Re: LA DIOSA MARIA
Es una lastima que se exprese así de la madre de mi Señor... a ese que estamos supuesto a llamar bienaventurada........pero bueno alla Ud.
Por otro lado, estoy centrado totamente en el tema .... mi silogismo , aquel que propone que si el Señor es Dios entonces María es la Madre de Dios fue catalogado como conveniente para los seguidores de Satantas. Siendo que Lutero reconocia a Maria como Madre de Dios, pregunto si Lutero era seguidor de Satanas?....
<center>[SIZE=+1]LA VERDADERA MARÍA[/SIZE]</center>
<center>¿Quién era la Virgen María?</center>
Cuando María fue a visitar a Elisabet, tan pronto la saludo, Elisabet dijo:
"Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre" (Lucas 1.42-55).
María era una joven judía, piadosa de carácter, amable y simpática; su historia se relaciona con el maravilloso nacimiento de Cristo, cuyo relato se encuentra al principio de los evangelios de Mateo y Lucas.
La estimación por el carácter de María ha tenido y sigue teniendo sus extremistas. Por una parte los católicos romanos en su aberración idolátrica se han hecho mariólatras, es decir, rinden adoración a María. Han deificado a la humilde judía nazarena (Lucas 1.26,27), a quien colocan, prácticamente, en un lugar más prominente que Jesús.
Por otra parte los protestantes, ya por ignorancia o por premura de juicio, consideran a María como una mujer que simplemente fue la madre de Jesús; la que consideran como cualquier otra mujer.
Hemos de tener cuidado de no caer en tan vituperables extremos, y debemos colocar a María en el lugar que le corresponde según la Sagrada Escritura.
Ninguna mujer ha sido tan enaltecida y amada como la humilde y piadosa, discreta y sufrida Virgen nazarena, modelo de todas las mujeres y de todas las madres de todas las razas. Esta joven hebrea era una mujer religiosa, que vivía en íntima comunión con Dios, como puede notarse en la conversación que tuvo con el ángel cuando le anunció el nacimiento de Jesús (Lucas 1.38).
<center>Exaltación religiosa de María</center>
En los folletos católicos se habla de María, exaltándola de acuerdo al espíritu idolátrico del hombre, y no de acuerdo a la verdadera información real y sencilla de la Sagrada Escritura. No cabe duda, toman la Escritura, pero la interpretan mal, tratando de hacernos creer que los pasajes bíblicos que aplican a Jesús se refieren a ella. Esto lo hacen con el fin de dar fuerza y apoyo a su argumentación en favor de María.
En uno de los folletos ya mencionados:
La Virgen María en el Concilio Vaticano II, pág. 5 e inciso 55, se lee de esta manera: "La Madre del Mesías en el Antiguo Testamento. Los libros del Antiguo Testamento desde el Génesis, pero especialmente los profetas, predicen el advenimiento de un Salvador; por ejemplo, tomando al profeta Isaías en su capítulo 9 y versículo 6 dice:
'Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz'".
Pero es importante que nosotros observemos que toda la atención la pone el profeta en el que había de nacer, y no en la madre, y todos los títulos le corresponden a él y no a ella. Veamos...
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado". Esta profecía se refiere, no a cualquier niño de su tiempo, sino al Mesías, hijo que había de ser del linaje de David, el don gratuito de Dios para la salvación del mundo (Juan 3.16).