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Asedio contra la Biblia
César Vidal

Acaba de saltar a la prensa la noticia de que España podría ser testigo de la fundación de la primera facultad de teología protestante de su Historia. La noticia podría ser buena si, efectivamente, la teología que se enseñe en esa facultad resulta efectivamente protestante, es decir, basada en los principios clásicos de Solo Christo, Sola fide, Sola Scriptura y Soli Deo gloria. Tal circunstancia parece que cae de su peso pero permítaseme no ser tan optimista.
Cuando durante los primeros años del siglo XVI se inició el extraordinario proceso histórico conocido como Reforma pronto quedó de manifiesto que la única base sobre la que ésta podía construirse era la Biblia. El principio enunciado como “Sola Scriptura” se convirtió así en uno de los pilares de la Reforma de manera irrenunciable, necesaria e imprescindible. Sobre nada más que la sencilla revelación de Dios en la Biblia contemplada como un todo coherente, inerrante y suficiente podía sustentarse el gigantesco esfuerzo encaminado a devolver al cristianismo a su pureza original.
Sin embargo – y no podía esperarse algo diferente – desde ese mismo momento la Biblia se vio sometida a un asedio verdaderamente feroz. Frente al principio de “Sola Scriptura” se alzaron los que a la Biblia deseaban sumar sus tradiciones e interpretaciones en ocasiones de siglos. También estaban los que no tenían en apariencia problemas para aceptar la Biblia siempre que sobre ella pudieran superponer supuestas revelaciones que, al fin y a la postre, retorcían el texto para adaptarlo a sus propósitos. Finalmente, se encontraban los que se permitían diseccionar el texto como si fuera un pollo apartando las zonas que contradecían sus prejuicios teológicos y remodelando lo que quedaba a su gusto.
Ha llovido mucho desde entonces pero lo cierto es que hoy en día la Biblia se encuentra sometida al mismo asedio que en aquellos años del siglo XVI. No sólo eso. Lamentablemente, ese asedio se produce en el interior de las iglesias evangélicas. Junto a los que aprisionan la Escritura en tradiciones cuyo origen no está del todo claro, se encuentran los que no tienen el menor reparo en nutrir sus predicaciones no con la Biblia sino con prolongados relatos sobre hazañas y experiencias que si no fueran tan trágicas resultarían ridículas.
Finalmente, también ha aparecido un moderno marcionismo que se permite negar el carácter de inspiradas – o de verídicas - a secciones enteras de la Biblia para que el producto restante les resulte aceptable. Si la apertura de la facultad de teología va a implicar la entrega de puestos docentes a personas que sitúan sus experiencias psicalípticas por encima de lo enseñado en la Biblia, o que estiman tanto sus respectivas tradiciones como para caer en el sectarismo o que se dedican a decir que este trozo de la Biblia está inspirado y éste no porque no me gusta, es mejor que ni siquiera la abramos. Mal está que sometan a las Escrituras a su asedio y que miremos hacia otro lado. Peor estaría que les proporcionemos nosotros las armas para que lleven a cabo de manera más eficaz su tarea de demolición.
César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, Libertad digital, 2003, España. I+CP (www.ICP-e.org)
