Transustanciacion .......?

P@BLO

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12 Agosto 2000
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¿tiene el sacerdote el poder de convertir el el pan y el vino en la sangre y cuerpo de Cristo?
¿esta creencia esta basada en la Biblia? .........
 
Re: Transustanciacion .......?

Originalmente enviado por: P@BLO
¿tiene el sacerdote el poder de convertir el el pan y el vino en la sangre y cuerpo de Cristo?
¿esta creencia esta basada en la Biblia? .........

¡Hola, Pablo! ¡Bienvenido a los Foros!

¿Puede un alquimista convertir una piedra caliza en oro?

¿Crees que pan y vino son la "piedra filosofal"?

El cristianismo no tiene nada que ver con la magia.

Un abrazo en Cristo
 
gracias hno, por tu bienvenida...
en realidad me has echo reir con tu analogia, pero tienes mucha razon.
espero ser de aporte en los foros ..
se despide tu hno.en Cristo
 
Un alquimista de la edad no podía convertir la piedra caliza, suponiendo que se refiera al carbonato de calcio. Hoy con mayor o menor dificultad la técnica puede transformar el carbonato de calcio en oro. No se hace por razones lógicas, pues es darse un gusto innecesario.
La transustanciación es un problema de fe.
La paz de Cristo.
 
Originalmente enviado por: jmjg1
Un alquimista de la edad no podía convertir la piedra caliza, suponiendo que se refiera al carbonato de calcio. Hoy con mayor o menor dificultad la técnica puede transformar el carbonato de calcio en oro. No se hace por razones lógicas, pues es darse un gusto innecesario.
La transustanciación es un problema de fe.
La paz de Cristo.

Dios es Dios y el pan es pan.
“El pan de Vida “ es el Señor Jesucristo y El está presente corporalmente a la diestra de Dios y espiritualmente en medio de donde se congregan dos o mas, tambien esta en el corazón del creyente. Dios se hizo hombre y tomó para si carne y sangre, no trigo. Este elemento es alegórico, del mismo modo que es “la puerta” o es “el camino” El es la segunda persona de la Trinidad y no esta presente ahora corporalmente de modo tangible ni visible hasta que haya puesto a sus enemigos por estrado de sus pies, en tanto no le podemos tocar, ni ver ni convertir de una sustancia a otra (transustanciación) pretender "reducir" a Dios a una hogaza de pan es producto de la alquimia no una cuestión de fe sino de discernimiento.

Un saludo.
 
Si la doctrina de la transustanciación es FALSA, tendremos que suponer que Jesucristo, cuando dio a sus Apóstoles PAN (de trigo), y dijo ESTE ES MI CUERPO, y cuando les dio la COPA (con vino de uva), diciendo ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, una de dos:
1.- O esta loco
2.- O estaba mintiendo al afirmar que pan y vino eran SU CUERPO Y SU SANGRE.
Escogan, please.

La Iglesia Católica escoge:
El Pan y el Vino son real y efectivamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo, tal y como Él mismo pronunció con dichas palabras, en la Última Cena, testimoniada, para que no quede duda, en los tres primeros evangelios, y defendida en el Evangelio de San Juan 6, 51-58.
 
sabemos q' los elementos no se convirtieron en la propia sangre y cuerpo de Cristo, porque cuando El los "bendijo", El estaba corporalmente alli!. el no cambio ,ni se convirtio en liquido, su sangre corria por sus venas, su cuerpo encima de sus huesos. Por eso el hablaba en forma simbolica, como cuando hablo: "yo soy la puerta" (Juan 10:9), solo hablaba en forma simbolica.
veamos una parte de la Biblia, donde tambien se hablo de la sangre:
en cierta ocasion 3 amigos del rey David, escucharon el deseo de David por beber agua del pozo de Belen. Ellos lo hicieron pero con un gran peligro por pasar por las filas de los filisteos. cuando le llevaron el agua a David, y este supo la hazaña q' hicieron para conseguirla, este se rehuso a beberla:
"he de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida" (2º Samuel 23:17).
nadie supone queria suponer q' el agua era realmente sangre, sino q' el uso esta expresion en sentido figurado. asi igual Jesus en la Ultima Cena.
Aun asi por espacio de siglos, el romanismo ha insistido en una traduccion literal de las palabras de Nuestro Señor.
Pero aun despues de que Jesus bendijo el sacramento, lo llamo "fruto de la vid", y no su sangre.
Si los elementos de la comunion se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo, ¿como podriamos tomarlo "en su nombre".... hasta su regreso?.
Si el vino se convirtiese en sangre durante el rito misal -como se dice ser-, entonces el tomarlo estaria prohibido por las Escrituras (Hechos 15:20, etc.).
Tal vez la prueba mas evidente de que la transustanciacion es un FRAUDE, radica en el hecho de que no hay cambio alguno durante la supuesta transustanciacion. el romanismo admite que no hay cambios visibles en los elementos: tienen el mismo sabor, color, forma, peso; despues de que han sido supuestamente convertidos. El pan, sabe a pan, huele a pan, pero en la mente del catolico es Cuerpo de Cristo; el vino, huele a vino, y si se toma en exceso, emborracha, pero el catolico devoto debe creer que eso es sangre. Esta idea es una Gran Contradiccion.
A los catolicos de les EXIGE creer en esto, ya que si aceptan este dogma, estaran perdidos "eternamente". Asi lo proclamo el concilio de Trento, que hizo de esto una doctrina oficial, y pronuncio maldiciones sobre cualquiera que lo negara.
bueno podria seguir, pero creo que con todo lo que expuse, sean capaz de demostrarme lo contrario, y con pruebas dignas.
 
Para dar una respuesta, necesito repasar con minuciosidad la teología de la transustanciación, por lo tanto, espero con un poco de tiempo exponer aquí los argumentos católicos.
Mientras tanto, una duda: Todas las referencias al Pan y al Vino como Cuerpo y Sangre de Cristo, son dichas de manera literal, basta ver Juan 6. Si la interpretación literal era incorrecta, ¿Cómo es que Jesús nunca la corrigió?, si Él, omnisciente y dotado de ciencia infusa, sabía que durante 1500 años la Iglesia Católica enseñaría dicha doctrina como literal, ¿cómo es qué el Espíritu Santo no inspiró a quienes escribieron la Biblia, para que explicaran el sentido "simbólico" de las palabras de Jesús?
¿Cómo es que los 3 Evangelios que relatan la Última Cena lo digan de modo literal, y ninguno lo diga de modo simbólico, ni explique que se trata de algo simbólico?
¿Contiene la Biblia la explicación del "simbolismo", tantas veces mencionado literalmente, de la Eucaristía?

Saludos!!!!!
 
primero que todo aqui en Chile hay un dicho:
"el que NO esta INFORMADO, NO PUEDE tener OPINION"
asiq' me parece acertado que revise su teologia.
bueno usted comprendera que yo soy estudiante y que mañana voy al Liceo, asiq' no puedo estar mas. espero verlo mañana para que veamos mas a fondo el Tema. lo espero ...
bueno yo creo que usted debe ser una persona muy respetable en el ambito de teologia catolica. asi que se preguntara como un pequeño de 15 años lo pone en aprietos ....jiji :D ...
eso es para que vea que tan contradictoria y liviana es su teologia de la transustanciacion y que esta basada sin ningun fundamento valedero.
adios
 
Originalmente enviado por: P@BLO
primero que todo aqui en Chile hay un dicho:
"el que NO esta INFORMADO, NO PUEDE tener OPINION"
asiq' me parece acertado que revise su teologia.
bueno usted comprendera que yo soy estudiante y que mañana voy al Liceo, asiq' no puedo estar mas. espero verlo mañana para que veamos mas a fondo el Tema. lo espero ...
bueno yo creo que usted debe ser una persona muy respetable en el ambito de teologia catolica. asi que se preguntara como un pequeño de 15 años lo pone en aprietos ....jiji :D ...
eso es para que vea que tan contradictoria y liviana es su teologia de la transustanciacion y que esta basada sin ningun fundamento valedero.
adios


Pablo, ¿tan solo 15 años?.....bienaventurado eres , varón....porque el Espíritu del Señor está sobre ti.........


Como ves, nuestro amigo Golan, debe acudir a revisar la teología de su "iglesia"; tu, le contestas con la Palabra de Dios....me recuerdas a David, usando la onda.......
 
Originalmente enviado por: Golan Trevize
Para dar una respuesta, necesito repasar con minuciosidad la teología de la transustanciación, por lo tanto, espero con un poco de tiempo exponer aquí los argumentos católicos.
Mientras tanto, una duda: Todas las referencias al Pan y al Vino como Cuerpo y Sangre de Cristo, son dichas de manera literal, basta ver Juan 6. Si la interpretación literal era incorrecta, ¿Cómo es que Jesús nunca la corrigió?, si Él, omnisciente y dotado de ciencia infusa, sabía que durante 1500 años la Iglesia Católica enseñaría dicha doctrina como literal, ¿cómo es qué el Espíritu Santo no inspiró a quienes escribieron la Biblia, para que explicaran el sentido "simbólico" de las palabras de Jesús?
¿Cómo es que los 3 Evangelios que relatan la Última Cena lo digan de modo literal, y ninguno lo diga de modo simbólico, ni explique que se trata de algo simbólico?
¿Contiene la Biblia la explicación del "simbolismo", tantas veces mencionado literalmente, de la Eucaristía?
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Tobi
En primer lugar ¿de donde saca los 1500 años? ¿Puede decirnos la fecha exacta de cuando se promulgó dicho dogma y en que Sínodo o Concilio fué definida la famosa transubstanciación?
Respecto a la simbología fué PERFECTAMENTE definida por el mismo Señor Jesucristo. Comencemos por el texto que usted cita de Juan 6.
Usted y vuestra Institución (amén de Tomas de Aqui-no) obvian de Juan 6 los versos del 60 al 63. Observe que al verso 51 le da su interpretación en el 63. Veámoslo:
En el 51 afirma: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan , vivirá para siempre; y el pan quie yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo"
Que está hablando mediante una clara simbología lo prueba el verso anterior, el 49, donde afirmó: "Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron".
Seguidamente el quid de la simbología en el 63: "El espíritu es el que da vida; LA CARNE NO APROVECHA PARA NADA

Pero no acaba aquí la cuestión. En Lucas 22: 17-20 y para que no haya la menor duda advierte previamente que se trata de una simbología. He aquí sus palabras en el verso 18: "porque os digo que no beberé ya más del FRUTO DE LA VID, hasta que venga el Reino de Dios".
Aquí se nos dice explícitamente que lo que ofrece a sus discípulos es el fruto de la vid. Es una advertencia clara sobre algo que hubiesen repugnado sus discípulos. El beber sangre puesto que estaba prohibido por la ley. Eso se confirmo en el llamado Concilio de Jerusalen (Hech. 15) Veamos cual fué la recomendación del aquel Sínodo respecto a los gentiles. Esta en el verso 20: "...que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo estrangulado Y DE LA SANGRE".
Por último las palabras finales: "Hacedlo en MEMORIA MIA. Si Jesús esta presente en el pan y el vino debería haber dicho EN PRESENCIA Y NO EN MEORIA MIA.
Como ve que las Escrituras aclaran con todo detalle que se trata de una simbología.

Hasta aquí el testimonio de las Escrituras ahora vayamos al teológico.
Cuando Jesus pronunció las palabras a las que tanto se aferra el romanismo: "Este ES mi cuerpo y esta ES mi sangre" Pregunto: ¿Cual era la naturaleza del cuerpo de Cristo? ¿Era un cuerpo glorificado o por el contrario era un Cuerpo Pasible y Mortal? Evidente que era pasible y mortal puesto que padeció y MURIO en la cruz. Consecuentemente si la Santa Cena se realizó antes de su resurrección o antes de morir el la cruz, y de admitir vuestra pretendida literalidad, los apostoles comieron y bebieron carne y sangre pasible y mortal. No olvide que esto era condenado por la ley de Dios.
Lamento decirle Sr. Trevize que hay una frase latina que define su defensa.

Aures habent et non audiunt.



Saludos!!!!!
 
bueno yo creo que usted debe ser una persona muy respetable en el ambito de teologia catolica.
No, lo siento, yo soy muy respetado ni muy conocido en el ámbito de la teología católica, simplemente porque no soy teólogo. Estudio teología por mi cuenta propia y sé de Teología, pero hay cosas que comprenden demasiados conceptos, y no sólo hay Teología sobre los Siete Sacramentos, sino sobre muchas cosas. Dentro de los Sacramentos ,el de la Eucaristía es precisamente el más extenso, por eso voy a ir con cuidado.

asi que se preguntara como un pequeño de 15 años lo pone en aprietos ....jiji
¿Ponerme en aprietos?? Simplemente cuestionas la Eucaristía, en un momento en el que yo no estoy precisamente estudiando la Eucaristía. En estos momentos me estoy centrando en la Teología sobre la existencia de Dios, de modo que necesito repasar el tema de la Eucaristía, para no dar respuestas falsas. ¿O prefieres que responda inmediatamente? Si me preguntas por qué el sacerdote tiene poderes para efectuar la Eucaristía, te respondo que Cristo dijo a Sus apóstoles: "Haced esto en conmemoración mía".
Y si presumes de ponerme en aprietos, presumes de nada, yo también hice una pregunta, y la repito de otro modo más claro:
¿Dónde y cómo explica la Biblia el contexto simbólico de la Eucaristía?
Cristo explicó las parábolas, ¿No crees que la Eucaristía también merecía una explicación, que yo leo en Juan 6?

eso es para que vea que tan contradictoria y liviana es su teologia de la transustanciacion y que esta basada sin ningun fundamento valedero.
¿Contradictoria por qué?
Liviana para ustedes, pero es más liviano usar algo simbólico, que algo real.
La teología se basa precisamente en la Biblia, ¿Acaso no es la Biblia un fundamento valedero?

Maripaz: Como ves, nuestro amigo Golan, debe acudir a revisar la teología de su "iglesia"; tu, le contestas con la Palabra de Dios....me recuerdas a David, usando la onda.......
No me contestó con la Palabra de Dios, simplemente dice que es simbólico y no real. Yo ya pregunté dónde y cómo explica la Biblia el "simbolismo" de la Eucaristía, y ni con la Palabra de Dios ni con nada, me han contestado.

¿Puede decirnos la fecha exacta de cuando se promulgó dicho dogma y en que Sínodo o Concilio fué definida la famosa transubstanciación?
Durante la Última Cena de Cristo, como constatan los Evangelios de Lucas, Mateo y Marcos. Hablar de los sínodos es hablar sobre el dogma en sí, cosa que prometí, y que espero colocar hoy mismo, dependiendo de mi tiempo y de mi accesibilidad a Internet.

