vete ahora a tu casa, saca del corazón el amor a las cosas de este mundo, colócame en el centro de tu vida y, entonces, ven y sígueme".

La Biblia dice que el joven, "contrariado con estas palabras, se retiró triste". ¡Qué desgracia! Estaba más dispuesto a guardar externamente los mandamientos que a amar al Señor Jesús. ¿Por qué? Porque, tal vez, es más fácil aparentar que se es bueno que entregar el corazón a Dios.

Es posible que estés pensando: "Afortunadamente yo no tengo riquezas". Puede ser. Pero, a veces, no necesitamos tener riquezas para destronar a Jesús del corazón. ¿No será que, acaso, amas más a un artista de la TV que a Jesús? ¿Podrían, un deporte, una enamorada, una profesión, los estudios, y otras cosas buenas en sí mismas, ocupar el lugar de Cristo en tu corazón? ¿Podría ser que, incluso, amaras la iglesia, la doctrina de la iglesia, el nombre de la iglesia, más que al Señor Jesús?

Te pregunto: ¿Cuál debería ser nuestra primera preocupación, amar a Jesús o sólo guardar los mandamientos? A veces estamos más preocupados porque los jóvenes obedezcan las normas en lugar de que amen a Jesús. Pero el interés de Jesús es diferente: "Dame, hijo mío, tu corazón", dice él mientras llama a la puerta del corazón humano.

Nunca deberíamos olvidar que es posible cumplir las normas sin amar a Jesús, pero que es imposible amar a Cristo y no obedecer sus normas. Entonces, ¿cuál debería ser nuestro primer interés, nuestro gran objetivo? Si el ser humano amara a Jesús con todo su corazón, sería incapaz de hacer algo que lastimara a su Redentor. Es decir que, en consecuencia, su vida sería una vida de obedien-cia.

¿Sabes cuál es nuestro gran drama en la vida espiritual? ¿Sabes por qué a veces nos sentimos infelices en la iglesia? Porque nos falta amor por Cristo. Algunos estamos en la iglesia porque nos gusta, porque la doctrina nos convenció, porque el pastor nos hizo una invitación que no pudimos rechazar. O porque nuestros padres lo quieren, o quizá para agradar a los hijos, o a la esposa, o simplemente porque todo ser humano tiene que tener una religión, pero no porque amemos a Jesús al punto de decirle: "Yo no pudo vivir sin ti".

-Pastor -me dijo una ancianita cierto día-, llevo casi 60 años de casada. Puede preguntarle a mi marido y él le dirá que siempre fui una esposa perfecta. Hice todo lo que una buena esposa debe hacer, actué siempre del mo-do correcto, pero nunca fui feliz.

-¿Por qué?

-Porque yo no amo a mi marido, pastor.

-Pero, entonces, ¿por qué se casó?

La ancianita, emocionada, dijo:

-En mis tiempos de jovencita una no escogía al mari-do. Eran los padres los que lo escogían. Un día mi padre dijo: "Hija, dentro de dos meses vas a casarte con el hijo de mi compadre". Así que preparamos el ajuar. Los detalles para la fiesta quedaron todos arreglados y, faltando dos días para el casamiento, conocí a ml novio. No me gustó. Nunca logré quererlo, pero me casé porque tenía que obedecer. Fui una esposa perfecta, pero nunca fui feliz.

¿Cómo ser feliz al lado de alguien a quien no se ama? El bautismo es una especie de casamiento con Cristo. Muchos cristianos tal vez puedan decir: "Señor, estoy en la iglesia, bautizado hace cinco, diez o quince años. En todo ese tiempo cumplí, de alguna manera, lo que la iglesia pide, pero nunca fui feliz". ¿Por qué? Porque no es posible ser feliz al lado de alguien a quien no se ama. Convivir con una persona a quien se ama es ya una tarea difícil, así que, imaginen qué será cuando no hay amor. Nun-ca podremos ser felices estando en la Iglesia solamente porque nacimos en ella, o debido a la presión social, religiosa o familiar. Todos esos motivos sólo tienen algún sentido cuando el gran motivo es el amor por Cristo. Si no es así, la vida cristiana llega a ser un infierno, una horrible carga que sobrellevar. Hacer las cosas sólo porque estamos bautizados, sólo para cumplir, sólo para agradar a los hombres, es lo peor que puede acontecernos. Siempre estaremos pensando en salir, en abandonar todo o, quizá, cuando nadie nos ve, estaremos haciendo las cosas que no debemos hacer.

