Muchos preceptos del Antiguo Testamento no son palabra de Dios...
Muchos preceptos del Antiguo Testamento no son palabra de Dios...
Estimado amigo Argos, No te enfades con los o las judaizantes, ellos no tienen argumentos contra las pruebas que presentamos los cristianos, y por ese motivo se pierden en interminables testamentos farisaicos para ahogar la verdad.
Ahí te mando un estudio que confirma lo que tu dices:
LA BIBLIA JUDÍA DE LOS SETENTA ANCIANOS.
El famoso cristiano y escritor del siglo II Justino, en su diálogo con Trifón (hebreo que vivió en Grecia en el siglo II y seguidor de la exégesis rabínica), discutiendo con éste sobre la ley judía nos dice: "Ahora bien, una ley puesta contra otra Ley anula la primera, y un Testamento hecho posteriormente, deja sin efecto el primero. Y a nosotros, Cristo nos ha sido dado como Ley Eterna y última y como Testamento fiel" (San Justino, Diálogo con Trifón 11,2)
Los cristianos conocieron otra versión del Antiguo Testamento (la Versión de los Setenta Ancianos o Septuaginta), donde la "ley de Moisés" ya no era un solo libro, sino que estaba contenida en cinco libros (Pentateuco), también conocidos por los judíos como la Torá, donde aparecen más de 500 mandamientos. San Justino, hablándonos de las leyes del Antiguo Testamento (de esta Versión de los Setenta), en su discusión con Trifón nos avisa que los judíos no eran fieles a las Escrituras:
"No es ése el ayuno que yo escogí, dice el Señor; sino desata toda atadura de indignidad; rompe los lazos de los contratos violentos, despide en libertad a los afligidos, y rasga toda escritura inicua". (La Septuaginta, y San Justino, recordando las palabras de Isaías (Isaías 58,6) en su libro Diálogo con Trifón, 15,4. Estas palabras también se recogen en la carta de Bernabé (III, 3)). En este texto de Isaías, en algunas biblias que hemos estudiado, está escrito "romper todos los yugos", o "que rompáis todo yugo", en lugar de "rasga toda escritura inicua", como nos dice la Versión de los Setenta o Septuaginta. Esto parece que quiere disimular el que algunas escrituras recojan preceptos que son de hombres y no de Dios.
El libro de San Justino titulado Diálogo con Trifón también nos entrega muchas citas que nos hablan de cómo los judíos quitaban muchas palabras del Antiguo Testamento para disimular que el Antiguo Testamento profetizaba el Nacimiento, la vida y muerte de Jesucristo:
"A quienes no presto fe alguna es a vuestros maestros, que no admiten esté bien hecha la traducción de vuestros setenta ancianos que estuvieron con Ptolomeo, rey de Egipto, sino que se ponen ellos mismos a traducir, y quiero además que sepáis que ellos han suprimido totalmente muchos pasajes de versión de los setenta ancianos". (San Justino, Diálogo con Trifón 71,1-2).
"De las profecías de Jeremías quitaron también este paso: Yo soy......." (72,2).
"Y del Salmo 95 de las palabras de David, suprimieron estas breves expresiones: De lo alto del madero." (73,1) (Según Justino, esto lo hacían los judíos para que se ignorara que Dios era Jesucristo).
"En conclusión, amigos, bueno fuera que vosotros aprendierais lo que no entendéis, de nosotros los cristianos, que hemos recibido la gracia de Dios, y no luchar por todos los modos por sostener vuestras propias doctrinas, despreciando las de Dios. Por eso, a nosotros también se ha pasado esta gracia, como dice Isaías: Este pueblo se acerca a mí. Con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Vanamente me reverencian, enseñando preceptos y doctrinas de hombres." (78,10-11).
Y hablando sobre otras palabras referentes a la Segunda Venida de Jesucristo, nos dice: "Pues no lo interpretaron así los setenta, sino: "hasta que venga Aquél a quien está reservado"...... "y a fe que si vuestros rabinos las hubieran entendido, sabed bien que las hubieran hecho desaparecer, como ha sucedido con la muerte de Isaías, a quien serrasteis con una sierra de madera" (120,4 y 5).
¿LAS DIEZ PALABRAS O LOS DIEZ MANDAMIENTOS...?