En el 51 afirma: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan , vivirá para siempre; y el pan quie yo daré es MI carne , la cual yo daré por la vida del mundo"
Correcto.


Seguidamente el quid de la simbología en el 63: "El espíritu es el que da vida; LA CARNE NO APROVECHA PARA NADA
Exacto, la Eucaristía no es alimento para el cuerpo, sino alimento para el espíritu.

Por último las palabras finales: "Hacedlo en MEMORIA MIA. Si Jesús esta presente en el pan y el vino debería haber dicho EN PRESENCIA Y NO EN MEORIA MIA.
No entiendo qué quiere decir aquí, "Hacedlo en memoria mía", es el justificante de la repetición de la Misa a lo largo de los siglos.

Como ve que las Escrituras aclaran con todo detalle que se trata de una simbología.
¿Con "todo detalle"? Yo no veo ningún detalle, acaso se dice:
Este es como mi cuerpo, esta es como mi sangre
Esto representa mi cuerpo, esto representa mi sangre
Pero esto que os digo es otra parábola
Haced esto en representación de mi cuerpo y mi sangre.

¿Donde está el "todo detalle"?

Consecuentemente si la Santa Cena se realizó antes de su resurrección o antes de morir el la cruz, y de admitir vuestra pretendida literalidad, los apostoles comieron y bebieron carne y sangre pasible y mortal. No olvide que esto era condenado por la ley de Dios.
Esto ya no se limita a la Eucaristía, sino a la naturaleza divina de Cristo. Su cuerpo, si bien pasible y mortal, pertenecía a Dios, y por lo tanto, con atributos divinos, de no ser así, no hubiera podido hacer milagros, ni hubiera brotado agua de su costado.
¿Si era condenado por la Ley de Dios, entonces por qué Jesús repite y repite que el Pan y el Vino son Su Cuerpo y Su Sangre?

En lo que coloco el estudio teológico, cito algunas fuentes de información:


Encuentra.Com sobre la Eucaristía

http://apologetica.org/eucaristia-evangelios.htm

http://apologetica.org/eucaristia-presencia.htm

http://www.aciprensa.com/Eucaristia/sacralidad.htm

http://www.corazones.org/sacramentos/eucaristia/a_eucaristia.htm

Saludos!!!!!!!!:D
 
Transubstanciacion

Transubstanciacion

Saludos a todos mis hermanos en Cristo y a los amigos y conocidos.

Bueno, esta doctrina de la Transubstanciación enseña canibalismo literalmente.

El catolicismo enseña que el pan y el vino son el cuerpo y sangre verdaderos de Jesucristo, y que tenemos que comernoslo, mientras que la Biblia enseña que el pan y el vino es un simbolismo del mismo Cristo.

Ahora bien, El Vaticano se apoya en el siguiente versículo para hacer esta doctrina:


"Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero".
Juan 6:53-54


Ahora bien, este versiculo solo parece enseñar esa doctrina, pero, recordemos que siempre hay que leer el texto dentro del contexto, ok?, por lo tanto veamos que dice el contexto:


"Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás".
Juan 6:33-35


La vida eterna se obtiene al CREER en Jesucristo, no al comernos su cuerpo literal:


"Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna".
Juan 6:40

"El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida".
Juan 6:63

"Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis".
Génesis 9:4

"Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre".
Levítico 17:12


Ahora bien, veamos mas versículos:


"Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí".
1 Corintios 11:23-24

"Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí".
1 Corintios 11:25

"Y (Jesús) tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí ".
Lucas 22:19


Aqui claramente nos indica que la santa cena se tiene que hacer en MEMORIA de Cristo, por lo tanto, el asunto del pan y el vino es simbólico.

En el amor de Cristo

auro
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EL DOGMA EUCARISTICO: LA TRANSUBSTANCIACION EXPUESTA A LA LUZ


El siguiente estudio sobre la supuesta presencia real y literal del Señor Jesucristo en la Eucaristía fue hecho en respuesta a la petición de un sacerdote de la iglesia católico romana. Habiendo encontrado. Un gran error en esta pretensión, y creyendo que muchos cristianos sinceros y amantes de la verdad agradecerían una exposición del mismo, presento este estudio para la consideración de todos los que quieran conocer y convencerse de la verdad, según las Sagradas Escrituras.
La palabra "eucaristía" viene del griego, y significa acción de gracias, debido a que el Señor Jesús dio gracias al Padre por el pan al instituir la Santa Cena, en la cual se recuerda con gratitud la expiación de nuestros pecados por su muerte en la cruz. Pero según la iglesia romana, se refiere particularmente al pan y al vino de la Santa Cena, que, según ella mantiene, se convierten o transubstancian por medio de su consagración por un sacerdote, en la verdadera y literal carne y sangre de Cristo, o más bien, en el mismo Cristo, divino y viviente; de donde viene la palabra "transubstanciación".
El dogma de la transubstanciación fue promulgado por primera vez en el año 1215, por el Concilio de Letrán, convocado por el Papa Inocencio III. En el Concilio de Trento, Ses. 13, el 11 de oct. de 1551,la transubstanciación fue declarada dogma de fe, bajo anatema para todos los que la rechazan, en las siguientes palabras: "Si alguien negare que en el sacramento de la santísima Eucaristía se hallan contenidos verdadera, real, y substancialmente el cuerpo y la sangre, junto con el alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo; y afirmare que el Señor se halle allí únicamente en símbolo, figura o poder, el que tal dijere, sea anatema".
Por amor de la verdad, y en vista del anatema que la iglesia romana pronuncia contra todos los que no aceptan este dogma, nos conviene examinar detenidamente el fundamento en que se establece el dogma. Porque si fuera verdad, entonces no sólo los protestantes y evangélicos que creen que el pan y el vino eucarísticos son símbolo o representación del cuerpo y sangre de Cristo, sino que todo católico romano también que no cree que Jesucristo, entero y vivo, está literalmente presente en toda hostia que come, es hereje, y por tanto está bajo el anatema o maldición de la iglesia romana.
El dogma de la transubstanciación se funda principalmente sobre cuatro bases: 1) la tradición, o las opiniones de teólogos y Padres de la iglesia; 2) una interpretación literal y materialista del discurso de Cristo en S. Juan, cap. VI, versículos 48-58; 3) una interpretación literal e irracional de las palabras de Jesús de la Santa Cena; y 4) el hecho de que con Dios todo es posible. Vamos a considerar estas cuatro bases en que se apoya el dogma de la presencia real y substancial del Señor Jesús en la Eucaristía.

LA TRADICION SE CONTRADICE

Tratando de la tradición, la iglesia romana habla del "unánime sentir de las iglesias", cuando en realidad no se encuentra tal unanimidad. Aun las autoridades católico romanas se contradicen abiertamente a sí mismas. Por ejemplo, el Jesuita J. Weninger,'escribiendo de la Eucaristía, declara que el "Jesucristo real y verdaderamente presente con su Cuerpo y Sangre, con su Alma y Divinidad; el mismo que, recién nacido, fue recostado en el pesebre, el mismo que descansaba reclinado sobre el Corazón virginal de María, el mismo que trabajaba en Nazaret con San José", etc., etc.; como también otros en palabras semejantes. Mientras hay otros, por ejemplo el Ilmo. Obispo Scío, refiriéndose al comer la carne y beber la sangre de Cristo, en sus notas aprobadas por el Papa Pío VI, dice: "No debéis entender, que esto haya de ser de una manera carnal y grosera, sino espiritual, aunque muy real". Y el Pbro. Gmo. Jünemann en su Nuevo Testamento, dice: "Advierte Cristo, que no hablaba de su carne material, mortal, sino de la glorificada, espiritualizada".
La iglesia romana pretende, como dice el Abate Bergier en su Diccionario de Teología, que "en todos los siglos los PP., los concilios, las liturgias, las confesiones de fe y los autores eclesiásticos se sirven de unas mismas expresiones y presentan el mismo sentido", y que "en ninguna parte se ha suscitado cuestión alguna acerca de dicho sacramento". Pero en otra página dice: "No es de admirar que este dogma haya sido atacado desde los primeros siglos de la Iglesia". El hecho es que Pascasio Radberto, del siglo noveno, fue el primero que abogó formalmente por la transubstanciación como una doctrina, o_sea la interpretación literal y materialista de las palabras "carne" y "sangre" de Jesucristo; lo cual despertó mucha oposición de parte de los grandes teólogos y santos de la iglesia. Y no se-halla la famosa palabra "transubstanciación" hasta el tiempo de Hildeberto, arzobispo de Tours, en el siglo doce. El mismo Abate Bergier dice, hablando de Hildeberto: "Este es el primer autor en que se halla la palabra Transubstanciación". Además, hablando del Concilio de Letrán, del siglo trece, dice: "Allí se halla por primera vez la palabra transubstanciación para expresar la conversión del pan y del vino en cuerpo y sangre de Jesucristo". Así, por autoridad católico romana, tenemos el hecho que tal "transubstanciación" no fue aún conocida en la iglesia hasta mil años después de Cristo y sus Apóstoles.
Además, no es mi propósito entrar en el terreno de las opiniones de teólogos y eclesiásticos antiguos o modernos, porque, por medio de una comparación de distintas ediciones de los escritos de los Padres de la iglesia, se ha probado repetidas veces que se han cambiado o corrompido estos escritos para obtener mayor apoyo para ciertos dogmas y prácticas. Frecuentemente los sacerdotes romanos toman mucha libertad al citar pasajes de las Sagradas Escrituras, según les convenga a sus fines; y es natural que tomaran tanta libertad o aun más al citar los escritos humanos. Por tanto, al meternos en las tradiciones u opiniones de hombres es meternos en un fango de donde no podemos sacar nada en limpio. Los protestantes han citado a los Padres de la iglesia en apoyo de su posición tanto como los católico romanos los han citado para apoyar la suya; porque muchas veces ellos también hablaban figurativamente.
En fin, hay una cosa de que podemos estar absolutamente seguros, a saber, que nunca ha existido unanimidad en favor de la transubstanciación del pan y del vino eucarístico en carne y sangre literal de Cristo; y como hay tanta contradicción entre las opiniones de hombres, no conviene ocupar el tiempo con ellas, cuando tenemos la misma palabra de Dios. Las tradiciones de la iglesia romana se han desarrollado con el progreso de los siglos, pero la fe cristiana se establece en la verdad de Dios, la cual se encuentra en la Palabra de Dios. "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20).

UNA INTERPRETACION FALSA

Uno de los argumentos que la iglesia romana ha empleado para apoyar el dogma de la transubstanciación se halla en una interpretación literal, materialista, y aun grosera, de las palabras de Jesús en el capítulo VI de San Juan, versículos 48 hasta 58, aplicándolas a la vez, al pan y al vino de la Eucaristía. Pero una consideración, aun ligera, de este pasaje nos muestra que no se presta para una interpretación literal, y tampoco tiene referencia a los elementos de la Santa Comunión. Si el Señor Jesucristo hablaba de su carne y sangre en sentido literal en este pasaje, como la iglesia romana pretende, y si la hostia y el vino debidamente consagrados fueran también la carne y sangre literal y verdadera del Señor, entonces lo que Cristo decía de su carne y sangre se aplicaría igualmente a la hostia y al vino eucarístico, y por tanto se podría sustituir la palabra "hostia" en lugar de Jesús o su "carne", en este pasaje, en la siguiente manera:
48 La Hostia es el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
51 La Hostia es el pan vivo que ha descendido del cielo, si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan
que yo daré es la Hostia, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne a comer?
53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la Hostia, y bebiereis el vino, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come la Hostia y bebe el vino, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
55 Porque la Hostia es verdadera comida, y el vino es verdadera bebida.
56 El que come la Hostia y bebe el vino, en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que come la Hostia, él también vivirá por mí.
58 Esta es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos; el que come de este pan, vivirá eternamente.
ALGUNAS EVIDENCIAS CONTRA UNA INTERPRETACION LITERAL
En vista de varias conclusiones que resultan de una interpretación literal y materialista de este pasaje, se ve que tal interpretación es errónea, y que el Señor no hablaba de su carne y sangre literal, y menos del pan y del vino de la Santa Comunión.
1. Al principiar, y como base de su discurso sobre el pan de vida, el Señor Jesús decía: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (v. 35). pero sabemos que esto no es la verdad en el sentido literal y materialista, sino solamente en sentido espiritual. Así, en estas palabras tenemos la verdadera clave para la interpretación de este discurso del Señor.
2. Repetidas veces en este discurso el Señor Jesús hablaba de sí mismo como "pan" (vs. 32, 33, 35, 41, 48, 50, 51, 58), y todos sabemos que pan no es carne en sentido literal. Interpretando sus palabras literalmente, el Señor no se hizo carne, sino pan; lo cual contradice el hecho de la encarnación del Hijo de Dios. Pero sabemos que Cristo participó de nuestra "carne y sangre" (Heb. 2:14), y por tanto, tal interpretación de sus palabras no expresa la verdad.
3. Siete veces en este discurso el Señor hablaba de sí mismo como "el pan" que había descendido del cielo (vs. 32 - 58); y si Jesús hablaba de su carne y sangre literal y material, como la iglesia romana pretende, entonces es necesario creer que su cuerpo no se formó en el seno de la Virgen, sino que descendió de los cielos. Pero sabemos que esto no es verdad, porque su cuerpo literal y material fue concedido y nació de la Virgen María.
4. Según la interpretación católico romana, todo lo que necesita el pecador para ser salvo es simplemente comer de la hostia, y "vivirá para siempre" (v. 51); y el que de ella come "tiene vida eterna" (54), y permanece en Cristo, y Cristo permanece en él (v. 56), y "vivirá eternamente" (v. 58); porque estas palabras del Señor son absolutas e incondicionales a todos los que comen de su carne y sangre; por tanto, todos, aun los criminales, homicidas e impíos, que han comido alguna vez de la hostia ya tienen la salvación y la vida eterna. Pero sabemos que esto no es verdad.
5. Además, según esta interpretación, ninguno que haya comido de la hostia podría tener vida eterna o salvación; porque el Señor dijo: "Si no comiereis la carne (u hostia) no tendrá vida en vosotros" (v. 53). Por tanto, aunque los apóstoles ya creían en el Señor, y sus nombres estaban "escritos en los cielos" (Lucas 10: 20), ellos no tenían la vida eterna o salvación, porque no habían comido de la hostia; tampoco el malhechor arrepentido, a quien el Señor dijo: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:43). Pero sabemos que esto no es verdad; "porque el que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Juan 3:16, 36; 5:24).
6. Asimismo, si solamente los que han comido de la hostia debidamente consagrada por un sacerdote tendrán la vida eterna, entonces ninguno de los muchos millones de cristianos protestantes y evangélicos, a pesar de su fe en Cristo según las Escrituras, y la santidad de su vida, se salvarán, como tampoco los millones de niños que mueren en su infancia e inocencia; porque no han comido de tal hostia. Pero sabemos que esto no es verdad.
7. Además, el Señor no sólo dijo que era necesario comer su carne, sino también beber su sangre, como cosa separada y distinta de comer la carne; y si su "sangre" quiere decir el cáliz o vaso, según la interpretación romana, entonces ninguno, sino sólo los sacerdotes tendrían la vida eterna; porque sólo ellos beben del cáliz. Pero sabemos que esto no es verdad.
8. En fin, según esta interpretación, el obtener la salvación no es cuestión de arrepentimiento del pecado, ni de fe en Cristo y su obra expiatoria ni de justicia y santidad, sino el comer de la hostia y beber del cáliz sacramental. Como alguien ha dicho: "Nadie puede salvarse sin el sacramento, y todo el que lo recibe, no puede perderse". Pero sabemos que esto no es verdad; porque el Apóstol Pablo nos dice: "Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino Justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo" (Rom. 14:17).
Pero, además, sabemos que cualquiera interpretación de un solo pasaje de las Sagradas Escrituras que necesariamente haga del Señor Jesucristo un mentiroso por ocho veces ,no puede ser La interpretación correcta; y por tanto es claro que el Señor de ningún modo hablaba en este pasaje de su carne literal, y tampoco de la hostia y del vino consagrado.
Pretender que la hostia y el vino consagrado sean verdadera carne y sangre sólo para los fieles y no para los impíos, o que se hagan carne y sangre sólo en el acto de comulgar dignamente, no es aceptable; como Bergier mismo admite en su Diccionario de Teología, diciendo: "es absurdo decir que un cambio que sola mente se efectúa en el fiel, se haga en la Eucaristía". Además, la iglesia romana pronuncia un anatema sobre el que afirme que la gracia no es conferida por el acto de participar del sacramento.

