𝐄𝐋 𝐁𝐀𝐔𝐓𝐈𝐒𝐌𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐑𝐄𝐘𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐒𝐔 𝐈𝐆𝐋𝐄𝐒𝐈𝐀
Existe una diferencia elemental entre el bautismo de Juan a orillas del Jordan y el bautismo instituido por Cristo como sacramento a todas las naciones en Mt.28:19.
El bautismo que Juan el bautista inauguró fue dirigido específicamente a la nación de Israel.
Este bautismo está asociado proféticamente a la venida del Mesías, aquí está el texto:
Luc 1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
Luc 1:17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
El mensaje del espíritu de Elías en Juan el Bautista alertaba al pueblo a arrepentirse porque el tiempo se había cumplido y el Mesías ya estaba próximo a aparecer y ellos no estaban preparados:
Luc 3:16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Entre el final del AT y el comienzo del NT existía una práctica judía, llamada "Bautismo proselitista" ubicada en el período intertestamentario y en tiempos de Jesús.
Este rito de inmersión no era simplemente higiénico, sino profundamente simbólico: implicaba una renuncia a la impureza gentil y una entrada ritual al pueblo de Dios.
No se bautizaba “en nombre de” ninguna persona o fórmula específica. El acto era una auto-inmersión ritual que simbolizaba:
Purificación de impurezas gentiles
Renuncia a la idolatría
Entrada al pacto mosaico
Aceptación de la Torá como autoridad
Este baño simbolizaba la limpieza del gentil que era considerado impuro.
Tres cosas debía de hacer el gentil como requisito bautismal:
1. Una profesión de fe en el judaísmo.
2. Tenía que someterse a la circuncisión.
3. Y someterse a este bautismo por su impureza racial.
El escándalo que levantó Juan el bautista cuando apareció en el escenario judío generó odio hacia él, porque con su bautismo de arrepentimiento les está diciendo:
"Tienen que bañarse"
El bautismo proselitista... ¡Ahora tenían que aplicárselo ellos mismos!
En este contexto histórico, el publicano no tenía ningún problema para bautizarse, pero el fariseo sí tenía problemas, sobre todo, relacionado con su orgullo de no ser "como los demás hombres".
Estando ya presente el Mesías, él instituyó un Nuevo Pacto y dentro de ese nuevo pacto, una señal pública, externa.
Ya lo había hecho con Noé mediante el Arco Iris, como señal de no volver a derramar un diluvio.
Lo hizo con la descendencia física de Abraham mediane la señal de la circuncisión.
Y ahora lo hace con todas las naciones mediante el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, una señal pública, a los ojos de los presentes, en el momento de ser sumergido, y al momento de emerger del agua, conteniendo el siguiente simbolismo:
El acto de sumergirse simboliza esas cuatro cosas:
Identificación con la muerte de Cristo (Romanos 6:3–4): el creyente muere al pecado y al viejo hombre.
Sepultura espiritual: como Cristo fue sepultado, el creyente es simbólicamente sepultado en el agua.
Juicio purificador: el agua representa juicio (como en el diluvio o el Mar Rojo), pero también limpieza.
Renuncia pública a toda vida anterior, idolatría, y autonomía espiritual.
Pero un momento, si no se obedece el mandato de Cristo, el bautismo hecho distinto al establecido por él en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, no vale nada, es ineficaz.
Invocar el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, antes de sumergir al creyente, significa:
1. Reconoce la autoridad trinitaria en la obra de redención.
1Pe 1:2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Este pasaje muestra la elección por parte del Padre, la obra de santificación del Espíritu y la sangre de Jesucristo (el Hijo), que permite la salvación del creyente.
2. Afirma que el bautizado entra en comunión con el Dios trino, no por mérito propio, sino por gracia.
Efe 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; (2Tim.1:9).
3. Es una confesión de fe en la obra del Padre (elección), del Hijo (redención) y del Espíritu (regeneración).
El acto de emerger del agua simboliza:
Resurrección espiritual: el creyente resucita con Cristo para andar en novedad de vida (Romanos 6:4).
Adopción como hijo de Dios: ya no es extranjero ni enemigo, sino miembro del cuerpo de Cristo.
Purificación completa: el agua no solo sepulta, sino que limpia, como figura de la regeneración por el Espíritu.
Inicio de una vida consagrada: el bautizado emerge para vivir bajo el señorío de Cristo, en obediencia y santidad.
ADVERTENCIA CONTRA EL MODALISMO
Si no se obedece el mandato de Cristo, el bautismo hecho distinto al establecido por él en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, no vale nada, es ineficaz.
El que manda en nuestra vida es Cristo, no un subalterno.