Re: ¡¡Terremoto!! ¿Instrumentos musicales en la alabanza?
Vale.
Oscar Capi dijo:Ok, gracias..... nomás era para saber pues´n
Saludos!
Vale.
Oscar Capi dijo:Ok, gracias..... nomás era para saber pues´n
Saludos!
Estimado hermano Ricardo, tiempo sin leerte, la Paz de Nuestro Señor.Ricardo dijo:Para no distraernos del tema de este epígrafe, diremos que con la misma óptica que descartamos el empleo de los instrumentos musicales, igualmente debemos hacerlo respecto a la actuación de coros o grupos vocales en las reuniones cristianas, a menos que sirvan de apoyo, ayuda y conducción del canto congregacional. Toda otra participación que pudiera concitar la admiración y aplauso de algunos miembros talentosos del cuerpo de Cristo expresamente entrenados, sería tan inadmisible como el uso de los instrumentos musicales.
Si vamos a ser escriturales, seámoslo en toda la línea y no solamente en parte sí - parte no.
Ricardo.
Ricardo dijo:De un anterior aporte tuyo quiero destacar el párrafo final, pues creo que resuelve muchas cosas:
“NO DESESTIMO a mis hermanos que adoran a Dios con instrumentos; creo sinceramente que ellos también adoran a Dios; pero...Dios quiere "verdaderos adoradores".
A la luz de esta realidad, tenemos que comprender que en todo caso el problema lo tendríamos los cristianos si las cosas fuesen al revés. Pensemos por un momento cual sería la situación de congregaciones nuevas, pobres y todavía pequeñas, si la verdad fuera la opuesta a la que se ha venido explicando. Quiero decir, que si para adorar a Dios fuesen necesarios los instrumentos musicales acompañando la alabanza, entonces se suscitarían graves cuestiones entre los hermanos: uno porfiaría en que una iglesia que se precie de tal tiene que tener un gran órgano de tubos; otro más modesto acotaría que podría alcanzar con un piano o armonium, lo que todavía estaría lejos de las posibilidades económicas de la congregación; otro pretendiendo ser más bíblico argumentaría que es necesario formar una orquesta o banda que incluya todos los instrumentos del Salmo 150, y todavía otro con una visión muy apocalíptica reclamaría la exclusividad de arpas y trompetas para acompañar el canto. Como se ve, no solamente sería todo un problema abocarse a la compra de los instrumentos, sino encontrar entre los miembros a ejecutantes idóneos que no arriesgaran convertir aquello en una baraúnda de ruidos y sonidos destemplados.
En resumidas, este punto me hace acordar de cuando la disconformidad de Naamán fue resuelta por la simple lógica de su criada: “Si el profeta te mandara hacer algo difícil ¿no lo harías?” (2Re.5:13). No es Dios sino el hombre que siempre complica las cosas apartándose de la “simplicidad que es en Cristo”. Nada más sencillo hay que la forma de adoración que el Señor Jesús anuncia a la mujer samaritana. ¿Qué necesidad había de agregar a la música generada en el espíritu de los adoradores y emitida por las cuerdas vocales de que Dios dotó a sus humanos instrumentos, los sonidos de soplidos, tañidos y golpes sobre tubos, cuerdas y metales?
.La cuestión, pues, que plantea el asunto de este epígrafe, no es si resulta escrituralmente prescindible el uso de los instrumentos musicales en la iglesia, sino si Dios expresamente ha dispuesto su utilización para acompañar la alabanza de sus santos en la presente dispensación. No es el punto que podemos hacerlo pues no hay un texto – explícito al menos – que lo prohíba, sino que positivamente debamos hacerlo por ser esa la doctrina de los apóstoles y la práctica en todas las iglesias neotestamentarias.
Lamentablemente, todavía hay cristianos que en vez de regirse y conducirse a la luz de lo que Dios dice, se manejan a la sombra de lo que Dios no ha dicho. No andan en obediencia a la Palabra de Dios, sino que deambulan a su capricho en la permisividad que les sugiere los silencios de Dios – caso de que en ciertos puntos efectivamente los hubiere.