EL DISCURSO EXPLICADO POR EL SEÑOR

Al explicar este pasaje, casi todas las autoridades católico romanas faltan deliberadamente a la verdad, porque, no sólo pasan por alto la explicación dada por el Señor, sino que niegan el hecho de que el Señor Jesús haya dado una explicación del sentido figurado o espiritual de sus palabras. Pero notemos que cuando Jesús vio que muchos de sus discípulos se escandalizaron por causa de sus palabras, porque le habían entendido en sentido literal y material, inmediatamente el Señor prosiguió a explicarles sus palabras en los versículos 61 a 63:
61 Y sabiendo Jesús en si mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero?
63 El Espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida.
Primeramente, su referencia al hecho que el Hijo del hombre había de subir al cielo donde estaba primero (v. 62), tiene la forma de una reprensión a los discípulos, evidentemente por haber tomado sus palabras en sentido literal; como si dijera ¿Pues qué,
viendo que el Hijo del hombre ha de subir a donde estaba primero, cómo podréis comer su carne literal?, o, ¿Cómo puedo daros mi carne literal en vista de que el Hijo del hombre ha de subir a donde estaba primero? Entonces, para que entendiesen sus palabras en sentido espiritual y no material, el Señor dice claramente que es el Espíritu que da vida; y que la carne literal, como muchos de sus discípulos habían entendido, nada aprovecha, esto es, para dar la vida eterna. Esta explicación de sus palabras por el Señor mismo es una prueba de que los discípulos no las hablan tomado en el sentido debido.
Evidentemente para desviar al lector del verdadero sentido de este texto, el Obispo Torres Amat lo traduce en su versión del siguiente modo: "El espíritu es quien da la vida; la carne o el sentido carnal de nada sirve para entender este misterio; las palabras que yo os he dicho, espíritu y vida son". Pero el verdadero sentido de la palabra "carne" ha de ser determinada por el sentido que escandalizaba a los discípulos cuando se preguntaban entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Ellos no hablaban del "sentido carnal", sino de la carne literal de Jesús. Y como ellos hablaban de aquella carne literal, es natural que el Señor les contestara conforme a lo que ellos habían entendido; de otro modo sus palabras no habrían tenido verdadera aplicación a lo que les escandalizaba. Introducir otra cosa tan distinta de la carne litera1 de Jesús, según ellos lo entendieron, no habría sido probable en los labios de Aquel en cuya boca nunca hubo engaño. Además esta explicación, dada por el Señor, aun aplicando el discurso al pan y vino eucarístico, armoniza con la verdad bien sabida por católicos romanos y todos, que simplemente comer la carne literal o aun hostias, sin fe en Cristo y sin arrepentimiento del pecado, "nada aprovecha"; sino al contrario, traerla sobre el alma mayor condenación.
Además, es evidente de que este discurso no se refiere a los elementos de la Santa comunión, porque Jesucristo habló estas palabras unos doce meses, alo menos, antes de la institución de ésta, (véase Juan 6: 4); y por tanto sus palabras, como referentes al pan y vino eucarísticos, habrían sido completamente incomprensibles a todos los discípulos.
EL DISCURSO INTERPRETADO ESPIRITUALMENTE
¿Qué significan estas palabras "carne" y "sangre", según las Escrituras? La palabra "carne" no significa siempre carne literal, sino frecuentemente quiere decir la naturaliza propia. Por ejemplo, Jesús dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos" (Mat. 16:17). El Señor no hablaba de la carne literal, sino de la naturaleza e inteligencia propia de Pedro. Asimismo, cuando Dios le llamó para predicar a los gentiles, el Apóstol Pablo dijo: "No conferí con carne y sangre" (Gál. 1: 16), que quiere decir con su propia naturaleza o inclinaciones. También en Romanos 8:1-10, el Apóstol no hablaba de carne literal cuando decía: "Porque los que viven conforme a la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al Espíritu, de las cosas del espíritu. Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz; por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede. Así que, los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El" (vs. 5-9). En este pasaje tenemos abundantes evidencias de que la palabra "carne" no se usa siempre en sentido literal, sino muchas veces en sentido figurado o metafórico. Y como la "carne" se usa como símbolo o figura de "sí mismo" o naturaleza propia, asimismo se usa "sangre" como símbolo de la vida natural. Por ejemplo: "Porque la vida de la carne en la sangre está; y yo os la he dado para expiar vuestras personas sobre el altar; por lo cual la misma sangre expiará la persona. . . porque la vida de toda carne es su sangre" (Lev. 17:11, 14). Y siendo la paga del pecado muerte, por esta razón, sin el derramamiento de sangre no se hace remisión.
Tal vez el mejor comentario sobre las palabras: "Y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo", son las mismas palabras de las Escrituras. Por ejemplo el Señor dijo: "Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mat. 20:28). Hablando del Señor Jesucristo el Apóstol Pablo dice: "El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo" (Gál. 1: 4). Y también dice: "El cual me amó, y se entregó a sí mismo por mV (Gál. 2:30). Como también en Efesios 5:2: "Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave". "El cual se dio a sí mismo en precio del rescate por todos" (1 Tim. 2:6). Véase Tito 2:14; Heb. 2:9; 1 Juan 2:2. Hay muchos textos que muestran claramente que el Señor se dio a sí mismo en sacrificio voluntario para rescatar a los pecadores de la perdición. Y en Juan 10: 15, 1718, el Señor hace énfasis en el sacrificio voluntario de su vida, diciendo: "Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas ... Por eso me ama el Padre, porque pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mí Padre". Por tanto, lo que Jesús daba por la vida del mundo se refiere al sacrificio de sí mismo o todo¡ su ser bajo la figura de su "carne" y "sangre".
Y por las palabras "comer mi carne" y "beber mi sangre", el Señor hablaba de la necesidad absoluta de una participación de la naturaleza y vida divina si mismo, y así identificarse y unirse con El por medio de la fe y el conocimiento de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo. Como también el Apóstol Pedro, hablando de nuestra fe preciosa, dice: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud; por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas (conociendo y creyéndolas) fueseis hechos PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DI-
VINA, habiendo huído de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia" (2 Ped. 1: 3-4). Y por medio de la fe en su muerte expiatoria, cuando se derramó su sangre o vida por nosotros, somos hechos PARTICIPANTES DE LA VIDA PROPIA DE JESÚS, LA CUAL ES LA VIDA ETERNA.
Esta interpretación armoniza con todas las Escrituras, y especialmente con lo que Cristo decía entonces: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre y el que en mi cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35); lo cual es verdad sólo en sentido espiritual. Además, se ve que el creer en Cristo, y el comer su carne y beber su sangre tienen el mismo significado, porque consiguen el mismo resultado, --la vida eterna; porque el Señor dijo: "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mi, tiene vida eterna"; y "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna" (Juan 6:47 y 54). Confiar en la supuesta virtud de la hostia en vez de recibir a Cristo por la fe, sería un error fatal para el alma (1 Juan 5:12).
Para hallar mayor apoyo para su interpretación literal, la iglesia romana frecuentemente falsifica el texto de Juan 6:51 añadiendo la palabra "propia" o "misma", haciendo parecer que el Señor decía: Y el pan que yo daré es mi propia o misma carne; pero tal palabra no está ni en el texto griego, ni aun en el latín Cuando es necesario cambiar o añadir a la Palabra de Dios para establecer un dogma, es una prueba de que aquel dogma es falso.
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UNA INTERPRETACION IRRACIONAL

El único texto de la Biblia con que la iglesia romana pudiera dar apariencia de fundamento para el dogma de la transubstanciación, serían las palabras de la institución de la Santa Cena: "Esto es mi cuerpo", y "Esto es mi sangre". Pero aun en esto no hay fundamento verdadero; porque la palabra "es" no expresa siempre un sentido literal o absoluto. El mismo Obispo Scío en su nota sobre Mateo 13:19, dice: "Este es el que fue sembrado, quiere decir, la figura de aquel grano, que fue sembrado. Pues muchas veces to einai, esse, vale tanto como significar, representar". Y en Lucas 8:12, al explicar las palabras: "Son aquellos que la oyen", dice: "Esto es, los que son significados o figurados por el grano, que cayó junto al camino". Y así se ocupa comúnmente la palabra "es" en el sentido de figurar, representar o significar, especialmente al hablar, por ejemplo, de una estatua, cuadro o fotografía, que es solamente una representación de la cosa verdadera. Y es un hecho que en innumerables pasajes de las Escrituras la misma iglesia romana acepta el uso y la interpretación figurada o simbólica de la palabra "es". Por ejemplo: "Los tres sarmientos son tres días", quiere decir que representan o significan tres días (Gén. 40:12, 18): "Las siete vacas hermosas siete años son", quiere decir que los representan (Gén.41:26-27); también "Todos estos huesos son la casa de Israel" quiere decir que aquellos huesos secos representaban la casa de Israel (Eze. 37:11); "Y el macho cabrío es el rey de Javán", quiere decir que representaba el rey de Javán (Dan. 8:20-21); y muchísimos otros pasajes, como Mateo 13:19-23, 38-39; Lucas 8: 12-12-15; 1 Cor. 10: 4; Gál. 4:24-25; Apoc. 1: 20 y otros, donde una interpretación literal y absoluta la forma verbal "es" sería un absurdo.
Además, es un hecho importantísimo que ni en el hebreo, ni en el griego de la Biblia, se encuentra un verbo que corresponde a nuestras palabras "figurar", "significar" o "representar"; y donde se ha empleado la palabra "significar" en nuestras versiones, sólo quiere decir "declarar" o "interpretar". Por tanto, al hablar del pan y del vino como símbolos del cuerpo y sangre de Jesús, era necesario emplear la palabra "es" para expresar el sentido figurado o el de REPRESENTAR. Por tanto, el uso de la palabra "es" en las sentencias "Esto es mi cuerpo" o "Esto es mí sangre", no da ninguna prueba en favor del sentido literal. Y la insistencia en una interpretación literal en este caso, a pesar del hecho de que hay muchas evidencias que lo contradicen, no es razonable, sino caprichosa y antojadiza.

EL SIGNIFICADO SIMBOLICO DEL PAN Y DEL VINO DE LA SANTA COMUNION

El hombre consiste de espíritu, alma y cuerpo; y como el cuerpo necesita alimento y bebida materiales, apropiados para el sostén de su vida natural, asimismo, al recibir, por el nuevo nacimiento, una nueva vida espiritual, el hombre necesita también alimento y bebida espirituales, apropiados para el sostén de esa vida espiritual. El espíritu puede sostenerse solo con alimento espiritual, y nunca con pan material o "carne literal". Por lo tanto, para indicar a los discípulos, y a la vez recordarles siempre que su vida espiritual dependía enteramente de la participación de Cristo para su sostén, el Señor tomó el pan, hecho de trigo molido, y por tanto muerto como símbolo de su propio cuerpo, que sería también molido, destrozado y muerto por nosotros; y el vino, o más bien, "el fruto de la vid", exprimido en el lagar, como símbolo de su sangre preciosa derramada por nosotros en la cruz. Como por la fe apropiamos personalmente los beneficios espirituales del cuerpo sacrificado y la sangre derramada del Señor Jesucristo, así participando de aquellos símbolos de su cuerpo y su sangre anunciamos nuestra fe en la muerte y los méritos de Cristo, como nuestro alimento y sostén espiritual.

