Sobre los Deuterocanónicos, es importante recalcar un poquito, que SI son inspirados, y que gracias a que los protestantes los quitaron de sus Biblias, ahora tienen pretexto para no creer en la intercesión de los santos (Macabeos), el razonamiento para creer en Dios (Sabiduría), el purgatorio (Macabeos), la necesidad de obras (Tobías), etc.
Para esto es bueno leer una reflexión del hermano católico Hasley Morales:
El Antiguo Testamento en las Biblias Católicas tiene siete libros más que las Biblias protestantes (46 y 39, respectivamente). Los protestantes llaman a esos libros Apócrifos y los católicos los conocen como los libros Deuterocanónicos. Estos siete libros son: Tobías, Judit, 1ª y 2ª Macabeos, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico (o Sirac), y Baruc. También, las Biblias católicas contienen seis capítulos adicionales (107 versículos) en el libro de Ester y otros tres en el libro de Daniel (174 versículos).
Yo he notando con preocupación la desinformación generalizada entre nuestros hermanos separados respecto al tema, de modo que muchos protestantes tienen, sin saberlo, una Biblia incompleta. En años recientes varios ministros protestantes se han dado a la tarea de tratar de aclarar dicha situación, escribiendo artículos y tratados. Por mis manos han pasado ya varios de esos artículos y tratados, todos con una increíble similitud, [lo cual me hace pensar que todos usan una fuente común], dando razones para no incluir los Deuterocanónicos en la Biblia. En las siguientes líneas contestaré a dichas objeciones.
Objeción #1
“Esos libros nunca formaron parte del canon judío. Pablo afirma que los judíos fueron los depositarios de la Revelación (Romanos 3,2) y el suyo es, por tanto, el canon válido. No existe ni un solo ejemplar del Antiguo Testamento editado en hebreo que contenga los apócrifos.”
Respuesta:
Todas las evidencias apuntan a que entre los judíos existió un doble canon. El canon breve de los judíos de Palestina, que no contenía los libros Deuterocanónicos, y el canon amplio de los judíos alejandrinos, que comprendía los libros Deuterocanónicos. Hay sin embargo algunas evidencias de que tal vez entre los judíos palestinos hayan circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).
Es absurdo rechazar un libro porque no haya sido escrito en la lengua de los judíos, pues esto se debe principalmente a que (a) El griego comenzaba a ser lengua común para todos y (b) Se perdieron los originales de algunos libros y sólo quedaron sus copias en griego. Un ejemplo de esto último es el Eclesiástico, que fue originalmente escrito en hebreo y que San Jerónimo lo conoció en su lengua original.
En tiempos de los apóstoles la Septuaginta era la traducción del Antiguo Testamento de uso común, y esta contenía los Deuterocanónicos; por ello no es de extrañar que 300 de las más de 350 referencias directas que se hacen en el Nuevo Testamento al Antiguo hayan sido tomadas de la Septuaginta. Cuando Pablo dice en 2Timoteo 3:16 “Toda escritura es inspirada” está hablando de la Septuaginta.
Objeción #2
“Los libros apócrifos no son citados nunca por el Señor ni por sus apóstoles en el Nuevo Testamento”
Respuesta:
No es cierto, pero antes que nada, hay que saber diferenciar entre las formas de hacer referencia al Antiguo Testamento que usaron los autores del Nuevo Testamento. Primero tenemos las referencias directas, que generalmente usan la forma “para que se cumpliera lo que estaba escrito” o simplemente “como está escrito”; y las indirectas, que carecen de dicha fórmula. Aquí hay algunos ejemplos de referencias indirectas hechas a los libros Deuterocanónicos en el Nuevo Testamento:
1. Hebreos 11,35: "...Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor." El único lugar en el Antiguo Testamento en que encuentras referencia a esto es en 2Macabeos 7:1-29. Si no tienes 2Macabeos, ¿Cómo puedes explicar esto?