Todo esto me hace acordar de ciertos pasajes del A.T. en que Dios tiene que decirle a su pueblo “cosa que no les mandé ni dije ni me vino al pensamiento” (Jer.7:31; 17:3; 19:5; 32:35; 48:35). Sin embargo, reyes hubieron en Israel y Judá (de la descendencia de David) que en el colmo de su idolatría incluso llegaron a pasar a sus hijos por el fuego.
Con tales antecedentes bíblicos, no es de extrañar que a más del uso de los instrumentos musicales se fueran introduciendo muchas otras cosas espurias a la iglesia de Cristo; pero esto, más que un terremoto ya despertaría un verdadero tsunamis entre las filas de la cristiandad evangélica, entre los más ortodoxos, inclusive.
Para no distraernos del tema de este epígrafe, diremos que con la misma óptica que descartamos el empleo de los instrumentos musicales, igualmente debemos hacerlo respecto a la actuación de coros o grupos vocales en las reuniones cristianas, a menos que sirvan de apoyo, ayuda y conducción del canto congregacional. Toda otra participación que pudiera concitar la admiración y aplauso de algunos miembros talentosos del cuerpo de Cristo expresamente entrenados, sería tan inadmisible como el uso de los instrumentos musicales.
Si vamos a ser escriturales, seámoslo en toda la línea y no solamente en parte sí - parte no.
Ricardo.
Lamentablemente, todavía hay cristianos que en vez de regirse y conducirse a la luz de lo que Dios dice, se manejan a la sombra de lo que Dios no ha dicho. No andan en obediencia a la Palabra de Dios, sino que deambulan a su capricho en la permisividad que les sugiere los silencios de Dios – caso de que en ciertos puntos efectivamente los hubiere.
Todo esto me hace acordar de ciertos pasajes del A.T. en que Dios tiene que decirle a su pueblo “cosa que no les mandé ni dije ni me vino al pensamiento” (Jer.7:31; 17:3; 19:5; 32:35; 48:35). Sin embargo, reyes hubieron en Israel y Judá (de la descendencia de David) que en el colmo de su idolatría incluso llegaron a pasar a sus hijos por el fuego.
Ricardo dijo:De un anterior aporte tuyo quiero destacar el párrafo final, pues creo que resuelve muchas cosas:
“NO DESESTIMO a mis hermanos que adoran a Dios con instrumentos; creo sinceramente que ellos también adoran a Dios; pero...Dios quiere "verdaderos adoradores".
A la luz de esta realidad, tenemos que comprender que en todo caso el problema lo tendríamos los cristianos si las cosas fuesen al revés. Pensemos por un momento cual sería la situación de congregaciones nuevas, pobres y todavía pequeñas, si la verdad fuera la opuesta a la que se ha venido explicando. Quiero decir, que si para adorar a Dios fuesen necesarios los instrumentos musicales acompañando la alabanza, entonces se suscitarían graves cuestiones entre los hermanos: uno porfiaría en que una iglesia que se precie de tal tiene que tener un gran órgano de tubos; otro más modesto acotaría que podría alcanzar con un piano o armonium, lo que todavía estaría lejos de las posibilidades económicas de la congregación; otro pretendiendo ser más bíblico argumentaría que es necesario formar una orquesta o banda que incluya todos los instrumentos del Salmo 150, y todavía otro con una visión muy apocalíptica reclamaría la exclusividad de arpas y trompetas para acompañar el canto. Como se ve, no solamente sería todo un problema abocarse a la compra de los instrumentos, sino encontrar entre los miembros a ejecutantes idóneos que no arriesgaran convertir aquello en una baraúnda de ruidos y sonidos destemplados.