Todas las normas de la iglesia, todas las cosas que tengamos que abandonar, todo lo que tengamos que aprender, tendrá algún significado únicamente cuando el amor de Cristo Impele e Impulse nuestro ser. Nuestra oración no debiera ser: "Señor, ayúdame a guardar tus mandamientos", sino: "Señor, ayúdame a amarte con todo mi ser".

Otros por el mismo amor al mundo y al dinero rechazan sus mandamientos.
El joven rico se fue triste y no volvió más. Estaba listo para ser en apariencia un buen miembro de Iglesia, pero no para entregar su corazón al Maestro.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Yo sé que muchos INTENTAMOS leer todo lo largo y ancho de los epígrafes aquí escritos pero a veces no lo hacemos pues ¿Cómo seguir discutiendo con argumentos como el siguiente, sacados de no sé dónde?


Despues de un tiempo de ausencia debido a mis ocupaciones me place contestar.

En cuanto a los sabados se refiere alos sabados rituales al igual que aquellos simbolos que apuntaban a la cruz.

Cito...

Es un error creer que Pablo está eliminando la santidad del sábado que Dios santificó. Los "sábados" que menciona Pablo aquí no se refieren al sábado semanal, sino a otras fiestas rituales que se introdujeron en tiempos de Moisés, las cuales eran llamados "sábados" aun cuando no coincidían con el séptimo día de la semana,



"...los sábados se refiere a otras fiestas rituales"

IMAGÍNESE. YA uno queda sin ganas de seguir leyendo pues si estas barbaridades se dicen al comienzo del epígrafe, uno se imagina lo que sigue más adelante.

Esto no es teología, sino argumentos de alguien que estira lo que sabe para encajar lo que quiere. ¡Ave maría!
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Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

hermano ¨fefo¨ sin intenciones de ofender pero sinceramente ciertas aportaciones de usted tan fuera de contexto del abiblia nisiquiera me merecieron mi consideracion ( como la de tomar solo los versiculos que le convengan de romanos 2 y los demas desecharlos asi porque si)

Debo suponer que esta poco relacionado con los rituales leviticos y los sabados anuales que no tenian nada que ver con el sabado semanal.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

hermano ¨fefo¨ sin intenciones de ofender pero sinceramente ciertas aportaciones de usted tan fuera de contexto del abiblia nisiquiera me merecieron mi consideracion ( como la de tomar solo los versiculos que le convengan de romanos 2 y los demas desecharlos asi porque si)

Debo suponer que esta poco relacionado con los rituales leviticos y los sabados anuales que no tenian nada que ver con el sabado semanal.

¿Y debemos suponer que tú sí?
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Evidentemente es el Sabado y no el domingo el dia de reposo de nuestro amado creador.

Apartemoslo como un momento de delicia para disfrutar de su compañia, que hermosas horas del sabado pasadas en la contemplacion de aquel que me creo y redimio!
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

Para el hermano de los videos esos cuestionamientos ya estan contestados, lo demas es una aberrante forma de justificar doctrinas injustificables en la biblia como la inmortalidad del alma, y que 9 mandamientos solo pasaron y el sabado no etc.

Una de las cosas que mas le encantan al diablo es hacer creer que los adventistas somos unos legalistas empedernidos. (cosa que si eran los fariseos)

Por otro lado la otra cosa que le encanta es pisotear la ley de Dios tal y como estaba profetizado en Daniel.

ya he citado a Elena white y el tema de la voluntad santificada muriendo al yo.

Ahora citare a uno de los pastores modernos con mas poder (27 mil personas convertidas en una campaña de oracion es mucho) Alejandro Bullon.

Para que vean que no somos extremistas legalistas, sino personas que buscan obedecer a Dios por amor.


No nos desviemos a Izquierda ni a derecha, recordemos que en Cristo:
Salmos 85:10
La misericordia y la verdad se encontraron: La justicia y la paz se besaron.



