Una de muebles.
Los conflictos políticos y económicos actuales tienen un denominador común. Son derivados de la concepción del mundo y del hombre. Hay gente para la que la libertad es estar bien arropado en su terruño, con un lenguaje diferente que le hace diferente, con una sublimación de una cultura y unas tradiciones que le hacen también diferente. Con todo bien arregladito para que se pueda esconder en un marco de oro y tengas muchas etiquetas diferentes para poder sentirse diferente y maduro. Y así, seguir engañándose con que busca sus raíces en su familia, en su raza y en su pueblo. En el fondo, esta persona sabe que no es gran cosa, por eso necesita arroparse con tantos muebles.
Al hombre le gusta amueblar su mente con muchos muebles, salones, pasillos y recovecos. Y hasta es posible que no vea nada malo en ello, pero el problema de los muebles viene a continuación, cuando constata que sus muebles son distintos a los del otro y quieres imponer su “estética”. El problema se acrecienta cuando discrimina a las personas que no tienen el mismo “gusto” que él. El problema se agrava cuando hay gente que antepone sus muebles a si mismo y está dispuesta a matar y a morir por ellos. Y entonces, cuando ha muerto, descubre que no había nada de auténtico en sus muebles, que eran sólo muebles y que no ha sabido disfrutar de “su casa”.
Llegará el momento en que tú mismo arrojes los muebles con los que arropas tu casa para sentirte bien en ella, vacía.
[]Cedesin>
Los conflictos políticos y económicos actuales tienen un denominador común. Son derivados de la concepción del mundo y del hombre. Hay gente para la que la libertad es estar bien arropado en su terruño, con un lenguaje diferente que le hace diferente, con una sublimación de una cultura y unas tradiciones que le hacen también diferente. Con todo bien arregladito para que se pueda esconder en un marco de oro y tengas muchas etiquetas diferentes para poder sentirse diferente y maduro. Y así, seguir engañándose con que busca sus raíces en su familia, en su raza y en su pueblo. En el fondo, esta persona sabe que no es gran cosa, por eso necesita arroparse con tantos muebles.
Al hombre le gusta amueblar su mente con muchos muebles, salones, pasillos y recovecos. Y hasta es posible que no vea nada malo en ello, pero el problema de los muebles viene a continuación, cuando constata que sus muebles son distintos a los del otro y quieres imponer su “estética”. El problema se acrecienta cuando discrimina a las personas que no tienen el mismo “gusto” que él. El problema se agrava cuando hay gente que antepone sus muebles a si mismo y está dispuesta a matar y a morir por ellos. Y entonces, cuando ha muerto, descubre que no había nada de auténtico en sus muebles, que eran sólo muebles y que no ha sabido disfrutar de “su casa”.
Llegará el momento en que tú mismo arrojes los muebles con los que arropas tu casa para sentirte bien en ella, vacía.
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