Re: ¿SON HEREJES LOS ADVENTISTAS DEL SEPTIMO DIA?
Estimado Dieght. Saludos cordiales.
Dieght tú dices: Gracias sinceramente por tus felicitaciones, es no obstante tu comentario muy equivocado en algunos aspectos:
1º Me doy perfecta cuenta de lo que escribí y me doy perfecta cuenta de lo que creo, no me conoces y no sabes nada de mi, por lo que no puedes tener elementos para enjuiciar con acierto lo que yo se y lo que entiendo.
Respondo: Estimado Dieght, aunque no soy sicólogo; por tus participaciones y escritos te has dado a conocer, ¡así que no vengas con el cuento que eres una persona desconocida! Observa lo que dice este versículo: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45
Dieght tú dices: “mis años como testigo de Jehova quedaron muy atras, pero tengo conocimientos de las diferentes sectas por que dedique y dedico mucho tiempo a conocerlas por que de otra manera no hablaria ya que a diferencia de otros no me gusta hablar de lo que no se con exactitud, para esto no hablos con ex adeptos si no que las visito y analizo en vivo y en directo.”
Respondo: Personalmente lo mismo he hecho, en mis años mozos cuando era católico, estudié con los testigos y con los adventistas, luego con los bautistas y los mormones. Le pedí al Señor que me condujera por sus caminos y recibí su respuesta. [/SIZE]¡Por eso soy adventista!
Dieght tú dices “2º No solo si he asistido a la escuela sabatica en la que en grupitos os enseñan algunos aspectos de las escrituras, si no que tube que rectificar al pastor (que por cierto era el pastor de la iglesia y no ningun diacono, por que en algunos aspectos no estubo acertado ese dia) ya no volvi por que era un enseñanza muy elemental para un cristiano que tiene 51 años y lleva desde los 15 estudiando la teologia Biblica, no obstante durante 6 meses semanalmente dedique varias horas a estudiar la Biblia con un pastor adventista, muy buena persona y amigo muy querido, que al final reconocio no estar a la altura para convencerme de las doctrinas adventistas.”
Respondo: Lo que tú dices es algo que nos lleva a la reflexión, eso es lamentablemente cierto, no todos los pastores están preparados para responder a las inquietudes e incluso a dar el fuerte pregón del mensaje del tercer ángel.
Pero, ¿estabas preparado para recibir el mensaje de amor y misericordia?. En tiempos pasados, cuando los reyes viajaban a lugares donde los caminos eran ásperos, se acostumbraba enviar una brigada de obreros delante del carruaje real para alisar el camino y hacerlo más suave. Tal era la obra que debía realizar Juan el Bautista; debía preparar el camino del Señor. Debía ser una voz que clamara en el desierto: "Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado" (Isaías 40:3, 4).
Pero las dificultades que Juan enfrentaría para preparar el camino del Señor habrían de ser mucho mayores que aquellas que enfrentaban los que debían preparar el camino de los reyes terrenales. Los corazones humanos estaban llenos de maldad, envidia, odio y malicia, y no estaban preparados para recibir un mensaje de amor y misericordia. Eran una generación de víboras a la que Juan debía reprender por su orgullo y exaltación propia (Review and Herald, abril 3, 1894).
dieht tú dices: 3º En la secta adventista, no se permite decir cosas que pongan en duda enseñanzas para vosotros basicas como la obligatoriedad de guardar el sabado y los mandamientos judios dados en sinai (las tablas de la ley) tampoco poner en duda la inspiracion de Elena, esos preceptos en este momento son mandamientos de hombres por que Jesus nos desobligo de ellos clavandolos en el madero.
Respondo: El mandamiento de guardar el sábado no es mandamiento de hombres y tampoco eran exclusivamente para los judíos. ¿Quién te lo explicó o enseñó así? ¡Aunque tengas 51 años se ve tu ignorancia en este aspecto!, y es por ello que la edad o tener tanto tiempo estudiando no representa gran cosa si la persona no es guiada por el Espíritu Santo [/COLOR]¿Has leído sobre Nicodemo y como cambió luego de su entrevista con Jesús?
En 1890 Elena de White escribió que la “Palabra de Dios es la norma infalible. Los testimonios no han de ocupar el lugar de la Palabra... Prueben todos su posición por medio de las Escrituras y prueben por la Palabra revelada de Dios todo punto que sostienen como verdad” (Carta 12, 1890 - Evangelismo, pág. 190).