Entró en mi oficina sin llamar y se sentó en la silla que había enfrente de mi mesa. Transpiraba. Era evidente que estaba nervioso.
"¡Pastor, estoy perdido!", dijo sin rodeos. Apenas tres palabras. Ciertamente, no es necesario decir más palabras para describir la tragedia de una persona en conflicto.

Conocía bien a aquel joven. Habíamos trabajado juntos muchas veces ideando programas para los jóvenes.

Ahora, allí, con los ojos lagrimeantes, repetía:

"Lo puede creer, pastor, estoy perdido!" y entonces, con voz entrecortada por la emoción me contó su drama:

"Soy cristiano de nacimiento. Todos creen que soy un buen cristiano. Mis padres creen que soy un hijo maravilloso. Los hermanos de la iglesia piensan que soy un joven consagrado. Y hasta me nombraron dirigente juvenil. Muchas veces oigo a los padres decir a sus hijos: 'Me gustaría que fueses como aquel joven'. Todos creen que soy un cristiano modelo, pero no es verdad, pastor, soy un miserable. Acabo de hacer algo horrible, y no es la primera vez que lo hago. Hasta tuve ganas de morir. Yo no soy lo que todos piensan que soy".

Traté de decir algo, pero él me interrumpió: "Yo no quiero ser así, pastor. Quiero ser un cristiano de verdad, pero no lo consigo. He luchado muchas veces, me he esforzado, pero siempre termino derrotado".

Me dolía verlo de esa manera.

"Usted está chasqueado conmigo, ¿verdad?", me preguntó después, con ansiedad.

¿Chasqueado? Lo que sentía era un nudo en la garganta. Traté de esconder mi tristeza, ml dolor, porque en realidad el drama no era solamente de aquel joven. En ese momento tenía en mente a muchos otros jóvenes de ml Iglesia, y hasta es posible que aquella tarde hubieses podido estar tú sentado también en aquella silla.

Pastor, estoy perdido!" ¿Perdido? Sí, dentro de la Iglesia y, sin embargo, perdido. ¿Es posible estar dentro de la Iglesia y estar, al mismo tiempo, perdido? Lamentablemente, sí. Existen los que, como en el caso de aquel joven, están perdidos haciendo lo que no deben cuando nadie los ve, pero existe también otra clase de perdidos:

Aquellos que hacen todo correctamente, que cumplen aparentemente todo lo que la Iglesia demanda; que viven preocupados solamente por los detalles externos de los reglamentos y las normas, pero que están Igualmente perdidos.
Me acuerdo del joven rico. Era un joven como cualquier otro de la Iglesia de nuestros días. Quizá los líderes de su congregación estaban demasiado preocupados con las normas, las leyes y los reglamentos. "No puedes hacer esto", "No puedes hacer aquello", "Hacer eso es pecado", "Hacer aquello también es pecado". Quizás aquel joven creció con un concepto equivocado de Dios, imaginándolo sentado en su trono de justicia, dictando reglas, con rostro serio y la vara en la mano, listo para castigar al desobediente.

Desde pequeño sus padres y maestros le habían enseñado a cumplir fielmente todas las normas. Eran líderes preocupados sólo con la Imagen de la iglesia. Actualicemos un poco la historia: Si, por ejemplo, una señorita apareciera vestida en forma inconveniente, llevarían el problema a la junta de la iglesia; la Joven, como ama a su iglesia, dejaría de usar esa ropa y todos en la iglesia que-darían contentos, sin preocuparse por lo que pasa en el fondo del corazón de la joven. Lo que les importa es que ella cumpla la norma, que sea un buen miembro de iglesia. Y el joven rico aprendió, de ese modo, a cumplir externamente todas las normas y leyes. Aparentemente era un joven de buen comportamiento, activo en la iglesia, participaba de los programas y cultos, podía ser señalado como un joven ejemplar; pero allá en el fondo alguna cosa no andaba bien. No era feliz, tenía la sensación de que estaba perdido a pesar de cumplir todo.

