Re: Son todas las iglesias protestantes menos la adventista "La gran Babilonia"
Re: Son todas las iglesias protestantes menos la adventista "La gran Babilonia"
mobile21 dijo:
Un ejemplo es la comparación de textos que han hecho investigadores y donde concuerdan con otros textos de otros autores, por ejemplo en el libro Pasos a Cristo, un investigador descubre que hay cosas de otro libro y otro autor:
"Another element of prevailing prayer is faith. "He that cometh to God must believe that He is, and that He is a rewarder of them that diligently seek Him." Heb. 11:6 . . . But to claim that prayer will always be answered in the very way and for the particular thing that we desire is presumption. (p. 96)" (párrafo de "Pasos a Cristo")
"Another requisite of prevailing prayer, is faith. "He that cometh to God must believe that He is, and that He is a rewarder of them that diligently seek Him." Heb. 11:6 . . . You are not to expect it to come in a particular way, nor necessarily at just such a time. (p. 291)" (párrafo de libro titulado "God's Will Known and Done" del autor Almon Underwood que fué publicado varias décadas antes en EE.UU.).
En primer lugar, esto no es prueba de que haya copiado de ese autor, porque esa es una idea muy común, y muchos autores pueden esrcibir cosas parecidas.
En segundo lugar, ella nunca dijo que no copió nada, al contrario, este texto que pondré, está en la introducción del libro "La gran Controversia", que tú dices que han encontrado "partes plagiadas":
"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh Excelentísimo Teófilo." (Lucas 1: 1-3).
Al revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las escenas del pasado y de lo por venir, se me mandó que diese a conocer a otros lo que se me había mostrado, y que trazase un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pasadas, y especialmente que la presentase de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura que se va acercando con tanta rapidez. Con este fin, he tratado de escoger y reunir acontecimientos de la historia de la iglesia en forma que quedara bosquejado el desarrollo de las grandes verdades decisivas que en diversas épocas han sido dadas al mundo, las cuales han excitado la ira de Satanás y la enemistad de una iglesia amante del mundo, y han sido sostenidas por el testimonio de aquellos que "no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte" (Apoc. 12: 11)...
Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una clara inteligencia de las enseñanzas consiguientes. En algunos casos, cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al referir los casos y puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido en forma similar de las obras que han publicado.- El gran conflicto, introducción, pp. 13, 14.
Verás que ella mismo dijo que en algunos casos hasta "reprodujo" las palabras de otros escritores que leyó e investigó.
También notarás que eso no tiene nada malo, ya que Lucas hizo lo mismo. Así que ella no mintió, y no hizo algo "prohibido" para un profeta, ya que Lucas practicamente "plagió" todo su evangelio.
Ahora, verás que en el caso de Lucas no es "plagio" porque no existían leyes de copiright que prohibieran citar otros autores sin darles crédito. Bueno, pues en el caso de ella
tampoco existían esas leyes, por lo tanto no mintió, ni transgredió la ley, ni hizo diferente a lo que otros hombres "inspirados" (como Lucas) hicieron.
mobile21 dijo:
No sólo eso, casi la totalidad de ese libro fué escrito por una de las seguidoras de Ellen White llamada Fannie Bolton, que admitió ser ella la autora y que Ellen White lo firmó con su nombre.
Chismerío hay por todos lados Mobile21, y más teniendo en cuenta las
exageraciones de esta gente, como por ejemplo decir que ella
"dijo que nunca copió nada de otros autores", lo cual es una aberrante mentira.
