Con autorización de su autor Jose Matinez, anterior testigo de Jehová por 20 años. www.gbasesores.com
Testigos de Jehová... ¿Confesión religiosa o Secta destructiva? PARTE 1
UNA DE las grandes preocupaciones de los Testigos de Jehová en estos últimos años, ha sido y es, la de dar a entender a la opinión pública, que ellos no son una “secta”, y mucho menos, una secta “peligrosa” o “destructiva”, principalmente por las connotaciones negativas que ha llegado a asumir este término, y por el sentido peyorativo y de rechazo con que se utiliza, a la hora de identificar a ciertos grupos o colectivos religiosos. Por eso, cuando se toca este tema en algún foro público, (televisión, radio, prensa) los Testigos tratan por todos los medios de defender a ultranza su concepto de lo que es una secta peligrosa, para que nadie llegue a pensar en ellos, como identificados por estos términos. De hecho, desde hace un tiempo, han adoptado la política de responder de inmediato a programas de televisión y artículos de prensa, declarando con firmeza que ellos no son una ‘secta’, y exponiendo diversas razones para ello.
Un hecho sucedido el 28 de febrero de 1993 fue el Prefacio de esta polémica: en esa fecha, más de 100 agentes de una brigada especial, atacaron un complejo de edificios que albergaba a decena de hombres, mujeres y niños. El objetivo era descubrir armas ilegales y arrestar a un presunto delincuente. No obstante una lluvia de balas procedentes del interior de los edificios tomó a los agentes por sorpresa. Estos se vieron obligados a repeler la agresión. Durante los cincuenta días siguientes, cientos de agentes del gobierno sitiaron el complejo con suficientes armas para librar una pequeña guerra.
¿Resultado? Cerca de 100 muertos, entre ellos, diecisiete niños, fueron el triste balance de la operación.
¿Quién era el enemigo? ¿Un ejercito de traficantes de drogas? ¿Un grupo guerrillero? No. La sorpresa de todo el mundo fue, la de enterarse que el “enemigo” era una agrupación religiosa, una secta.
Los medios de comunicación inundaron las ondas de radio y televisión y la página impresa de un aluvión de informes, análisis y comentarios sobre los peligros de las sectas fanáticas, y entre ellas, incluían a la de los testigos de Jehová.
Como dije antes, a los dirigentes de este grupo, siempre les ha preocupado el ser alistados entre los grupos sectarios denominados “peligrosos”. Debido a las continuas referencias que de ellos se hacían en dichos medios de comunicación durante 1993, insertaron dos artículos en La Atalaya del 15 de febrero de 1994, con una portada bien significativa, y el enunciado: “Los Testigos de Jehová ¿secta peligrosa o ministros de Dios?” en la que hicieron una encendida defensa sobre la posición de los Testigos dentro de la sociedad.
Y recientemente, diversos periódicos, entre ellos el diario Egín y el Diario de León han sido utilizados como foro de debate por parte del Portavoz de la sede nacional de los testigos de Jehová, Aníbal Iván Matos Ci
“Está claro, pues, que por lo general se entiende que las sectas peligrosas son agrupaciones religiosas con puntos de vista y prácticas radicales que chocan con la conducta social aceptada como normal en la actualidad. Suelen tener también ritos secretos. Muchas de estas sectas se aíslan en comunas. Acostumbran a dar devoción incondicional y exclusiva a un líder autoproclamado. A menudo este se jacta de haber sido escogido por Dios o incluso de ser de naturaleza divina.”
Aunque estos grandes rasgos, eluden intencionadamente matices de gran importancia para saber qué es, y cómo identificar a una secta peligrosa, no entiendo, cómo después de hacer esta definición, los propios que redactaron este artículo no se dieron cuenta, que con ella, estaban dibujando en todos sus matices a los testigos de Jehová. Cualquier persona que conoce profundamente a los Testigos, e incluso los que han pertenecido a dicho colectivo por un tiempo, y han recuperado su capacidad analítica de las cosas, destacan que los testigos de Jehová son una agrupación religiosa ‘con puntos de vista y prácticas radicales que chocan con la conducta social aceptada como normal en la actualidad’. Es cierto que no suelen tener ritos secretos, pero sí suelen tener reuniones privadas para juzgar a los adeptos disidentes o pecadores, y también tienen reuniones de “ancianos” a todos los niveles, a las que no tienen acceso otras personas, aunque la resolución que determinen en ese momento, tenga influencia en muchas familias. No se aíslan en comunas, pero si provocan un aislamiento mental y en muchos casos físico del adepto, en relación con amigos y familiares que no profesan su ideología. Sólo los consideran digno de darles “testimonio”, pero no de asociarse regularmente como antes de entrar en el grupo. Y por supuesto, los testigos de Jehová sí dan ‘devoción incondicional y exclusiva a un líder autoproclamado’ que ellos llaman Cuerpo Gobernante, y que es la cabeza visible y pensante de un confuso “esclavo fiel y discreto”. Este Cuerpo Gobernante ‘a menudo se jacta de haber sido escogido por Dios o incluso de ser de naturaleza divina.’