En resumidas, este punto me hace acordar de cuando la disconformidad de Naamán fue resuelta por la simple lógica de su criada: “Si el profeta te mandara hacer algo difícil ¿no lo harías?” (2Re.5:13). No es Dios sino el hombre que siempre complica las cosas apartándose de la “simplicidad que es en Cristo”. Nada más sencillo hay que la forma de adoración que el Señor Jesús anuncia a la mujer samaritana. ¿Qué necesidad había de agregar a la música generada en el espíritu de los adoradores y emitida por las cuerdas vocales de que Dios dotó a sus humanos instrumentos, los sonidos de soplidos, tañidos y golpes sobre tubos, cuerdas y metales?
.La cuestión, pues, que plantea el asunto de este epígrafe, no es si resulta escrituralmente prescindible el uso de los instrumentos musicales en la iglesia, sino si Dios expresamente ha dispuesto su utilización para acompañar la alabanza de sus santos en la presente dispensación. No es el punto que podemos hacerlo pues no hay un texto – explícito al menos – que lo prohíba, sino que positivamente debamos hacerlo por ser esa la doctrina de los apóstoles y la práctica en todas las iglesias neotestamentarias.
Lamentablemente, todavía hay cristianos que en vez de regirse y conducirse a la luz de lo que Dios dice, se manejan a la sombra de lo que Dios no ha dicho. No andan en obediencia a la Palabra de Dios, sino que deambulan a su capricho en la permisividad que les sugiere los silencios de Dios – caso de que en ciertos puntos efectivamente los hubiere.
Todo esto me hace acordar de ciertos pasajes del A.T. en que Dios tiene que decirle a su pueblo “cosa que no les mandé ni dije ni me vino al pensamiento” (Jer.7:31; 17:3; 19:5; 32:35; 48:35). Sin embargo, reyes hubieron en Israel y Judá (de la descendencia de David) que en el colmo de su idolatría incluso llegaron a pasar a sus hijos por el fuego.
Con tales antecedentes bíblicos, no es de extrañar que a más del uso de los instrumentos musicales se fueran introduciendo muchas otras cosas espurias a la iglesia de Cristo; pero esto, más que un terremoto ya despertaría un verdadero tsunamis entre las filas de la cristiandad evangélica, entre los más ortodoxos, inclusive.
Para no distraernos del tema de este epígrafe, diremos que con la misma óptica que descartamos el empleo de los instrumentos musicales, igualmente debemos hacerlo respecto a la actuación de coros o grupos vocales en las reuniones cristianas, a menos que sirvan de apoyo, ayuda y conducción del canto congregacional. Toda otra participación que pudiera concitar la admiración y aplauso de algunos miembros talentosos del cuerpo de Cristo expresamente entrenados, sería tan inadmisible como el uso de los instrumentos musicales.
Si vamos a ser escriturales, seámoslo en toda la línea y no solamente en parte sí - parte no.
Ricardo.
Abdón dijo:Por mampuesto tildandonos no pocas cosas a los que no comulgabamos con su doctrina, los cuales que no creo (por observación empírica) que sea menor al 80% de los cristianos...
Esteban Díaz dijo:Saludos Abdón
¿Esos son sus protocolos? ¿observaciones empíricas?
Ni hablar.
Dagoberto Juan dijo:Estimados hermanos
Ciertamente cuando llegamos al asunto de los verdaderos adoradores; en donde va la exclusión de los instrumentos; que honestamente lo podemos ver por las Escrituras; causará terremoto en muchos cristianos; ya he dicho que no es fácil echar por tierra estructuras y esquemas de años y quizás siglos. Tener que reconocer la ausencia de instrumentos músicos en la verdadera adoración a Dios; no es cosa fácil; pues eso sería admitir la necesidad de un cambio de vida; por lo menos en nuestra forma de adorar a Dios que es Espíritu y verdad.
Tengo la absoluta convicción de que los verdaderos adoradores que adoran en espíritu y verdad; son aquellos que buscan la adoración netamente espiritual (ausencia de elementos materiales) que es la adoración que ahora en el Santuario Divino se hace a Dios. El asunto de los instrumentos es lo que inevitablemente, como dice Ricardo, nos lleva a terminar en la verdadera adoración. Es decir, para mi (nuestra congregación) los instrumentos musicales están excluidos de la adoración a Dios. Nosotros somos ahora los instrumentos, y nuestras voces, el fruto de labios para alabanza de Dios.