En la Escuela sabática asisten personas de otras denominaciones y sucede que ellos dan a conocer sus pensamientos y fundamentos allí, algunos testigos han asistido para presentar sus ponencias libremente, pero no vuelven por que no tienen argumentos para rebatir sobre la “Ley de Dios”, la obra y la personalidad del Espíritu Santo y los hechos históricos bíblicos entre otros.
Sobre la obra de Ellen White es desconocida para muchos de ellos ya que no han leído “bastante” (¿5, 10, 15 libros de ella?) ¿Has leído el Conflicto de los Siglos?
dieht tú dices : “Por todo esto opino que la denominacion Adventista es tan hereje como todas las otras denominaciones, no lo digo para ofender ni menospreciar a nadie, lo hago como mi obligacion cristiana de desenmascara a todos los que engañan al pueblo de Dios para explotarlo.”
Respondo: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” Salmos 119: 165
¡Nunca me explotaron los pastores ni miembros de la Iglesia Adventísta, se ve que no conoces al adventismo, al parecer tienes un concepto errado, los hermanos se esmeran en atenciones y por brindar documentacíón, hasta cursos de alimentación son dados allí, y completamente gratuitos. ¿Sabes cuanto le cuesta a un país rehabilitar a un drogadicto? En esta iglesia se dan cursos de prvención para los fumadores. ¡Vaya tu descaro al decir que somos engañados y explotados!; los que reclaman son los que no aceptan cambios en su vida, de la oscuridad a la luz, de la desobediencia a Dios a su obediencia.
En este tiempo, justamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes de los cielos, se ha de hacer una obra como la de Juan el Bautista. Dios llama a hombres que preparen un pueblo para que subsista en el gran día del Señor. El mensaje que precedió al ministerio público de Cristo fue: Arrepentíos, publícanos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos; "arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado". En nuestro carácter de pueblo que cree en la inminente venida de Cristo, tenemos un mensaje que dar: "Aparéjate para venir al encuentro de tu Dios".
Nuestro mensaje debe ser tan directo como el de Juan. El reprendía a los reyes por su iniquidad. Aun con peligro de su vida, no vacilaba en declarar la palabra de Dios. Y nuestra obra en este tiempo debe hacerse con la misma fidelidad.
A fin de dar un mensaje como el que dio Juan, debemos tener una experiencia espiritual como la suya. Debe hacerse la misma obra en nosotros. Debemos contemplar a Dios, y al contemplarlo, perdemos a nosotros mismos de vista.
Mediante solemnes mensajes de amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños mundanos. Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba de sus enseñanzas con certidumbre eterna. "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado (S. Mateo 3:2). Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe ser anunciado al mundo hoy (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 136).
La divinidad de Cristo era un tesoro escondido. Mientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter. El Dios del cielo testificó de su unidad con su Hijo. Los cielos se abrieron en su bautismo; la gloria de Dios, en forma de una paloma bruñida como el oro, se manifestó sobre el Salvador y una voz del cielo dijo: "Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento" (S. Mateo 3:17). Pero la nación a la cual vino Cristo, aunque profesaba ser el pueblo peculiar de Dios, no reconoció al tesoro celestial en la persona de Jesucristo...
La Majestad del cielo no fue reconocida en su atavío de humanidad. Era el Maestro divino enviado de Dios, el glorioso tesoro dado a la humanidad. Era más hermoso que los hijos de los hombres, pero su gloria incomparable estaba oculta bajo una cubierta de pobreza y sufrimiento. Veló su gloria a fin de que la divinidad pudiera tocar a la humanidad y el tesoro de inmenso valor no fue discernido por la raza humana (A fin de conocerle, p. 60).
El Salvador del mundo se propuso que ningún atractivo de carác¬ter terrenal atrajera la atención de los seres humanos a su lado; sólo la luz y belleza de la verdad celestial debía ser el poder que los acercara. Él no asumiría ni la gloria externa ni el honor mundano que atrae la atención de los hombres. Se haría accesible a todos enseñándoles los puros y exaltados principios de la verdad. Pero aunque habría de nacer en forma humilde y vivir sin pretensiones. Dios no lo dejó sin testigos. El cielo mismo le rendiría homenaje. Con maravillas en los cielos y señales en la tierra, daría testimonio de su poder y majestad. En su bautismo, la voz divina pudo ser escuchada por los oídos humanos, declarando: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia". La gloria divina, en forma de paloma dorada, lo rodeó. Juan declara: "Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (S. Juan 1:9-11).