Esto lo saben todos los Testigos de Jehová. No tenemos que hacer mucho esfuerzo para recordar estudios de Atalaya en los que se destaca que Jehová escogió en 1919 al ‘esclavo fiel y discreto’ compuesto de 144 mil personas, y en su nombre, a los que quedaban vivos en ese año. De entre ellos “escogió” al Cuerpo Gobernante que iba a tomar la dirección del grupo. Del cómo los escogió nada dicen, pero se deduce que al igual que Carlos Taze Russell, se autoproclamó “vocero de Dios” para restablecer las verdades bíblicas sobre la tierra, del mismo modo sus sucesores se han sentido con la misma autoridad para autoproclamarse líderes del grupo. El sistema actual de nombramientos en la cúpula del grupo se efectúa por los propios componentes, es decir, nombran a sus propios sucesores. ¿Quién les comunica que tal individuo es el señalado por el ‘Espíritu santo’ para ser escogido al grupo? No sabemos. Lo único que sí sabemos es que ellos alegan que tal nombramiento proviene de Dios, es decir, es de naturaleza divina, independientemente que el nombrado por ellos, después resulte ser homosexual durante buena parte de su vida, como les ha ocurrido en dos ocasiones, durante la década de los 80.
No tenemos que hacer mucho esfuerzo para recordar artículos de Atalaya en los que se afirma que la lealtad a la organización es similar a la lealtad a Dios, que quien no obedece las normas internas de la organización no tiene el favor de Dios, que creer en Dios es creer en la organización de Dios, y que si dejamos a la organización de Dios ¿a dónde vamos a ir? La organización de Dios es en realidad el propio Cristo, y las palabras que Cristo señaló en Juan 6:66-68 en realidad aplican a ellos.
No es extraño que, en su caso, destaquen los aspectos más punibles de los movimientos sectarios, para luego, utilizar el testimonio de muchas personas de fuera, que en un momento dado, (al finalizar una asamblea, etc.) han alabado el buen comportamiento, el civismo y la buena educación de testigos de Jehová. En nueve ocasiones, citan de publicaciones ajenas a los testigos para demostrar que la opinión general es que los Testigos no son una 'secta', ni utilizan los sistemas de control mental que utilizan otros.
En el artículo de Egín y Diario de León el portavoz de la sede nacional de los testigos de Jehová en España, aparte de demostrar una erudición fuera de lo normal, citando de Walter Williams, Noam Chomsky, Charles Caleb Colton, Paúl Watzlawick y el profesor Arthur Melzer, (no creo que lea a los mismos en sus ratos libres, pero evidentemente sabe dar buen uso al CD que reciéntemente ha publicado la Sociedad Watch Tower, y en el que compendian un buen número de ‘Citas citables’), utiliza las mismas técnicas que las reflejadas en el artículo de La Atalaya, es decir, la de combatir los rasgos más exagerados que identifican a las sectas, como el maltrato de niños, el aislamiento físico, la explotación, etc. alegando que tales hechos no suceden dentro de los Testigos, y como apoyo, nuevamente cita de fuentes ajenas a ellos (¡Benditos “mundanos” que hablan bien de ellos!) que en algún momento han alabado el buen comportamiento de los Testigos como si este buen comportamiento tuviera algo que ver con el identificar a la organización con una “secta” o no.
Por supuesto, el sentido que la palabra original “secta” utilizada en épocas primitivas no tiene nada que ver con el actual. Por eso, cuando los Testigos calman a sus adeptos diciendo que a los cristianos primitivos “también se les llamaba ‘secta’ y ellos lo aceptaban sin protestar”, juegan con un doble lenguaje.
