Como habrás visto, Dante no ha reaparecido, pero si tú y otros tuvieran interés en que estudiemos juntos este libro yo estoy dispuesto a participar, pero no quisiera verme hablando solo en un triste monólogo.
A modo de prueba, para chequear cual pueda ser el interés, adelantaré algunas reflexiones preliminares:
Como cristiano evangélico, no dudo de la canonicidad de este libro entre los 66 de la Biblia, y que incluso le compete lo que leemos en 2Ti 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”.
Sin embargo, debe hacerse notar que lo divinamente inspirado es el texto total de la Escritura, lo que incluye todo lo que Dios ha expresado por boca o mano de sus profetas, apóstoles y demás siervos suyos. Es obvio que queda fuera de la inspiración divina lo que pueda haber dicho el mismo Satanás, así como las mentiras, engaños y demás opiniones de aquellos que expresaron lo que provenía de su propia mente y corazón, y no de Dios.
El libro de Eclesiastés en su conjunto, decimos que es tan divinamente inspirado como el resto de las Escrituras como tales, pero dentro del mismo debemos discernir lo que son pensamientos del propio autor que no siempre están en consonancia con toda la Palabra de Dios, y que por lo tanto, no pasa de ser más que humanas opiniones que no se originan en Dios. De no tomar tal prevención, erraremos feo.
La opinión más generalizada es que Salomón es su autor y que lo escribió hacia el final de su vida, tras ser restaurado de la apostasía en que había incurrido (1Re 11:1-10). La nota pesimista y depresiva se advierte a lo largo de todo el libro desde su mismo comienzo: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” y “vanidad y aflicción de espíritu”, expresiones que se repiten. Pese a su brevedad, en ningún otro libro de la Biblia aparece tantas veces la palabra “vanidad”. Otra palabra que aparece más veces en este libro que en cualquier otro es “sol” en la expresión “debajo del sol” (28 veces). Esto es importante destacarlo, ya que en los salmos, su padre, el rey David, aparece alzando sus ojos a los cielos, más allá de las altas cumbres. Pero la óptica de Salomón en el Eclesiastés es a la inversa: desde su alto sitial como rey dominando desde su trono, mira hacia abajo y por lo tanto tiene una visión más terrenal y sombría. Es imprescindible discernir esta perspectiva para una correcta exégesis del libro.
Todo el libro reúne 222 versículos. Si fuésemos a encarar un estudio versículo a versículo mejor fuera esperar al Milenio donde dispondríamos de más tiempo. En mi congregación lo hicimos con la epístola a los Efesios y nos llevó todo un año. Aquí en el Foro también, pero con 2da. y 3era. de Juan, Judas y Filemón (los cuatro libros del NT de un solo capítulo).
Pienso que con Eclesiastés convendría ser discretos, dedicándonos a un solo versículo cuando la substancia del mismo lo amerita, y en otros casos podemos tomar una porción con varios de ellos. Algunos son textos áureos en los que desde su brevedad es posible contemplar una riqueza insospechada.