Agradezco sinceramente la solidez, el enfoque y la profundidad con la que has intervenido en este debate.
He leído con atención cada uno de tus aportes, y no solo reflejan un compromiso serio con la Escritura, sino también un discernimiento bíblico que lamentablemente escasea en muchas discusiones actuales.
Concuerdo plenamente contigo de que el mensaje de la Biblia respecto a la muerte es diáfano, coherente y radicalmente opuesto a la filosofía griega que contaminó siglos de pensamiento religioso. La idea de un alma consciente que vive independiente del cuerpo socava el peso escatológico de la resurrección y convierte el galardón prometido en un simple trámite redundante.
Tu lectura de Isaías 26:19 como testimonio profético de una esperanza concreta (la restauración corporal de los que “duermen”), es exacta y poderosa.
También comparto tu frustración al ver cómo se desechan verdades tan evidentes por prejuicios, tradiciones o simplemente por falta de voluntad de examinar las Escrituras sin doctrinas impuestas.
Tus reflexiones sobre el clímax de la redención y la inconsistencia lógica de la supuesta "bienaventuranza intermedia" demuestran una comprensión estructurada del plan de Dios, así como una apreciación reverente de su justicia, quien no necesita atajos para glorificar a sus santos.
Gracias por dignificar este espacio con una defensa lúcida, fiel y sin concesiones de lo que verdaderamente enseña la Palabra. Que esta voz siga resonando en medio del ruido de lo superficial.
Por lo menos en este punto estamos de acuerdo.