Re: Testigos de Jehová son anticristos.
Es placer saludarte Kurro;
¿Podría identificarme esa "montaña"? ¿De que montaña está hablando?
David
El placer es mio David.
Antes que nada es mi deseo continuar siendo sincero contigo, y considero mi deber hacerte esta aclaración.
No hace mucho tiempo que me acerque a los Testigos, si bien hace bastante tiempo que trato de instruirme en Los Santos Escritos.
Por tanto no esperes de mi una gran y contundente exposición; pues como dice el poeta "muy poco puede saber, aquel que no aprendió nada". Bueno al punto.
Isaías pinta en pocas palabras un gráfico cuadro profético. Vemos una montaña encumbrada en cuya cima se alza una casa gloriosa, el templo de Jehová.
La montaña se eleva por encima de los montes y colinas circundantes. Aun así, su apariencia no es amenazadora o intimidatoria, sino atrayente.
Hay personas de todas las naciones que anhelan ascender a la montaña de la casa de Jehová, que afluyen a ella.
En el tiempo de Isaías, las colinas y las montañas suelen estar vinculadas a la adoración. Muchas de ellas son lugares de culto idolátrico y santuarios de dioses falsos (Deuteronomio 12:2; Jeremías 3:6).
Sin embargo, la casa de Jehová, su templo, adorna en Jerusalén la cima del monte Moria. Los israelitas fieles viajan a esta ciudad tres veces al año y suben al monte Moria para adorar al Dios verdadero (Deuteronomio 16:16).
Por tanto, la afluencia de las naciones a “la montaña de la casa de Jehová” representa que personas de muchos pueblos se congregarían en torno a la adoración verdadera.
Hoy en día, el pueblo de Dios no se reúne en una montaña literal sobre la que se alce un templo de piedra. El templo de Jehová que estaba en Jerusalén sufrió destrucción a manos de los ejércitos romanos en el año 70 E.C.
Además, el apóstol Pablo aclaró que tanto aquel templo como el tabernáculo que lo precedió eran representativos. Prefiguraron una realidad espiritual y más grandiosa, “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre” (Hebreos 8:2).
Esta tienda espiritual es la provisión para acercarse a Jehová a fin de adorarlo, y se basa en el sacrificio de rescate de Jesucristo (Hebreos 9:2-10, 23).
En armonía con este hecho, “la montaña de la casa de Jehová” mencionada en Isaías 2:2 representa la adoración pura y ensalzada de Jehová en nuestro tiempo.
Quienes la abrazan no se congregan en ningún lugar geográfico; es la adoración a Dios lo que los une.
Según el profeta, “la montaña de la casa de Jehová”, es decir, la adoración pura, llegaría a estar “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas” y sería “alzada por encima de las colinas”.
Mucho antes de que Isaías viviera, el rey David llevó el arca del pacto a Jerusalén, al monte Sión, situado a 760 metros sobre el nivel del mar, donde permaneció hasta que, una vez terminado el templo sobre el monte Moria, la trasladaron allí (2 Samuel 5:7; 6:14-19; 2 Crónicas 3:1; 5:1-10).
Por consiguiente, en tiempos de Isaías el arca sagrada ya se había puesto literalmente en alto y colocado en el templo, en un lugar más elevado que las numerosas colinas de los alrededores en las que se adoraba a dioses falsos.