EVIDENCIAS CONTRA UNA INTERPRETACIÓN LITERAL

1. Es una interpretación gramaticalmente imposible.
Tomando todas las palabras en cuanto a la institución de la Santa Comunión, según los Evangelistas y el Apóstol Pablo, tenemos lo siguiente: "Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también el vaso, después de haber cenado, diciendo: Bebed de él todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados; haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí". Gramaticalmente "Esto" es demostrativo, y equivale a decir "Este pan" (es mí cuerpo); porque "pan" es el antecedente más cercano; como también en 1 Cor. 10: 16: "El pan que partimos", lo muestra. Además, el cuerpo partido o destrozado, y la sangre derramada, o separada del cuerpo, quiere decir un cuerpo muerto; por tanto el sentido es: Este pan es mi cuerpo muerto. Por lo tanto una interpretación literal es gramaticalmente imposible, porque: 1) la predicación se contradice a sí misma; si es pan, no es "cuerpo"; y si es "cuerpo" no es pan; la identidad de cosas contrarias es la fórmula del absurdo; 2) su cuerpo no estaba muerto aún, hasta muchas horas después que el Señor dijo: Esto es mi cuerpo partido o muerto; y 3) los incompatibles no pueden ser predicados el uno del otro. La una sustancia A no puede convertirse en la otra B que ya existía antes, porque es la conversión que ha de producirla. Asimismo en cuanto al vaso. –(Dabney). Por lo tanto es una prueba que el Señor hablaba figurativamente. Al convertir el agua en vino (Juan 2), fue la conversión del agua que produjo el vino que no existía antes.
2. Una interpretación literal no es lógica.
Es un hecho que el Señor Jesús frecuentemente hablaba por parábolas y lenguaje simbólico, y especialmente hablaba de sí mismo en términos figurativos: como la Luz, una Piedra, una Puerta, una Vid un Camino, etc., sin que nadie tome este lenguaje en sentido literal; y no es lógico tomar un solo caso entre tantos otros semejantes, cuando el Señor dijo: "Yo soy el pan de vida", o "Esto es mi cuerpo", y exigir una interpretación literal. Las no han de ser interpretadas literal o materialmente, como procuraba hacerlo Nicodemo, cuando el Señor le dijo que era necesario nacer otra vez (Juan 3:34), y como los judíos incrédulos, cuando el Señor hablaba de comer su carne y beber su sangre (Juan 6: 52,60), o como los discípulos cuando el Señor les amonestó contra la levadura (Mat. 16:6-12). El sentido simbólico de las palabras de la institución de la Santa Comunión no envuelve dificultad alguna, ni tropieza con contradicciones, ni crea absurdos tan sacrílegos como aquellos de las hostias desperdiciadas y a la vez armoniza con la ocasión de la Cena Pascual de los judíos, la cual también era cena simbólica, siendo conmemorativa de su redención de Egipto.
3. La transubstanciación contradice a la naturaleza del sacramento.
La palabra "sacramento" en cuanto toca a las Sagradas Escrituras, viene del griego "mysterion" pero traducida algunas veces "sacramento" en el latín, y menos veces así en el castellano (versión Scío), y significa "secreto", de donde viene la palabra "misterio". En cuanto a su uso religioso, un sacramento se refiere a un signo visible e instituido por nuestro Señor Jesucristo para representar alguna gracia o efecto espiritual que Dios obra en el alma, o un rito simbólico que representa a los ojos una gracia invisible en al alma. En este sentido el pan y el vino tomados en la Eucaristía son un sacramento, porque representan el cuerpo y sangre de Cristo, por medio de los cuales participamos simbólicamente de su naturaleza divina y de la vida eterna. Pero si el pan y el vino son literal y verdaderamente el mismo cuerpo y sangre de Cristo, entonces, por la pretensión de ser una realidad en sí mismos, dejan de ser un signo o representación de una gracia espiritual, y así destruye la naturaleza esencial de un sacramento.
4. La actitud de los apóstoles y la iglesia primitiva.
Los apóstoles y los primeros cristianos no entendieron las palabras de la institución de la Santa Comunión en el sentido de carne y sangre literal; de otro modo, por la razón expuesta arriba, no habrían comido de ella sin una grande y larga protesta, de lo cual no encontramos la menor indicación en las Escrituras. El Apóstol Pedro necesitaba una visión especial para prepararle aún a entrar en una casa gentil (Hech. 10: 11-16); y era tan celoso de guardar la ley en cuanto a su comida, que cuando el Señor le mandó: "Levántate, Pedro, mata y come", Pedro contestó: "Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás". Y para el judío hasta el día de hoy no hay otra cosa más abominable que comer sangre. Y notemos que por muchos años después, este mismo recelo permanecía en Pedro y en los otros cristianos judaicos, como se ve en Gálatas 2:11-14. Y aun hasta que Pablo fue tomado preso en Jerusalén, después de sus tres viajes misioneros, no se había cambiado en su actitud; porque los ancianos de la iglesia le dijeron: "Ya ves, hermano, cuantos millares de judíos hay que han creído; y TODOS SON CELADORES DE LA LEY" (Hech. 21:20). Por tanto, para cualquiera que tenga el menor conocimiento de la aversión de los judíos al acto de comer sangre, es una PRUEBA ABSOLUTA de que los apóstoles y la iglesia primitiva no creían en tal dogma como la transubstanciación. Los judíos que tomaron las palabras de Jesús en el sentido literal, como la iglesia romana, se volvieron atrás, y no le siguieron más (Juan 6:66).
5. Cristo está sentado a la diestra de] Padre.
Después de su obra expiatoria en la tierra Cristo ascendió al cielo para entrar en su ministerio celestial como nuestro Intercesor o Ahogado (Heb. 9:24-26; 7:25; Rom. 8:34; 1 Juan 2: l). Así, corporalmente, Cristo está sentado a la diestra del Padre (Col. 3A) hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies (Hech. 2:34-35; Heb. 10: 12-14). Entonces, como dijo el Apóstol Pedro, Dios "enviará a Jesucristo, que os fue antes anunciado; al cual de cierto es MENESTER QUE EL CIELO TENGA hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde los siglos" (Hech. 3:20-21). Mientras tanto, hemos de anunciar nuestra fe en la eficacia de su obra redentora por medio de la Santa Comunión "hasta que venga" (1 Cor. 11:26). Por tanto Cristo no puede estar presente corporalmente sobre los altaresde la iglesia romana.
6. Haced esto en memoria de mí".
Las palabras "Haced esto en MEMORIA DE Mí" (Lucas 22: 19; 1 Cor. 11: 24-25), constituyen otra prueba de que Cristo no había de estar presente corporalmente en la Eucaristía o Cena del Señor. Aunque el prometió que estaría presente espiritualmente en todo lugar "donde están dos o tres congregados en mi nombre" (Mat. 18:20; 28:20), y especialmente donde se celebre la Santa Cena en espíritu y en verdad, hasta el fin del mundo, no está presente materialmente en el pan eucarístico. Porque, nunca se celebra un servicio conmemorativo estando presente la persona del conmemorado; sino sólo en su ausencia. Cristo mandó "Haced esto en memoria de mí". La Cena del Señor, como la cruz de Cristo, señala en tres direcciones distintas: Hacia atrás, al Calvario, donde Cristo fue muerto por nuestros pecados, como nuestro Salvador: hacia arriba, al cielo, donde está Cristo sentado a la diestra del Padre, como nuestro Intercesor; y hacia adelante, "hasta que venga" Cristo, cuando se cumplirá nuestra plena redención del pecado y de sus consecuencias, como nuestro Rey glorioso. La Santa Comunión es sólo conmemorativa de Cristo y su muerte expiatoria; y los beneficios espirituales que experimentan los que participan dignamente del pan y del vaso como símbolos del cuerpo y sangre de Cristo son
tantos y tan grandes como experimentan aquellos que piensan que comen del cuerpo literal de Cristo.
7. Cristo es el que vive para siempre jamás.
La Palabra de Dios declara varias veces que Cristo es el que vive, y que no muere más, y que "la muerte no se enseñoreará más de él" (Rom. 6:9; Apoc. 1:18); por tanto, siendo Cristo el "que vive para siempre jamás" (Apoc. 4:9; 5:14), ninguna cosa muerta puede ser su cuerpo literal y verdadero. Pero nínguna puede decir con verdad que la oblea u hostia consagrada es una cosa viva, sino muerta y sujeta a la corrupción.
8. La carne de Cristo nunca verá corrupción.
David, como profeta de Dios, anunció que el cuerpo del Mesías no vería la corrupción (Sal. .16:8-10), y los apóstoles Pedro y Pablo sostenían la misma profecía (Hech. 2:27-31; 13:34-3 ). Pero es un hecho que el pan u hostia consagrada y comida por el que comulgue sufre corrupción; porque el Señor Jesús dijo: "Que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en letrina" (Mat. 15-17). Por tanto, el pan y el vino consagrados no pueden ser el verdadero cuerpo y sangre de Cristo. La iglesia romana aun aconseja a sus fieles "que no retengan mucho tiempo la hostia en la boca, pues se exponen a que se corrompan las especies y quede sin comulgar". La pretensión de Lutero, que el pan y el vino sólo contenían la presencia de Cristo, permitiría que el Señor se retirara de la sustancia al corromperse; pero, la pretensión de que es la sustancia del pan que se convierte en la carne y sangre de Jesús, según la iglesia romana, significa que no es ya el pan el que corrompe, sino que es el mismo cuerpo literal de Cristo; de otro modo, ha de haber otro milagro de transubstanciación; pero sin agente para obrarlo. Las sutilezas de la iglesia romana pueden cegar las mentes, pero no podrán evitar las consecuencias lógicas.
9. Se pondría en duda la credibilidad de los apóstoles.
Sería un insulto a la inteligencia e integridad de los apóstoles suponer que ellos pudieran creer que el pan y el vaso que el Señor Jesús sostenía en sus manos fuesen a la vez el mismo cuerpo quebrantado y sangre derramada de Jesús, estando El, al mismo tiempo, sentado a la mesa, con su cuerpo entero y viviente delante de sus ojos. La idea de un cuerpo humano en las manos del mismo cuerpo, indicará una ilusión-mental. Además, creer que el Señor podía dividirse así en dos o más cuerpos literales y materiales, es negar la naturaleza verdaderamente humana de su cuerpo; porque ningún cuerpo humano, hecho de carne y sangre, sería capaz de dividirse y estar en dos lugares y en dos condiciones tan distintas a la vez. Pero no hay ninguna evidencia que nos indique que los apóstoles creían tal cosa tan ridícula en cuanto al cuerpo de Jesús. En cambio, hay muchas evidencias que afirman lo contrario. Pretender y exigir fe en tal cosa naturalmente conduce a la superstición, a la hipocresía, y a la incredulidad religiosa.
10. Lo absurdo de una interpretación literal.
Si hemos de dar a las palabras de la institución de la Cena del Señor una interpretación absolutamente literal entonces es el VASO 0 CALIZ_que se convierte en la sangre de Cristo; porque Cristo "tomando el vaso" dijo "Esto es mi sangre del Nuevo Pacto" (Mat. 26:27-28). Y en Lucas 22:20, dice: "Asimismo también el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama". Y el apóstol Pablo dice: "Esta copa es el nuevo pacto de mi sangre" (1 Cor 11:25,). Decir que tal interp exime al hecho de que la interpretación literal de la iglesia romana sea igualmente absurda a la luz de las otras Escrituras.
11. Cristo no pretendía una transubstanciación.
El hecho de que el Señor Jesucristo llamaba al vino "este fruto de la vid" aun después de darlo a sus discípulos (Mat. 26:29- Mar- 14:95), es una evidencia de que el vino no se había convertido en la verdadera sangre suya, como la iglesia romana pretende.
12. El apóstol Pablo no creía en la transubstanciación.
Hablando del pan eucarístico en 1 Corintios 10: 16-17, el Apóstol Pablo dice: "El PAN que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?. . . Pues todos participamos de aquel pan". Y en 1 Cor. 11:26, tres veces llamaba el pan consagrado simplemente "PAN", lo cual es una prueba que aquel pan no se había convertido en carne del Señor. Las palabras del apóstol no convienen al dogma de la transubstanciación.

UNA INTERPRETACION LITERAL CONDUCE A ERRORES Y A PRACTICAS ERRONEAS

1. La iglesia romana no permite a sus fieles obedecer a Cristo.
Cuando el Señor instituyó la Santa Comunión tomó "el vaso, y hechas gracias, les dio, diciendo: BeBED DE ÉL TODOS" (Mat.26:27), "Y bebieron de él todos" (Mar. 14:23). Pero en indisputable desobediencia al mandamiento del Señor Jesucristo, la iglesia romana, desde el año 1415, no da el cáliz o vaso al lego, pretendiendo falsamente que el pan consagrado ha de contener también la sangre. Este error se basa sobre la suposición errónea de que se trata de la verdadera carne literal, y por tanto viva, del Señor Jesucristo; diciendo: "No se trata de comer carne muerta, sino la carne viva y vivificante del Hijo de Dios". Pero a la vez pretende que la hostia (que quiere decir "víctima") sea un verdadero sacrificio por el pecado. Y así no toma en cuenta el hecho de que un cuerpo vivo no hace expiación del pecado, sino sólo por su muerte. Hasta que haya derramamiento de la sangre, o muerte, la carne no es un sacrificio expiatorio. Es la sangre derramada de Cristo la que hace la expiación de nuestros pecados. Por esto, la debida celebración de la Santa Comunión exige la participación igualmente del pan y del vaso por separado, como requisitos del sacramento. Y el mandamiento del Señor pone tanta obligación de participar del vaso como del pan.
2. La pretendida repetición del sacrificio de Cristo en la misa.
El cuerpo de Cristo no había de ser ofrecido en sacrificio repetidas veces, ni se requiere una continuación de su sacrificio, sino que fue ofrecido una sola vez para siempre. Véanse Hebreos 9: 12, 25-28; 10: 10-14, 18. Cuando Cristo murió en la cruz El mismo, declaró: "Consumado es" (Juan 19:30 , dando a entender que su sacrificio por el pecado fue terminado, de tal modo que no se pudo añadir sin echar a perder la perfección de su obra. Pero hoy día hay muchas personas que se ocupan mucho más del sacrificio de la misa, que del solo y perfecto sacrificio de Cristo, el cual es el único que puede expiar nuestros pecados. Y además, el pretendido sacrificio de la misa no puede expiar el pecado, porque según la propia confesión de la iglesia romana, es "incruento", o sin sangre; "y sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Heb. 9:22). El sacrificio de la misa no es una continuación de la inmolación de Cristo, sino el sacrificio de la INTELIGENCIA HUMANA, aquel don precioso otorgado al hombre por Dios para constituirle superior a las otras criaturas.
3. La adoración de la hostia.
La adoración de la hostia, no sólo puede ser un acto de idolatría, sino que, siempre lo es. La misma iglesia romana enseña que sin la debida intención del sacerdote, la consagración es inválida, y por tanto, la transubstanciación inefectiva. Es un hecho frecuentemente confesado, que muchos sacerdotes no creen verdaderamente en el dogma de la transubstanciación, y por tanto, la consagración del pan no es con fe y debida intención, con el resultado de que la oblea se quedaría pan. El adorarlo entonces sería adoración de un dios falso, hecho de harina. Además, Dios es espíritu y la adoración de lo que se ve o lo material constituye idolatría. El apóstol Pablo dijo: "Y si antes conocimos a Cristo en cuanto a la carne, ahora ya no le conocemos así" (2 Cor.5: 16). Como la adoración de un pelo o una prenda del vestido de Jesús sería idolatría, así no adoramos su carne, ni su "sagrado corazón", siendo esto humano y material, sino adoramos su personalidad divina y eterna, la cual se vistió de nuestra carne. Además, el Señor nunca mandó la adoración de los elementos de la Santa Comunión, sino dijo: "Tomad, comed y bebed de ellos en MEMORIA DE mí". El "Jesús Sacramentado" que la iglesia romana adora, no es Cristo el Señor hecha de harina como, sino una "hostia" hecha de harina, como Israel adoraba un "becerro" hecho de oro, aunque proclamada una fiesta en el nombre del Señor Dios.
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UN ARGUMENTO SIN FUNDAMENTO
La iglesia romana defiende el dogma de la transubstanciación sobre la base de que para Dios omnipotente no puede haber ninguna cosa imposible, y por esta razón debemos aceptar este dogma. Un ardiente defensor del dogma de la transubstanciación arguye de este modo: "No hay alguno entre los milagros del Salvador que no haya podido ser hecho por un puro hombre enviado de Dios; pero que Jesucristo se quede presente en cuerpo y en alma en todas las hostias consagradas, este es un prodigio que sólo puede ser obrado por un Dios. Si no lo ha hecho, engañó a sus apóstoles cuando les dijo: "Me ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra". Mat. 28:18. Añadiendo, que el negarlo "perjudica a la divinidad de Jesucristo". Pero el argumento es absurdo. Igualmente podemos decir que Jesús tendría todo poder de convertir a las moscas en elefantes, y si no lo hiciera, ha engañado a sus apóstoles.
1. Dios puede hacer todo lo que El quisiera hacer.
Aquí no se busca, ni se trata de lo que Dios puede hacer, sino delo que El quiso hacer. Como dice Calvino: "Afirmamos, pues, rotundamente que fue hecho lo que a El le plugo. Le agradó, por tanto, que Cristo fuera hecho en todo conforme a sus hermanos,
excepto el pecado (Heb. 2:14-17; 4:15). ¿Cómo es nuestra carne? ¿Por ventura no consta de cierta dimensión, no está contenida en un lugar, no puede ser tocada no se le ve? ¿Y por qué –dicen-- no puede Dios hacer que la misma carne ocupe muchos y diversos lugares, que no sea circunscripta o contenida por lugar alguno, que carezca de modo y de especie?
¿No es una locura lo que pides a la potencia de Dios, a saber, que haga el que la carne sea y no sea a la vez? Esto es lo mismo que si insistieras en que la luz sea a la vez luz y tinieblas. Dios quiere que la luz sea luz; las tinieblas, tinieblas; la carne, carne. Cuando Dios quiere, convierte ciertamente las tinieblas en luz y la luz en tinieblas; pero cuando exiges que la luz y las tinieblas no se diferencien, ¿qué otra cosa haces sino pervertir el orden de la sabiduría de Dios? Conviene, por tanto, que la carne sea carne y el espíritu espíritu, cada cosa según la ley y la condición en que fue criada por Dios. Esta, empero, es la condición de la carne, que ocupe un lugar determinado, que conste de dimensión y de forma. Cristo se revistió de carne que tenía aquella condición, a la cual, sin embargo, le dio la incorrupción y la gloria, sin quitarle por eso su naturaleza. Es, por tanto, claro y evidente el testimonio dela Escritura que Cristo subió a los cielos, y que de allí había de venir como se le vio ascender (Hech. 1: 11). Pretender hacer dogma de fe todo lo que el Dios omnipotente pudiera hacer, sería el colmo de la ridiculez.
2. Un hecho innegable.
Es un hecho innegable que una misma sustancia material no puede estar en dos partes distintas al mismo tiempo. Si Cristo está sentado corporalmente a la diestra del Padre en el cielo, no puede estar corporalmente en la tierra y en todo lugar. Según el dogma de la transubstanciación, el cuerpo material de Cristo tendría que perder todos los atributos de existencia material, tales como localidad, extensión y divisibilidad; y así se opone a todo el testimonio de los sentidos y la razón, y sujeta la inteligencia humana a la superstición como virtud. Creer que Cristo entero, viviente y corporal, existe en cada pedacito de las hostias por todo el mundo a la vez, no es verdadera fe, sino superstición suprema. La verdadera fe es una confianza bien fundada de las cosas que se esperan, una demostración o convicción por evidencias, de las cosas que no se ven (Heb.11:1); y por tanto, la fe verdadera no es una credulidad ciega. Y aunque el cuerpo resucitado de Jesús no estaba sujeto a las limitaciones naturales, sin embargo, nunca se mostró en dos lugares apartes a la vez (Mat.28:6). Y aunque Cristo está presente con nosotros espiritualmente (Mat.18:20; 28:20; Efe.3:17), no está presente corporalmente (Mat.26:11; Jn.16:28). Como el sol está en los cielos, pero sus rayos benéficos y vivificantes están en el mundo; así Cristo ascendió a los cielos, pero ha enviado al Espíritu Santo para manifestar y testificar de su presencia en toda la tierra (Jn.14:16).
3. Sería un rnilagro que no lleva ninguna evidencia
Por el dogma dela transubstanciación se pretende un gran milagro, que en realidad llevaría seis o más milagros consigo, y sin embargo, no lleva ninguna evidencia ni prueba de ser un milagro. El propósito fundamental de un milagro verdadero es proveer evidencias convincentes de una obra y autoridad pero este pretendido milagro no provee ninguna evidencia, sino al contrarío, todas las evidencias y los sentidos dados por Dios al hombre lo contradicen. Uno o dos de los sentidos pueden engañarnos, pero rechazar el testimonio de todos los sentidos es someternos a la superstición, y hace imposible la verdadera fe. Todos los milagros de Cristo y de los apóstoles eran evidentes y palpables a los sentidos, y el Señor apelaba a estos en prueba de la realidad de ellos (Mat. 11:4; Lucas 24:38-40, Juan 20:27; 1 Juan 1:1-3). Nunca prohibió, ni desaprobó el uso de las facultades naturales para descubrir la verdad de un milagro; sino al contario, reprendió a sus oyentes porque no usaban sus cinco sentidos, diciéndoles: "¿Teniendo ojos, no veis, y teniendo oídos, no oís?" (Mar.8:18) Y para que se convenzan del gran milagro de su resurrección, el Señor dijo a sus discípulos: "Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y en diciendo esto, les mostró las manos y los pies" (Lucas 24:39-30). Pero todos saben que este pretendido milagro de la iglesia romana no puede soportar una investigación sincera y verdadera, ni un análisis químico; pues el gran engaño blasfemo sería manifiesto. Si no podemos creer el testimonio de nuestros sentidos, no podemos creer lo que oímos, aunque sea Roma quien habla; y seríamos llevados al escepticismo absoluto. Además, ni Cristo, ni los apóstoles pretendían obrar un milagro en la institución o celebración de la Cena del Señor.
4. Una apelación a la razón.
La iglesia romana ha inventado un nuevo sistema filosófico que consiste en decir que las propiedades sensibles del pan consagrado son "accidentes" nada más, y no propiedades verdaderas; de manera que el tamaño, color, peso, forma y sabor son nada más que apariencias que eluden los sentidos, de tal suerte, que no es lo que parece ser. Según este sistema de filosofía, un cuerpo es redondo y no lo es; es largo y no lo es; es blanco y no lo es; o aunque parece blanco a todos los hombres, sin embargo es o puede ser negro. Y así no podemos decir que la nieve es blanca, ni la hierba verde, ni el cielo azul, por cuanto estos no son sino "accidentes" o apariencias distintas de las realidades. Pero si esos "accidentes" del pan consagrado no son más que apariencias engañosas, ¿cómo es que el pan consagrado, al guardarlo, puede enmohecerse y llenarse de gusanos? ¿Los gusanos han comido y consumido a Jesucristo? ¿O es que hay dos transubstanciaciones? ¡Primeramente el pan se transubstancia en Jesucristo, al decir los sacerdotes las palabras de la consagración; y después Jesucristo se transubstancia en pan, al ver los gusanos! -Seymour.
5. Consecuencias lógicas del dogma de la transubstanciación.
Según el mismo catecismo católico romano, el sacrificar "consiste en la destrucción total o parcial de la ofrenda visible", por tanto, si el dogma de la transubstanciación es verdad, y la hostia es el verdadero cuerpo del Señor Jesucristo, entonces los sacerdotes, al ofrecerla en sacrificio en la Misa, han de destruir a Cristo hasta donde pueden; y así se hacen más bien los sucesores de los judíos incrédulos y de los soldados romanos que le crucificaron y procuraron destruirle, antes que los sucesores de los apóstoles. Y los que la comen se hacen culpables del canibalismo más profano y horrible que se puede imaginar. Ni aun los paganos más ignorantes que ven en los animales espíritus superiores, se atreverían a co mer a sus dioses. Pero el principal efecto práctico de este dogma es el ensalzamiento del sacerdote con su pretendido poder de traer al Señor Dios desde los cielos, según su voluntad; y a la vez satisfacer al hombre natural con un culto místico, portentoso e idolátrico.

CONCLUSIÓN
El único argumento que pudiera tener la apariencia de valor para este dogma sería la amonestación del apóstol Pablo en 1 Corintios 11-:27-29, contra la participación de los elementos de la Santa Comunión indignamente, y del juicio contra las personas que lo hicieran. Pero en vista del hecho que el pan y el vaso eucarístico son figuras y representan simbólicamente la carne y sangre de Cristo, y así a Cristo mismo, por lo tanto al participar de ellos en el debido respeto a lo que representan, o sin fe en los méritos del sacrificio de Cristo en el Calvario, es mostrarse irrespetuoso al Señor mismo; como un insulto a la bandera es un insulto al país que representa; o menospreciar una persona es menospreciar a la persona; y por medio de tal hipocresía se endurecería el pecador en su incredulidad y pecado.
Los argumentos teológicos de la iglesia romana dependen en gran parte de las opiniones de los Padres, las decisiones de los Concilios, o las tradiciones de la iglesia; y frecuentemente sus argumentos consisten en un juego de palabras, definidas según su gusto o conveniencia, y una apelación al sentido común del hombre. Pero Dios nos ha dado las Sagradas Escrituras y al Espíritu Santo para guiarnos en toda la verdad.
Sin duda, muchos se maravillarán de que la iglesia católico romana pudiera haber caído en equivocaciones tan grandes como lo ha hecho en cuanto a la Eucaristía; y con mucha razón, sí no fuera por la solemne amonestación que se encuentra en 2 Tesalonicenses 2:9-12, donde, refiriéndose a los engaños del Anticristo, el apóstol Pablo dice: "Cuyo advenimiento es según operación de Satanás, con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos (como los de hostias sangrando), y con todo engaño de iniquidad en los que perecen; POR CUANTO NO RECIBIERON EL AMOR DE LA VERDAD PARA SER SALVOS. Por tanto, pues, les envió Dios operación de error, para que crean a la mentira; para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, antes consintieron a la iniquidad".
Así, sólo un amor intenso y ferviente a la verdad de Dios en Cristo, buscándola de todo corazón, puede salvarnos del error y de la perdición eterna. Y todos los que apoyan la iglesia papal se hacen responsables delante de Dios como participantes en este terrible engaño de sus semejantes.
***
FIN


(Autor desconocido)
 
Transcribo literalmente la enseñanza y la práctica sobre la Eucaristía de los cristianos en los primeros tres siglos.


Extraído de la Didajé(Doctrina de los doce apostoles), cuya composición oscila entre el siglo I y el III,


(Padres apostólicos. Daniel Ruiz Bueno.B.A.C.)



LA EUCARISTÍA.
a) Antecomunión.
IX. Respecto a la acción de gracias, daréis gracias de esta manera:
2. Primeramente, sobre el cáliz:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer
por medio de Jesús, tu siervo.
A ti sea la gloria por los siglos.

3. Luego, sobre el fragmento:

Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento
que nos manifestaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.

b) Oración por la Iglesia.
4. Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno,así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente.

c) "No deis lo santo a los perros".
5. Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra Acción de gracias, sino los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de ello dijo el Señor: No deis lo santo a los perros.




d) Postcomunión

X. Después de saciaros daréis gracias así:

2. Te damos gracias, Padre santo, por tu santo Nombre, que hiciste morar en nuestros corazones, y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.

3. Tú, Señor omnipotente,
creaste todas las cosas por causa de tu nombre y diste a los hombres
comida y bebida para su disfrute. Mas a nosotros nos hiciste gracia de comida y bebida espiritual y de vida eterna por tu siervo.

4. Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso.
A ti sea la gloria por los siglos.


e> Oración por la iglesia.

5. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal
y hacerla perfecta en tu amor, y reánela de los cuatro vientos, santificada, en el reino tuyo, que has preparado

Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.




******************************


Es digno de mención especial el apartado X,3 (al final):

MAS A NOSOTROS NOS HICISTE GRACIA DE COMIDA Y BEBIDA ESPIRITUAL Y DE VIDA ETERNA POR TU SIERVO.


¿ Donde dice que la sangre se transustanciaba? :confused:
 
Jetonius
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enviado 27-07-2000 13:

Dado que los hermanos católicos insisten en sus peculiares doctrinas, parece necesario reiterar lo que enseña la Biblia.


La eucaristía

Si hemos de adquirir una comprensión recta del significado e importancia de la Eucaristía o Cena del Señor, debemos comenzar por las referencias escriturales primarias:
Mateo 26: 26-29
Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió y lo dio a sus Discípulos, y dijo: --Tomad; comed. Esto es mi cuerpo. Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio diciendo: --Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada para el perdón de pecados para muchos. Pero os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Marcos 14: 22-25
Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió, les dio y dijo: --Tomad; esto es mi cuerpo. Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron todos de ella. Y él les dijo: --Esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada a favor de muchos. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.
.
Lucas 22: 14-20
Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con él los Apóstoles. Y les dijo: --¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de padecer! Porque os digo que no comeré más de ella hasta que se cumpla en el reino de Dios. Luego tomó una copa, y habiendo dado gracias, dijo: --Tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios. Entonces tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió y les dio diciendo: --Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de Mí. Asimismo, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: --Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
1 Corintios 11: 23-34
Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: "Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de Mí." Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de Mí." Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga. De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del Señor de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe, no discerniendo el cuerpo, juicio come y bebe para sí. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y debilitados, y muchos duermen. Pero si nos examináramos bien a nosotros mismos, no se nos juzgaría. Pero siendo juzgados, somos disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros. Si alguien tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.
De los relatos de los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) sabemos que, en el contexto de una cena pascual, Jesús tomó pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo “Esto es mi cuerpo.” También agradeció por la copa de vino, y les mandó beber. Mateo y Marcos nos informan que el Señor dijo “Esta es mi sangre del pacto...”
Los católicos romanos creen que las palabras de Cristo deben tomarse un un sentido por completo literal, es decir, que Jesús verdaderamente transformó el pan y el vino en Su cuerpo y Su sangre, Su alma y Su divinidad.
Los principales argumentos a favor de esta opinión son:
1. El texto mismo, es decir, las palabras de la institución.
2. Las circunstancias: Cristo no habría de ser ambiguo ni de extraviar a sus discípulos en esta solemne instancia.
3. Las consecuencias prácticas derivadas por Pablo a partir de las palabras de la institución (1 Cor 11:27ss).
4. El fracaso de los argumentos en contra de una interpretación literal. Si bien en algunos pasajes el verbo “ser” tiene un sentido figurativo, en estos casos ello es evidente (por ejemplo, “el campo es el mundo” , Mateo 13:38).
[Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, 6th Ed, pp. 557s].
A estos argumentos puede responderse, en orden:
1. Los textos mismos tienen varias indicaciones que muestran que no debe interpretarse como una transubstanciación literal del pan y el vino en la carne y la sangre del Señor.
Cuando, según Lucas, el Señor dijo “Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de Mí”, la crucifixión no había ocurrido todavía, y por tanto Jesús se estaba refiriendo a un acontecimiento todavía futuro. Lo mismo es cierto acerca del vino, ya que el Señor dijo que su sangre habría de ser derramada (es decir, no había sido derramada aún durante la última cena). Uno podría preguntarse también cómo es que la sangre habría de ser literalmente bebida y literalmente derramada, al mismo tiempo y en el mismo sentido. Asimismo, según el relato de Marcos (seguido también por Mateo), Jesús les dio a beber de la copa en tanto que Él mismo se abstuvo de beber entonces de lo que llamó, naturalmente, “el fruto de la vid.” De estas palabras del mismo Señor sabemos que el vino continuaba siendo vino, y no se había tornado sangre como lo afirma la doctrina romana. Finalmente, según el relato de Lucas, en lugar de decirse que el vino es la sangre del Señor, Jesús dice que la copa es “el Nuevo Pacto en mi sangre.” Obviamente la copa no es el Nuevo Pacto, sino que lo representa; de igual modo el vino no es la sangre, sino que la representa.
2. El solo hecho de que los discípulos comiesen el pan y bebiesen el vino sin protesta ni objeción es en sí mismo un poderoso indicador de que no entendieron literalmente las palabras del Señor. Beber sangre estaba absolutamente prohibido para un judío, y los Apóstoles tomaban en serio la Ley (cf. Hechos 10:9-16 y 15:19-29). Ciertamente Jesús sabría mejor que cualquier teólogo si sus discípulos necesitaban mayor explicación acerca de un acto que, por su propia naturaleza, había obviamente de ser tomado en sentido no literal.
3. Las consecuencias prácticas derivadas por Pablo ciertamente no exigen un entendimiento literal de las palabras de la institución de la Eucaristía. Es un hecho que, para el Señor, las cuestiones espirituales eran de importancia primaria; Jesús enseñó que el odio no era mejor que el homicidio, y la lujuria no era menos que el adulterio. Por tanto, no hay dificultad alguna en admitir que pueden derivarse consecuencias graves de participar indignamente de la Eucaristía sin necesidad de suponer la transformación física del pan y del vino en la carne y la sangre de Jesús..
4. Jesús dijo: “Yo soy la puerta de las ovejas”; “Yo soy el camino”, “Yo soy la vid verdadera”, “Yo soy el alfa y la omega.” Desde luego que todas estas son evidentemente imágenes. No debiera ser menos evidente que el llamado a participar de la carne y la sangre de Jesús es una imagen de una realidad espiritual y no ha de ser entendido en sentido craso. ¿Quiénes no entendieron esto? Los paganos que creían que los cristianos practicaban el canibalismo.
Los escritores cristianos primitivos, como Ignacio de Antioquía, Justino Mártir e Ireneo de Lyon hablaron de la Eucaristía en un lenguaje que es compatible con la creencia en una presencia física, pero que, dada su forma habitual de expresarse, en modo alguno la exige.
En el tercer siglo de nuestra era, Tertuliano, Hipólito y Cipriano avanzaron sobre la misma vía. Tertuliano aludió al pan como una figura del cuerpo. Sin embargo, Cipriano pensaba asimismo de la Eucaristía como de un sacrificio, aunque espiritual e incruento, ofrecido por la Iglesia como Cuerpo de Cristo e identificada con su Señor. Gregorio de Nisa, Cirilo y Juan Crisóstomo, y en particular Ambrosio de Milán (339-397) se inclinaron hacia una presencia física real, es decir alguna clase de transformación verdadera de los elementos, pan y vino, en la carne y sangre de Cristo. Estos desarrollos formaron la base de la doctrina católica actual, que exige un sacerdocio especial para realizar el sacrificio.
Entre tanto, otros maestros entendieron la Eucaristía en un sentido más espiritual; por ejemplo, Orígenes, Basilio y Gregorio de Nacianzo. El pan y el vino eran para ellos símbolos de una realidad espiritual que estaba de veras presente de modo misterioso. En la misma línea, Agustín de Hipona (354- 430) “enfatizó la distinción entre el símbolo y la cosa significada, las realidades visible e invisible, siendo las últimas aprehensibles solamente por la fe.” [International Standard Bible Encyclopedia 3:167]. Las opiniones de Agustín fueron elaboradas por Ratramnus en el siglo IX. Sin embargo, a la larga esta interpretación perdió la batalla en una iglesia crecientemente ritualista , y cuando en el siglo XI Berengario de Tours la reformuló, sus enseñanzas fueron condenadas por la Iglesia de Roma.
Un par de siglos antes, Pascasius Radbertus había formulado la doctrina de la transubstanciación, la cual fue sancionada por el IV Concilio de Letrán de 1215. Poco después Tomás de Aquino proveyó una base filosófica basada en distinciones aristotélicas entre substancia y accidentes. El asunto fue definitivamente establecido para la Iglesia de Roma en el Concilio de Trento:
“Can. 1. Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema.” (Canon 1; Sesión XIII del 11 de octubre de 1551; Denzinger 883)
Los Reformadores del siglo XVI adoptaron diferentes puntos de vista acerca de la Eucaristía, que se apartaban en medida variable del dogma romanista. Actualmente hay cuatro enunciaciones principales acerca de la naturaleza de la Eucaristía:

1. Concepto católico romano: Transubstanciación. Según esta creencia, por las palabras de consagración pronunciadas por el sacerdote, el pan y el vino se transforman en la carne y la sangre de Jesús (la doctrina católica establece además que Cristo está enteramente presente en cada una de las especies). Sostener esta doctrina exige creer que cada vez que se celebra una misa se producen dos milagros. El primero es que las palabras de consagración obren la supuesta transformación; y el segundo, no menos sorprendente, es que producida la transformación de la sustancia los atributos externos (“accidentes”, apariencias: color, consistencia, sabor, olor) permanezcan absolutamente inmutables. Es interesante que, por ejemplo, Ambrosio enseñase la presencia real (física) basado en otros milagros realizados por Jesús, como la transformación del agua en vino en Caná de Galilea. Sin embargo, todos los milagros realizados por Jesús y por los Apóstoles tuvieron resultados inmediatos y evidentes. En Caná, la gente probó vino que tenía el color de vino, olía como vino y sabía como vino. Nadie hubiese tomado seriamente un supuesto milagro sin consecuencias perceptibles. Además, la transubstanciación implica un nuevo sacrificio, incruento y subordinado al sacrificio de la cruz, pero sacrificio al fin, oficiado por un sacerdote como representante de la Iglesia, repetido innumerables veces cuando Hebreos establece claramente que el efecto del único sacrificio de Cristo es perdurable y no requiere ni admite repetición. Finalmente, la creencia en la transubstanciación lleva a la conclusión lógica de que los elementos consagrados se tornan en objetos de adoración, una costumbre que no tiene absolutamente ninguna base en el Nuevo Testamento.
2. Concepto luterano: Consubstanciación. Martín Lutero modificó la doctrina romanista y rechazó enfáticamente la adoración de los elementos consagrados. in embargo, en su opinión el cuerpo y la sangre de Cristo estaban verdaderamente presentes en, con y bajo la forma del pan y del vino durante la celebración del sacramento, de nuevo sobre la base de una interpretación muy literal de las palabras de Jesús.
3. Concepto calvinista: Calvino enseñó que Cristo está verdaderamente presente en la Eucaristía, pero de manera espiritual –en oposición a una presencia física- y que por tanto el pan y el vino son fuentes de poder y santidad para quienes participan dignamente de ellos.
4. Concepto simbólico. Aunque a veces asociado al nombre del reformador Ulrico Zwinglio, de hecho este teólogo no negó una presencia espiritual, aunque la basó en la fe de quienes comparten la Eucaristía. Algunas Iglesias evangélicassostienen que el pan y el vino son exclusivamente símbolos.
Personalmente me inclino hacia el punto de vista calvinista, no solamente por las palabras de institución del propio Señor, sino por la enseñanza de Pablo acerca de las consecuencias de participar negligentemente de la Eucaristía (1 Corintios 11:23-34). En mi opinión, estas palabras han de tomarse muy seriamente e indican que Jesús está de veras presente, aunque en sentido espiritual.
Finalmente, ofrezco algunas reflexiones sobre el significado de la Eucaristía.
1. Gratitud por la liberación. Como en la pascua del Antiguo Pacto, la acción de gracias (eucaristía) por la liberación del pecado es uno de los aspectos más importantes en la Cena del Señor.
2. Expresión de fe. Pablo afirma que cada vez que celebramos la Eucaristía estamos proclamando la muerte expiatoria del Señor, y debemos continuar haciéndolo hasta su segunda venida en gloria y majestad.
3. Comunión con Dios. Cuando recibimos el pan y el vino se nos otorga participación en los dones de Dios. La comunión con Dios es por tanto un aspecto sobresaliente.
4. Comunión unos con otros. La Eucaristía fue desde el principio un acto comunitario y una expresión de fraternidad cristiana. Por tanto, cuando la compartimos expresamos nuestra fe común y amor los unos con los otros..
El resultado de todo lo anterior es el fortalecimiento espiritual de nuestras vidas tanto como creyentes individuales como en nuestro carácter de miembros del Cuerpo de Cristo.

Juan 6: 28-65
Si bien la interpretación romanista de la Eucaristía se basa en gran medida en Juan 6, en su contexto este pasaje no está directamente relacionado con ella. De hecho, es notable que el Evangelio de Juan sea el único que omite las palabras de institución de la Eucaristía.
Juan 6: 28-29 Entonces le dijeron [los judíos]: --¿Qué haremos para realizar las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: --Esta es la obra de Dios: que Creáis en aquel que él ha enviado.
* Aquí Jesús afirma claramente que Dios no está exigiendo obras como condición para recibir la salvación, excepto la “obra” de creer en Jesucristo, quien fue enviado por el Padre. Esta fe lleva a la salvación y a la vida eterna.
30-31 Entonces le dijeron: --¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron [efagon] el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer [faguein].
* Para poder creer, los judíos exigían un signo o milagro; como, por ejemplo, el milagro del maná que sus ancestros habían recibido en el desierto. Este fue su primer error. Nótese cuidadosamente que fueron los interlocutores de Jesús quienes trajeron al debate el tema del alimento milagroso. La respuesta de Jesús debe interpretarse a la luz de este desafío.
32-33 Por tanto Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo.
.
* “Por tanto” indica la reacción de Jesús ante la exigencia de sus oyentes. Ahora el Señor emplea las propias palabras de ellos para enseñarles con autoridad. Comienza afirmando que el descenso del maná no fue obra de Moisés sino de Dios mismo y acto seguido establece que el verdadero pan que desciende del cielo no es el maná, sino una Persona enviada por el Padre para que el mundo pudiese tener vida a través de ella. El maná que sostuvo al pueblo peregrino y hambriento de Israel y permitió su supervivencia física no fue sino una sombra o tipo del verdadero alimento celestial, es decir Cristo, por medio de quien tenemos vida eterna.
34-36 Le dijeron: --Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: --Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed Jamás. Pero os he dicho que me habéis visto, y no creéis.
.
* A pesar de la declaración de Jesús, sus oyentes continúan pensando acerca de comestibles, como una especie de “supermaná.” Por tanto, ahora el Señor se torna más explícito: los judíos no han de esperar simplemente un mejor maná, sino la definitiva salvación de Dios, la cual no se encuentra sino en Cristo. No se trata, como enseña la doctrina de la transubstanciación, que el pan se convierta en Cristo, sino de que El es como un pan que da vida eterna. La única forma de comer este pan es creer en Jesús, quien por disposición del Padre es Señor y Salvador. Jesús es capaz de llevar a la vida eterna a todo el que cree.
37-40 Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, jamás lo echaré fuera. Porque yo he descendido del cielo, no para hacer la voluntad mía, sino la voluntad del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que mira al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el día final.
.
* Quien descendió del cielo no es otro que Jesús, y por tanto Él es la comida y la bebida de la salvación. Pero como ocurre a menudo en los Evangelios, y particularmente en este de Juan, aquellos que hablan con Jesús no entienden lo que les está diciendo.
41- 42 Entonces los Judíos murmuraban de él porque Había dicho: "Yo soy el pan que descendió del cielo." Y Decían: --¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: "He descendido del cielo"?
* La segunda cosa que los interlocutores de Jesús cuestionan es el origen celestial del Señor. Ellos objetan que lo conocen a él y su familia. Jesús parecía ser uno más de ellos.¿Cómo podrían creer que este hombre había sido enviado directamente por Dios?

43-47 Jesús respondió y les dijo: --No murmuréis más entre vosotros. Nadie puede venir a Mí, a menos que el Padre que me envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el día final. Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oye y aprende del Padre viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que proviene de Dios, éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree tiene vida eterna.
• Aquí Jesús reafirma su autoridad en términos inequívocos. Solamente por medio de El pueden sus oyentes tener vida eterna. El Señor fundamenta su enseñanza con una cita bíblica (ver Isaías 54: 1-3). A continuación, Jesús retoma y elabora lo que les había dicho antes.
• Como se ha argumentado que Jesús hablaba de comerlo literalmente (en la Eucaristía) sobre la base de que Juan empleó el verbo trögö en lugar del verbo más común esthiö o éfagon , he indicado entre corchetes el verbo empleado en cada referencia a “comer”. El primer verbo (esthion) aparece ocho veces en este pasaje, y el segundo (trögö) cuatro veces. Las cuatro veces que aparece trögö figura con la misma construcción, “ho trögös”, o “el que comiere”. Pero asimismo en cuatro ocasiones (versículos 50, 51 y 53 [dos veces] ) , esthion/éfagon se refiere a comer “la carne del Hijo del hombre.” En consecuencia, ya que ambas expresiones se emplean obviamente como sinónimos, no puede construirse un argumento sobre el empleo de “trögö.”
48-51 Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron [efagon] el Maná en el desierto y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma [fagëi] de él no muera.Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come [fagëi] de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne.

* La comparación es directa. Aquellos que, guiados por Moisés, comieron el maná del cielo, de todos modos murieron. En cambio, Jesús ofrece ahora nada menos que vida eterna, y tal vida perdurable solamente puede obtenerse por medio de él. Por esta razón, el maná era un tipo o prefiguración de la realidad que se encuentra solamente en Cristo. Por esta razón él se describe a sí mismo como el pan definitivo, un pan que será dado para la salvación del mundo, como luego dirá el Apóstol, “muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.” Sus oyentes se muestran cada vez más confundidos, por la sencilla razón de que ellos están pensando en que Él habla de comer literalmente la carne de Jesucristo. Su error fue precisamente desconocer el paralelo que Jesús trazaba.
52 – 59 Entonces los judíos contendían entre Sí, diciendo: --¿Cómo puede éste darnos a comer [fagein] su carne? Y Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que si no coméis [fagëte] la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come [trögön] mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come [trögön] mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él.Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come [trögön] también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo. No como los padres que comieron [efagon] y murieron, el que come [trögön] de este pan vivirá para siempre. Estas cosas dijo en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm.
* En lugar de darles más explicaciones, Jesús insiste en lo que ha dicho: El es el pan de vida. Para quienes anhelan vida eterna, su carne es la única verdadera comida y sangre es la única verdadera bebida.
60 – 63 Entonces, al oírlo, muchos de sus discípulos dijeron: --Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en Sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: --¿Esto os escandaliza? ¿Y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba primero? El Espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida.
• Muchos de los oyeron a Jesús, incluidos algunos de sus discípulos, se ofendieron por lo que ellos pensaron que era una enseñanza escandalosa. En lugar de suavizar sus palabras, el Señor plantea otro desafío más: si ellos hallaban esto tan duro que por esa razón rechazaban la oferta de salvación, ¿cuánto más duro habría de ser cuando vieran a Jesús en gloria y se dieran cuenta de lo que habían perdido a causa de la dureza de sus corazones?
• La clave para entender rectamente las las palabras de Jesús ha de hallarse en su declaración sobre el valor del Espíritu y de la carne, y el hecho de que sus palabras son Espíritu y vida. El énfasis está puesto en la necesidad de creer a Jesús y aceptar su salvación.
64-65 Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Pues desde el principio Jesús Sabía quiénes eran los que no creían y quién le Había de entregar, y Decía: --Por esta razón os he dicho que nadie puede venir a Mí, a menos que le haya sido concedido por el Padre.
.
• De nuevo, el tema central del discurso es la necesidad de creer en Jesús, una actitud del corazón de la cual “comer su carne y beber su sangre” no es sino una imagen. Se yerra gravemente si se confunde la imagen con la realidad espiritual que representa.
• La teología católica romana emplea este pasaje como una de sus evidencias más firmes de su doctrina de la transubstanciación, es decir, que en virtud de las palabras de consagración de un sacerdote, el pan y el vino se convierten, sin variar en su apariencia, en la carne y la sangre (y Trento agrega “alma y divinidad”, sin justificativo bíblico alguno) de nuestro Señor. Con esto ponen la Escritura patas para arriba, pues lo que el Señor estaba enseñando no era que el pan y el vino eucarísticos fuesen a convertirse en El, sino que El era como un pan y un vino que llevan a la vida eterna, a diferencia del maná que no tenía tal poder.
Debiera subrayarse enfáticamente en que lo que entendieron los oyentes de Jesús a partir de las palabras de él es por completo irrelevante, ya que ellos obviamente mainterpretaron su enseñanza:
1. Ellos equivocadamente exigieron una señal como el maná del desierto.
2. Ellos equivocadamente rechazaron que Jesús viniese del cielo.
3. Ellos equivocadamente pasaron por alto la exigencia de Jesús de creer en él para alcanzar la vida eterna.
4. Ellos malentendieron la descripción que Jesús hizo de sí mismo como el definitivo pan de Dios, pensando erróneamente que se refería a un acto de canibalismo
Colin Brown ha observado acerca de este texto:
“Se supone comúnmente que Juan 6 se trata acerca de la Cena del Señor, aunque no hay indicio en el texto mismo de ninguna forma de comida, ya sea litúrgica u otra. A pesar de ello, se lo llama reiteradamente un discurso eucarístico, aunque no hay referencia a la Eucaristía o a la última Cena. Hay, sin embargo, al menos un [caso] prima facie para decir lo inverso. Juan 6 no se trata acerca de la Cena del Señor; más bien, la Cena del Señor se trata de lo que se describe en Juan 6. Tiene que ver con aquel comer y beber que consiste en creer en Cristo (6:35), lo cual es vida eterna (6: 54), y que es descrito en otras palabras como permanecer en él (6:56). El discurso de Juan 6 representa estas actividades como centrales para la fe y para la relación de los hombres con Jesús. Ellas o están confinadas a una comida sacramental. Pertenecen a la esencia misma de las relaciones cotidianas. Al presentar este discurso y omitir una narración de la institución de la Cena del Señor, Juan está en efecto diciendo que el todo de la vida cristiana debiera caracterizarse por este alimentarse de Cristo, y que de esto se trata precisamente la comida sacramental de la Iglesia.”
(s.v. “Lord’s Supper.” Colin Brown, Ed. New International Dictionary of New Testament Theology. Grand Rapids: Zondervan, 1976, 2:535).
En resumen, muchos rechazaron a Jesús porque no podían entender lo que él les estaba diciendo. Esta notoria incomprensión nunca puede ser una base adecuada para la doctrina cristiana. Muchos tampoco le entendieron cuando dijo que era la Vid, la Puerta, que su cuerpo era el Templo, etc.
El texto en consideración no se refiere directamente a la Eucaristía, cuya institución, como antes noté, se omite en el Evangelio de Juan. El contexto no es eucarístico, sino soteriológico. Se trata acerca de quién es Jesús y lo que Dios nos ofrece por intermedio de él. La imagen de la comida y la bebida verdaderas fue presentada en respuesta a la exigencia de los oyentes de Jesús de un milagro como el del antiguo maná.
Mientras que la teología romana enseña que el pan se torna Jesús, nuestro amado Señor enseñó que él era un pan de vida. Y hay una gran diferencia entre ambas concepciones.
Que Dios les bendiga a todos,
su hermano Jetonius
Concilio de Trento
Sesión XIII del 11 de octubre de 1551
Primeramente enseña el santo Concilio, y abierta y sencillamente confiesa, que en el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y sustancialmente [Can. 1] nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles... (Denzinger 874)
Cristo Redentor nuestro dijo ser verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la apariencia del pan [Mt. 26,26ss; Mc. 14, 22ss; Lc. 22, 19s; 1 Cor. 11, 24ss]; de ahí que la Iglesia de Dios tuvo siempre la persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la consagración del pan y del vino se realizan la conversión de toda la sutancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. La cual conversión, propia y convenientemente, fue llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica [Can. 2] (Denzinger 877).
No queda, pues, ningún lugar a duda de que, conforme a la costumbre recibida de siempre en la Iglesia Católica, todos los fieles de Cristo en su veneración a este santísimo sacramento deben tributarle aquel culto de latría que se debe al verdadero Dios [Can. 6]. .. (Denzinger 878)
Cánones sobre el santísimo sacramento de la Eucaristía
Can. 1. Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema. (Denzinger 883)
Can. 2. Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo ... sea anatema. (Denzinger 884)
Can. 4. Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo en el admirable sacramento de la Eucaristía, sino sólo en el uso, al ser recibido, pero no antes o después, y que en las hostias o partículas consagradas que sobran o se reservan después de la comunión, no permanece el verdadero cuerpo del Señor, sea anatema. (Denzinger 886)
Can. 6. Si alguno dijere que en el santísimo sacramento de la Eucaristía no se debe adorar con culto de latría, aun externo, a Cristo, Hijo de Dios unigénito, y que por tanto no se le debe venerar con peculiar celebración de fiesta ni llevándole solemnemente en procesión, según laudable y universal rito y costumbre de la santa Iglesia, o que no debe ser públicamente expuesto para ser adorado, y que sus adoradores son idólatras, sea anatema. (Denzinger 888)
LA IRREPETIBILIDAD DEL SACRIFICIO DE CRISTO, SEA DE FORMA CRUENTA O INCRUENTA
Doctrina de la Iglesia de Roma
Concilio de Trento
Sesión XXII del 17 de setiembre de 1562
“Y porque en este divino sacrificio, que en la Misa se realiza, se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vez se ofreció Él mismo cruentamente en el altar de la cruz [Heb. 9,27]; enseña el santo Concilio que este sacrificio es verdaderamente propiciatorio [Can. 3] ... (Denzinger 940).
Canon 3. Si alguno dijere que en el sacrificio de la Misa no se ofrece a Dios un verdadero y propio sacrificio, o que el ofrecerlo no es otra cosa que dársenos a comer Cristo, sea anatema.”
En otras palabras, aunque se reconoce la naturaleza única e irrepetible del sacrificio de Jesucristo en la cruz, al mismo tiempo se afirma que en cada misa que se celebra, el sacerdote inmola a Dios , aunque en forma incruenta, al mismo Señor.
Doctrina bíblica
Hebreos 7: 15-16, 21-28
“Esto es aun más evidente si otro sacerdote se levanta a la semejanza de Melquisedec, quien no ha sido constituido conforme al mandamiento de la ley acerca del linaje carnal, sino según el poder de una vida indestructible.
...
Los otros fueron hechos sacerdotes sin juramento, mientras que éste lo fue por el juramento del que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: "Tú eres sacerdote para siempre."
De igual manera, Jesús ha sido hecho fiador de un pacto superior. A la verdad, muchos fueron hechos sacerdotes, porque debido a la muerte no podían permanecer. Pero éste, porque permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo. Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. No está ligado al linaje
2. Fue establecido con juramento
3. Fue establecido con un pacto superior
4. Es perpetuo e involucra una intercesión permanente
5. Es suficiente para la salvación de todos los que en el confían.
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, puro, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos. El no tiene cada día la necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios , primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre , ofreciéndose a sí mismo. La ley constituye como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, constituyó al Hijo, hecho perfecto para siempre.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. El Sacerdote es perfecto en todo sentido
2. No necesita ofrecer sacrificio por su propio pecado
3. No necesita repetir el único sacrificio que realizó una vez para siempre
Hebreos 8:6
“Pero ahora Jesús ha alcanzado un ministerio sacerdotal tanto más excelente por cuanto él es mediador de un pacto superior, que ha sido establecido sobre promesas superiores.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Su ministerio sacerdotal es excelente
2. El es el mediador de un mejor Pacto
3. Este Pacto involucra promesas superiores
Hebreos 9: 8-14
“Con esto el Espíritu Santo daba a entender que todavía no había sido mostrado el camino hacia el lugar santísimo, mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo. Esto es una figura para el tiempo presente, según la cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto. Estas son ordenanzas de la carne, que consisten sólo de comidas y bebidas y diversos lavamientos, impuestas hasta el tiempo de la renovación.”
Pero estando ya presente Cristo, el sumo sacerdote de los bienes que han venido, por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos, es decir, no de esta creación, entró una vez para siempre en el lugar santísimo, logrando así eterna redención , ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros, sino mediante su propia sangre. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla rociada sobre los impuros, santifican para la purificación del cuerpo, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas para servir al Dios vivo!
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Porque no consiste en “ordenanzas de la carne”, ritos repetitivos que sólo prefiguraban la realidad presente
2. Porque el tabernáculo era solamente una imitación transitoria del santuario perfecto y celestial al cual ingresó Jesucristo
3. Porque el Señor solamente necesitó ingresar una vez al tabernáculo celestial
4. Porque lo hizo una vez por medio de su propia sangre
5. Porque este único e irrepetible sacrificio bastó para la eterna redención
Hebreos 9: 23-28
“Era, pues, necesario purificar las figuras de las cosas celestiales con estos ritos; pero las mismas cosas celestiales, con sacrificios mejores que éstos. Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor. Tampoco entró para ofrecerse muchas veces a sí mismo , como entra cada año el sumo sacerdote en el lugar santísimo con sangre ajena. De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos, para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo . Entonces, tal como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos . La segunda vez, ya sin relación con el pecado, aparecerá para salvación a los que le esperan. “
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Porque las cosas celestiales requerían una purificación perfecta y definitiva
2. Porque por su propia naturaleza tal sacrificio podía y debía ofrecerse solamente una vez, “en la consumación de los siglos”.
3. Porque tiene eficacia perpetua y universal para quitar el pecado
Hebreos 10: 8-14
“Habiendo dicho arriba: Sacrificios, ofrendas y holocaustos por el pecado no quisiste ni te agradaron (cosas que se ofrecen según la ley), luego dijo: ¡Heme aquí para hacer tu voluntad! El quita lo primero para establecer lo segundo. Es en esa voluntad que somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre . Todo sacerdote se ha presentado, día tras día, para servir en el culto y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados. Pero éste, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados , se sentó para siempre a la diestra de Dios, esperando de allí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Porque con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados . “
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Porque su sacrificio involucró perfecta obediencia
2. Porque trajo consigo la abolición del sistema antiguo e imperfecto
3. Porque no fue necesario sino que presentara un único sacrificio
4. Porque esta sola perfecta ofrenda basta para la expiación de todos los pecados.
En los pasajes citados se afirma no menos de seis veces que el sacrificio de Cristo fue hecho una sola vez y que su eficacia es perpetua, “para salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios”, . “para ofrecer sacrificio... por los pecados de ellos”, para ser mediador de “un pacto superior”, para lograr “eterna redención”, para “limpiar nuestras conciencias”, para “quitar los pecados”, para que seamos santificados y para que seamos perfeccionados.
La sola idea de que sea necesario, o siquiera posible, repetir este sacrificio, sea de manera cruenta o incruenta, es por completa ajena al texto y contexto de la Escritura.
Que Dios les bendiga e ilumine,
Jetonius
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Originalmente enviado por: Golan Trevize
No, lo siento, yo soy muy respetado ni muy conocido en el ámbito de la teología católica, simplemente porque no soy teólogo. Estudio teología por mi cuenta propia y sé de Teología, pero hay cosas que comprenden demasiados conceptos, y no sólo hay Teología sobre los Siete Sacramentos, sino sobre muchas cosas. Dentro de los Sacramentos ,el de la Eucaristía es precisamente el más extenso, por eso voy a ir con cuidado.


¿Ponerme en aprietos?? Simplemente cuestionas la Eucaristía, en un momento en el que yo no estoy precisamente estudiando la Eucaristía. En estos momentos me estoy centrando en la Teología sobre la existencia de Dios, de modo que necesito repasar el tema de la Eucaristía, para no dar respuestas falsas. ¿O prefieres que responda inmediatamente? Si me preguntas por qué el sacerdote tiene poderes para efectuar la Eucaristía, te respondo que Cristo dijo a Sus apóstoles: "Haced esto en conmemoración mía".
Y si presumes de ponerme en aprietos, presumes de nada, yo también hice una pregunta, y la repito de otro modo más claro:
¿Dónde y cómo explica la Biblia el contexto simbólico de la Eucaristía?
Cristo explicó las parábolas, ¿No crees que la Eucaristía también merecía una explicación, que yo leo en Juan 6?
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Tobi te responde a esto:
Le he dado las citas que confirman que Jesús está usando la simbologia. Por ello le adjunte la frase latina:
Aures habent et non audiunt. ¿Sabe cual es su significado?
Se lo traduciré. Tienen ojos y oidos y no ven ni oyen
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¿Contradictoria por qué?
Liviana para ustedes, pero es más liviano usar algo simbólico, que algo real.
La teología se basa precisamente en la Biblia, ¿Acaso no es la Biblia un fundamento valedero?


