Re: Nuevo documental sobre la actitud de la ICAR ante la pedofilia
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
El cura Oliver O'Grady era tan cortés en sus modales y tan tierno con los niños que los feligreses de su parroquia se disputaban su afecto. Le invitaban a cenar y a dormir en sus casas, convencidos de que tener un sacerdote en casa era una bendición divina. Por la noche, cuando todos dormían, O'Grady entraba en las habitaciones de los niños. Violó y sodomizó a cientos de ellos, niños y niñas, incluido un bebé de nueve meses. Su espiral de pederastia y los esfuerzos de la Iglesia católica de Estados Unidos por protegerle a él y a otros como él están recogidos con testimonios turbadores en Líbranos del mal, un documental que aspira a llevarse el Oscar dentro de tres meses.
O'Grady habla de sus actividades como depredador sexual como si fueran una simple afición
El País siempre tan majo: en vez de limitarse a dar la noticia sobre el reportaje y su contenido, se dedica, como siempre, a meter su propaganda antieclesial como si fuera parte de la noticia. En fin, manipulación al poder.
Desde luego no voy a negar los hechos: O'Grady es un pederasta y la Iglesia Católica ha pagado para que el asunto no saltara a los medios de comunicación.
Ahora bien, lo que sí voy a negar son las falacias que introduce el periódico. Repito, no estoy negando nada, sino que estoy denunciando que con artículos como éste nos están manipulando al exagerar las expresiones y al orientar el artículo hacia una determinada opinión. Alguien que tenga mínimos conocimientos de periodismo sabe que es una aberración que el periodista opine sobre la noticia que redacta (eso sólo se hace en las editoriales, y columnas, que para eso están).
En fin, en este primer párrafo hay ya cientos de expresiones que no deberían aparecer por las razones que he dado. Primero el vocabulario y las expresiones empleadas, que están, clarísimamente, orientando al lector para despertar en él un automático odio y rechazo a lo Católico: "se disputaban su afecto", "era tan cortés y tan tierno", "tener un sacerdote en casa es una bendición divina", "cientos de niños", "violó y sodomizó", "espiral de pederastia", "esfuerzos para protegerle a él y a otros como él"
Pero, en fin, éste no es el tema, así que os pido que no me ataquéis sólo por lo que hasta ahora he escrito, sólo quería poneros sobre aviso para que leáis con prudencia el artículo (¿por qué lo habrá publicado así El País y no otros rotativos?).
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
Algunos de esos niños, ahora con 30 o 40 años, cuentan sus esfuerzos por olvidar y su miedo a hablar
Deliver us from evil (Líbranos del mal) es la primera película dirigida por Amy Berg, una productora de televisión que ha escogido un género documental nada parecido al de Michael Moore. Ella se sitúa detrás de la cámara y permite que la narración sea compuesta a través de los testimonios y las historias que relatan los entrevistados. El efecto es devastador por una razón fundamental: el documental contiene el primer relato ante las cámaras de un sacerdote pederasta dispuesto a contar lo que hizo, cómo lo hizo y por qué lo hizo.
Paradójicamente, la película compone una imagen de Oliver O'Grady situada más en la categoría de enfermo que de delincuente, pero deja a la jerarquía de la Iglesia católica en Estados Unidos en una posición tenebrosa, metida en una sórdida maquinaria de autoprotección diseñada para ocultar los casos de abusos y entorpecer la acción de la justicia.
Pues sí, desgraciadamente, la Iglesia Católica de Estados Unidos ha actuado mal, muy mal (así lo reconoció ya, de hecho, varios obispos fueron retirados de sus puestos por ello), encubriendo a los culpables. Pero, ojo, la pretensión no era que no se hiciera justicia como pretende este periódico, sino que no se conociera el asunto, que no saliera publicado en ninguna parte. Desgraciadamente, se escogió la peor opción: embadurnar de dólares a las familias. La pretensión no era proteger al pederasta ni encubrirlo ni exculparlo ni entorpecer a la justicia (como sibilinamente dice el artículo), sino proteger a la Iglesia del escándalo público que suponía el que los vergonzosos hechos se conocieran. El sacerdote debía ser juzgado (y así de hecho, sucedió), pero no se quería que se pregonara a los cuatro vientos, puesto que sabido es que, en seguida saltarían los que condenen a todos los sacerdotes católicos y a toda la Iglesia en general, como si fueran los culpables de los actos de esa persona.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
La película contiene otro documento inédito: la grabación de las declaraciones judiciales no sólo de O'Grady, sino también de sus superiores eclesiásticos. La comparecencia de Roger Mahony, que como obispo de Stockton (California) trasladaba a O'Grady de parroquia cada vez que surgían denuncias de abusos a niños, demuestra una capacidad sorprendente para ocultar u olvidar los pecados propios. Que Mahony fuera después ascendido a arzobispo y más tarde a lo que es hoy, cardenal de Los Ángeles, permite que alguien en el documental se atreva a acusar a la Iglesia católica de comportarse "como la Mafia", tal y como dice el ex Gobernador de Oklahoma Frank Keating, que investigó sin éxito la indiferencia de la jerarquía eclesiástica ante las acusaciones de pederastia.
