Para que nadie los engañe: Heb. 12:22,23 no habla de almas en el cielo:
Heb. 12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, 4 pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por él,
6 porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo».
7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.
(...)
18 No os habéis acercado al monte que se podía palpar y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19 al sonido de la trompeta y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les siguiera hablando, 20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: «Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o asaetada». 21 Tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: «Estoy espantado y temblando».,r
22 Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos. Os habéis acercado a Dios, Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús, Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Jesús mismo fue una persona que tuvo que ser perfeccionado con las cosas que sufrió y aprender la obediencia.
Heb. 5:7 Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente. 8 Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen ...
1 Tim. 3:16 Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Él fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu,
visto de los ángeles, predicado a los gentiles,
creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
Así como Jesús que llegó a ser un espiritu perfeccionado, muchos humanos que llegarán a ser espíritus perfeccionados tienen que ser disciplinados como hijos de Dios que aun viven con cuerpos de carne. No se habla ahí de almas desencarnadas sino de personas que despues de cumplir su entrenamiento en sus cuerpos de carne, van a vivir con espíritu en los cielos al lado de Jesús. Ese grupo estará completo en el futuro, y todo el que es hijo de Dios va a formar parte de ese grupo cuando sea resucitado y llevado al cielo.
Que nadie les haga creer que Heb 12:22,23 habla de almas.