¿Por qué el decreto divino se hizo efectivo de forma gradual?
Primero se ha de notar que al decir Dios «que sus días sean 120 años» no hay nada que obligue a pensar que su cumplimiento tuviera que ser inmediato. Por otro lado, hay que advertir que en sólo dos generaciones la reducción es llamativa: Noé alcanzó los 950 años pero su hijo Sem y su nieto Arfaxad vivieron 600 y 438 años respectivamente. No deja de ser significativo que en sólo tres generaciones la edad máxima se redujo en 512 años (un 57%) Luego, a medida que pasó el tiempo la reducción se fue haciendo cada vez más gradual, y al final tenemos que 120 años es el techo de la vida humana.
El por qué Dios dejó que el decreto se cumpliera de forma gradual no se dice en la Biblia, pero comparando con otra situación análoga, quizá tengamos la respuesta o parte de ella. Cuando Dios advirtió a Adán de las consecuencias de comer del árbol le dijo: “el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:17 LBLA) En este caso sí que puso un día como plazo de tiempo, por lo que podemos entender que se refería a la muerte espiritual que significó la separación con Dios en ese mismo día (Ver Efesios 2:1), así como a la certeza de su muerte corporal y definitiva que tuvo lugar siglos después. Pero también en este caso cabe la pregunta: ¿Por qué Dios dejó que Adán viviera ese periodo de tiempo? Génesis 1:27-28 nos ofrece una pista:
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”
Al crear al hombre y la mujer, era la voluntad de Dios que se multiplicaran y llenaran la tierra. Es interesante notar que dicho propósito continuó vigente justo después de que pecaran. Esto se ve cuando Dios dijo que pondría enemistad entre la simiente de la serpiente y la simiente o descendencia de la mujer, o cuando a la mujer le dijo que con dolor daría a luz hijos (Génesis 3:15-16) En este sentido son significativas las palabras de Eva cuando dio a luz a su primer hijo: “Por voluntad de Jehová he adquirido varón” (Génesis 4:1) Está claro que Dios no dejó que el pecado del hombre impidiera cumplir Su voluntad de multiplicarse y llenar la tierra. Esto pudo ser en parte la razón por la que Dios les dejó que continuaran con vida durante tanto tiempo.
Volviendo al caso que nos ocupa, justo después del diluvio se aprecia que para Dios seguía siendo muy importante que la humanidad llenara la tierra. Cuando Noé salió del arca les dijo: “vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.” (Génesis 8:17) y otra vez les dijo: “vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella” (Génesis 9:7) Incluso en el relato de Babel, se ve como aquellos hombres querían edificar una ciudad y no ser “esparcidos sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:4), pero Dios estaba en contra de sus planes y confunde el lenguaje, y de esta manera ‘los esparció sobre la faz de toda la tierra’ (Génesis 11:8-9)
Está claro que desde la creación del primer hombre, Dios tuvo especial interés en que la humanidad poblara la tierra y bajo ninguna circunstancia iba a dejar de cumplir ese propósito. Es razonable deducir que eso fuera razón suficiente para no limitar la longevidad humana de forma inmediata, sino de forma gradual. Reducir de inmediato la edad a 120 años hubiera ralentizado el crecimiento de la población humana. Mantener una longevidad alta ayudó mucho a cumplir el propósito de Dios de que el hombre se multiplicara y llenara la tierra.
Esta tan bueno todo lo que decís que no quisiera ser interpretado de mala manera.
No voy a disentir ni a corregirte sino solo a aportar alguna que otra pavada.
Comparto contigo el que Dios no tenía porque reducir el metabolismo del hombre de manera inmediata, y por otra parte entiendo que hay muchas razones para entender el porque lo hizo de manera gradual.
Pero mi comentario tiene que ver con Génesis 2:17.
Se ha tratado de buscarle mil explicaciones a aquel famoso "morirás", que parece no haberse cumplido en la forma que la mayoría hubieramos esperado que se cumpliera.
Parece que quisieramos cubrirle las espaldas a Dios para que no vaya a quedar como un mentiroso.
Lo cierto para mi, es que Dios no estaba hablando de la muerte espiritual, sino de la muerte física de la misma forma que acá se nos dice que la vida del hombre sería de 120 años.
Adán y Eva ciertamente murieron por comer de aquel arból porque esa desobediencia llevó a Dios a privarlos de la vida que estaba planeada para ellos.
El pecado introduce un concepto de muerte que era ajeno al corazón de Dios y contrario al de vida para siempre con el que fueron creados.
Dios sabía que si el hombre no se disponía a vivir bajo sus reglas, en tales condiciones no podría seguir viviendo y se los dijo muy claramente.
Pueden hacer todo lo que gusten menos puentearme y vivir a mis espaldas.
El día que tomen ese camino les bajo el pulgar y se termina todo.
No voy a convalidar la rebeldía ni a una creación insubordinada.
No tengo ninguna necesiadad de hacerlo ni de avalarlo.
El día que me desobedezcan ciertamente se termino todo. Morirán.
No seguiran viviendo. No viviran para simpre.
Ahora... dicho lo dicho ¿Porque no quitarles la vida en aquel mismo instante y dejarlos vivir?
Bueno... Allí mismo está la respuesta divina.
Adán y Eva no fueron eliminados en el momento en que desobedecieron porque Dios no renunció a su próposito de tener muchos hijos, y ya en su mente, y anticipando la desobediencia humana, no solo se había preparado un cordero, sino que ya también lo había inmolado en su economía aún antes de fundar el mundo, para que su JUSTICIA INMACULADA Y PERFECTA no se hiciera con la vida de estos dos amotinados en el mismo día en que pecaron, que era lo que en verdad se merecían.
Asi es que se comienzan a suceder las vidas cortas humanas a causa de la desendencia para Dios y de la llegada de Jesucristo al mundo para gustar en si mismo la muerte, y cancelar por vias de un puente, la sentencia proferida por la JUSTICIA DIVINA en Genesis 2:17.