Creo que es hora de que escriba algo que llevo teniendo en mente hace cosa de varios meses.
¿Cuáles son las cualidades mejores de aquellos protestantes o evangélicos que han sabido conservar lo mejor de las características de la Reforma?
1- Son grandes conocedores de la Palabra de Dios. Del texto bíblico. No hace falta que sean unos eruditos en hebreo y griego pero sí saben bien en lo que creen, porqué lo creen y cuales son sus límites personales a la hora de defender lo que creen
2- Son profundamente respetuosos con las opiniones que no coinciden con las suyas. Se dejan la piel en los debates para defender su concepto de la sana doctrina pero, al mismo tiempo, saben reconocer la valía del contrario, al que no consideran un enemigo a batir sino un hermano en la fe
3- Tienen la suficiente humildad como para reconocer que pueden estar equivocados e incluso entienden que si alguien les demuestra que lo que ellos pensaban con respecto a determinada doctrina era erróneo, deben de cambiar de opinión y mantener la novedad que Dios, a través de otros hermanos y la Palabra, les ha revelado.
4- Son pacientes y hasta paternalistas cuando se encuentran con otros hermanos que demuestran una inmadurez tremenda bajo el disfraz de una falsa firmeza doctrinal a la que acompañan de intolerancia y sectarismo. Pero, al mismo tiempo, son firmes a la hora de defender el buen nombre del protestantismo en contra de esas actitudes infantiles.
5 En su trato con católicos son firmes a la vez que amables. Duros en sus planteamientos doctrinales a la vez que respetuosos con las creencias del católico. Señalan lo que creen que son errores del catolicismo a la vez que no hacen que el católico se sienta poco menos que un paria a los ojos de Dios. Aplauden a los católicos que saben reconocer los abusos de su Iglesia a la vez que les exhortan a luchar contra la idolatría de la religiosidad popular. En definitiva, aman con el amor de Dios y no golpean con el orgullo espiritual del que se sabe o se cree superior en el conocimiento de las cosas del Señor.
¿Existen evangélicos así? SIN DUDA. Desde luego, cuando yo fui evangélico, no era así, sobre todo en mis primeros años, pero os aseguro que hay pocas cosas que me hayan alegrado tanto en esta vida como el haber conocido a unos cuantos evangélicos que encajan a la perfección con esos puntos que he señalado. Y el Señor me ha dado el gran privilegio de concederme la amistad de varios de ellos.
Esté donde esté y pertenezca a la Iglesia que pertenezca, siempre sabré que con esos hermanos tendré que estar hombro con hombro, corazón con corazón, en la proclamación del Reino de Dios y el evangelio de Jesucristo. Ahora y siempre.
Dios nos ayude
¿Cuáles son las cualidades mejores de aquellos protestantes o evangélicos que han sabido conservar lo mejor de las características de la Reforma?
1- Son grandes conocedores de la Palabra de Dios. Del texto bíblico. No hace falta que sean unos eruditos en hebreo y griego pero sí saben bien en lo que creen, porqué lo creen y cuales son sus límites personales a la hora de defender lo que creen
2- Son profundamente respetuosos con las opiniones que no coinciden con las suyas. Se dejan la piel en los debates para defender su concepto de la sana doctrina pero, al mismo tiempo, saben reconocer la valía del contrario, al que no consideran un enemigo a batir sino un hermano en la fe
3- Tienen la suficiente humildad como para reconocer que pueden estar equivocados e incluso entienden que si alguien les demuestra que lo que ellos pensaban con respecto a determinada doctrina era erróneo, deben de cambiar de opinión y mantener la novedad que Dios, a través de otros hermanos y la Palabra, les ha revelado.
4- Son pacientes y hasta paternalistas cuando se encuentran con otros hermanos que demuestran una inmadurez tremenda bajo el disfraz de una falsa firmeza doctrinal a la que acompañan de intolerancia y sectarismo. Pero, al mismo tiempo, son firmes a la hora de defender el buen nombre del protestantismo en contra de esas actitudes infantiles.
5 En su trato con católicos son firmes a la vez que amables. Duros en sus planteamientos doctrinales a la vez que respetuosos con las creencias del católico. Señalan lo que creen que son errores del catolicismo a la vez que no hacen que el católico se sienta poco menos que un paria a los ojos de Dios. Aplauden a los católicos que saben reconocer los abusos de su Iglesia a la vez que les exhortan a luchar contra la idolatría de la religiosidad popular. En definitiva, aman con el amor de Dios y no golpean con el orgullo espiritual del que se sabe o se cree superior en el conocimiento de las cosas del Señor.
¿Existen evangélicos así? SIN DUDA. Desde luego, cuando yo fui evangélico, no era así, sobre todo en mis primeros años, pero os aseguro que hay pocas cosas que me hayan alegrado tanto en esta vida como el haber conocido a unos cuantos evangélicos que encajan a la perfección con esos puntos que he señalado. Y el Señor me ha dado el gran privilegio de concederme la amistad de varios de ellos.
Esté donde esté y pertenezca a la Iglesia que pertenezca, siempre sabré que con esos hermanos tendré que estar hombro con hombro, corazón con corazón, en la proclamación del Reino de Dios y el evangelio de Jesucristo. Ahora y siempre.
Dios nos ayude