Sobre la fenomenología parapsicológica en la posesión diabólica
Sobre la fenomenología parapsicológica en la posesión diabólica
La Parapsicología es el estudio científico de todos aquellos procesos psíquicos que la psicología no reconoce como tales, es decir, que están más allá de los normales y que se producen de una manera extraña.
Basándose en hechos, los numerosos fenómenos pueden distinguirse en físicos o psíquicos, o para usar la terminología de Richet ( experto en la materia ), en objetivos y subjetivos.
Fenómenos físicos u objetivos serían los exteriores, mecánicos, físicos o químicos, perceptibles sólo por nuestros sentidos, debidos a fuerzas aún no conocidas y que parecen manifestar un carácter inteligente; fenómenos psíquicos o subjetivos son los puramente intelectuales.
Ejemplos de los primeros son: los raps o golpes ( rumores producidos por una mesa, una puerta, etc), las variaciones de peso, los fenómenos luminosos ( centellas, llamas, luces fosforescentes, etc), la telecinesis ( movimiento de objetos sin contacto físico aparente), las infestaciones locales ( ruidos, luces, movimientos telecinésicos que se realizan en un lugar determinado, etc), la levitación y un largo etcétera.
Algunos ejemplos de la segunda categoría de fenómenos, son: la autoscopia ( percepción o visión del propio interior), la escritura automática, la telepatía, la radiestesia, la clarividencia, la adivinación, la xenoglosia, etc.
Son en efecto varias las teorías que intentan explicar el por qué de estos fenómenos. Algunas se centran en posiciones espiritualistas, otras pretenden dar una explicación lo más racional posible y otras, como en la que nos vamos a detener, intentan explicar su razón de ser en la intervención de fuerzas preternaturales.
De acuerdo con la hipótesis llamada demoníaca, los fenómenos parapsicológicos revelan sin duda una causa inteligente y, por otra parte, se presentan como contrarios a las leyes de la naturaleza. Razón por la cual deben atribuirse a la intervención de inteligencias extramundanas.
Teólogos y expertos bíblicos han excluido, en base a esta hipótesis, las almas desencarnadas por la imposibilidad de identificarlas y por otras consideraciones de orden filosófico-teológico. Sólo nos quedarían entonces los ángeles; pero el carácter frívolo, burlesco, impío y otros elementos que acompañan tales fenómenos excluyen la idea de que pueda tratarse de ángeles buenos; se debe por consiguiente atribuir necesariamente a los espíritus malos, esto es, a los demonios, el origen de estos fenómenos.
Tal es el argumento y la forma de razonamiento de muchos estudiosos y exegetas. En próximos mensajes nos centraremos en el análisis de alguno de estos fenómenos en particular.
Juan Pancho, respondiendo a tu pregunta, creo tal como pensaba Marco Aurelio: ¨ningún hombre es tan perfecto que no necesite mejorarse¨. Pero no voy a decir nada más.
jMo