2. Hebreos 11,38: "...errantes por desiertos y montañas,..." Esto se encuentra en 1Macabeos 2,28-30 y 2Macabeos 5,27.
3. Juan 10,22: "Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación..." Esto se encuentra en 1Macabeos 4,52-59.
4. Juan 14,23: "...Si alguno me ama, guardará mi Palabra..." Esto se encuentra en Eclesiástico 2,18.
5. Romanos 9,21: "El alfarero no es dueño de hacer de una misma masa..." Esto se encuentra en Sabiduría 15,7
6. 1Pedro 1,6-7, "...el oro que es probado por el fuego..." Esto se encuentra en Sabiduría 3,5-6
7. Romanos 1,18-32, “Dios es conocido por las cosas que El ha creado...” Esto se encuentra en Sabiduría 13,1-9
8. Apocalipsis 21,18: "El material de esta muralla es jaspe y la ciudad es de oro puro semejante al vidrio puro." Se encuentra en Tobías 13,16-17.
9. Mateo 13,43: "Entonces los justos brillarán..." Se encuentra en Sabiduría 3,7.
10. Marcos 14,61-62: "...¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y dijo Jesús: "Sí, yo soy..." Se encuentra en Sabiduría 2,13.
11. Lucas 24,4: "... se presentaron dos hombres con vestidos resplandecientes." Se encuentra en 2Macabeos 3,26.
12. Romanos 11,33: "...¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!" Se encuentra en Judit 8,14.
13. 1Corintios 10,20: "...lo inmolan a los demonios y no a Dios..." Se encuentra en Baruc 4:7.
14. 1Juan 3,17: "Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" Se encuentra en Tobías 4,7.
15. 1Corintios 15,29: “De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?” Aquí San Pablo tenía en mente 2Macabeos 12,44.
Objeción #3
“No encontramos los apócrifos en ningún catálogo de libros canónicos reconocidos por la Iglesia en sus primeros cuatro siglos de existencia.”
Respuesta:
Hasta el siglo cuarto la iglesia no se planteó el tema del canon de forma sería [algo que comenzó a cambiar con San Agustín], pero los cristianos si reconocían esos libros. Aquí hay algunos ejemplos:
• La Didajé (hacia 90-100 D.C.) 4,5 alude claramente al Eclesiástico 4,31. También Didajé 5,2 se refiere a Sabiduría 12,7.
• Clemente de Roma (+101 D.C.) aduce el ejemplo de Judit y la fe de Ester. También alude al libro de la Sabiduría y al Eclesiástico.
• Ignacio de Antioquia (35-107 D.C.) alude al libro de Judit 16,14 en su Epístola a los Efesios.
• El Pastor Hermas (hacia 140-154 D.C.) tiene bastantes alusiones a diversos libros Deuterocanónicos: al Eclesiástico, a Tobías, a 2Macabeos y a Sabiduría.
• San Justino (+165 D.C.), en su Diálogo con Trifón acusa a los judíos de rechazar de la versión griega de los Setenta las Escrituras que testificaban en favor de Cristo.
• Clemente de Alejandría (150-215 D.C.) conoce todos los libros y pasajes Deuterocanónicos y los considera como sagrados y canónicos
Objeción #4
“Los más ilustres Padres de la Iglesia rechazaron categóricamente los apócrifos: Melitón, Atanasio, Jerónimo, Cirilo, Rufino”.
Respuesta:
Este argumento empieza con una premisa falsa, pues San Agustín es el más ilustre de los Padres de la Iglesia y aceptaba los Deuterocanónicos.
A pesar que durante los siglos I & II se aceptaban los Deuterocanónicos de forma unánime, durante los siglo III & IV empiezan a surgir dudas respecto a estos. Estas dudas se originaron principalmente por las disputas con los judíos, quienes negaban la canonicidad de estos libros, por lo cual los apologistas se vieron obligados a usar sólo los otros 39 libros del Antiguo Testamento para argumentar.
De los Padres citados por los protestantes, San Jerónimo es el único que rechaza de forma categórica y absoluta los Deuterocanónicos, pues los demás llegan a aceptar algunos. La Iglesia sin embargo, nunca ha sostenido que los Padres sean individualmente infalibles.
A partir de fines del siglo V las dudas acerca de los Deuterocanónicos van desapareciendo, restableciéndose así la unanimidad en el siglo VI.
Objeción #5
“Los mismos libros apócrifos delatan no ser de inspiración divina. Por ejemplo en 2Macabeos 15,38 el autor renuncia a toda pretensión de inspiración”.