Cierto día anunciaron la llegada de Jesús a su ciudad. La historia aparece registrada en el capítulo 10 de Marcos. Los fariseos, siempre preocupados por los detalles de la ley, fueron los primeros en salir a enfrentar a Jesús: "¿Le es lícito al marido repudiar a su mujer?" ¿Es pecado cortarse el cabello?" "¿Es pecado orar sentado? "¿Es pecado tener un salón para actividades recreativas al lado del templo?" "¿Es pecado ir a la playa?" El Señor Jesús no se detuvo mucho tiempo a discutir con ellos. Se dirigió hacia donde estaba un grupo de niños, puso sobre sus rodillas, les acarició la cabecita con amor, y besó aquellas caritas inocentes.

El joven rico quedó emocionado al ver aquella escena. Nunca se había imaginado que Jesús pudiera ser capaz besar y hacer un cariño. Esa no era la imagen que se había formado acerca del Hijo de Dios. Por primera vez en su vida sintió el deseo de abrirle su corazón a alguien. Corrió cuando Jesús estaba saliendo ya de la ciudad, se arrodilló delante de él, y dijo: "Buen Maestro, ¿que haré para heredar la vida eterna?" En realidad, lo que estaba diciendo era: "¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Siento que estoy perdido. No tengo seguridad de la salvación". ¿Por qué se sentía así? ¿No era, acaso, un buen miembro de iglesia? ¿No cumplía todas las normas? ¡Ah, amigo mío! cumplir sólo externamente los mandamientos nunca fue sinónimo de salvación. Ser, en apariencia, un buen miembro de la iglesia no quiere decir estar salvo. Es posible, en cierto modo, obedecer todo y estar completamente perdido. ¡Dentro de la iglesia, y perdido!

El Señor Jesús trató de llevar a aquel joven de lo conocido a lo desconocido. El joven conocía la letra de la ley, de modo que Jesús le dijo: "Guarda los mandamientos". Eso era un tratamiento de choque. "Señor -dijo el joven confuso-, todo eso lo he observado desde mi niñez, pero la angustia no desaparece, la desesperación aumenta, la sensación de estar perdido es cada día mayor".

Jesús lo miró con ternura y lo amó. ¿Sabes? Jesús también te ama a ti. No Importa si eres pobre o rico, si eres negro o blanco, si eres feo o hermoso. El te ama. El te comprende. Eso es lo que dice la Biblia. En este momento tú eres lo más importante para Dios. Tú, con tus luchas, con tus fracasos, con tus conflictos, con tus dudas e incertidumbres; tú con tus deformaciones de carácter, con tu temperamento irascible, eres el objeto de todo su amor y cariño. Puede ser que en algún momento de tu vida sientas que nadie te quiere, que tus padres no te com-prenden, que no aprecian tu valer, que la vida te negó las oportunidades que le dio a otros, que el mundo entero no te acepta. Incluso puede ser que ni te quieras a ti mismo, ni te aceptes. Todo eso puede ser verdad, pero Dios siente afecto por ti y te comprende. En este momento, mientras lees estas líneas, está muy cerca de ti, listo para ayudarte, socorrerte y valorarte.

Hace siglos, allá en Judea, más allá del Jordán, Cristo miró con amor al joven rico. Vio sus conflictos internos, sus luchas, sus angustias. Vio su desesperada situación: Dentro de la iglesia, pero perdido al cumplir tan sólo exteriormente los mandamientos, perdido obedeciendo en apariencia todas las normas.

"¿Sabes cuál es tu problema, hijo mío? -le dijo Jesús-, tan sólo uno: Tú no me amas. En tu corazón no hay lugar para mí, en tu corazón sólo hay lugar para el dinero. Es verdad que estás dispuesto a guardar mis mandamientos, pero no me amas, y mientras no me ames yo no acepto nada de ti. De nada vale en ese caso guardar los mandamientos, cumplir las normas, obedecer las reglas: si no me amas, nada de eso tiene sentido, continuarás sintiendo esa horrible sensación, ese vacío interior. Vamos a hacer una cosa, mi querido hijo, vete ahora a tu casa, saca del corazón el amor a las cosas de este mundo, colócame en el centro de tu vida y, entonces, ven y sígueme".

La Biblia dice que el joven, "contrariado con estas palabras, se retiró triste". ¡Qué desgracia! Estaba más dispuesto a guardar externamente los mandamientos que a amar al Señor Jesús. ¿Por qué? Porque, tal vez, es más fácil aparentar que se es bueno que entregar el corazón a Dios.