Veamos algunos aspectos que he tomado de un libro escrito por el director del Centro White
(La vod del espíritu. Como Dios ha guiado a su pueblo por medio del don de profecía - Juan Carlos Viera):
El libro El conflicto de los siglos se expande de 200 a 3500 páginas (primera sorpresa)
En 1858, a pesar de los intentos satánicos para evitar que el libro se escribiera (Ver,
Primeros Escritos, pp. 176-178. A Elena de White le fue mostrado que un ataque de parálisis que sufrió mientras estaba escribiendo este manuscrito, fue un intento satánico de quitarle la vida), el manuscrito estuvo listo en cinco meses, y se publicó antes de finalizar el año. Esta primera versión tenía un poco más de 200 páginas. Para el año 1884, el material se había ampliado a cuatro tomos y más de 1750 páginas. Alguien que creyera en la inspiración verbal (la idea de que Dios dicta el texto, palabra por palabra, al profeta), se encontraría totalmente confundido tratando de imaginarse cómo es posible que un profeta amplíe el material de esa manera. Todavía más extraño sería para tal creyente el saber que durante los siguientes años, la autora hizo nuevas revisiones, agregando decenas de declaraciones de historiadores conocidos en su época, acerca de los mismos eventos que ella había descripto. Como estas revisiones fueron hechas durante los últimos años del siglo XIX cuando las leyes de propiedad literaria eran diferentes a las actuales, la autora no incluyó las referencias citadas, ni los nombres de los autores mencionados. todo lo que hizo fue agregar una declaración en la introducción del libro que decía:
En algunos casos, cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al referir los casos y puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido en forma similar de las obras que han publicado. (El gran conflicto, introducción, p. 14)
Sin embargo, las circunstancias cambiaron a comienzos del siglo XX. El uso de las declaraciones de otro autor sin darle el debido crédito podía ser considerado plagio en los círculo literarios. Entonces, una nueva e imporante revisión tuvo lugar en el año 1911, cuando se incluyeron las referencias históricas que tenemos en las ediciones actuales.
Para el año 1916 -un año después de la muerte de la autora- la serie denominada "El Conflicto", que se iniciara en 1858 con un pequeño libro de 200 páginas, se había ampliado a una colección de cinco libros y 3500 páginas.
El profeta usa declaraciones de otros autores (segunda sopresa)
El posible que el lector haya escuchado la palabra, "plagio", con referencia a los escritos de Elena de White. Durante estas últimas décadas, esta "segunda sopresa", ha causado desánimo y aún incredulidad en algunos creyentes. ¿Cómo es posible -se preguntan algunos- que un profeta que recibe el mensaje del cielo, necesite recurrir a las expresiones de otros autores para comunicar ese mensaje?
Algunos creyentes, en su desánimo, llegaron a acusar a Elena de White de plagio; de usar "a escondidas" las declaraciones de otros autores sin darles el debido crédito. ¿Por qué lo hizo? La respuesta a esta pregunta, en realidad, es simple:
Ella no usó "a escondidas" las declaraciones de otros autores. Prueba de ello es la declaración mencionada más arriba. donde informa a sus lectores que, en ocasiones, ha usado declaraciones de otros historiadores. Estudios realizados por profesionales especialestas en la propiedad literaria
(Ver las conclusiones de una firma de abogados especialistas en propiedad literaria, en el documento titulado: "Was Ellen G. White a Plagiarist?", White Estate, Silver Spring, Maryland, 1981), han llegado a la conclusión de que, tomando en cuenta el tiempo y las circunstancias, Elena de White no puede ser culpada de plagio por el uso de expresiones de otros autores. Sin embargo, aun podría persistir la pregunta: ¿Por qué lo hizo?
La mensajera del Señor era bien consciente de que Dios no le daba las palabras exactas que debía usar. En la mayor parte de los casos, se le presentaban escenas gráficas -como las que hoy veríamos en una película cinematográfica- sin mayores declaraciones o comentarios. En ocasiones escuchaba palabras y expresiones, pero aun éstas debían ser integradas dentro de una descripición mayor. Elena de White era conciente de sus limitaciones como escritora, pero también era conciente de las ilimitadas posibilidades de enriquecer su lenguaje, su vocabulario y su cultura literaria, a través de la lectura. Como en el caso de otras personas autoeducadas, lo que ella leía pasaba inmediatamente a formar parte de su lenguaje, enriquecido por centenares de páginas leídas. Y era una gran lectora. Su biblioteca -con unos 1400 ejemplares al momento de su muerte- sin duda pondría en aprietos a más de un erudito de su tiempo, y aun de nuestros días.
