Bien, hay que ver ese trabajo que se cita, para en verdad determinar en que se basan. Sin ello, nomás son palabras. Tengamos en cuenta que los mismos papas son quines piden perdón por lo errores de sus predecesores. Anta lo cual, es necesario de consultar. De no ser así, no puede tenerse en cuenta nada. Y más cuando bien leyendo vemos que no hay certeza ninguna, nomás suposiciones y demás pretensiones sin fundamento posible de demostrar.
Muchos son los que se citan. Habrá que ver a cada uno de ellos y en concreto. Pues no podemos aceptar nada sin antes consultar las fuentes citadas... y más cuando claramente indican otras fuentes que no son bíblicas.
Muere en presencia de todos los Apóstoles, pero ninguno lo cita, y más aun cuando declaran aquí que ellos mismos son los que ven la tumba vacía. Quien tenga ojos para ver, que vea.
No, no es universal, por la sencilla razón que nomás un sector del cristianismo lo acepta. Universal lo es la Biblia, que no estas pretensiones llenas de incoherencias.
Sobre esta bula aun estamos esperando respuesta.
Los padres conciliares quisieron reafirmar que María, a diferencia de los demás cristianos que mueren en gracia de Dios, fue elevada a la gloria del Paraíso también con su cuerpo. Se trata de una creencia milenaria, expresada también en una larga tradición iconográfica, que representa a María cuando «entra» con su cuerpo en el cielo.
No hay sustento demostrable por el momento. Hasta ahora todo se basa en suposiciones y demás documentos no reconocidos por la plenitud de la Iglesia.
El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio.
El documento en si lo afirma, lo que no vemos por lugar alguno es que se traiga la documentación que precisa.
2. El 1 de noviembre de 1950, al definir el dogma de la Asunción, Pío XII no quiso usar el término «resurrección» y tomar posición con respecto a la cuestión de la muerte de la Virgen como verdad de fe. La bula Munificentissimus Deus se limita a afirmar la elevación del cuerpo de María a la gloria celeste, declarando esa verdad «dogma divinamente revelado».
Todo ello sin base bíblica alguna, y habiendo citado claramente que TODOS los Apóstoles vieron vacía su tumba, pero ninguno, ni tan siquiera Juan que fue el último en morir nos habla en lo más mínimo sobre ello.
¿Cómo no notar aquí que la Asunción de la Virgen forma parte, desde siempre, de la fe del pueblo cristiano, el cual, afirmando el ingreso de María en la gloria celeste, ha querido proclamar la glorificación de su cuerpo?
Aquí nomás se nota una total manipulación de las masas sometidas.
El primer testimonio de la fe en la Asunción de la Virgen aparece en los relatos apócrifos, titulados «Transitus Mariae», cuyo núcleo originario se remonta a los siglos II-III. Se trata de representaciones populares, a veces noveladas, pero que en este caso reflejan una intuición de fe del pueblo de Dios.
Curiosamente han de salirse del canon de la Biblia.
A continuación se fue desarrollando una larga reflexión con respecto al destino de María en el más allá. Esto, poco a poco, llevó a los creyentes a la fe en la elevación gloriosa de la Madre de Jesús en alma y cuerpo, y a la institución en Oriente de las fiestas litúrgicas de la Dormición y de la Asunción de María.
Sin base bíblica bien podemos entender en que está basada esta fe, en la tradición y cultura popular.
La fe en el destino glorioso del alma y del cuerpo de la Madre del Señor, después de su muerte, desde Oriente se difundió a Occidente con gran rapidez y a partir del siglo XIV, se generalizó. En nuestro siglo, en vísperas de la definición del dogma, constituía una verdad casi universalmente aceptada y profesada por la comunidad cristiana en todo el mundo.
A partir del siglo XVI... pues nada, todo está dicho. No es universal, no todos la aceptan, y los Apóstoles, la Biblia, y la IGLESIA MISMA lo niegan.
