En sí el asunto del culto católico tiene poco que ver con la Transustanciación, aunque se relaciona con la Adoración de la Eucaristía, ya que en ella está Cristo, pero para que quede claro, colocaré frases sueltas de un artículo de mi autoría, que está destinado a ser colocado en la Red dentro de algún tiempo:
Recordemos que en general, los hermanos separados de la Iglesia Católica, intentan encontrarle toda suerte de cosas malas a la Iglesia. Existen evangélicos que la califican como “no cristiana”, existen evangélicos que sacan a relucir todas las imperfecciones de la Iglesia Católica. Algunos Testigos de Jehová, Adventistas y Bautistas radicales creen que la Iglesia Católica es cosa del demonio, la “gran ramera”, la Babilonia, etc., etc., etc.
El culto es una parte muy importante de la religión católica, y por lo tanto, no se iba a salvar de los ataques de sectas y religiones cristianas “no católicas”.
En el caso de la Santísima Virgen María, nuestros hermanos protestantes, evangélicos y sectarios, cuestionan los dogmas principales que se refieren a la Madre de Cristo. Entre los dogmas marianos atacados, están el de la Asunción, el de la Inmaculada Concepción, y el de la Perpetua Virginidad de María. Siendo la Virgen María una figura tan atacada por los separados, el culto a la Virgen no podía quedarse fuera.
Dicen que sólo a Dios se le debe rendir culto. Algunas veces utilizan como arma de ataque la Biblia, y en otras, la doctrina cristiana que señala que solo Dios es perfecto, y nadie más.
Declaran que si se rinde culto a otras personas, a imágenes, o a estatuas, se está cayendo en el pecado de idolatría, que Dios prohibe la idolatría, y que, en pocas palabras, por idólatras nos vamos a ir al infierno.
Un Pastor evangélico decía que los católicos, por rendir culto a la Virgen y a los santos, y por pedirles su intercesión, no somos cristianos, “porque Dios prohibe la idolatría, y un cristiano verdadero no puede aceptar lo que Dios condena”.
Con semejantes declaraciones, uno como católico se asusta, y se dice: ¡Ah, caray!, ¿Seré yo un idólatra?
Si a mi un cristiano me dijera: Yo rindo culto a la Virgen y a los santos, ¿Soy por este motivo un idólatra?, yo le respondería: No, por supuesto que no, ¿Quién te dijo eso?
El culto católico NO es idolatría.
¿Por qué no?, preguntaría un sectario.
La respuesta católica es: Porque la idolatría es la adoración a objetos, seres imaginarios, personas, animales, en una palabra, la idolatría es la adoración a algo que no es Dios. El culto católico no es ninguna adoración, y no siendo adoración, no es idolatría.
¿A poco el culto católico no es “adoración”?, preguntaría, recalcando mucho la palabra “ADORACIÓN”?
Aquí recalco que el gran error de nuestros hermanos separados es creer que cualquier oración, devoción, o especial dedicación a alguien, es “adoración”. Supongamos que yo beso a mi novia apasionadamente y le digo: “te adoro, mi amor”. ¿Con eso, hermanos míos, estaría yo cometiendo idolatría?
¡Caramba, no hay que ser tan radicales! Estaría cometiendo idolatría si dijera: Mi amor, creo que tú eres divina, que posees la sabiduría universal, que eres quien rige mi destino, pongo mi vida en tus manos, sólo tú puedes salvarme.
Hay que saber distinguir entre la devoción especial, o VENERACIÓN, y la verdadera Adoración, la que es únicamente a Dios.
La Adoración es solamente a Dios, y consiste en amarlo por sobre todas las cosas, creer que SOLO ÉL nos puede salvar, aceptarlo como Creador, Juez y Dueño en todo y de todo, aceptar que SOLO ÉL es perfecto, que SOLO ÉL precede a todas las cosas.
