Re: versiculos que demuestren que la salvación no se pierde
porque escuchan la voz del pastor son sus ovejas y no al reves . alli estriba el error calvinista en esa errada postura.
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27)
“Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:29)
Lo que dicen estos textos es cierto;... pero no es incompatible con el hecho de que la salvación se puede perder.
Mientras nos mantengamos al alero y bajo la soberanía y voluntad del buen Pastor, nadie, absolutamente nadie nos puede arrebatar de su mano; esto es muy cierto.
La salvación es un don gratuito que Dios nos da, y jamás él nos la quitará, "sin arrepentimiento son las mercedes de Dios" (Rom. 11:29); pero sí,… nosotros podemos perderla.
¿Por qué?, porque su Palabra también dice lo siguiente: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” (Juan 15:5)
Veamos esta enseñanza en su contexto:
“YO soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado.
Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me amó, también yo os he amado: estad en mi amor.
Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor” (Juan 15:1-10)
Examinemos ahora punto por punto el texto anterior:
“YO soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto” Aquí su palabra enseña claramente que aun cuando alguno es constituido como pámpano, unido a Cristo, si no lleva fruto, será quitado de ese lugar de privilegio; como asimismo, si lleva fruto será limpiado para que lleve más fruto y así permanezca unido a Cristo.
“Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí” A pesar de que si alguno está en Cristo y es limpio, Jesús insta a que éste permanezca en esa condición y les previene de los resultados de no permanecer junto a él, lo que implícitamente da a entender que bien puede perder su calidad de pámpano unido a Cristo.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” Esta es una realidad, Jesús es la vid verdadera y nosotros somos los pámpanos; todo aquel que es puesto en este estado de privilegio (ser pámpano) si no permanece unido a Cristo, no tendrá la capacidad de hacer absolutamente nada. Si Jesús previene a los pámpanos que sin él nada pueden hacer, es simplemente porque existe la posibilidad de salir de estar junto a él o unido a él.
Quien se constituye en pámpano, es porque está unido a la vida de Cristo y por tanto es un hijo de Dios, y parte de Cristo.
“El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden” No solo existe la posibilidad de despegarse de Cristo, no hacer su voluntad y dejar de ser pámpano, sino aún más, Jesús sentenció que aquel que no dé el fruto deseado, se secará y será echado en el fuego (infierno) Aquí podemos ver con toda claridad que alguno bien puede estar férreamente unido a Cristo como pámpano o hijo de Dios, pero si no lleva frutos en su vida, será desgajado como pámpano, perderá su calidad de pámpano (hijo de Dios unido a la vida de Cristo), y será perdido y echado al fuego o infierno.
“Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho” Del mismo modo Jesús asegura que aquel que está unido a él y no sale de su lado, tendrá el privilegio de gozar de una íntima comunión con Dios y su Hijo Jesucristo y puede pedir lo que quisiere (dentro de la voluntad de Dios) y lo que pida le será hecho.
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo os he amado: estad en mi amor” La voluntad de Dios, su propósito al permitirnos entrar en un estado de tan alto privilegio como es ser unidos a la vida de Cristo, alimentados por la sabia de la vid verdadera, ser constituido en hijo de Dios (esto nos permite estar unidos a Cristo), es para que llevemos frutos, frutos de justicia, es decir en nuestra propia vida; y ser así genuinamente discípulos de Cristo. Si no se logra que este propósito se cumpla, seremos desarraigados como pámpanos y quedaremos fuera del amor de Dios.
“Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor” El glorioso estado de ser pámpano de la vid verdadera que es Cristo, es símil o sinónimo de guardar los mandamientos de Dios. Estar unidos a Cristo es estar en el amor de Cristo, guardar sus mandamientos y por consecuencia, estar en el amor de Dios.
Esto es bastante significativo, pues quien está en los mandamientos de Dios o de Cristo, quien está en el amor de Dios o de Cristo, y quien está unido a Dios o a Cristo como pámpano; es simplemente quien ha entrado a la condición de hijo de Dios y es salvo, y parte del pueblo de Dios; esto es innegable. Pero también podemos ver que a pesar de ser hijo de Dios, de gozar del amor de Dios, y ser parte de la Vid que es Cristo, podemos salir de ese estado y con un final tan triste como es ser echado en el fuego eterno. Todo esto nos dice a gritos, que la salvación se puede perder.
Mientras estemos bajo la cobertura de Dios, nadie nos puede arrebatar de sus manos; pero si nos soltamos de Cristo, estamos perdidos. "Sin mí nada podéis hacer". Mientras estemos en las manos de Dios, nadie nos puede arrebatar de su mano; pero si nosotros nos soltamos, estamos expuestos a perdernos.
Dios bendiga
porque escuchan la voz del pastor son sus ovejas y no al reves . alli estriba el error calvinista en esa errada postura.