Sin embargo, deseo dejar en claro, que no pretendo asentar jurisprudencia en esto; solamente he querido llevar a cada participante o lector, a volver sus ojos a Hebreos 12:18 al 24; donde queda establecida la verdadera adoración en el lugar correcto, frente al tipo de adoración que antes se hacia no en la imagen misma de las cosas.
Cada hermano tiene el derecho de adorar a Dios como ha entendido; pero también cada uno debe asegurarse en su ánimo; para tener la seguridad de estar haciendo lo correcto; y a pesar de mis profundas convicciones, no juzgo ni condeno a nadie, que haya entendido diferente, y por cierto que es mi profundo deseo, que la adoración de cada uno de nosotros, con instrumentos o no, llegue verdaderamente a la presencia de este Dios bendito y maravilloso que se ha dignado volver sus ojos sobre cada uno de nosotros; y que la gratitud de todo lo que Dios inmerecidamente nos ha dado; vaya reflejada implícitamente de la mejor forma cuando le adoramos y le veneramos, porque El es digno de honra, gloria, alabanza, magnificencia etc. y como dice el Salmo 150: “todo lo que respira, alabe a Jehová”
Dios les bendiga
Abdón dijo:Quizás para Ud. esté claro, como para ED de los peligros del rock, en cuanto a la significancia de "espíritu y verdad", por lo cual espero pueda aclararlo... por otro lado hace poco le pedi me explicase un comentario y todavia sigo esperando... conociendo su llamado, espero que tenga la paciencia de resolver mis interrogantes y no se vaya, como me está pareciendo, por la tangente.
Amado hermano Ricardo, es siempre un placer leerte, mucho más poder dialogar contigo.Ricardo dijo:Que nuestro buen Dios te siga bendiciendo, querido hermano Haaziel. Ricardo.
Abdón dijo:Quizás para Ud. esté claro, como para ED de los peligros del rock, en cuanto a la significancia de "espíritu y verdad", por lo cual espero pueda aclararlo... por otro lado hace poco le pedi me explicase un comentario y todavia sigo esperando... conociendo su llamado, espero que tenga la paciencia de resolver mis interrogantes y no se vaya, como me está pareciendo, por la tangente.
Abdón dijo:Uyyy, es más complicado que lo que creía... no es relacionado con el espíritu, sino con la verdad que está regido los instrumentos...
Ahora bien ¿Ud. piensa que resucitaremos sin cuerpo?[/
Ricardo dijo:Grato reencuentro el nuestro más allá de las diferencias que son útiles para explorar aspectos que nos pueden pasar desapercibidos.
Tanto como tú, soy también un ardiente defensor de la libertad que tenemos en Cristo Jesús. Por eso mismo, no quiero enredarme ni complicarme trayendo a la iglesia de Cristo aquellas cosas que estaban bien para Israel bajo la ley, pero que ahora en este estado de gracia, dejadas las sombras y disfrutando toda la realidad que tenemos en Cristo, prefiero mantenerme bajo el ministerio del Espíritu, no recomenzando por lo que halaga a la carne sino con lo que fortalece al espíritu. Por nada quiero volver a esclavizarme con los débiles y pobres rudimentos que cuando no conocía a Cristo me tenían atrapado. La libertad a la que hemos sido llamados es la de Cristo y no la mía propia para la satisfacción de mi carne, ¡pues vaya que me encanta la música, preferentemente la instrumental y mayormente la sinfónica! Todo el tiempo que estoy leyendo o escribiendo pongo música clásica de fondo; pero en adoración a Dios, prefiero el silencio. Parece que tú crees que la presencia del Espíritu del Señor coincide con tu libertad de apelar a los instrumentos musicales, la que en mí se vería coartada al no sentirme igualmente libre como tú para hacerlo así. Pero desde mi punto de vista es lo contrario: esa misma libertad en el Espíritu del Señor es la que me permite alabarle y adorarle sin depender de otros sonidos instrumentales más allá del cordaje cardíaco que el Músico Principal tan bien sabe pulsar. Seguramente recuerdas la conocida anécdota del filósofo griego que daba lástima verlo atravesar el atestado mercado de Atenas sin comprar nada, al tiempo que él se gozaba de ser inmensamente rico al poder vivir prescindiendo de tanto trasto inútil. Pues con la alabanza y adoración a Dios en espíritu y en verdad, ocurre algo así.