La Veneración, en cambio, tiene dos grados: dulía e hiperdulía. La única diferencia en ambos grados es que uno es más grande que el otro, pero en general, la Veneración consiste en un respeto y devoción especial hacia una persona. Esa Veneración consiste en amar a dicha persona, quizá mucho, pero sin sobreponerlo a Dios, se le reza y se le piden intercesiones, pero NUNCA:
Se le considera perfecto
Se le pone por encima de Dios
Se cree que puede hacer por nosotros lo que Dios no puede
La dulía es la veneración o devoción especial que sentimos hacia los santos, la hiperdulía está reservada a la Santísima Virgen María, dado que creemos:
Que a diferencia de los Santos, nació sin pecado original
Que a diferencia de los Santos, fue llevada al cielo en cuerpo y espíritu
Que es la Madre de Dios (OJO: de Dios HECHO HOMBRE)
¿Cuál es el problema, entonces?
El problema es que, y ese era el problema de un evangélico, muchas veces el sentimiento de veneración suele ser confundido con el sentimiento de adoración.
Decía este amigo que estando en medio del culto, difícilmente puede un católico hacer diferencia entre sus sentimientos de Adoración y Veneración, dado que en ambos casos reza, se persina, enciende veladoras, etc.
Sin embargo, yo invito a nuestros hermanos separados, a que se acerquen a un católico rindiendo culto a María o a los santos, y le pregunten: “Hermano, ¿Está usted adorando a la Virgen?, ¿Está usted amándola sobre todas las cosas?”
Si el católico es verdadero, les responderá: NO, estoy venerándola como a mi Madre.
Ningún católico sincero cree que a María y a los santos se les debe ADORAR, se sabe que es VENERACIÓN la que se les rinde.
Sugerencia a los católicos: Cuando un hermano separado insista sobremanera en que los católicos adoramos a la Virgen y a los Santos, dígales lo siguiente: Yo afirmo que los VENERO, no los ADORO. Si tú no me crees, es tu problema, hermano. Si puedes leer mis pensamientos y decir que yo ADORO y no VENERO, entonces te felicito por tus dotes telepáticas. Sin embargo, yo digo que VENERO, y tú tienes que probar que estoy ADORANDO y no VENERANDO. Si no puedes probarlo, respeta mi afirmación al respecto.
Y sin embargo, todavía no me lo van a creer, pero hay gentes que no se conforman con eso, el Pastor de quien les hablo decía en su Página Web que los católicos “intentamos justificar” nuestra “adoración” a María y a los santos, disfrazándola con la palabra “veneración”.
Como dije antes; que aprendan primero a leer la mente, y que luego nos digan si estamos adorando, o venerando. ¿Cómo pueden saber lo que hay en nuestro corazón?
En relación al culto católico, no solo es la Veneración la que critican, sino que algunos también nos atacan por el lado de las imágenes, basándose en textos de la Biblia, donde dice que “No te harás imagen ni ninguna semejanza”.
Bueno, hay que recalcar que Dios prohibe el uso de imágenes cuando se les rinde culto idolátrico, I-D-O-L-A-T-R-I-C-O. Es decir, Dios nos prohibe ADORAR imágenes.
Si Dios nos prohibiera las imágenes, estarían prohibidos los cuadros de flores, bodegones, las pinturas, el Arte, las fotos de nuestros seres queridos, y pensar que Dios prohibió eso, resulta ridículo. Dios nos dio los ojos para ver y disfrutar de su creación, y de nuestras propias creaciones como el Arte, los cuadros.
Los que más ferozmente atacan a los católicos, dicen que somos diabólicos idólatras que adoramos las imágenes, pero no hay nada más falso que eso.
Los católicos no adoramos las imágenes de Jesucristo, adoramos a Jesucristo. Su imagen es sólo una representación que mueve nuestra devoción y nos ayuda de forma psicológica a orar, pero nada más.
Escuchen el siguiente ataque de un hermano evangélico:
“Tenemos también que rechazar la afirmación de que las oraciones que se dirigen a las imágenes, sean éstas de María o de los santos, no se dirigen realmente a las imágenes sino a las personas que representan. Si esto es así, ¿por qué van cada año a la Virgen de Lourdes multitudes innumerables en busca de curaciones, si en cada iglesia católico-romana existen imágenes de esta misma Virgen María?”