De nuevo repito que sí, que la Iglesia Católica en Estados Unidos se equivocó de arriba a abajo, pero no del modo en que el artículo pretende decirnos. No se pretendió nunca olvidar nada de lo que hizo el sacerdote, ni exculparle, ni hacer como si no hubiera sucedido nada. El obispo Mahony se equivocó al cambiar simplemente de parroquia al sacerdote pederasta: la Iglesia, en estos casos, lo que pide es que se retire al sacerdote de cualquier labor pastoral hasta que se pruebe la veracidad o falsedad de las denuncias. El obispo se equivocó y, en vez de mandar al sacerdote retirarse lejos de las labores parroquiales, lo que hizo fue cambiarle de parroquia. Pecó de exceso de confianza y benevolencia, amparándose en que las denuncias aún no estaban probadas por la justicia. No es cierto que hubiera indiferencia, lo que hubo fue un error en las medidas tomadas.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
O'Grady acabó destituido como sacerdote, encarcelado por delitos de violación y deportado a su Irlanda natal cuando cumplió la mitad de los 14 años a los que fue condenado. Ahora recibe una pensión gracias al fondo que le contrataron sus superiores en la Iglesia; el documental sugiere que esta pensión es el agradecimiento por no haber declarado contra Mahony y haberle permitido así llegar a cardenal. En la película, O'Grady habla del "apoyo" que le brindó siempre Mahony y la satisfacción de éste al creer "que habían arreglado discretamente otro problema".
Esto apoya lo que estaba diciendo, claro. Al final, O'Grady es destituido, cuando los hechos son probados por la justicia, o sea, que no es cierto que la Iglesia se mostrara indiferente. Lo de la pensión del ex-sacerdote es algo lógico y no responde a ningún tipo de "agradecimiento": cuando un sacerdote deja el ministerio o es expulsado de él, ya no tiene medios para la subsistencia (y más en el caso de una persona mayor) y se le pasa una pensión que le permita no morirse de hambre en la calle hasta que encuentre un medio de subsistencia (si es que le esposible, dados los antecedentes).
Dice el periodista que el ex-sacerdote se congratula del apoyo eclesial. No es para menos, dadas las circunstancias, demasiado bien le trataron (ya dije antes que equivocadamente). El obispo Mahony también se felicita por lo visto, pero el periodista trata de "orientar" sus palabras. No se felicita de haber ganado porque, de hecho, ha perdido, ha tenido que expulsar al sacerdote de su ministerio, y reconocer que se confundió desde el principio en el modo de afrontar el problema. El obispo sólo se felicita de que no saltara todo a los medios de comunicación de masas (que es lo que al principio dije que es lo único que pretendía: no pretendía exculpar ni proteger, sino que pretendía no escandalizar).
Peca de inocencia el articulista al creer que Mahony ha "ascendido en la jerarquía" (como si se ascendiera o se le premiara con un puesto de honor) por haber conseguido ocultar los acontecimientos. El hechos es que no consiguió ocultar nada, y a la vista del reportaje está.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
En Líbranos del mal, O'Grady pasea por las calles de Dublín y se para a mirar a niños que juegan en parques y patios de colegios. Parece extrañamente ajeno a la repugnancia que generan los delitos que cometió y habla de sus actividades como depredador sexual como si fueran una simple afición. "Yo sólo quería abrazar a los niños porque los quería", dice mirando a la cámara. Habla después de cómo "abrazar" y "mostrar afecto" se convirtió en "tocar". Durante 20 años, desde 1973 hasta su ingreso en prisión en 1993, O'Grady abusó sexualmente de cientos de niños y niñas. En ese periodo, el sacerdote fue trasladado de parroquia en varias ocasiones; a quienes alertaron sobre su comportamiento se les garantizó que el padre O'Grady no tendría contacto con niños en su siguiente destino.
Un pederasta no es más que un enfermo mental, y tal y como sucede con los violadores (es un hecho médico), la tendencia es incurable. La reeducación y la condena sólo consiguen reprimir por un tiempo los instintos sexuales del sujeto, pero en cuanto se encuentra de nuevo con libertad, la recaída se da en casi la totalidad de los casos.
El periodista repite aquí, casi al pie de la letra, lo que ya dijo antes, para que al lector le quede bien clara el juicio que ha de hacer de los hechos (¡menudo periodista!). Ya expliqué antes por qué y cómo se equivocó el obispo al hacer lo que hizo.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
Algunos de esos niños, ahora con 30 o 40 años cumplidos, intercalan su recuerdo en el relato del sacerdote. Cuentan sus esfuerzos por olvidar y su miedo a hablar. El aspecto entrañable del ex sacerdote refuerza intensamente el contraste entre el tono de su testimonio y el de sus víctimas, que usan un lenguaje crudo para describir penetraciones anales y vaginales y evitar así que la expresión "abusos sexuales" quede en perífrasis.