No me contestó con la Palabra de Dios, simplemente dice que es simbólico y no real. Yo ya pregunté dónde y cómo explica la Biblia el "simbolismo" de la Eucaristía, y ni con la Palabra de Dios ni con nada, me han contestado.


Durante la Última Cena de Cristo, como constatan los Evangelios de Lucas, Mateo y Marcos. Hablar de los sínodos es hablar sobre el dogma en sí, cosa que prometí, y que espero colocar hoy mismo, dependiendo de mi tiempo y de mi accesibilidad a Internet.
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Tobi replica
Quedo a la espera. Pero no olvide su afirmación de los 1500 años.
Por otro lado no confunda "eucaristia" (¿sabe lo que significa?)
con transubstanciación que son dos cosas completamente distintas.
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Correcto.



Exacto, la Eucaristía no es alimento para el cuerpo, sino alimento para el espíritu.


No entiendo qué quiere decir aquí, "Hacedlo en memoria mía", es el justificante de la repetición de la Misa a lo largo de los siglos.
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Tobi replica:
Digame: ¿Si en vez de decir en memoria hubiese dicho "en presencia mia" ya no sería justificante de la repetición de la misa? ¿Por qué no? ¿Me lo quiere mostrar? Verá, siempre me pregunto donde esta la capacidad de razonamiento de los católicos que visitan nuestros foros.
Ahora vayamos a la misa conforme a vuestra teología. Leemos en vuestro catecismo:
"el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre".
Pregunta: ¿A quien serán ofrecidos? El anterior catecismo lo expresaba de forma más clara pero se dieron cuenta de la contradicción que conlleva esta afirmación y por ello la han ensrevesado.
Se la repetiré: El sacerdote y en nombre del pueblo asistente a la misa ofrece a Dios el sacrificio de Cristo mediante la partición del pan y del vino. La contradicción está en lo siguiente. ¿Acaso el sacerdote, obispo o papa tienen a Cristo como propiedad privada para ofrecerlo a Dios? ¿Es que no ha leido en Juan 3:16 donde claramente se nos dice quien es el que ofrece y a quien se lo ofrece? Véalo:
"Porque de tal manera amo Dios al mundo, que HA DADO a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna" Asi el OFERTANTE es Dios y el receptor de la OFRENDA el mundo. Vuestro catecismo, en cambio, afirma que el ofertante es el sacerdote y el receptor Dios. Eso, amigo Golan se tipifica como HEREJÍA.
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¿Con "todo detalle"? Yo no veo ningún detalle, acaso se dice:
Este es como mi cuerpo, esta es como mi sangre
Esto representa mi cuerpo, esto representa mi sangre
Pero esto que os digo es otra parábola
Haced esto en representación de mi cuerpo y mi sangre.
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Tobi replica
Esta frase nos muestra lo que le falta estudiar tanto en teología como en Sagrada Escritura.
Por lo visto ignora el porque Cristo uso el verbo "ser" (Esto és) en aquel caso especial. Para saberlo solo hay que conocer medianamente el ritual de la Pascua Judia. Las palabras de dicho ritual eran: "Tomad, comed todos, porque este cordero ES la Pascua de Adonai, Señor del Universo" ¿Acaso también ignora que los verbos SER y REPRESENTAR son sinónimos? (Cuando usa una fotografía de alguien no dice este es fulano o sutano) ¿Acaso cree que el cordero pascual se transubstanciaba en el paso del angel exterminador"?
Jesús usó una simbología perfectamente conocida por sus apostoles desde su infancia puesto que el ritual de la Pascua el niño mas pequeño con capacidad para hacerlo era el que hacia la pregunta cuya respuesta le he citado Esta ES la Pascua del Señor.
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¿Donde está el "todo detalle"?


Esto ya no se limita a la Eucaristía, sino a la naturaleza divina de Cristo. Su cuerpo, si bien pasible y mortal, pertenecía a Dios, y por lo tanto, con atributos divinos, de no ser así, no hubiera podido hacer milagros, ni hubiera brotado agua de su costado.
¿Si era condenado por la Ley de Dios, entonces por qué Jesús repite y repite que el Pan y el Vino son Su Cuerpo y Su Sangre?
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Tobi replica
Dígame: ¿Y el cuerpo pasible y mortal de todos nosotros no pertenece a Dios que lo creó? Además, ¿es que lo milagros eran fruto de su cuerpo pasible y mortal? Pero el peor argumento es este: "ni hubiera brotado agua de su costado" ¿Es que ignora el por que brotó agua de su costado? ¿Es que no sabe que cuando alguien muere bajo un sufrimiento moral espantoso los globulos rojos o ematies se separan del suero? Consúltelo y se evitará estas "perogru..."
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En lo que coloco el estudio teológico, cito algunas fuentes de información:


Encuentra.Com sobre la Eucaristía

http://apologetica.org/eucaristia-evangelios.htm

http://apologetica.org/eucaristia-presencia.htm

http://www.aciprensa.com/Eucaristia/sacralidad.htm

http://www.corazones.org/sacramentos/eucaristia/a_eucaristia.htm
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Tobi replica
Busque mejores fuentes. Estas no ofrecen ninguna garantía, especialmente la última. Cosa que he comprobado ya que corta los textos allí donde les conviene.

Saludos
 
Amigo Golan
Como ya le dije debe buscar en otras fuentes mas fidedignas que las que nos ha incluido.
En cuanto a esto:
Golan Trevize
Consejero de la Legislatura de Términus
Primera Fundación
:confused: :confused: :confused:
¿Acaso confunde teología y Sagrada Escritura con la famosa obra de Ciencia Ficción cuyo autor fué Isaac Asimov?
¿No cree que les convendría un mejor consejero?
 
¿Acaso confunde teología y Sagrada Escritura con la famosa obra de Ciencia Ficción cuyo autor fué Isaac Asimov?
Si te molesta mi firma, dilo claramente, y tendré la delicadeza de cambiarla.

LA EUCARISTÍA (La Transustanciación)

Definición de Eucaristía: Es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y vino, se halla Cristo verdaderamente presente, con su cuerpo y su sangre, a fin de ofrecerse de manera incruento al Padre Celestial y darse como manjar espiritual a los fieles.

Dentro de la doctrina de la Eucaristía somo Sacramento, existe un gran tema dividido en cuatro capítulos:
LA PRESENCIA REAL DE CRISTO EN LA EUCARISTÌA
1.– El hecho de la presencia real de Cristo
2.– Verificación de la presencia real de Cristo o transustanciación
3.– El modo con que Cristo está realmente presente en la Eucaristía
4.– La Eucaristía y la Razón

Puesto que el tema debatido aplica únicamente al tema 2, es ese el que trataré a continuación.

LA TRANSUSTANCIACIÓN
Cristo está presente en el sacramento del altar por transustanciarse toda la sustancia de pan en su cuerpo, y toda la sustancia de vino en su sangre. (Esta afirmación tiene grado de certidumbre teológica DE FE)

Frente a las doctrinas reformistas de la consustanciación, el Concilio de Trento declaró: “Si quis dixerit, in sacrosanto Eucharistiae sacramento remanere substantiam panis et vini una cum corpore et sanguine Domini nostri Iesu Christi, negaveritque mirabilem illam totius substantiae vini in sanguinem, manentibus dumtaxat speciebus panis et vini, quam quidem conversionem catholica Ecclesia aptissime transsubstantiationem apellat, a.s.” Dz 884, cf 355.

La palabra transsubstantiatio, o transsubstantiare, fue creada por la teología del Siglo XII (Maestro Rolando, luego Papa Alejandro III), hacia 1150. Y Esteban de Tournai, hacia 1160, Pedro Comestor (1160-70), y es usada oficialmente por vez primera en los Decretales de Inocencio III y en el Caput Firmiter del Concilio IV de Letrán.

La noción de transustanciación incluye:
A) Una conversión, tránsito de una cosa a otra, con los siguientes elementos:

a) Un termino a quo, y un término a quem, punto de partida que cesa de ser, y punto final que comienza a ser. El término formal a quo y a quem implica a la conversión eucarística.
b) La dependencia intrínseca de la desaparición del término a quo y la aparición del término a quem. Esto implica que la transustanciación NO ES una conversión temporal, porque las sustancias de pan y vino cesan para dar sucesión a las sustancias de cuerpo y sangre de Cristo
c) Una commune tertium, o sea, un tercer elemento que permanezca uniendo a ambos extremos de la transustanciación. En el caso de la Eucaristía, el tercer elemento son las especies eucarísticas, donde si bien las especies son pan y vino, la sustancia es el cuerpo y la sangre de Cristo

B) Conversión milagrosa y singular, donde la materia como la forma, el pan y el vino como sustancias, dejan paso a las sustancias del cuerpo y la sangre de Cristo, sin que los accidentes sufran cambio.

C) La conversión en sentido activo no se compone de dos pasos (destrucción de a quo y construcción de a quem), sino que es un solo acto, la sustitución de a quo por a quem.

Pruebas de Escritura: La transustanciación está contenida implícitamente en las palabras con que Cristo instituyó este sacramento. Considerando la veracidad y omnipotencia divina de Jesús, se deduce de Sus palabras que ofreció a Sus discípulos ya no pan y vino en sustancia, sino Su cuerpo y Su sangre. Esto significa automáticamente que hubo una conversión de sustancia (transustanciación), y los accidentes permanecieron inmutables, lo cual fue visto por todos los presentes.
Esto está constatado en Mateo 26, 26-28, en Marcos 14, 22-24, y en Lucas 22, 19-20.
La presencia real está contenida de manera muy clara en Juan 6, 22-71:
“En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en Mí y yo en él”.

A favor de la interpretación literal católica están los siguientes cuatro puntos:
A) El sentido natural de las palabras: Cristo observa expresiones realistas al hablar de la Eucaristía, “comida verdadera”, real, “bebida verdadera y real”, comer, masticar (en términos griegos)
B) La dificultad de la interpretación metafórica: “Comer la carne de alguien” y “beber la sangre de alguien”, en sentido metafórico significan por el lenguaje bíblico, “perseguir sanguinariamente, o destruir”, a una persona.
C) El sentido con que lo oyeron los discípulos. Es de notar que Cristo no corrige tal interpretación, como hace en otras ocasiones (Juan 3, 3-9; 4, 32-34; Mateo 16, 6-12), sino que la corrobora en repetidas ocasiones, incluso con riesgo de que le abandonaran sus discípulos, peligro que de hecho se hizo realidad en Juan 6, 66. Si había tanto peligro en una interpretación literal, es evidente que Jesús la hubiera corregido, pero no lo hizo.
D) La interpretación de los Padres de la Iglesia, quienes interpretan literalmente las palabras de Jesús casi unánimemente, y a esto se le añade el peso de la misma interpretación por parte del categórico Concilio de Trento.

Prueba de Tradición: Durante los tres primeros siglos, los Padres Antiguos testimoniaron el hecho de la presencia real, sin referirse al dogma como tal de la transustanciación, citamos a San Ignacio de Antioquía, a San Justino Mártir, San Ireneo de Lyon, Clemente y Orígenes.
Tertuliano sugiere la transustanciación cuando habla explícitamente del Cuerpo y la Sangre de Cristo, puesto que para que sean cuerpo y sangre de Cristo, tenía que haber ocurrido una conversión.
En el siglo IV, ya se enseña formalmente la existencia de dicha conversión; San Cirilo de Jerusalén (Caty myst. 4, 2; 5, 7), San Gregorio de Nysa (Or. Cat. 37), San Juan Crisóstomo (De prodit. Iudae hom. I, 6; In Matth. Hom. 5), San Cirilo de Alejandría (In Matth. 26-27) y San Juan Damasceno (De fide orth. IV 13), y entre los padres latinos, San Ambrosio (De sacr. IV 4, 14, ss.), el Seudo Eusebio de Emesa, predicador del sur de Galia, de los siglos V al VI.
San Cirilo de Jerusalén dice explícitamente: “En una ocasión, como convirtió, con su mera indicación, el agua en vino durante las bodas de Caná de Galilea, ¿no va a ser digno de creerse que Él puede y convierte el vino en Su sangre?. El término usado por los padres latinos es “convertere, mutare”.
Para explicar intuitivamente este misterio, los santos padres utilizan las analogías, como la conversión del alimento en la sustancia corporal (Gregorio de Nysa, Juan Damasceno), la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (San Cirilo de Jerusalén), la conversión de la vara de Moisés en serpiente, la conversión del agua de los ríos de Egipto, en sangre, la creación y la encarnación (San Ambrosio).
En las antiguas liturgias, se invoca al Logos o al Espíritu Santopor medio de una oración especial, llamada epíclesis, para que descienda y haga de aquel pan y vino el cuerpo y sangre de Cristo, o para que el pan y el vino “lleguen a ser”, el cuerpo y la sangre de Cristo. San Cirilo de Jerusalén dice en una descripción que hace de la Misa: “Después nos hemos santificado por medio de estos himnos espirituales, invocamos al bondadoso Dios para que haga descender al Espíritu Santo sobre los dones presentes a fin de que el pan llegue a ser el cuerpo de Cristo y el vino la sangre de Cristo. Porque todo lo que toca el Espíritu Santo queda completamente santificado y cambiado”.
Teodoreto de Ciro (hacia 460), enseña que los elementos eucarísticos “después de la santificación no se apartan de su naturaleza, sino que permanecen en su anterior figura y forma, y que son algo distinto antes de la invocación o epíclesis, y otra después de la misma”.
El Papa Gelasio I enseña que los sacramentos son “cosa divina, y por eso participamos gracias a ellos de la naturaleza divina, pero la naturaleza del pan y el vino no cesan de existir. El pan y el vino pasan, por acción del Espíritu Santo, a la sustancia divina, pero no obstante, permanecen en la índole de su propia naturaleza”.
El Seudo-Crisóstomo, otro de Antioquía, enseña que el pan es llamado Cuerpo del Señor después de la santificación, “aunque permanezca en él la naturaleza de pan”.


Sobre la Transustanciación, es lo más relevante de la Teología Dogmática, aunque también lo hay sobre el los otros tres temas mencionados al principio.
El tema de la Presencia Real de Cristo, continúa con otros dos Grandes Temas:
La Eucaristía como Sacramento
La Eucaristía como Sacrificio

Un saludo.

Fuente principal:
Manual de Teología Dogmática, Ludwig Ott
Sagrada Biblia (de Jerusalén)
Catecismo Católico
Y los sitios mencionados anteriormente de Apologetica.Org, Encuentra.Com, Corazones.Org y varios sitios más que luego documentaré por orden.