Examinando un diccionario de griego, podemos comprobar que Secta, (gr. háiresis, "elección" (Le 22:18, LXX) o "lo elegido", de la que se deriva la española "herejía"; lat: secare, "cortar") tenía entonces un significado muy parecido al de su etimología. Era una de las partes que estaba "cortada" del judaísmo, y pasó a significar el grupo de hombres que se separa de otros y sigue sus propios dogmas, es decir, una "escuela filosófica", "secta religiosa", "partido" o "facción". (Diccionario Griego Español, dirigido por Francisco Rodríguez Adrados, Madrid, CSIC, 1980, vol. 1, voz háiresis.) Es por éste motivo, por el cual los no cristianos también llamaron al cristianismo una "secta" o "la secta de los nazarenos", posiblemente considerándolo una facción del judaísmo. (Hch 24:5, 14; 28:22.)
Evidentemente, la denominación literal era muy cercana a la realidad. Jesús había formado una 'secta' del judaísmo, pues había 'cortado' de dicho movimiento a un grupo de personas, y partiendo de sus enseñanzas y doctrinas había formado algo absolutamente nuevo. Por lo tanto, el término 'secta' era la expresión más apropiada para describir al conjunto de sus seguidores. Pero su uso no era con carácter peyorativo, y la opinión general de ese tiempo, no tenía nada que ver con el sentido que se le da a dicha palabra en este tiempo. Un grupo prominente de los judíos que habitaban en Roma, dijeron a Pablo: "Pero nos parece propio oír de ti cuáles son tus pensamientos, porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella". (Hch 28:22.) Curiosamente, Pablo no reaccionó de forma airada al escuchar que se le estaba incluyendo en una "secta", y por supuesto, no comenzó a rebatir la denominación aplicada, sino más bien, "les explicó el asunto, dando testimonio cabal respecto al reino de Dios y tratando de persuadirlos respecto a Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los Profetas, desde la mañana hasta el atardecer." (Hch 28:23.) Y es que para un judío de la época, el contenido de la palabra "secta" no era peyorativo en absoluto. Simplemente hacía referencia a las divisiones internas dentro del judaísmo en fariseos y saduceos. (Hch 5:17; 15:5; 26:5.)
En ese sentido, los Testigos de Jehová son una “secta”. Sus orígenes se encuentran en el movimiento Adventista, y de hecho conservaron muchas doctrinas de ellos que están relacionadas con la especulación del futuro, con fechas, con interpretaciones de los tiempos, etc. (Un repaso detenido de la biografía de Carlos T. Russell, muestra que él mismo siempre negó que lo que el patrocinaba fuera una “religión”. Él creía que “la religión era una trampa y un lazo”. Por otro lado, expresó en distintas ocasiones de sus orígenes adventistas, aunque con el paso del tiempo, sus seguidores elaboraron sus propios dogmas.).
Empero no podemos quedarnos con esta mera acepción, pues cuando examinamos el sentido que la palabra “secta” ha asumido en los últimos años, el uso general de tal término y las connotaciones que arrastra consigo cada vez que alguien utiliza esa denominación, nos vemos enfrentados a la misma pregunta: ¿Son los testigos de Jehová una secta en el sentido actual de la palabra? ¿Actúa y controla a sus adeptos de la misma forma y con las mismas artimañas que los grupos religiosos que persigue la ley? ¿Emplean medios de alteración o control de la personalidad para conseguir sus fines?
El que se esté haciendo esto de algún modo, es bastante serio, como me recordó mi amigo Antonio recientemente, pues en el apartado de Delitos contra la Constitución, el articulo 515 del nuevo Código Penal Español de 1995, considera delito a "Asociaciones que aun teniendo por objeto un fin licito, emplean medios de alteración o control de la personalidad para su consecución", y es significativo que lo perseguido por la Ley, no son las ideas que pueden ser hasta altruistas en algunos casos, sino el medio y modo de imponerlas; es decir la dinámica de la organización. Cuando la escala de valores morales o ideológicos que todos tenemos, son adquiridas mediante la destrucción de personalidad y control mental, en vez del razonamiento y la persuasión, entonces nos encontramos antes métodos sectarios.
