Re: Elena G. de White, mensajera del Señor
Estimados Hermanos. Saludos cordiales.
Prosiguiendo con el tema, ceamos los fundamentos.
EL DON PROFÉTICO EN LA IGLESIA REMANENTE
"Apocalipsis 12 menciona dos períodos de acentuada persecución. Durante el primero, que se extendió de 538 a 1798 D.C. (Apoc. 12:6 y 14; lea el capítulo 12 entero), los creyentes leales sufrieron intensa persecución. Una vez mas, justamente antes del Segundo Advenimiento, Satanás atacará al restante de la semilla de la mujer", la iglesia remanente que se rehúsa a abdicar de la obediencia que presta a Cristo. El Apocalipsis caracteriza los creyentes leales que constituirán el remanente como aquellos "que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús" (Apoc. 12:17).
Que la frase "testimonio de Jesús" se refiere al don profético, es algo que se establece claramente en la conversa posterior del ángel con Juan. Próximo al final del libro, el ángel se identifica a si mismo como "consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús" (Apoc. 19:10) y como "consiervo tuyo y de tus hermanos, los profetas" (Apoc.22:9). Esas expresiones paralelas dejan claro que son los profetas que poseen el "testimonio de Jesús". Eso explica la declaración del ángel, de que "el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía" (Apoc. 19:10).
Explicando mejor: el testimonio de Jesús, (es lo mismo que, sustentado por Jesús, o sea, constituye el Espíritu de Profecía). Eso define especialmente los hermanos que mantienen el testimonio de Jesús en la calidad de poseedores de la inspiración profética. El testimonio de Jesús equivale en términos prácticos a la testificación de Jesús (Apoc. 22:20). Se trata de auto-revelación de Jesús (que, de acuerdo con Apoc. 1:1, se debe, en última análisis, a Dios, que movió los profetas cristianos).
Por lo tanto, la expresión Espíritu de Profecía puede referirse (1) - al Espíritu Santo que inspiró los profetas con la revelación procedente de Dios, (2) - a la operación del don de profecía y (3) - al instrumento de la profecía.
El don profético - el testimonio de Jesús "concedido a la Iglesia por medio de la profecía" - corresponde a una característica distintiva de la Iglesia remanente. Jeremías vinculó la retracción de ese don a la pecaminosidad. "Donde ya no vigora la ley, ni reciben visión alguna del Señor Sus profetas" (Lamentación 2:9). El libro de Apocalipsis identifica la pose de las dos características de la iglesia verdadera de los últimos días: ella guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesús - el don profético (Apoc. 12:17).
A la iglesia del Éxodo concedió Dios el don profético a fin de organizar, instruir y guiar Su pueblo (Hechos 7:38). "Pero el Señor, por medio de un profeta, hizo subir a Israel del Egipto, y por un profeta fue el guardado" (Óseas 12:13). No debe constituir sorpresa, por lo tanto, el hecho de encontrarnos un profeta en el medio del pueblo que está envuelto con el último éxodo - el escape del planeta Tierra, poluído por el pecado, en dirección a la Canaan celestial. Ese éxodo, que ocurre en seguida al Segundo Advenimiento, representa el cumplimiento último y completo de Isaías 11:11: "En aquel día el Señor tornará a extender la mano para rescatar el restante de Su pueblo, que fue dejado...".
AUXILIO EN LA CRISIS FINAL
Las Escrituras declaran que el pueblo de Dios experimentará en los últimos días de la historia terrestre la plenitud de la ira del satánico poder del dragón, cuando este se envuelva en una tentativa final para destruirlos (Apoc. 12:17). Será ese un "tiempo de angustia, cual nunca hubo, desde que hubo nación hasta aquel tiempo" (Daniel 12:1). A fin de ayudarlos en la sobre vivencia en medio al más intenso conflicto de todas las eras, Dios, en Su amorable bondad, asegura a Su pueblo que no lo dejará solo. El testimonio de Jesús, el Espíritu de Profecía, los guiará en seguridad rumbo al objetivo final - la unión con el Salvador por ocasión del Segundo Advenimiento.
La ilustración que sigue ilustra el relacionamento entre la Biblia y las manifestaciones pos-bíblicas del don profético: "Suponga que estamos a punto de iniciar un viaje. El propietario del barco nos coloca en las manos el manual de instrucciones, diciéndonos que el contiene instrucciones suficientes para todo el viaje, y que, si atendemos a aquello que está escrito en el manual, ciertamente alcanzaremos en seguridad el puerto de nuestro destino. Iniciando el viaje, abrimos el manual a fin de aprender lo que en el está escrito. Constatamos que el autor registró allí principios de aplicación general para nuestra orientación, y nos instruye tanto cuanto posible, analizando las varias contingencias que se podrán presentar hasta el fin; pero él también nos advierte de que la última parte del viaje será particularmente peligrosa; que el trazado de la costa está siempre modificándose en virtud de bancos de arena y tempestades. Para esta parte final del viaje - prosigue el autor - providencié un piloto, el cual vendrá a su encuentro y lo orientará completamente en lo tocante a las circunstancias y peligros de esa porción final del viaje. Atienda sus orientaciones. Con base en las instrucciones que están en nuestro poder, conseguimos llegar a la porción final del viaje y el piloto, de acuerdo con la promesa, aparece. Pero algunos miembros de la tripulación se levantan contra él en el momento en que él ofrece sus servicios. Poseemos el manual original - dicen ellos - y eso es suficiente para nosotros. Nos orientaremos de acuerdo con el, y solo de acuerdo con el. Nada queremos saber de usted. A partir de ese momento, quien está realmente siguiendo el manual original de instrucciones? Aquellos que rechazan al piloto, o aquellos que lo aceptan, siguiendo la orden del manual? (Piense en esto).
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo