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Mensaje 78 –
DannyR: Gracias por tus comentarios. Efectivamente, al hablar parafraseando el texto al grado de terminar escribiendo una parábola –pura ficción, aunque verosímil-, algunos captarán la onda de inmediato como es en tu caso, mientras para otros si antes estaba nublado ahora se les hará la noche.
Si eres tan amable te pediría si nos pudieras explicar un poco tu último párrafo, pues no alcancé a entender los valores de vestidos y personas.
Afectuosos saludos.
Mensaje 79 – Manuel96:
1 – Creyendo como creo que este relato de Jesús ya era historia al momento que la contó -los tiempos verbales no permiten tomarla como profecía-, a lo menos tienes este caso.
2 – El texto de Hebreos 9:27 “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” aunque para nuestra humana temporalidad indique un juicio final todavía futuro, para el Dios eterno que hace y hará tal cual Él mismo lo ha determinado, nos sugiere que así como tras la exhalación del espíritu del moribundo hijo suyo lo recibe en las moradas celestiales, así quien muere en su incredulidad ya está condenado (Jn 3:18) y no tiene “sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (He 10:27). Por eso dije que el infierno es provisorio y el lago que arde con fuego y azufre es eterno. Así también, Pedro nos cuenta como el Señor Jesús tras su muerte fue en el espíritu a proclamar su victoria a los ángeles rebeldes y a los desobedientes en tiempos de Noé (1Pe 3:19, 20). Los millones que pueblan el infierno –como el hombre rico-, están allí reservados para ser castigados en el día del juicio (2Pe 2:9). Eso no quiere decir que todas esas almas inmortales con su espíritu estén confortablemente asistidos en sala de espera, hasta que les llegue el turno en la segunda resurrección de recobrar sus cuerpos y comparecer en el juicio ante el gran trono blanco, para ser lanzados en el lago de fuego donde el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Si la vida que arrastran los impíos e incrédulos por su ausencia de Dios ya les es una anticipación de su inminente infierno de fuego, este mismo es apenas un tipo del lago que arde con fuego y azufre. Si hoy día se predica el evangelio por todo el mundo para que las almas se salven creyendo en su Salvador, no es solamente para librarlas del tormento eterno tras el juicio final, sino el inmediato si murieran ese mismo día. Esta convicción que tenemos no se apoya en uno, dos o tres textos bíblicos, sino que nos es infundida por la lectura de la Biblia entera, desde Gn 1:1 a Ap 22:21.
Cordiales saludos.
Ricardo.
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DannyR: Gracias por tus comentarios. Efectivamente, al hablar parafraseando el texto al grado de terminar escribiendo una parábola –pura ficción, aunque verosímil-, algunos captarán la onda de inmediato como es en tu caso, mientras para otros si antes estaba nublado ahora se les hará la noche.
Si eres tan amable te pediría si nos pudieras explicar un poco tu último párrafo, pues no alcancé a entender los valores de vestidos y personas.
Afectuosos saludos.
Mensaje 79 – Manuel96:
1 – Creyendo como creo que este relato de Jesús ya era historia al momento que la contó -los tiempos verbales no permiten tomarla como profecía-, a lo menos tienes este caso.
2 – El texto de Hebreos 9:27 “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” aunque para nuestra humana temporalidad indique un juicio final todavía futuro, para el Dios eterno que hace y hará tal cual Él mismo lo ha determinado, nos sugiere que así como tras la exhalación del espíritu del moribundo hijo suyo lo recibe en las moradas celestiales, así quien muere en su incredulidad ya está condenado (Jn 3:18) y no tiene “sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (He 10:27). Por eso dije que el infierno es provisorio y el lago que arde con fuego y azufre es eterno. Así también, Pedro nos cuenta como el Señor Jesús tras su muerte fue en el espíritu a proclamar su victoria a los ángeles rebeldes y a los desobedientes en tiempos de Noé (1Pe 3:19, 20). Los millones que pueblan el infierno –como el hombre rico-, están allí reservados para ser castigados en el día del juicio (2Pe 2:9). Eso no quiere decir que todas esas almas inmortales con su espíritu estén confortablemente asistidos en sala de espera, hasta que les llegue el turno en la segunda resurrección de recobrar sus cuerpos y comparecer en el juicio ante el gran trono blanco, para ser lanzados en el lago de fuego donde el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Si la vida que arrastran los impíos e incrédulos por su ausencia de Dios ya les es una anticipación de su inminente infierno de fuego, este mismo es apenas un tipo del lago que arde con fuego y azufre. Si hoy día se predica el evangelio por todo el mundo para que las almas se salven creyendo en su Salvador, no es solamente para librarlas del tormento eterno tras el juicio final, sino el inmediato si murieran ese mismo día. Esta convicción que tenemos no se apoya en uno, dos o tres textos bíblicos, sino que nos es infundida por la lectura de la Biblia entera, desde Gn 1:1 a Ap 22:21.
Cordiales saludos.
Ricardo.