Eclesiastés 7 – 2da. Parte
Eclesiastés 7 – 2da. Parte
“11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. 15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? 18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo. 19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad. 20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”.
Aunque mucho se hable en este libro de la sabiduría, cierta desconfianza nos da el hecho de que poseyéndola Salomón en más alto grado que sus contemporáneos y antecesores, así y con todo el cayó muy feo. El temor de Dios, que es su principio, sin duda que es también el camino y meta de la misma, pues de lo contrario el salto a la necedad no precisa más que un paso al costado. Para que la sabiduría sea tal como es, pura en su esencia y no contaminada, se requiere ser dependiente de Dios en todo momento. No bien el hombre cree que puede incrementarla con mayor estudio pero independiente de Dios, se le pega la soberbia y nace la rebelión.
Salomón critica todos los excesos. Pero en la virtud ¿quién podría excederse? Por otra parte, ser moderado en el vicio o en el mal, jamás será virtuoso.
Que “el que teme a Dios saldrá bien en todo”, esto sí que es cierto, aunque no siempre lo parezca pues demande más tiempo ver el fin de una empresa.
Nos hace bien pensar que el Señor Jesucristo fue el único hombre justo en esta tierra, haciendo siempre el bien y sin haber conocido el pecado
Eclesiastés 7 – 2da. Parte
“11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. 15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? 18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo. 19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad. 20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”.
Aunque mucho se hable en este libro de la sabiduría, cierta desconfianza nos da el hecho de que poseyéndola Salomón en más alto grado que sus contemporáneos y antecesores, así y con todo el cayó muy feo. El temor de Dios, que es su principio, sin duda que es también el camino y meta de la misma, pues de lo contrario el salto a la necedad no precisa más que un paso al costado. Para que la sabiduría sea tal como es, pura en su esencia y no contaminada, se requiere ser dependiente de Dios en todo momento. No bien el hombre cree que puede incrementarla con mayor estudio pero independiente de Dios, se le pega la soberbia y nace la rebelión.
Salomón critica todos los excesos. Pero en la virtud ¿quién podría excederse? Por otra parte, ser moderado en el vicio o en el mal, jamás será virtuoso.
Que “el que teme a Dios saldrá bien en todo”, esto sí que es cierto, aunque no siempre lo parezca pues demande más tiempo ver el fin de una empresa.
Nos hace bien pensar que el Señor Jesucristo fue el único hombre justo en esta tierra, haciendo siempre el bien y sin haber conocido el pecado