Ya se ha hecho casi un proverbio (mayormente por parte de las hermanas) aquello de que lo que Dios ahora mira es el corazón. Quizás tal aserto se infiera del hecho de que los hombres no podemos escudriñar los corazones como Dios sí lo hace, pero el irrecusable testimonio de toda la Escritura es que existe una tácita correspondencia entre la realidad interior y la expresión externa.
Siendo que dices que es con el espíritu, con el alma que adoramos y alabamos a Dios, ¿por qué no das un paso más y admites que, si sin lo accesorio adoramos efectivamente, por qué no prescindir de lo superfluo y concentrarnos en lo concreto?
Tienes razón en cuanto al plural que uso que es teniendo en cuenta a Dagoberto Juan, a quien dirijo el mensaje, aunque por supuesto que escribo creyendo que es de incumbencia de todos los foristas. Muy lejos de creerme que tengo a todo un pueblo pensando como yo, más bien creo que somos muy pocos los que estamos en esa línea. Pero si tú te sumas, ya seremos más.
No hablo ni escribo con “autoridad” sino con convicción (Ro.14:5). En cuanto a la opinión propia de Pablo, recuerda que él finaliza diciendo: “y pienso que yo también tengo el Espíritu de Dios” (1Co. 7:40), de lo que por gracia y misericordia de Dios también estoy seguro, por más que con tanta frecuencia me equivoque - yo, no el Espíritu.
Que nuestro buen Dios te siga bendiciendo, querido hermano Haaziel
Ricardo.
Ricardo dijo:Por supuesto que yo no creo que ciertos ritmos sean del maligno, aunque mucho menos todavía del Espíritu de Dios. Creo que son humanos, carnal y mundanalmente humanos, y si no les atribuyo inspiración diabólica es nada más porque me figuro al Diablo escuchándolos y diciéndose:
- ¡Esto es terriblemente malo! ¡Ni yo podría haberlo hecho peor!
En cuanto a las “letras cristianas” que parecen santificar de algún modo el bochinche, parece que tampoco ahí tiene Satanás mucho que hacer, pues suficientes letristas y cantautores “cristianos” hay para hacer una apología del disparate teológico cantado y musicalizado (¡Con perdón de Santa Cecilia!).
Dejando la distensión de este poco de humor, tus preguntas sí van bien en serio:
“Ahora bien... ¿cree Ud. que "espíritu y verdad" excluye la utilización de los instrumentos? y si es así ¿qué significa cada uno de estos términos?”
A la primera, no me animo a ser tan extremista como para responderla positivamente. Por ejemplo: me imagino a Lutero componiendo su “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Es probable que al tiempo que iba escribiendo las estrofas, fuera rasgueando en su laúd la tonada para su himno. Estando presente en el corazón del reformador una adoración tan espiritual como verdadera, no creo que se desvanecieran en el aire tales cualidades nada más que por el sonido de aquellos compases. En cuanto a la virtud de ese himno, fíjate que ya va para quinientos años que se viene cantando por todo el mundo en muchos idiomas, y siempre denotando una especial unción espiritual. Nada que ver con las famosas canciones del año pasado que fueron exitosas al tiempo de su lanzamiento pero que hoy ya nadie se acuerda de ellas.
