Pongo aqui algunos escritos interesantes de los primero padres sobre los herejes contrarios a la Iglesia Catolica:
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Debido a las repentinas y repetidas calamidades e infortunios que nos han caído, creemos que hemos sido algo tardíos en volver nuestra atención a los asuntos que se disputan entre ustedes; amadísimos, especialmente esa abominable e impía sedición, totalmente aberrante y extraña a los elegidos de DIOS. La cual ha inflamado unas pocas desconsideradas y voluntariosas personas, llegando a tal punto, que el venerable e ilustre nombre de ustedes, digno de ser amado por todos los hombres, ha sido altamente difamado.” San Clemente de Roma, el cuarto Obispo de Roma 
(88 – 97 D.C)… Carta a los Corintios, 97 D.C…. 
“No se equivoquen, hermanos míos; si alguno sigue a uno que hace un cisma en la Iglesia, no heredará el Reino de Dios.” 
San Ignacio de Antioquia... 
Epístola a los  Filadelfios,  cap. III,  105 D. C. 
“Por lo tanto es inevitable que, los herejes antes mencionados, como están ciegos a la verdad,  vayan por caminos diferentes y extraviados, y por esto los vestigios de sus doctrinas están todos  diseminados sin acuerdo ni conexión.” 
San Ireneo... 
Contra las Herejías, 5, 20, 1, J257, 180 D. C. 
“ No tengo suficiente tiempo en el día para mencionar los nombres de todas las diferente sectas de los herejes.” 
San Ambrosio de Milán... 
El Misterio de la Encarnación de Señor, 5, 35, 382 D. C. 
“Los herejes se condenan por sí mismos,  ya que ellos por su propia escogencia  se retiran de la Iglesia,  un retiro  con el cual, como están conscientes de ello,  constituye  la  condenación.” 
San Jerónimo... 
Comentarios sobre la Epístola a Tito, 3, 10, J1371a, 386  D. C. 
“ Hagamos notar que cada tradición, enseñanza y fe de la Iglesia Católica, que nos dio el Señor,    desde el comienzo,  fueron   predicadas  por los  Apóstoles y fueron  preservadas  por los Padres.  Sobre esto se fundó la Iglesia;  y si alguien se aparta de ello,  en adelante ni es ni debe continuar siendo llamado  cristiano.” 
San Atanasio... 
Carta  a Serapio, 359 D. C. 
“Por lo tanto,  solo la Iglesia Católica  mantiene   la  verdadera  adoración.  Esta es la fuente de la verdad,  el domicilio de la fe,  el templo de DIOS.  Todo aquel que no entre  en ella  y  que no salga de aquí,  es un extraño  a la esperanza de la vida y la salvación... Porque, aunque,  todos  los diferentes grupos de herejes  están confiados en que ellos son los Cristianos,  y  piensan  que  la de ellos  es la Iglesia  Católica, que se  sepa:  que la verdadera Iglesia, es  aquella en la que  hay confesión y penitencia, y la que  toma un cuidado  integral de los pecados y las heridas  a los cuales está sujeta la  débil carne.” 
Lactancio... 
Las  Instituciones  Divinas, 304 D. C. 
“La Iglesia, instituida por el Señor y confirmada por los Apóstoles,  es una para  todos los hombres; pero,  el  franco desatino  de los  diversos  actos impíos de las sectas las  han cortado de ella.  No  se puede  negar  que  este desgarramiento   de la fe, en todas direcciones, ha surgido del defecto de una pobre inteligencia,  la cual tuerce lo que lee  para conformarlo a su opinión,  en lugar de ajustar  su opinión  al significado de lo que lee.   Sin  embargo,  mientras que los partidos individuales  pelean entre  ellos,  la Iglesia  se mantiene   revelada no solo por su propia doctrina sino por la de sus adversarios.  Y aunque todos  están  concertados  en contra de ella,  ella  refuta  el más  maligno   error que  todas ellas comparten,  por el  mismo hecho de que ella es sola y Una.   Por lo tanto, todos los herejes vienen en contra de la Iglesia;  pero,  mientras  todos los herejes se pueden conquistar unos a otros,  no pueden ganar nada por sí mismos.  Porque  la victoria  de ellas   es  el triunfo  de la Iglesia, sobre todas ellas.  Una  herejía  lucha contra  las enseñanzas de otra,  la cual la fe de la Iglesia  ya ha condenado, en la otra herejía,  porque no hay nada que los herejes tengan en común,  y  el resultado es que ellos afirman nuestra fe mientras  se  pelean entre ellos.” 
San Hilario de Poitiers... 
La Trinidad, 7,  4, 356 D. C. 
Dios les bendiga