Originalmente enviado por: SolaGratia
Sobre Debora…
Débora, la profetisa en el Antiguo Testamento, no predicó ni ejercitó autoridad sobre el hombre. La historia se relata en Jueces 4:4-9. Léalo y verá que no involucraba ninguna autoridad sobre el hombre y por cierto no involucraba predicación.
"Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Vé, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes".
Débora se sentaba debajo de una palmera y "los hijos de Israel subían a ella a juicio". No había un gobierno en la tierra. Cuando dos vecinos estaban en medio de una disputa y no podían llegar a un acuerdo, ellos decían "vayamos a Débora para que ella decida". Entonces iban a Débora y ella les aconsejaba, posiblemente bajo revelación divina, como resolver la diferencia. Los que deseaban aceptaban su decisión.
Ella no tenía autoridad. Cualquier buen cristiano puede ser un mediador entre vecinos hoy día.
Eso es exactamente como los cristianos Nuevo Testamentarios son aconsejados a resolver sus diferencias. 1 Corintios 6:1-8 dice claramente que no deben ir ante la ley para resolver sus diferencias antes las autoridades, sino que son mandados "Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?" o sea, uno que no es llamado a ser un predicador o un oficial o líder en la iglesia de todos modos es capaz, por el Espíritu de Dios, de saber que hacer cuando se le pide ser un mediador entre cristianos. Juzgando uno a otro en ese sentido no tiene nada que ver con la ley o la autoridad. Simplemente significa que cristianos llenos del Espíritu Santo pueden hallar la mente de Dios, y eso es la forma en que Débora juzgaba o actuaba como mediadora entre la gente en la tierra cuando no había rey ni guía y cuando la gente traían asuntos a ella voluntariamente para su consejo.
Note que la profecía de Débora dada en Jueces 4:6-7 es una revelación divina. Note que ocupa menos de dos versículos, y note que fue dirigido a un hombre, Barac. En el versículo 9 Dios dio a Débora otra revelación en esta frase "porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara", y muestra que la insistencia de Barac en llevar a Débora con él desagradó al Señor. Débora no era una predicadora, ni una líder. Dios no quería que ella guíe el ejército. Ella no ejercitó autoridad sobre hombres y no enseñó a hombres. Ella simplemente anunció un mensaje breve de Dios a Barac.