Hay muchas formas para imponer un sistema de control mental a un grupo, pero los síntomas son siempre los mismos; las personas pierden su individualidad en favor del colectivo con el que se asocia, sin la más mínima posibilidad de autocrítica; se someten a las decisiones del colectivo renunciando a todos los derechos en los cuales se fundamentan la libertad del ser humano, como la libertad de pensar, expresar opiniones, decidir por si mismo, escoger a los amigos a las ideas etc., todos estos pilares de la libertad individual, se conculcan en el grupo sectario.
En un estudio realizado por César Vidal Manzanares, (que fue testigo de Jehová durante su juventud,) denominado Psicología de las Sectas identifica algunos rasgos de las denominadas “sectas”. Estos son:
-> Estructura piramidal. La secta ha de tener una organización que podríamos ilustrar muy bien con la figura de una pirámide, en la que existen una cúspide absoluta, mandos intermedios y adeptos de a pié.
-> Sumisión incondicional. En el interior de esa pirámide se exige sumisión sin paliativos a la cúspide.
-> Anulación de crítica interna. La secta ahoga cualquier posibilidad de crítica interna. Para ello se trastorna la capacidad del adepto para leer críticamente, y se limita o impide totalmente acceder a fuentes de información contrarias a la secta.
-> Fines distintos a los religiosos o filantrópicos. El afán de poder y lucro subyace en lo más hondo de sus motivaciones.
-> Instrumentalización del adepto para obtener esos fines. El adepto es un número más, y sus logros son cuantificados a la hora de recibir privilegios, o elevarlos de rango.
-> Falta de control y responsabilidad de la dirección central. Esto significa que la cúspide de la pirámide no se siente responsable de lo que hace o lo que dice y no rinde cuentas a nadie, salvo a Dios. Achaca sus errores de dirección, cálculo y expectativas a razones ajenas, incluso echando la culpa a los propios que dirige.
Aunque le pese a algunos, en ese sentido, los Testigos de Jehová también son una “secta”.
Así pues, el Sr. Matos Cintrón no tiene que hacer mucho esfuerzo para captar que los Testigos de Jehová dan la talla perfecta para ser denominados “secta”.
Distinto es, si nos adentramos en la esencia misma de lo que hoy entendemos que es una “secta” y más concretamente, lo que es una “secta peligrosa”. Hemos tenido la ocasión de vivir muchos años bajo ese prisma de poder, e incluso, de haber participado en el aparato de control para someter a los demás, y evidentemente la perspectiva es diferente.
Testigos de Jehová... ¿Confesión religiosa o Secta destructiva? PARTE 1
UNA DE las grandes preocupaciones de los Testigos de Jehová en estos últimos años, ha sido y es, la de dar a entender a la opinión pública, que ellos no son una “secta”, y mucho menos, una secta “peligrosa” o “destructiva”, principalmente por las connotaciones negativas que ha llegado a asumir este término, y por el sentido peyorativo y de rechazo con que se utiliza, a la hora de identificar a ciertos grupos o colectivos religiosos. Por eso, cuando se toca este tema en algún foro público, (televisión, radio, prensa) los Testigos tratan por todos los medios de defender a ultranza su concepto de lo que es una secta peligrosa, para que nadie llegue a pensar en ellos, como identificados por estos términos. De hecho, desde hace un tiempo, han adoptado la política de responder de inmediato a programas de televisión y artículos de prensa, declarando con firmeza que ellos no son una ‘secta’, y exponiendo diversas razones para ello.
Un hecho sucedido el 28 de febrero de 1993 fue el Prefacio de esta polémica: en esa fecha, más de 100 agentes de una brigada especial, atacaron un complejo de edificios que albergaba a decena de hombres, mujeres y niños. El objetivo era descubrir armas ilegales y arrestar a un presunto delincuente. No obstante una lluvia de balas procedentes del interior de los edificios tomó a los agentes por sorpresa. Estos se vieron obligados a repeler la agresión. Durante los cincuenta días siguientes, cientos de agentes del gobierno sitiaron el complejo con suficientes armas para librar una pequeña guerra.
¿Resultado? Cerca de 100 muertos, entre ellos, diecisiete niños, fueron el triste balance de la operación.
¿Quién era el enemigo? ¿Un ejercito de traficantes de drogas? ¿Un grupo guerrillero? No. La sorpresa de todo el mundo fue, la de enterarse que el “enemigo” era una agrupación religiosa, una secta.
Los medios de comunicación inundaron las ondas de radio y televisión y la página impresa de un aluvión de informes, análisis y comentarios sobre los peligros de las sectas fanáticas, y entre ellas, incluían a la de los testigos de Jehová.