Cristo vino a representar al Padre. Él es la imagen del Dios invisible. Vistió su divinidad con humanidad y vino a este mundo para remover las ideas equivocadas acerca del carácter de Dios que Satanás había creado en las mentes de los seres humanos. Si hubiera venido en toda su gloria divina, nadie hubiera podido contemplarlo y continuar viviendo. Pero al revestirse de humanidad, nos permite acercarnos a él como nuestro Redentor; nos permite ver al Padre en la persona de su Hijo; permite al hombre perdido comunicarse con él y vivir. Mediante Cristo podemos captar la imagen de Aquel que es glorioso en su santidad. Cristo es la mística escalera a través de la cual podemos contemplar la gloria del Dios infinito. Es el vínculo que une a la humanidad con la divinidad; a Dios con el ser humano; a la tierra con el cielo (Signs of the Times, enero 20, 1890).
Lo que los discípulos habían anunciado en nombre de su Señor, era exacto en todo sentido, y los acontecimientos predichos estaban realizándose en ese mismo momento. "Se ha cumplido el tiempo, y se ha acercado el reino de Dios", había sido el mensaje de ellos. Transcurrido "el tiempo" —las sesenta y nueve semanas del capítulo noveno de Daniel, que debían extenderse hasta el Mesías, "el Ungido"— Cristo, había recibido la unción del Espíritu después de haber sido bautizado por Juan en el Jordán, y el "reino de Dios" que habían declarado estar próximo, fue establecido por la muerte de Cristo. Este reino no era un imperio terrenal como se les había enseñado a creer. No era tampoco el reino venidero e inmortal que se establecerá cuando "el reino, y el dominio, y el señorío de los reinos por debajo de todos los cielos, será dado al pueblo de los santos del Altísimo"; ese reino eterno en que "todos los dominios le servirán y le obedecerán a él" (Daniel 7:27, VM.). La expresión "reino de Dios", tal cual la emplea la Biblia, significa tanto el reino de la gracia como el de la gloria. El reino de la gracia es presentado por San Pablo en la Epístola a los Hebreos. Después de haber hablado de Cristo como del intercesor que puede "compadecerse de nuestras flaquezas," el apóstol dice: "Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia" (Hebreos 4:16). El trono de la gracia representa el reino de la gracia; pues la existencia de un trono envuelve la existencia de un reino. En muchas de sus parábolas, Cristo emplea la expresión, "el reino de los cielos", para designar la obra de la gracia divina en los corazones de los hombres (El conflicto de los siglos, pgs. 394, 395).
Hasta entonces, ninguno de los discípulos se había unido completamente a Jesús como colaborador suyo. Habían presenciado muchos de sus milagros, y habían escuchado su enseñanza; pero no habían abandonado totalmente su empleo anterior. El encarcelamiento de Juan el Bautista había sido para todos ellos una amarga desilusión. Si tal había de ser el resultado de la misión de Juan, no podían tener mucha esperanza respecto a su Maestro, contra el cual estaban combinados todos los dirigentes religiosos. En esas circunstancias, les había sido un alivio volver por un corto tiempo a su pesca. Pero ahora Jesús los llamaba a abandonar su vida anterior, y a unir sus intereses con los suyos. Pedro había aceptado el llamamiento. Llegando a la orilla. Jesús invitó a los otros tres discípulos diciéndoles: "Venid en pos de mi, y os haré pescadores de hombres". Inmediatamente lo dejaron todo, y le siguieron.
Antes de pedir a los discípulos que abandonasen sus redes y barcos, Jesús les había dado la seguridad de que Dios supliría sus necesidades. El empleo del esquife de Pedro para la obra del evangelio había sido ricamente recompensado. El que es rico "para con todos los que le invocan" dijo: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando" (S. Lucas 6:38). Según esta medida había recompensado el servicio de sus discípulos. Y todo sacrificio hecho en su ministerio será recompensado conforme a "las abundantes riquezas de su gracia" (Efesios 2:7) (El Deseado de todas las gentes, pgs. 213, 214).
Conclusiones:
1. Para recibir la Palabra de Dios apropiadamente, se necesita una disposición correcta de corazón.
2. Para recibir la Palabra de Dios adecuadamente, se necesita nuestra sumisión a las impresiones y conducción del Espíritu Santo.
3. Para recibir la Palabra apropiadamente, dependerá en como “la dividimos debidamente” y cómo la interpretamos.
4. Al recibir la Palabra de Dios apropiadamente, estamos advertidos a mantener un balance entre la verdad establecida y una sinceridad aún más allá de lo revelado.
5. Recibir la Palabra apropiadamente significa más que una aceptación intelectual de la verdad doctrinal.
Bendiciones.
Luego todo Israel srá salvo