Observen que el argumento, planteado de esta forma, podría dejar callado a un católico poco lógico, pero no se necesita pensarle mucho, para responder:
“Ya sea la gruta de Lourdes, el Cerro del Tepeyac o la Coba de Iría en Fátima, todos esos son “lugares de devoción”. Los peregrinos que acuden a esos lugares se sienten más cercanos a María, y en hermandad unos con otros, todos en un mismo lugar.
Quienes por sus medios económicos no pueden ir a esos lugares, pueden venerar a María desde una iglesia o su hogar, sin que valga menos su veneración. Un viaje en peregrinación no carece de atractivo, y si se puede visitar lugares desconocidos, ¿Por qué no hacerlo?”
Para concluir, a mi juicio, un ataque como estos son simplemente inútiles, porque no prueban que los católicos estemos “adorando” a María.
A quienes insisten en que no hay citas bíblicas que apoyen la intercesión, les invito a observar la siguiente cita:
”Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad, y ruega al Señor, a ver si se te perdona ese pensamiento de tu corazón; porque veo que tú estás encadenado con la amargura de la hiel y encadenado por la maldad. Simón respondió: Rogad vosotros al Señor por mi, para que no venga sobre mi ninguna de esas cosas que habéis dicho”. (Hechos 8, 22-24)
En este episodio, Simón el Mago les ofreció dinero a Pedro y a Juan para que le dieran el poder de hacer milagros, y Pedro (Como líder de la Iglesia), condenó su actitud y lo amonestó severamente. Simón les pide claramente que intercedan ante Dios por él, y en ningún momento, Pedro o Juan le dicen que no, que sólo crea en Dios y ya será salvo, y que no pueden interceder ante Dios por él.
Otra cita bíblica demuestra la validez de la intercesión, tenemos:
“Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mi” (Filemón 10-11)
San Pablo está intercediendo ante Dios por Onésimo, y NO le dice a Filemón:
“Espero que este mi hijo Onésimo, entienda que debe pedir a Cristo interceda por él ante Dios”
Si el mismo San Pablo intercede ante Dios por otra persona, ¿Quiénes son nuestros hermanos separados para contradecir a San Pablo?
Un hermano evangélico que debatió conmigo por medio del mail, me decía que “Oraba a Dios por mi, para que me hiciera entender su luz y seguir su camino”. ¡Estaba intercediendo ante Dios por mi!
Orar por nuestros hermanos es interceder ante Dios por ellos, pedirle a Dios por ellos, rogarle por ellos, y en definitiva, servimos de intercesores.
¿Es Cristo el único intercesor?
La doctrina católica de la intercesión, en realidad, no tiene nada de criticable. Sin embargo, siendo una enseñanza católica, vemos ahí a nuestros hermanos equivocados intentando encontrarle errores.
Creemos que Cristo es nuestro mayor intercesor, porque es el Hijo de Dios, y también es Dios.
Un razonamiento lógico estricto sería:
“Si Cristo es Dios, ¿Cómo va a interceder Dios ante sí mismo por nosotros?, es una redundancia y una contradicción".
Sin embargo, Cristo, como Hombre, puede interceder ante Dios por nosotros, y puesto que Dios “tiene en él sus complacencias”, es lógico que Cristo sea un eficaz intercesor.
Sin embargo, María y los santos, cuando vivían, eran tan seres humanos como nosotros, y muy bien pueden “rogar a Dios por nosotros”, o interceder ante Él por nosotros.
Un católico, al orar a María, NO dice:
“Santísima Virgen, perdóname, purifícame, llévame al cielo”.
En el Ave María, decimos:
“Ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén”
En el Salve, decimos:
“Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de recibir las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo, Amén”
Ciertamente estamos pidiéndole una intercesión, no un perdón. No le estamos pidiendo a María que nos salve, que nos perdone, que nos redima, sino que “ruegue por nosotros”.
¿No resulta esperanzadora la idea de tener alguien que rece por nosotros?, ¿No resulta esperanzadora la idea de que alguien esté rogándole a Dios por nosotros?
Hermanos, no veo por qué atacar esta doctrina piadosa, cuando los mismos que la atacan suelen “orar a Dios por sus hermanos”, intercediendo ante Dios por ellos.
Saludos!!!!!!