El no haber contestado por la afirmativa la primera pregunta me exime de responder la segunda; sin embargo es importante y plantea un desafío interesante. Cualquier diccionario o comentario bíblico explicará bien el significado tanto de “espíritu” como de “verdad”, aunque son dos términos que no plantean demasiada dificultad al creyente que deba definirlos en forma separada. Recordamos la pregunta de Pilato a Jesús: “¿Qué es la verdad?”. Pero se marchó sin esperar respuesta (Jn.18:38). Pero al estar unidos ambos términos en la expresión “en espíritu y en verdad”, no es necesario practicar una disección de los vocablos, sino que en ambos juntos como que descubrimos a Jesucristo mismo. Veamos: “Porque el Señor es el Espíritu” (2Co.3:17) y “Yo soy… la verdad” (Jn.14:6). Seguramente podemos agregar más textos paralelos en que el Espíritu y la verdad están identificados con la misma persona del Señor Jesús. Con todo, podrías acotar aquí que los traductores se esmeraron en poner en Juan 4:24 “Dios es Espíritu (con mayúscula) y los que le adoran, en espíritu (con minúscula) y en verdad es necesario que adoren”. Así que ese espíritu es el del adorador, aunque sabemos que el Espíritu de Dios se conecta con el nuestro para ayudarnos (Ro.8:26,27). Recordamos además de que Él es la verdad, que “la verdad está en Jesús” (Ef.4:21). No es posible concebir cabalmente ni el Espíritu ni la verdad si no es en relación con el Señor Jesús. Cuando vemos ambos conceptos coincidir en Él, entonces nuestro entendimiento se aclara. Así que la expresión que motiva tus preguntas “en espíritu y en verdad” no solamente indica que la adoración no sería de labios solamente, sino que sería generada en nuestro hombre de más adentro, y que sería verdadera (franca, sincera, genuina, auténtica y no hipócrita como la de los religiosos), pero todavía más, centrada y favorecida en y por Jesucristo mismo. Podríamos poner como texto paralelo a la expresión “en espíritu y en verdad”, Mt.18:20: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Lamentablemente muchos hermanos que carecen de discernimiento espiritual todavía siguen “yendo a la iglesia a adorar a Dios”, y así cantan: “vengo a adorar a Dios”, al mejor estilo de la mujer samaritana que creía que debía adorar a Dios en el monte Gerizim, y de los judíos que lo hacían en el templo, en Jerusalem. Todavía los cristianos se siguen perdiendo la enseñanza de Jesús de que no es ningún lugar geográfico ni santuario terrenal el lugar de adoración, sino el propio espíritu del adorador en quien mora el espíritu de Cristo (Ef.2:22).
No sé si con esto siquiera alcanzo a satisfacer tu interés pero créeme que ha sido mi mejor intento.
El Señor sea contigo.
Ricardo.
Dagoberto Juan dijo:Estimado Abdón;
La verdad es que esta pregunta, la obvié a propósito, sencillamente porque la consideré una "cortinita de humo"; un pequeño desvío de lo que estamos tratando; pues sinceramente no le veo la relación; pero si no ha sido esa tu intención, desde ya de ruego disculparme. Por tanto ya que es de tu interés, te responderé someramente, pero lo suficiente para satisfacer tu pregunta.
Su pregunta: ¿Ud. piensa que resucitaremos sin cuerpo?
No, no resucitaremos sin cuerpo, pero nuestro cuerpo será cuerpo glorificado; es decir cuerpo espiritual. Jesús resucito con cuerpo glorificado; y entre las curiosidades de ése cuerpo, es que podía comer, beber, pero también atravesar los muros, o entrar a un aposento sin abrir puertas: "Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: paz a vosotros" (Juan 20:26 también vers. 19)
Tengo curiosidad por saber cual es la relación con el tema (seguramente la tiene)
Alguna pregunta y petición hermano Abdón: ¿puede explicarme Hebreos 12:18 al 24?
Dios le bendiga.
Tengo curiosidad por saber cual es la relación con el tema (seguramente la tiene)
Alguna pregunta y petición hermano Abdón: ¿puede explicarme Hebreos 12:18 al 24?
Abdón dijo:¿Dolido?
¿Ya hizo su tarea?