Es posible que estés pensando: "Afortunadamente yo no tengo riquezas". Puede ser. Pero, a veces, no necesitamos tener riquezas para destronar a Jesús del corazón. ¿No será que, acaso, amas más a un artista de la TV que a Jesús? ¿Podrían, un deporte, una enamorada, una profesión, los estudios, y otras cosas buenas en sí mismas, ocupar el lugar de Cristo en tu corazón? ¿Podría ser que, incluso, amaras la iglesia, la doctrina de la iglesia, el nombre de la iglesia, más que al Señor Jesús?

Te pregunto: ¿Cuál debería ser nuestra primera preocupación, amar a Jesús o sólo guardar los mandamientos? A veces estamos más preocupados porque los jóvenes obedezcan las normas en lugar de que amen a Jesús. Pero el interés de Jesús es diferente: "Dame, hijo mío, tu corazón", dice él mientras llama a la puerta del corazón humano.

Nunca deberíamos olvidar que es posible cumplir las normas sin amar a Jesús, pero que es imposible amar a Cristo y no obedecer sus normas. Entonces, ¿cuál debería ser nuestro primer interés, nuestro gran objetivo? Si el ser humano amara a Jesús con todo su corazón, sería incapaz de hacer algo que lastimara a su Redentor. Es decir que, en consecuencia, su vida sería una vida de obedien-cia.

¿Sabes cuál es nuestro gran drama en la vida espiritual? ¿Sabes por qué a veces nos sentimos infelices en la iglesia? Porque nos falta amor por Cristo. Algunos estamos en la iglesia porque nos gusta, porque la doctrina nos convenció, porque el pastor nos hizo una invitación que no pudimos rechazar. O porque nuestros padres lo quieren, o quizá para agradar a los hijos, o a la esposa, o simplemente porque todo ser humano tiene que tener una religión, pero no porque amemos a Jesús al punto de decirle: "Yo no pudo vivir sin ti".

-Pastor -me dijo una ancianita cierto día-, llevo casi 60 años de casada. Puede preguntarle a mi marido y él le dirá que siempre fui una esposa perfecta. Hice todo lo que una buena esposa debe hacer, actué siempre del mo-do correcto, pero nunca fui feliz.

-¿Por qué?

-Porque yo no amo a mi marido, pastor.

-Pero, entonces, ¿por qué se casó?

La ancianita, emocionada, dijo:

-En mis tiempos de jovencita una no escogía al mari-do. Eran los padres los que lo escogían. Un día mi padre dijo: "Hija, dentro de dos meses vas a casarte con el hijo de mi compadre". Así que preparamos el ajuar. Los detalles para la fiesta quedaron todos arreglados y, faltando dos días para el casamiento, conocí a ml novio. No me gustó. Nunca logré quererlo, pero me casé porque tenía que obedecer. Fui una esposa perfecta, pero nunca fui feliz.

¿Cómo ser feliz al lado de alguien a quien no se ama? El bautismo es una especie de casamiento con Cristo. Muchos cristianos tal vez puedan decir: "Señor, estoy en la iglesia, bautizado hace cinco, diez o quince años. En todo ese tiempo cumplí, de alguna manera, lo que la iglesia pide, pero nunca fui feliz". ¿Por qué? Porque no es posible ser feliz al lado de alguien a quien no se ama. Convivir con una persona a quien se ama es ya una tarea difícil, así que, imaginen qué será cuando no hay amor. Nun-ca podremos ser felices estando en la Iglesia solamente porque nacimos en ella, o debido a la presión social, religiosa o familiar. Todos esos motivos sólo tienen algún sentido cuando el gran motivo es el amor por Cristo. Si no es así, la vida cristiana llega a ser un infierno, una horrible carga que sobrellevar. Hacer las cosas sólo porque estamos bautizados, sólo para cumplir, sólo para agradar a los hombres, es lo peor que puede acontecernos. Siempre estaremos pensando en salir, en abandonar todo o, quizá, cuando nadie nos ve, estaremos haciendo las cosas que no debemos hacer.