Como dije antes, a los dirigentes de este grupo, siempre les ha preocupado el ser alistados entre los grupos sectarios denominados “peligrosos”. Debido a las continuas referencias que de ellos se hacían en dichos medios de comunicación durante 1993, insertaron dos artículos en La Atalaya del 15 de febrero de 1994, con una portada bien significativa, y el enunciado: “Los Testigos de Jehová ¿secta peligrosa o ministros de Dios?” en la que hicieron una encendida defensa sobre la posición de los Testigos dentro de la sociedad.
Y recientemente, diversos periódicos, entre ellos el diario Egín y el Diario de León han sido utilizados como foro de debate por parte del Portavoz de la sede nacional de los testigos de Jehová, Aníbal Iván Matos Ci
“Está claro, pues, que por lo general se entiende que las sectas peligrosas son agrupaciones religiosas con puntos de vista y prácticas radicales que chocan con la conducta social aceptada como normal en la actualidad. Suelen tener también ritos secretos. Muchas de estas sectas se aíslan en comunas. Acostumbran a dar devoción incondicional y exclusiva a un líder autoproclamado. A menudo este se jacta de haber sido escogido por Dios o incluso de ser de naturaleza divina.”
Aunque estos grandes rasgos, eluden intencionadamente matices de gran importancia para saber qué es, y cómo identificar a una secta peligrosa, no entiendo, cómo después de hacer esta definición, los propios que redactaron este artículo no se dieron cuenta, que con ella, estaban dibujando en todos sus matices a los testigos de Jehová. Cualquier persona que conoce profundamente a los Testigos, e incluso los que han pertenecido a dicho colectivo por un tiempo, y han recuperado su capacidad analítica de las cosas, destacan que los testigos de Jehová son una agrupación religiosa ‘con puntos de vista y prácticas radicales que chocan con la conducta social aceptada como normal en la actualidad’. Es cierto que no suelen tener ritos secretos, pero sí suelen tener reuniones privadas para juzgar a los adeptos disidentes o pecadores, y también tienen reuniones de “ancianos” a todos los niveles, a las que no tienen acceso otras personas, aunque la resolución que determinen en ese momento, tenga influencia en muchas familias. No se aíslan en comunas, pero si provocan un aislamiento mental y en muchos casos físico del adepto, en relación con amigos y familiares que no profesan su ideología. Sólo los consideran digno de darles “testimonio”, pero no de asociarse regularmente como antes de entrar en el grupo. Y por supuesto, los testigos de Jehová sí dan ‘devoción incondicional y exclusiva a un líder autoproclamado’ que ellos llaman Cuerpo Gobernante, y que es la cabeza visible y pensante de un confuso “esclavo fiel y discreto”. Este Cuerpo Gobernante ‘a menudo se jacta de haber sido escogido por Dios o incluso de ser de naturaleza divina.’
Esto lo saben todos los Testigos de Jehová. No tenemos que hacer mucho esfuerzo para recordar estudios de Atalaya en los que se destaca que Jehová escogió en 1919 al ‘esclavo fiel y discreto’ compuesto de 144 mil personas, y en su nombre, a los que quedaban vivos en ese año. De entre ellos “escogió” al Cuerpo Gobernante que iba a tomar la dirección del grupo. Del cómo los escogió nada dicen, pero se deduce que al igual que Carlos Taze Russell, se autoproclamó “vocero de Dios” para restablecer las verdades bíblicas sobre la tierra, del mismo modo sus sucesores se han sentido con la misma autoridad para autoproclamarse líderes del grupo. El sistema actual de nombramientos en la cúpula del grupo se efectúa por los propios componentes, es decir, nombran a sus propios sucesores. ¿Quién les comunica que tal individuo es el señalado por el ‘Espíritu santo’ para ser escogido al grupo? No sabemos. Lo único que sí sabemos es que ellos alegan que tal nombramiento proviene de Dios, es decir, es de naturaleza divina, independientemente que el nombrado por ellos, después resulte ser homosexual durante buena parte de su vida, como les ha ocurrido en dos ocasiones, durante la década de los 80.
No tenemos que hacer mucho esfuerzo para recordar artículos de Atalaya en los que se afirma que la lealtad a la organización es similar a la lealtad a Dios, que quien no obedece las normas internas de la organización no tiene el favor de Dios, que creer en Dios es creer en la organización de Dios, y que si dejamos a la organización de Dios ¿a dónde vamos a ir? La organización de Dios es en realidad el propio Cristo, y las palabras que Cristo señaló en Juan 6:66-68 en realidad aplican a ellos.
