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A veces somos los voceros de Dios, a menudo de nuestro propia versión de dios; el ídolo de todos; nuestro Ego. Muchos creemos que Dios está de nuestro lado y que nos da la razón, cuando en realidad es nuestro Ego. No essorprendente que Dios le dijese a Moisés YO SOY EL QUE SOY, es decir, YO SOY YO y tú no eres YO. Toda idolatría nace de nuestro intento de construir imágenes de Dios que nos convengan, por lo general que nos hagan ver como mejores frente a los demás. Para el ricachon su condición social el señal de superioridad, para el religioso su condición espiritual es signo de superioridad. Hacemos una separación entre ellos y nosotros y en ese sentido somo fariseos (que significa, "separados") aun cuando nuestro fariseimo se oculte detrás de una piadosa repetición de "soy pecador", "todos pecamos",,, al fin de cuentas "gracias Dios porque no soy como ese fariseo". Seguimos siendo hijos de Adan y Eva, queriendo ser como dioses, juzgando quien o qué es bueno y qué o quién es malo.
Sin embargo "querer entender" no es de por si un pecado. Querer entender requiere reconocer que somos ignorantes y no entendemos nada. El problema surge cuando creemos ser entendidos. A quienes nos gusta investigar, estudiar y aprender nos llaman arrogantes, sabios y tantos otros insultos piadosos y expresiones despectivas autorizadas por la Biblia. Pero aquellos que se creen en posición de la verdad ¿no hacen lo mismo? ¿no es igual de arrogante aquel que llama arrogante a su igual?.