Cuando la mensajera del Señor dejaba la cama a las dos o tres de la mañana para disponerse a escribir -regularmente usaba esas primeras horas del día para hacerlo-, ciertas expresiones, figuras literarias y frases pulidas, volvían a su mente tiempo después de haber sido leídas. En realidad, pareciera que ella no volvía a su biblioteca para citar textualmente una declaración, sino que la escribía tal cual su memoria lo recordaba, o porque quizá ya estaba integrada en su lenguaje. Estudios realizados últimamente, muestran que las declaraciones que se citan textualmente son un porcentaje reducido.
¿Por qué lo hizo? Simplemente porque a un profeta le es permitido usar su propio lenguaje, y ese lenguaje incluye todo lo que se ha aprendido en el correr de una vida, incluyendo la lectura realizada. así como el apóstol Pablo citó a un poeta cretense sin mencionar su nombre (Tito 1:12), u otros autores bíblicos utilizaron referencias a escritos conocidos de su tiempo (Ver, por ejemplo, un estudio realizado por Robert Olson en cuanto a declaraciones de otros autores citadas en Apocalipsis, en su libro
101 preguntas sobre el santuario y Elena de White), a un profeta moderno le fue permitido usar todas las expresiones, figuras literarias o frases que había aprendido o leído, a fin de comunicar el mensaje divino que había recibido.
Hay varias versiones de El conflicto de los siglos (The great Controversy) (tercera sopresa)
Aunque los creyentes en general aceptan el hecho de que haya diversas versiones de la Biblia, algunos creyentes han tenido dificultad en aceptar que existan diversas versiones de un libro de Elena de White. Les parece que, al cambiar ciertas palabras o expresiones, se estuviera tocando algo sagrado y profanado algo inspirado. El punto de partida para una respuesta a esto, es la aceptación sin reservas de la declaración de la propia mensajera del Señor de que "no son las palabras... las inspiradas". Una vez aceptada esta declaración, resulta más fácil entender por qué, en ocasiones, algunas palabras o frases han sido modificadas.
No estamos hablando aquí de cambios o correcciones editoriales. Resulta claro que el profeta, como cualquier otro escritor, requiere de editores que verifiquen la ortografía y la gramática de sus escritos. Además, con el paso de los años, algunas expresiones se tornan arcaicas o fuera de uso y es necesario cambiarlas porque las nuevas generaciones ya no entienden su significado
(¿o porqué existen tantas "Reina-Valera"?). De lo que estamos hablando ahora es e modificaciones o camios debido a circunstancias especiales. Una de esas circunstancias ser refiere a nuestra relación con otras denominaciones religiosas en los diversos países o regiones del mundo.
Expresiones ofensivas hacia otras religiones
Esta historia comienza alrededor del año 1913, cuando los dirigentes de la iglesia en Europa consultaron a Elena de White acerca de ciertas expresiones en el libro
El conflicto de los siglos, que podrían resultar ofensivas para los miembros o los dirigentes de la fe católica. El pastor Guillermo White, en nombre de su madre, respondió:
Con relación al carácter anticatólico de El conflicto de los siglos, debemos admitir que nuestros críticos están en lo correcto al decir que el espiritu anticatólico no se lo encuentra solamente en unos pocos lugares, sino en una gran porción del libro... Sin embargo, podemos modificar, con el consentimiento de la autora, varios de aquellos pasajes que son los más objetables para nuestros críticos católoco-romanos. (Carta de William White a L. R. Conradi, White Estate, Document File (DF 86))
Esta declaración del pastor White -hijo de la profetisa, y su principal ayudante en ese momento- es muy importante, porque Elena de White todavía vivía, y estaba en condiciones de tomar su propia decisión de autorizar cambios que pudieran evitar ofensas a otros grupos religiosos. Esta decisión era consecuente con una línea de pensamiento que ella misma había sugerido en relación a la forma en que debemos tratar a otras denominaciones religiosas:
Me fue presentado repetidamente el mesaje de que no hemos de decir ni una sola palabra, no hemos de publicar una sola frase, especialmente referente a personalidades, que incite a nuestros enemigos contra nosotros y despierte sus pasiones hasta el grado máximo, a menos que sea positivamente esencial para vindicar la verdad...