No es extraño que, en su caso, destaquen los aspectos más punibles de los movimientos sectarios, para luego, utilizar el testimonio de muchas personas de fuera, que en un momento dado, (al finalizar una asamblea, etc.) han alabado el buen comportamiento, el civismo y la buena educación de testigos de Jehová. En nueve ocasiones, citan de publicaciones ajenas a los testigos para demostrar que la opinión general es que los Testigos no son una 'secta', ni utilizan los sistemas de control mental que utilizan otros.
En el artículo de Egín y Diario de León el portavoz de la sede nacional de los testigos de Jehová en España, aparte de demostrar una erudición fuera de lo normal, citando de Walter Williams, Noam Chomsky, Charles Caleb Colton, Paúl Watzlawick y el profesor Arthur Melzer, (no creo que lea a los mismos en sus ratos libres, pero evidentemente sabe dar buen uso al CD que reciéntemente ha publicado la Sociedad Watch Tower, y en el que compendian un buen número de ‘Citas citables’), utiliza las mismas técnicas que las reflejadas en el artículo de La Atalaya, es decir, la de combatir los rasgos más exagerados que identifican a las sectas, como el maltrato de niños, el aislamiento físico, la explotación, etc. alegando que tales hechos no suceden dentro de los Testigos, y como apoyo, nuevamente cita de fuentes ajenas a ellos (¡Benditos “mundanos” que hablan bien de ellos!) que en algún momento han alabado el buen comportamiento de los Testigos como si este buen comportamiento tuviera algo que ver con el identificar a la organización con una “secta” o no.
Por supuesto, el sentido que la palabra original “secta” utilizada en épocas primitivas no tiene nada que ver con el actual. Por eso, cuando los Testigos calman a sus adeptos diciendo que a los cristianos primitivos “también se les llamaba ‘secta’ y ellos lo aceptaban sin protestar”, juegan con un doble lenguaje.
Examinando un diccionario de griego, podemos comprobar que Secta, (gr. háiresis, "elección" (Le 22:18, LXX) o "lo elegido", de la que se deriva la española "herejía"; lat: secare, "cortar") tenía entonces un significado muy parecido al de su etimología. Era una de las partes que estaba "cortada" del judaísmo, y pasó a significar el grupo de hombres que se separa de otros y sigue sus propios dogmas, es decir, una "escuela filosófica", "secta religiosa", "partido" o "facción". (Diccionario Griego Español, dirigido por Francisco Rodríguez Adrados, Madrid, CSIC, 1980, vol. 1, voz háiresis.) Es por éste motivo, por el cual los no cristianos también llamaron al cristianismo una "secta" o "la secta de los nazarenos", posiblemente considerándolo una facción del judaísmo. (Hch 24:5, 14; 28:22.)
Evidentemente, la denominación literal era muy cercana a la realidad. Jesús había formado una 'secta' del judaísmo, pues había 'cortado' de dicho movimiento a un grupo de personas, y partiendo de sus enseñanzas y doctrinas había formado algo absolutamente nuevo. Por lo tanto, el término 'secta' era la expresión más apropiada para describir al conjunto de sus seguidores. Pero su uso no era con carácter peyorativo, y la opinión general de ese tiempo, no tenía nada que ver con el sentido que se le da a dicha palabra en este tiempo. Un grupo prominente de los judíos que habitaban en Roma, dijeron a Pablo: "Pero nos parece propio oír de ti cuáles son tus pensamientos, porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella". (Hch 28:22.) Curiosamente, Pablo no reaccionó de forma airada al escuchar que se le estaba incluyendo en una "secta", y por supuesto, no comenzó a rebatir la denominación aplicada, sino más bien, "les explicó el asunto, dando testimonio cabal respecto al reino de Dios y tratando de persuadirlos respecto a Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los Profetas, desde la mañana hasta el atardecer." (Hch 28:23.) Y es que para un judío de la época, el contenido de la palabra "secta" no era peyorativo en absoluto. Simplemente hacía referencia a las divisiones internas dentro del judaísmo en fariseos y saduceos. (Hch 5:17; 15:5; 26:5.)
