Mira, católico inconverso, la membresía a un sistema religioso no salva a nadie. Lee:
CRISTO ES EL QUE JUSTIFICA
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Su propósito cobarde, forista enmascarado, es sembrar la discordia entre un forista y otro forista, porque así trabaja el diablo con ustedes.
La membresía a la iglesia, el hacer buenas obras o seguir ciertas tradiciones no tiene mérito salvífico alguno; solo la gracia de Dios recibida por la fe en Jesucristo conduce a la salvación:
(Ef 2:8 [RV1960])
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
(Ef 2:9 [RV1960])
No por obras, para que nadie se gloríe.
EL RESULTADO ES:
CRISTO ES EL QUE JUSTIFICA POR MEDIO DE LA GRACIA DE DIOS EN ÉL.
Este resultado nos conduce a un camino más excelente, leemos:
2Ti 1:9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
ESTA ÚLTIMA EXPRESIÓN NOS ENSEÑA QUE LA GRACIA DE DIOS ES SOBERANA Y ES LIBRE
La gracia es el principio por el que Dios justifica al pecador; la fe es el principio por el que se recibe el beneficio; y la muerte de Cristo es la única base sobre la que todo esto es posible: somos «justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús»
Y los que están así justificados no pueden pretender este beneficio ni sobre una base de mérito ni de promesa. Porque si pudiéramos ganarnos un derecho a ello, no habría necesidad de redención; y si Dios se hubiese comprometido a Sí mismo por un pacto de obras, a concederla, no habría lugar para la gracia.
La gracia es soberana, pero es libre.
Entonces, ¿son salvos los católicos? ¿Son salvos los bautistas? ¿Son salvos los cristianos no confesionales?
Cualquiera que confíe solo en la obra de Jesús en la cruz para su salvación es salvo.
El mejor ejemplo de esta verdad es la respuesta de Jesús al criminal que murió en la cruz junto a Él.
Este criminal declaró: "En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este [Jesús], en cambio, no ha hecho nada malo. Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino." (Lucas 23: 41–42).
Este hombre reconoció sus propias deficiencias, creyéndose digno de la muerte que estaba sufriendo.
Reconoció la santidad de Jesús y le pidió que lo recordara, sabiendo que Jesús era su única esperanza a pocos minutos de descender al infierno.
Esta simple creencia, sin ser bautizado, comulgar, confesar cada pecado, hacer buenas obras o desarrollar una teología detallada, fue suficiente para que Cristo respondiera:
"Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:43).
El peligro está en obligar a Jesús, a que, conociendo la Palabra de Verdad, obligarlo que lo salve permaneciendo en un campamento contaminado por la idolatría, la pedofilia, y diversas doctrinas de demonios.
UNA CONDUCTA ASÍ, COMO LA DE USTEDES, ES INIQUIDAD.
Hay personas dentro de un grupo, que no obstante estar torcido doctrinalmente, su corazón está aferrado a Cristo, y no a otro dios que enseña su organización.