Todas las normas de la iglesia, todas las cosas que tengamos que abandonar, todo lo que tengamos que aprender, tendrá algún significado únicamente cuando el amor de Cristo Impele e Impulse nuestro ser. Nuestra oración no debiera ser: "Señor, ayúdame a guardar tus mandamientos", sino: "Señor, ayúdame a amarte con todo mi ser".

Otros por el mismo amor al mundo y al dinero rechazan sus mandamientos.
El joven rico se fue triste y no volvió más. Estaba listo para ser en apariencia un buen miembro de Iglesia, pero no para entregar su corazón al Maestro.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

(fragmento citado del libro del predicador Adventista alejandro Bullon, conocer a Jesus es todo.)

El problema comenzó cuando pecaron, porque en ese instante perdieron su naturaleza perfecta y adquirieron una naturaleza extraña, incapaz de obedecer, y que se deleita en las cosas impropias de la vida. Llamaremos a eso la naturaleza pecaminosa.

Pues bien, con esa naturaleza pecaminosa el hombre ya no consigue obedecer. Ahora, el desobedecer y pecar es para él tan simple como el respirar. Infelizmente, esa naturaleza pecaminosa fue pasando de padres a hijos hasta el día en que nosotros llegamos a este mundo. Cuando nacimos, nacimos con esa naturaleza y con ella es Imposible obedecer.

Eso es lo que la Biblia dice: "¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?"(1) "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, perverso, ¿quién lo conocerá?"(2) "Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias".(3)

-Pastor -seguramente te estarás preguntando-, ¿quiere decir entonces que nunca conseguiré obedecer?

-De la manera que naciste -te respondo-, con esa naturaleza que recibiste de tus padres, no.

Eso fue lo que Cristo quería aclararle a Nicodemo cuando le dijo: "El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios

George E. Vandeman, en su libro How to Live with a Tiger (Cómo convivir con un tigre), presenta una interesante ilustración:

"Supongamos -dice él-, que un día un lobo comience a observar la vida de las ovejas y, después de cierto tiempo, llegue a la conclusión de que el mejor modo de vida es el de las ovejas, y decida juntarse al rebaño. Para ello, se recubre con una piel de oveja y va a convivir con ellas. ¿Cómo piensas que se sentirá el lobo cuando llegue la hora de comer y las ovejas coman con placer la hierba verde? ¿Piensas que disfrutará comiendo hierba? Supongamos, además, que sea un lobo honesto y no quiera, por tanto, volver atrás en la decisión que tomó, ¿creer que pasados cinco o diez años habrá, finalmente, aprendido a gustar de la hierba? No, claro que no, porque él es un lobo, con paladar de lobo y con naturaleza de lobo".

Continuemos imaginando la vida del lobo en medio de las ovejas. Al principio tal vez se esfuerce por vivir exactamente como viven las ovejas, aunque todo eso sea contrario a su naturaleza. Pero el tiempo va pasando, el entusiasmo de la decisión va disminuyendo y, finalmente, después de uno o dos años, ya no consigue continuar atado a un tipo de vida ajeno a su naturaleza. Entonces, un día, mientras las ovejas duermen, se levanta en silencio y se va.

Lejos del rebaño, se despoja de la piel de oveja y vive como lobo, come como lobo y hace, en fin, todo lo que los lobos hacen. Después de haber dado rienda suelta a sus instintos y gustos de lobo, retorna al redil y se coloca nuevamente la piel de oveja, como si nada hubiera pasado. ¿No sucedió nada? Claro que sí, y él lo sabe y llora en silencio por eso.

Un día, no pudiendo soportar más ese tipo de vida, dama desde el fondo de su corazón: "~Oh, Dios, tú sabes que quiero ser una oveja de verdad, pero tú conoces mi verdadera naturaleza, soy un lobo, nací lobo, no tengo la culpa de haber nacido así. Pero, Dios mío, por favor, no quiero continuar siendo un lobo, quiero transformarme en una oveja de verdad. Haz alguna cosa por mí". Y Dios hace el milagro de la transformación. Con un toque milagroso, convierte a ese lobo en una oveja de verdad, con corazón de oveja, con paladar de oveja, con mente de oveja.

Eso es, exactamente, lo que Dios promete hacer. "Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras Injusticias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré mi espíritu dentro de vosotros".(4) San Pedro añade: "Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia".(5)

¿Entiendes, amigo mío? Dios promete darnos una nueva naturaleza, la naturaleza de Cristo, que se complace en amar a Jesús y se deleita en la obediencia.

