La sujeción, la obediencia a nuestras autoridades sanitarias, la ayuda mutua, el bien común, el dar la vida por otros, la empatía, el testimonio, el buen ejemplo, el amor a los demás, y muchos otros capítulos del cristianismo fueron cambiados en este decantamiento hacia la Apostasía que habría de venir, y fueron cambiados por el egoísmo, el individualismo, el protagonismo, la sedición, la irresponsabilidad, y el pecado más antiguo de la creación que resurge con violencia en estos tiempos: la rebeldía.
Luego, en su espiral decadente y desde sus iglesias estos falsos cristianos, totalmente contaminados por la Teoría de la Conspiración y la filosofía Antivaxx, demonizan lo mismo las vacunas que a quienes las apoyan, a la Medicina y los médicos, al tiempo que murmuran y se revelan contra las autoridades sanitarias y gubernamentales.
Irónicamente estas personas se creen mejor, más listos, mejores moralmente y claro que se quejan, pero no ayudan, y claro que critican, pero no se dan a la sociedad, bien que abuchean, pero no proponen.
En su rebelión, se regodean de sus antihéroes disidentes (Pastores Antivaxx, estrellas del deporte, “médicos y biólogos por la verdad”, etc) y les siguen a conveniencia y se amontonan en rededor de ellos, confirme a sus propias concupisencias.
Creen que así confrontan a la Bestia, el diablo y el Anticristo, sin considerar que tienen exactamente el mismo espíritu de orgullo y rebeldía, que es contra Dios.
El hecho es que, quien se rebela contra las autoridades a Dios resiste y Dios, no puede ser burlado.