Re: UNA BREVE SINOPSIS DE LA HISTORIA PÚBLICA DE LA IGLESIA
El Edicto de Milán, 313 d.C. (G.H.S. Price)
A pesar de muchos y lastimosos fallos, se debe admitir que Constantino hizo muchas cosas de gran valor en su tiempo, y que su legislación en general da evidencia de la silenciosa acción de principios cristianos. Él fue el responsable de la redacción del famoso Edicto de Milán —a veces llamado la Carta Magna de la Cristiandad. Concedía a los cristianos una libertad total y absoluta para el ejercicio de su religión. Sería difícil encontrar un mayor contraste que el que se observa entre la posición de la iglesia al principio y al final del reinado de Constantino. Como bien ha dicho Miller: «La encontró encarcelada en minas, mazmorras y catacumbas, y excluida de la luz del cielo; y la dejó en el trono del mundo». Sin embargo, ello fue en cumplimiento de la profecía inspirada: «Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás» (Ap 2:13).
El Edicto de Milàn (Wikipedia)
(en latìn Edictum Mediolanense), conocido también como La tolerancia del cristianismo, fue promulgado en Milàn en el año 313 por el cual se estableció la libertad de religiòn en el imperio romano, dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente los cristianos. El edicto fue firmado por Constantino I el Grande y Licinio, dirigentes de los imperios romanos de Occidente y Oriente, respectivamente.
En el momento de la promulgación del edicto, existían en el Imperio cerca de 1.500 sedes espiscopales y al menos de 5 a 7 millones de habitantes de los 50 que componían al imperio profesaban el cristianismo. Después de la aprobación, se inició la etapa conocida por los historiadores cristianos como la Paz de la Iglesia.
El edicto o constitución imperial fue aprobado entre otra serie de medidas tomadas en conjunto por los emperadores romanos de oriente y occidente en junio del año 313.En el mismo se establecía lo siguiente:
"Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertad de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual se ejercite en las cosas divinas conforme al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás, cuanto los cristianos, conserven la fe y observancia de su secta y religión... que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle".
El Edicto de Milán, 313 d.C. (G.H.S. Price)
A pesar de muchos y lastimosos fallos, se debe admitir que Constantino hizo muchas cosas de gran valor en su tiempo, y que su legislación en general da evidencia de la silenciosa acción de principios cristianos. Él fue el responsable de la redacción del famoso Edicto de Milán —a veces llamado la Carta Magna de la Cristiandad. Concedía a los cristianos una libertad total y absoluta para el ejercicio de su religión. Sería difícil encontrar un mayor contraste que el que se observa entre la posición de la iglesia al principio y al final del reinado de Constantino. Como bien ha dicho Miller: «La encontró encarcelada en minas, mazmorras y catacumbas, y excluida de la luz del cielo; y la dejó en el trono del mundo». Sin embargo, ello fue en cumplimiento de la profecía inspirada: «Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás» (Ap 2:13).
El Edicto de Milàn (Wikipedia)
(en latìn Edictum Mediolanense), conocido también como La tolerancia del cristianismo, fue promulgado en Milàn en el año 313 por el cual se estableció la libertad de religiòn en el imperio romano, dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente los cristianos. El edicto fue firmado por Constantino I el Grande y Licinio, dirigentes de los imperios romanos de Occidente y Oriente, respectivamente.
En el momento de la promulgación del edicto, existían en el Imperio cerca de 1.500 sedes espiscopales y al menos de 5 a 7 millones de habitantes de los 50 que componían al imperio profesaban el cristianismo. Después de la aprobación, se inició la etapa conocida por los historiadores cristianos como la Paz de la Iglesia.
El edicto o constitución imperial fue aprobado entre otra serie de medidas tomadas en conjunto por los emperadores romanos de oriente y occidente en junio del año 313.En el mismo se establecía lo siguiente:
"Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertad de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual se ejercite en las cosas divinas conforme al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás, cuanto los cristianos, conserven la fe y observancia de su secta y religión... que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle".
Copias de las constituciones imperiales de Constantino y Licinio, traducidas del latín al griego.