Los libros históricos del Antiguo Testamentos nos dicen que Moisés recibió en el Monte Sinaí, de parte de Dios, las Diez Palabras, escritas en tablas de piedra (Éxodo 34,28). Mucho se ha hablado sobre los 10 mandamientos. Pero veamos lo que dicen las Biblias:
En Éxodo 34,28, muchas Biblias nos hablan de los "Diez mandamientos" escritos en dos tablas de piedra. Pero otras Biblias no se expresan así. Pues hay algunas que nos hablan de las «Diez Palabras» escritas en dos tablas de piedra. También en Deuteronomio 4,13 y 10,4... algunas de estas Biblias nos hablan de las "Diez Palabras". En realidad, la única Ley que se puede entender y escribir en Diez Palabras, por su sencillez, es la verdadera Ley que nos revela de nuevo Jesucristo en El Evangelio: «Así que todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también vosotros hacedles; porque ésta es la Ley y los profetas» (Mateo 7,12).
También Jesucristo nos entrega de nuevo la Ley de Dios formulada en decretos cuando el joven rico le pregunta sobre los mandamientos que debe cumplir para hallar la vida eterna: «Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme». (MATEO 19:17-21).
Jesucristo al joven rico le da la Ley formulada en 7 mandamientos. Pero el séptimo mandamiento (vender todo lo que se tiene y darlo a los pobres) nunca lo quisieron cumplir muchos judíos, ni tampoco muchos judaizantes desde que se conoció El Evangelio. Por este motivo, los judaizantes siempre prefieren los mandamientos judíos del Antiguo Testamento, antes que los 7 mandamientos cristianos. Porque el séptimo mandamiento cristiano dice que hay que repartir todo entre los pobres, y el décimo mandamiento judío dice todo lo contrario, que se respete la propiedad de los que tienen mucho y que no se desee nada de lo que ellos tienen.
Aquí la contradicción esta en que yo no puedo desear nada de lo que tiene mi prójimo, pero mi prójimo si puede desear todo lo que tiene su prójimo, y hasta su vida, porque lo quiere tener de esclavo.
Pues según este mandamiento judío, aunque muchos no tengan nada, otros en cambio pueden tener de todo, y hasta esclavos. Por este motivo se compusieron las biblias en el siglo IV... para satisfacer los deseos de los emperadores de Roma que tenían muchos esclavos: «No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo». (Exodo 20,17).
«Si compras un esclavo hebreo, te servirá por seis años; pero el séptimo quedará libre sin pagar nada. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo». (Éxodo 21:2-4)
En estos últimos versículos queda bien descubierto el porqué de haber puesto de nuevo todos los preceptos del Antiguo Testamento en las biblias como palabra de Dios. Estas leyes han traído mucha confusión, muchos crímenes y mucho dolor a muchos creyentes que han querido vivir como cristianos..., y, por otra parte, son tantas las contradicciones entre estas leyes del Antiguo Testamento y las enseñanzas piadosas del Evangelio de Jesucristo, que todo esto ha contribuido a que muchos se hayan confundido y se haya debilitado su fe.
De la Ley sencilla de Dios, los judíos escribieron muchos mandamientos. Cuando Israel se va convirtiendo en un estado teocrático, aparece un libro de leyes (El Libro de la Ley) (Deuteronomio 31,26), claro que este libro no debería ser muy grande, porque su contenido fue escrito después de morir Moisés, por mandato de Josué, en un altar de piedras en el Monte Ebal (Josué 8,34). Podemos observar los cambios: Primero se podía escribir la Ley en dos tablas de piedra, y luego ya se necesita un altar de piedras para escribir todas las leyes del libro. Varios siglos después de haber muerto Moisés y Josué, en tiempos de Esdras y Nehemías (siglo VI antes de Jesucristo), ya aparece un libro que parece bastante más largo, pues Esdras lo estuvo leyendo al pueblo de Israel desde la mañana hasta la tarde (Nehemías 8,1-3). Jesucristo también nos habla del libro de Moisés (San Mateo 12,26 y San Marcos 12,26). Después de muerto Jesucristo, Pablo aún nos sigue hablando del Libro de la Ley (Gálatas 3,10... Hebreos 9,19....). Aquel libro de la Ley más tarde pasaría a ser los cinco libros de la ley, "el Pentateuco".
Te felicito por tu trabajo... Un saludo.