De nuevo repite el periodista al pie de la letra cosas de antes, para lavarnos bien el cerebro con la opinión que pretende meternos en la cabeza. Este artículo es un ejemplo de clara manipulación: no relata los hechos, orienta al lector.
A las pobres víctimas del ex-sacerdote les ha tocado sufrir en sus carnes la perturbación mental de ese individuo. Estamos ante un enfermo mental (es consciente de sus actos, pero por su desequilibrio psíquico no puede librarse de ellos), y el periodista parece olvidarlo deliberadamente.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
Uno de los testimonios más impactantes es, sin embargo, no el de una víctima, sino el de su padre, que se maldice por haber abierto la puerta de su casa a un delincuente. Llora ante la cámara "por haberle entregado a mi hija Ann en bandeja"; O'Grady abusó de la niña desde los 5 a los 12 años. Su padre dice haber renunciado a su fe religiosa y haber ganado un sentimiento de culpa con el que vivirá el resto de su vida.
Estadísticas recientes elevan a 100.000 el número de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos sólo en Estados Unidos. La directora, Amy Berg, cierra la película con otro dato probado: 8 de cada 10 personas que han sufrido esos abusos nunca lo reconocerán ni lo denunciarán.
Escalofriantes datos. A regañadientes me fiaré de ellos (a pesar de venir de El País), porque es de sobra conocido por todos las dimensiones del problema en Norteamérica (lo que me hace dudar es que aquí el periodista no cita textualmente y entre comillas, como sí hacía antes al citar textos del reportaje). Desgraciadamente es cierto que la mayoría de las víctimas de una violación nunca lo denuncian porque tal aberración sufrida en su cuerpo les produce un trauma tan grande que el hacerlo público les sumerge en una profundísima crisis. Espero que, al menos, en privado lo hayan denunciado y estén recibiendo ayuda psicológica, pero ojalá algún día lo denuncien, para que se haga justicia.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
La semana pasada, Mahony cerró un acuerdo extrajudicial con 45 víctimas de abusos a las que su diócesis, la más grande y acaudalada del país, pagará en total 60 millones de dólares. Cientos de demandas similares siguen su curso. La directora del documental se esfuerza en demostrar que la maquinación para ocultar y hacer callar estas denuncias no se reduce a la confabulación de algunos párrocos rurales, sino que asciende a lo más alto del escalafón católico: fue el cardenal Ratzinger, antes de convertirse en Papa, el que modificó la doctrina canónica para entorpecer cualquier investigación sobre sacerdotes acusados de abusos. Y fue el cardenal Ratzinger, después de convertirse en Papa, el que pidió al presidente de Estados Unidos inmunidad legal frente a una demanda en Tejas que le acusa de conspirar para ocultar delitos de abusos a menores. Es significativo que formulase esa petición de inmunidad ante el Departamento de Estado porque como jefe de Estado su inmunidad es automática; claramente, los abogados del Papa querían estar seguros.
Bueno, bueno, bueno. Me parece que aquí la autora del documental se ha pasado de lista o, siendo benévolo, ha confundido los datos de que disponía: no se puede modificar el Derecho Canónico así, sin más, y menos aún por intereses propios. Además, el Derecho Canónico no tiene nada que ver con el Derecho de cada país: el Derecho Canóico es sólo "ad intra", es decir, para el funcionamiento interno de la Iglesia. Si el Departamento de Estado quiere juzgar e investigar a un sacerdote, nada se lo impide y, menos aún, el Derecho Canónico. El Card. Ratzinger no pudo hacer tal cosa.
Respecto a lo otro, permitidme también dudar de que tal disparate sucediera (por las mismas razones que acabo de decir). Pero, de todas maneras, diré que es bastante aventurado decir que "el Papa conspiró para ocultar delitos de pederastia": no es el Papa el encargado de afrontar esos delitos, sino los obispos en cuyas diócesis se dan esos casos (como el Mahony del que antes se hablaba).
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
Líbranos del mal no es la primera película reciente sobre escándalos sexuales en la Iglesia católica (Twist of faith tuvo un éxito relativo hace dos años), pero sí es la más reveladora por su narrativa periodística. Estrenado en el último festival de cine de Toronto, la distribuidora ha comenzado a proyectar el documental en varias de las mayores ciudades del país, lo que permite optar a los premios de la Academia de Cine.
Aquí se hace evidente que, lo que El País pretende, es dar publicidad al reportaje y a su opinión sobre los hechos que ha volcado en este artículo por medio de un periodista que no ejerce de periodista. Pero, en fin, repito que no niego lo básico de los hechos, sino la manera en como están publicados por este diario anti cristiano.
nodigno;358944 (citando EL País) dijo:
Muy interesante me parece la supuesta actitud de Razinger. Si es cierto que pidió dicha inmunidad no como jefe de una religión sino como jefe de estado estamos hablando de algo muy grave.
Pues sí, estaríamos hablando de algo gravísimo, pero como dije antes, esa supuesta actitud es, simplemente, falsa. Por cierto, el Papa no es jefe de una religión. Sí es cierto que, a efectos de relación entre estados se le considera "jefe de estado", pero, de hecho, tampoco ejerce ese papel.