En ese sentido, los Testigos de Jehová son una “secta”. Sus orígenes se encuentran en el movimiento Adventista, y de hecho conservaron muchas doctrinas de ellos que están relacionadas con la especulación del futuro, con fechas, con interpretaciones de los tiempos, etc. (Un repaso detenido de la biografía de Carlos T. Russell, muestra que él mismo siempre negó que lo que el patrocinaba fuera una “religión”. Él creía que “la religión era una trampa y un lazo”. Por otro lado, expresó en distintas ocasiones de sus orígenes adventistas, aunque con el paso del tiempo, sus seguidores elaboraron sus propios dogmas.).
Empero no podemos quedarnos con esta mera acepción, pues cuando examinamos el sentido que la palabra “secta” ha asumido en los últimos años, el uso general de tal término y las connotaciones que arrastra consigo cada vez que alguien utiliza esa denominación, nos vemos enfrentados a la misma pregunta: ¿Son los testigos de Jehová una secta en el sentido actual de la palabra? ¿Actúa y controla a sus adeptos de la misma forma y con las mismas artimañas que los grupos religiosos que persigue la ley? ¿Emplean medios de alteración o control de la personalidad para conseguir sus fines?
El que se esté haciendo esto de algún modo, es bastante serio, como me recordó mi amigo Antonio recientemente, pues en el apartado de Delitos contra la Constitución, el articulo 515 del nuevo Código Penal Español de 1995, considera delito a "Asociaciones que aun teniendo por objeto un fin licito, emplean medios de alteración o control de la personalidad para su consecución", y es significativo que lo perseguido por la Ley, no son las ideas que pueden ser hasta altruistas en algunos casos, sino el medio y modo de imponerlas; es decir la dinámica de la organización. Cuando la escala de valores morales o ideológicos que todos tenemos, son adquiridas mediante la destrucción de personalidad y control mental, en vez del razonamiento y la persuasión, entonces nos encontramos antes métodos sectarios.
Hay muchas formas para imponer un sistema de control mental a un grupo, pero los síntomas son siempre los mismos; las personas pierden su individualidad en favor del colectivo con el que se asocia, sin la más mínima posibilidad de autocrítica; se someten a las decisiones del colectivo renunciando a todos los derechos en los cuales se fundamentan la libertad del ser humano, como la libertad de pensar, expresar opiniones, decidir por si mismo, escoger a los amigos a las ideas etc., todos estos pilares de la libertad individual, se conculcan en el grupo sectario.
En un estudio realizado por César Vidal Manzanares, (que fue testigo de Jehová durante su juventud,) denominado Psicología de las Sectas identifica algunos rasgos de las denominadas “sectas”. Estos son:
-> Estructura piramidal. La secta ha de tener una organización que podríamos ilustrar muy bien con la figura de una pirámide, en la que existen una cúspide absoluta, mandos intermedios y adeptos de a pié.
-> Sumisión incondicional. En el interior de esa pirámide se exige sumisión sin paliativos a la cúspide.
-> Anulación de crítica interna. La secta ahoga cualquier posibilidad de crítica interna. Para ello se trastorna la capacidad del adepto para leer críticamente, y se limita o impide totalmente acceder a fuentes de información contrarias a la secta.
-> Fines distintos a los religiosos o filantrópicos. El afán de poder y lucro subyace en lo más hondo de sus motivaciones.
-> Instrumentalización del adepto para obtener esos fines. El adepto es un número más, y sus logros son cuantificados a la hora de recibir privilegios, o elevarlos de rango.
-> Falta de control y responsabilidad de la dirección central. Esto significa que la cúspide de la pirámide no se siente responsable de lo que hace o lo que dice y no rinde cuentas a nadie, salvo a Dios. Achaca sus errores de dirección, cálculo y expectativas a razones ajenas, incluso echando la culpa a los propios que dirige.
Aunque le pese a algunos, en ese sentido, los Testigos de Jehová también son una “secta”.
Así pues, el Sr. Matos Cintrón no tiene que hacer mucho esfuerzo para captar que los Testigos de Jehová dan la talla perfecta para ser denominados “secta”.
Distinto es, si nos adentramos en la esencia misma de lo que hoy entendemos que es una “secta” y más concretamente, lo que es una “secta peligrosa”. Hemos tenido la ocasión de vivir muchos años bajo ese prisma de poder, e incluso, de haber participado en el aparato de control para someter a los demás, y evidentemente la perspectiva es diferente.