Alissa, no es necesario tanto texto, vale más un poco de comprensión, que una gran exposición.Conozco ese versículo, y todo ese pasaje habla de los rituales que efectuaban los judíos en el Antiguo Pacto para simbolizar el arrepentimiento y perdón de los pecados, y como esos símbolos son reemplazados por uno nuevo: el de Jesús como sacerdote del nuevo Pacto en un santuario celestial.
Pero el derramamiento de sangre no quitaba pecados tampoco en el Antiguo Testamento. Eran solo un símbolo y sigue siendo un símbolo. Los pecados los quita Dios a quien mostraba un corazón genuinamente arrepentido: así ha sido siempre y así es hasta la actualidad.
¿Cómo perdonó Dios a Isaías sus pecados? ¿Le pidió derramar sangre de un animalito inocente? No. Leemos:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria... Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto... han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
En el Nuevo Testamento, tenemos el caso de Simón, quien ofreció dinero a los apóstoles para que les diera el poder de sanar. Pedro recrimina a Simón su pecado, ¿y qué le aconseja para que su pecado sea perdonado? ¿Creer que Jesús derramó su sangre para limpiarlo de toda maldad? No. Le aconseja lo mismo que habían aconsejado todos los santos profetas del Antiguo Testamento: arrepentirse de su maldad, rogar a Dios misericordia. (Hechos 8:18-24)
Y al ver Simón que el Espíritu Santo se recibía por la imposición de manos de los apóstoles, les ofreció dinero y les dijo: «Denme también a mí este poder, para que cuando yo imponga las manos sobre cualquier persona, ésta reciba el Espíritu Santo.» Al oír esto, Pedro le dijo: «Que tu dinero perezca contigo, si crees que el don de Dios puede comprarse. Tú no tienes nada que ver en este asunto, porque en tu interior no eres recto con Dios. Arrepiéntete de tu maldad, y ruega a Dios. Tal vez te perdone por ese mal pensamiento. Por lo que veo, estás en manos de la amargura y la maldad.» Simón respondió: «Rueguen por mí al Señor, para que no me sobrevenga nada de lo que han dicho.»
Te insisto, no me has entendido bien, pues tu respuesta no está centrada en el versículo, es una respuesta genérica, complementaria o envolvente, como quieras llamarla, pero no se centra en el tema.
Aún asi gracias por tu opinión y respuesta.
Saludos y bendiciones.