3. Así, en mayo de 1946, con la encíclica Deiparae Virginis Mariae, Pío XII promovió una amplia consulta, interpelando a los obispos y, a través de ellos a los sacerdotes y al pueblo de Dios, sobre la posibilidad y la oportunidad de definir la asunción corporal de María como dogma de fe. El recuento fue ampliamente positivo: sólo seis respuestas, entre 1.181, manifestaban alguna reserva sobre el carácter revelado de esa verdad.
Necesario de acudir a las fuentes citadas, al proceder y... quien tiene ojos para ver, que vea.
Citando este dato, la bula Munificentissimus Deus afirma: «El consentimiento universal del Magisterio ordinario de la Iglesia proporciona un argumento cierto y sólido para probar que la asunción corporal de la santísima Virgen María al cielo (...) es una verdad revelada por Dios y por tanto, debe ser creída firme y fielmente por todos los hijos de la Iglesia» (AAS 42 [1950], 757).
Esta bula no se sostiene y por si misma, y todo lo que cita, ni aparece por lugar alguno, ni ninguno de ustedes tiene, por lo que estamos viendo, la más remota idea.
La definición del dogma, de acuerdo con la fe universal del pueblo de Dios, excluye definitivamente toda duda y exige la adhesión expresa de todos los cristianos.
Es curioso un dogma totalmente contrario a las Buenas Nuevas.
Después de haber subrayado la fe actual de la Iglesia en la Asunción, la bula recuerda la base escriturística de esa verdad.
La fe del romanismo, la Iglesia no cree en ello para nada.
El Nuevo Testamento, aun sin afirmar explícitamente la Asunción de María, ofrece su fundamento, porque pone muy bien de relieve la unión perfecta de la santísima Virgen con el destino de Jesús. Esta unión, que se manifiesta ya desde la prodigiosa concepción del Salvador, en la participación de la Madre en la misión de su Hijo y, sobre todo en su asociación al sacrificio redentor no puede por menos de exigir una continuación después de la muerte. María, perfectamente unida a la vida y a la obra salvífica de Jesús, compartió su destino celeste en alma y cuerpo.
Habrá que traer el fundamento que se cita, pues bien hablan pero nada aportan, nomás afirmaciones vanas.
4. La citada bula Munificentissimus Deus, refiriéndose a la participación de la mujer del Protoevangelio en la lucha contra la serpiente y reconociendo en María a la nueva Eva, presenta la Asunción como consecuencia de la unión de María a la obra redentora de Cristo. Al respecto afirma: «Por eso, de la misma manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de esta victoria, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal» (AAS 42 [1950], 768).
Esta bula está a la espera de que por ustedes sea confirmada como verdadera. Sin la documentación requerida, no sirve para nada, ya que por si misma no se sostiene.
La Asunción es, por consiguiente, el punto de llegada de la lucha que comprometió el amor generoso de María en la redención de la humanidad y es fruto de su participación única en la victoria de la cruz.
La asunción es por consiguiente una invención sin fundamento bíblico alguno, y llena de incoherencias, y a la vez no nos aporta nada, pues niega y en plenitud las Buenas Nuevas.
Hay que recordar algo muy importante. La Asunción en cuerpo y alma de Maria es una verdad creída por católicos y ortodoxos.[/SIZE]
Aquí si habla verdad, pero no en su plenitud, pues no todos así lo toman. Y más cuando ciertas aseveraciones que se citan para fundamentar sus razonamientos, carecen de dogma, por lo tanto están abiertos a posibles cambios, reformas, y como reconocimiento posible de estar errados completamente, recordemos el Limbo y sus consecuencias.
A la espera de una mejor defensa. Un saludo. Sigamos andando.
PD. Han de tener en cuenta y a la vez, que nomás hablan en base a lo que otros dicen, jamás vemos que en ellos esté la enseñanza. Han tomado ciertas escrituras, por SOBRE LA ESCRITURA MISMA...