Respuesta:
Los protestantes citan aquí un pasaje de 2Macabeos donde el escritor se atribuye a sí mismo la autoría de dicha obra, para concluir así que tal obra no puede ser de inspiración divina. Hay sin embargo un paralelo a esto en el Nuevo Testamento, en el evangelio de Lucas:
“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.” - (Lucas 1,1-4)
Se hace evidente aquí que el autor del Evangelio de Lucas se atribuye también la investigación y redacción de dicha obra.
El problema tal vez tenga su origen en la forma en que los protestantes ven la Biblia. Para nosotros los católicos, Dios inspiró la Biblia pero esta fue escrita por hombres. Los protestantes en cambio, ven la Biblia tal como si Dios la hubiera dictado palabra por palabra. Tal visión errada y casi idólatra de las escrituras es la misma que los lleva a atacar la ciencia y sus avances, por contradecir esta en numerosas ocasiones su interpretación excesivamente literal de pasajes como el relato de la creación de Génesis.
La forma en que está escrito el citado versículo de 2Macabeos no hace pensar que no es inspirado. El autor está más bien preocupado por la composición literaria del libro, y dice que se esforzó en que la construcción del libro fuera buena; su calidad literaria, no la validez del contenido.
Objeción #6
“Casi todos estos apócrifos fueron escritos mucho después de que se hubiera cerrado el tiempo del canon del A.T., que duró hasta Malaquías. Sus autores no pueden ser profetas, ni tener el oficio profético, ni ser, por tanto, inspirados”.
Respuesta:
Para los protestantes, Esdras habría cerrado de modo definitivo el canon, de tal manera que en lo futuro no se permitió añadir más libros; para los católicos, en cambio, la compilación canónica de Esdras no había sido definitiva. Por eso, los judíos alejandrinos pudieron añadir más tarde los libros Deuterocanónicos.
Son varios los argumentos en que se apoya la postura protestante. En primer lugar, el celo de Esdras por la Ley. 2 Macabeos 2:13 afirma que Nehemías hizo una biblioteca para recoger los Libros Sagrados. Josefo Flavio atribuye la formación del canon al tiempo de Artajerjes I Longímano (465-425 A.C.), es decir, al período en que tuvo lugar la actividad religiosa de Esdras y Nehemías.
Sin embargo, las dificultades que se oponen a esta teoría son muy fuertes. Si Esdras fue el que cerró el canon del Antiguo Testamento habría que explicar porque los libros de las Crónicas y de Esdras fueron incluidos en la lista canónica, pues estos fueron escritos hasta el tiempo de los griegos, es decir, bastante después de la muerte de Esdras.
Objeción #7
“Aunque fue permitido la lectura de dichas obras, tanto en Israel como en la Iglesia Cristiana, para instrucción, jamás fueron tenidas por canónicas ni inspiradas, sino hasta el Concilio de Trento (1546, diecisiete siglos después que la Iglesia había vivido sin ellas); este concilio no fue representativo de la Cristiandad, y hoy en día los mejores teólogos católico-romanos desean que haya sido superada la época tridentina”.
Respuesta:
Si esos libros no formaron parte del canon hasta 1546 ¿Cómo fue que Martín Lutero los eliminó en 1534? Este error por sí sólo es una muestra contundente de la poca solidez de dicha objeción.
La historia demuestra que no es verdad lo que dijo Lutero, los cristianos siempre habían reconocido esos libros como parte de las escrituras. Los concilios del siglo IV y posteriores habían confirmado la creencia cristiana. La opinión de Lutero era más bien la de los judíos que seguían el canon del concilio de Jamnia, hecho a finales del primer siglo de nuestra era. El problema es que Jamnia no era un concilio Cristiano, sino uno Judío, llamado específicamente para oponer a la Cristiandad.
Los Concilios de la Iglesia en Hipona (393 D.C.) y Cartago (397, 419 D.C.), enormemente influenciados por San Agustín, listaron los libros Deuterocanónicos como escritura inspirada, lo cual fue simplemente el visto bueno de lo que se había convertido en el consenso general de la Iglesia en Occidente y en la mayor parte del Oriente. De esta manera, el Concilio de Trento sólo reiteró en términos más fuertes lo que ya había sido decidido once siglos antes.
Obras consultadas:
Introducción a la Biblia - Manuel de Tuya / José Salguero
Martin Lutero y el nacimiento del protestantismo – James Atkinson
Biblia de Jerusalén – Editoral Desclée