Es cierto que se nos ordena: "Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado" (Isa. 58:1). Este mensaje debe ser dado, pero aunque debemos darlo, hemos de ser cuidadosos de no embestir, abrumar y condenar a aquellos que no tienen la luz que nosotros tenemos. No debemos salirnos de nuestro camino para hacer ataques duros a los católicos. Entre los católicos hay muchos que son cristianos muy concienzudos, y que andan en toda la luz que brilla sobre ellos, y Dios obrará en su favor" (El Evangelismo, pp 418-149)
Siguiendo las recomendaciones precedentes, hoy también existen dos versiones castellanas del libro: una de ellas, la original, publicada en un país con una población cuya mayoría no es católica, ha sido dejada sin modificaciones; la otra versión, publicada en países católicos, ha sido revisada, tomando en consideración las sugerencias hechas por la propia autora en 1913, y se han realizado cambios en expresiones y frases que podrían resultar ofensivas, no sólo para los miembros de otras religiones, sino para los gobiernos de esos países.
La iglesia frente a decisiones gubernamentales
Hay ocasiones cuando la iglesia se confronta con leyes de ciertos países que limitan la libertad de expresión, o leyes antidifamatorias que prohíben cualquier expresión tendiente a desacreditar al gobierno, a sus instituciones oficiales, o a las organizaciones religiosas del país. En estos casos, cuando algunas expresiones de El conflicto de los siglos podrían colocar a la iglesia en dificultades legales. La preocupación de los dirigentes de la iglesia en esas regiones, y la forma en que los custodios de las plublicaciones de Elena de White aconsejan actuar en esas circunstancias, puede ser ilustrada a través de dos experiencias, una de ellas en Europa y la otra en Sudamérica.
En la década de 1950, el Código Penal Alemán fue modificado para agregar una ley antidifamatoria que declaraba lo siguiente:
Una persona que ofende con blasfemias públicas insultando el nombre de Dios, o que públicamente hace declaraciones insultantes contra cualesquiera de las iglesias cristianas o cualquier otra denominación religiosa que goza de los derechos corporativos de la República Alemana, o insulta sus instituciones o sus ritos, o comete cualquier acto ofensivo contra un templo o cualquier otro lugar destinado a las reuniones religiosas, será castigado con prisión hasta tres años. (Traducción inglesa del códig 166, en el Código Penal Alemán (1950), en un documento preservado en el White Estate, Document File (DF 86))
Los dirigentes de la División Central Europea, inmediatamente solicitaron autorización para cambiar o suprimir unas veinticinco frases de El conflicto de los siglos, que podrían considerarse ofensivas contra los católicos. Los custodios de las Publicaciones White tomaron entonces esta deisión:
Votado, que en relación a El conflicto de los siglos que será publicado en Hamburgo, aprobamos los cambios y supresiones propuestas por la División Central Europea, con el entendimiento explícito de que estos cambios no incluyen, en ningún caso, la corrección del resto del material, ni la autorización para otros cambios en los escritos de Elena de White. (Reunión del "Board of Trustees" (Junta Directiva del Centro White), 27 de mayo, 1959)
Una situación similar se presentó en Sudamérica en la década de 1970. El editor jefe de la casa publicadora expresaba su profunda preocupación por el problema, en esta carta dirigida a los custodios:
El gobierno de este país... donde nuestra casa editora está localizada, ha publicado una ley que establece severos castigos para cualquier organización religiosa o no, que ofenda a otra organización religiosa. El hecho es que El conflicto de los siglos, como está publicado ahora en español, tiene una cantidad de palabras y frases que fácilmente pueden ser interpretadas como insultos a la Iglesia Católica, con la cual el gobierno está unido. (Carta de Gastón Clouzet, 30 de mayo de 1979. En el White Estate, Document File (DF 87b))
Los custodios de los escritos de Elena de White, basados en experiecias similares ocurridas en otros lugares, ya habían formulado una recomendación en el año 1949. Y esta recomendación se basaba en una sugerencia de la propia autora en 1913:
Votado, dejar el asunto del uso de las expresiones que se refieren a la Iglesia Católica, para que sea decidido en cada territorio. En aquellos lugares en que se juzgue que la presente terminología de El conflicto de los siglos pudiera ser ofensiva, los custodios concuerdan en la substitución de los términos, sin que de ninguna manera se cambie el significado. En aquellos lugares donde las exresiones actuales no se consideren ofensivas, se recomienda que se mantenga la terminología original. (Voto del "Broad of Trustees, 28 de septiembre, 1949)
Quizá éste no sea todavía el final de la historia. La iglesia puede enfrentar nuevas y difíciles situaciones en el cercano futuro. Por cierto, ya se nos ha prevenido en cuanto a ello. Sin embargo, mientras esté dentro de sus posibilidades, la iglesia quiere seguir la recomendación proveniente de Elena de WHite de que "no hemos de decir ni una sola palabra, no hemos de publicar una sola frase, especialmente referente a personalidades, que incite a nuestros enemigos contra nosotros". (El evangelismo p. 418)
Existe un capítulo adicional en las ediciones castellanas
¿Cuántas sorpresas quedan todavía?, - podrá preguntarse, algunas de estas "sorpresas" han desanimado a ciertos creyentes; por eso intentamos responder a todas ellas con la sinceridad y honestidad que se merecen, con el fin de prevenir otros desánimos.
Efectivamente, el capítulo titulado "El despertar en España" es una adición en la versión castellana; no está en la versión original producida por la autora. ¿Cómo es posible -se preguntará algún creyente- que se haya agregado un capítulo completo, si no fue escrito por Elena de White? ¿Es ese capítulo inspirado? Ese capítulo no sólo contiene un mensaje inspirado, sino que es una de las mejores ilustraciones que podemos usar para entender la libertad que Dios le da a un profeta para escoger el material que incluirá en sus escritos. (Nótese que el capítulo 4 del libro de Daniel fué escrito por el rey Nabucodonosor, e incluído por Daniel en sus escritos)
Esta particular historia comienza alrededor del año 1911, cuando se estaba produciendo la traducción hispana de
El conflicto de los siglos. Eduardo Forga, un escritor peruano que colaboraba con la obra de publicaciones en Inglaterra, estaba a cargo de la traducción. Esta tarea le llevaba a estar en contacto, no sólo con Elena de White, sino con Guillermo White y Clarence Crisler, los asistentes de la autora. Al parecer, fue este último el que sugirió la idea de incluir algún material sobre la Reforma en España. Así lo atestiguaría una de sus cartas dirigida a la Hna. White:
Algunos días atrás, en forma inesperada, ayudé a reunir algún material para una historia de la Reforma en España. Este es un material que debiera ser incluido en la edición hispana de El conflico, para animar a nuestros hermanos y hermanas de habla hispana de España, las Indias Occidentales, las Flilipinas, México y toda Sudamérica. (Carta de Clarence Crisler a Elena de White, archivada en el White Estate, Document File (DF 87b))
Es indudable que Elena de White concordó con la sugerencia, ya que pocos meses después, tanto el pastor Crisler como el pastor White le silicitaban a Eduardo Forga completar con urgencia la traducción del material sobre la Reforma en Epaña (Carta de Guillermo White a Eduardo Forga, 19 de diciembre de 1912. (DF 87b)), ya que la publicación de libro estaba en marcha en la editorial.
La inclusión de un capítulo completo dentro del texto de un libro, nos permite tener una importante ilustración acerca de uso de otros autores por parte de los escritores inspirados. El profeta recibe de Dios un mensaje para compartir con su pueblo o con el mundo en general. Al escribir el mensaje, el profeta utiliza, ya sea sus propias palabras, o cualquier otro material que considere apto para expresar el mensaje divino. en este caso específico, el material sobre la Reforma en España, preparado por sus ayudantes, fue considerado por la mensajera del Señor como una excelente contribución para describir aquello que se le había revelado mediante visiones y sueños proféticos, y llegó a formar parte del texto (no inspirado) de un libro que contiene el mensaje (inspirado) de Dios.