Eso es la conversión. Elena G. de White lo explica así:

"Por nosotros mismos somos... incapaces de vivir una vida santa... Son muchos los que comprenden su impotencia y anhelan esa vida espiritual que los pondría en armonía con Dios; luchan en vano para obtenerla. En su desesperación claman: 1Mlserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?' Alcen las miradas estas personas que luchan presa de la desesperación. Nadie ve la mano que alza la carga, nl contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el ser se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea una nueva criatura a la imagen de Dios".(6)

Un nuevo ser. ¿lo comprendes? Un ser capaz de amar, un ser que quiere obedecer, un ser que se deleita en hacer la voluntad de Dios. ¿No es una promesa maravillosa? Nadie lo ve; sin embargo, el milagro sucede porque la promesa no es humana, sino divina.
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

WENO YO PUES GUARDO LOS MANDAMIENTOS AUNQUE FALLO POR NO SER PERFECTO PERO NO ME HACE DEJAR DE GUARDARLOS ADEMAS YO TENGO UNA DUDA ACERCA DE LA IGLESIA EVANGELICA DE LA CUAL SOY MIEMBRO PORQUE NOSOTROS GUARDAMOS PRACTICAMENTE EL DOMINGO Y NO EL SABADO NO LO ENTIENDO PUES NUESTRA BIBLIA DICE CLARAMENTE QUE SE DEBE DE GUARDAR EL SABADO A MI PASTOR LE PREGUNTE Y ME DIJO QUE ERA PORQUE JESUS EN SU VIDA MISMA SE HABIA REVELADO A LAS LEYES DEL SABADO PERO SEGUN LO QUE HE LEIDO EN JUAN DICE QUE EL NO DEJO DE GUARDAR EL SABADO PUES ERA PARA GLORIFICAR A DIOS Y CON LOS MILAGROS SEGUIA GLORIFICANDO A DIOS PADRE QUISIERA UNA RESPUESTA MEJOR SI ES DE UN PASTOR PORQUE LOS EVANGELICOS GUARDAN EL DOMINGO?
 
Re: ¿Porque se guardan los mandamientos y el sabado?

WENO YO PUES GUARDO LOS MANDAMIENTOS AUNQUE FALLO POR NO SER PERFECTO PERO NO ME HACE DEJAR DE GUARDARLOS ADEMAS YO TENGO UNA DUDA ACERCA DE LA IGLESIA EVANGELICA DE LA CUAL SOY MIEMBRO PORQUE NOSOTROS GUARDAMOS PRACTICAMENTE EL DOMINGO Y NO EL SABADO NO LO ENTIENDO PUES NUESTRA BIBLIA DICE CLARAMENTE QUE SE DEBE DE GUARDAR EL SABADO A MI PASTOR LE PREGUNTE Y ME DIJO QUE ERA PORQUE JESUS EN SU VIDA MISMA SE HABIA REVELADO A LAS LEYES DEL SABADO PERO SEGUN LO QUE HE LEIDO EN JUAN DICE QUE EL NO DEJO DE GUARDAR EL SABADO PUES ERA PARA GLORIFICAR A DIOS Y CON LOS MILAGROS SEGUIA GLORIFICANDO A DIOS PADRE QUISIERA UNA RESPUESTA MEJOR SI ES DE UN PASTOR PORQUE LOS EVANGELICOS GUARDAN EL DOMINGO?

Estimado Zabala..
TE FELICITO POR SEGUIR LAS ENSE~ANZAS BIBLICAS..BIEN HACES EN CREER LO QUE LAS ESCRITURAS DICEN....No pierdas el tiempo reguntandole a los pastores porque te van a dar respuestas ambiguas..Si le preguntas a 15 pastores, vas a obtener 15 respuestas diferentes y que se contradicen.

Lo que tu pastor NO te dijo fue lo que Jesus quito fueron los legalismos impuestos por la jerarquia de ese entonces ya que Jesus le devolvio el verdadero sentido y sencillez que Dios habia dado al Sabado...Como Iba Cristo a contradecir lo que EL MISMO Escribio con su DEDO???