Re: ¿Son satánicas mis creencias?
Tiene razón cuando dice que estoy “predispuesto a creer que existe Dios” sin tener que aportar “pruebas” para ello. Personalmente creo que es más posible que exista que lo contrario. Sin embargo, ello no hace que esté más cerca de creer en el Dios Cristiano. Para mí, si Dios existe, lo cual ya he dicho y repito que veo probable, no será de ningún modo una de las múltiples deidades proclamadas y defendidas a lo largo de toda la historia de la humanidad, salvo, quizás, algún tipo de panteísmo, como el defendido por Spinoza y posteriormente por Einstein, que veo mucho más cercano a la Verdad que cualquier Dios Personal u otra Deidad antigua, como los Panteones Griego o Romano.
He de decirle que a día de hoy estoy tan convencido de lo que creo como usted o cualquier otro del foro lo estará con sus propias creencias, no veo la forma en que podría llegar a convencerme de que el Dios que existe es el defendido por los Cristianos, o cualquier otro grupo religioso.
No voy a repetirle cómo sería el Dios que, según mis creencias existe, o al menos presupongo que existe, porque ya lo he explicado en varias ocasiones en éste tema, una de ellas en el primer post, por lo cual considero que sería tedioso volver nuevamente sobre lo mismo.
Hola de nuevo amiga Martamaria.
Acierta en las observaciones que hace respecto a cómo creo que sería Dios, y en la matización de que yo no afirmo la existencia de Dios, sólo veo que es la opción que considero más probable.
También coincido en su puntualización respecto a los ateos, la increencia no proviene, como igual alguno podría llegar a pensar y defender, en un odio a Dios (es imposible odiar algo en lo que no crees). Si no en que su razón les impide creer en algo que no puede ser demostrado, o que requiere unas hipótesis que no permiten un análisis empírico. No obstante, no hay que olvidar que existen ateos, no sé decir si proporcionalmente muchos o pocos, que, aun sin odiar a Dios, no hacen lo propio con las religiones, o al menos han decidido oponerse a ellas activamente, y en ocasiones de forma extraordinariamente beligerante. Hay que destacar que no es lo mismo odiar o enfrentarse a las religiones que hacer lo propio con Dios (si Dios no existe es imposible que consideren siquiera la idea de enfrentarle u odiarle). Desde el punto de vista de un ateo convencido es necesario sacar a la gente de la “oscuridad” y llevarla a la verdad de la no existencia de Dios, lo cual lleva a un evidente enfrentamiento con aquellos que defienden lo contrario, que por lo general son las distintas religiones, su jerarquía y sus defensores y apologistas. Por supuesto no es el “odio a Dios” lo que impulsa a éstas personas (aunque igual a algunos les pueda resultar difícil de creer), como tampoco es odio lo que impulsa a los diferentes ministros, predicadores, etc., a proclamar la “Palabra de Dios” y tratar de que su mensaje llegue al mayor número de personas posibles. En ambos casos es la simple creencia de estar en lo correcto y el convencimiento personal de tener que compartirlo con otros, principalmente los que defienden o creen la opción “errónea”.
Por supuesto hay que decir que un cierto número de ateos se sienten reprimidos, posiblemente al ser una minoría en la mayor parte de las sociedades. A lo que no ayuda que, en el momento en que se preparan leyes que, pongamos el caso de España, por ser mi país y del que más conocimiento tengo, se enfrentan a creencias católicas (y en numerosas ocasiones compartidas con el resto de creencias cristianas), como fue la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio (que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo) y la nueva Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (es decir, la nueva ley del aborto), entonces desde las principales instituciones religiosas (principalmente las promovió la Conferencia Episcopal, aunque también el Foro de la Familia y otras organizaciones) se organizaron todo tipo de manifestaciones y actos de protesta (que por cierto tienen todo el derecho a realizar, según mi punto de vista) con el fin evidente (y por supuesto totalmente aceptable) de forzar al gobierno a rectificar, dando marcha atrás en la aprobación de estas leyes que van contra las creencias particulares de, en este caso, los Católicos (y también del resto de Cristianos, si no me equivoco). Por lo general los ateos, al menos los más convencidos y activos, suelen sentir este tipo de protestas como una provocación, aunque por lo general sólo se traten de manifestaciones de rechazo perfectamente entendibles dentro de las creencias personales de los participantes de tales actos.
No obstante, también hemos de admitir que cierto número de creyentes consideran provocaciones (y en algunos casos se hacen con esa intención, pero no siempre, ya que con la provocación viene la polémica y una mayor propagación del mensaje y por tanto una repercusión mayor del mismo, no obstante, creo que la mayor parte de no tienen ese objetivo, y en ninguna de ellas es el primario, aunque pueda buscarse para maximizar el impacto) las manifestaciones, campañas y diferentes actos que grupos ateos realizan para convencer a las personas de su punto de vista. Como también se puede constatar que la hostilidad de los ateos en foros y debates, algo que no ocurre siempre pero que no es extraño de observar, también tiene su contrapartida en un número notable de creyentes (entre los que se incluyen a distintos líderes y cargos, como predicadores, curas, etc.), lo cual es fácil de constatar si uno lee un foro como en el que participamos, o mira varios debates en los que se enfrenten ambas posiciones (ateos y creyentes) respecto a casi cualquier tema. Entre los creyentes ésta hostilidad suele superar las barreras de la propia religión y provoca el enfrentamiento entre diferentes visiones, bien sean Testigos de Jehova, Católicos, Evangélicos, Adventistas, etc., por poner sólo algunos ejemplos entre los Cristianos (algo que quien quiera puede comprobar leyendo algunos temas de este foro). He de decir, por lo que he leído, que estos enfrentamientos dialécticos pueden ser (y de hecho he constatado en este foro lo habitual que es tal extremo) mucho más agrios y hostiles que los realizados contra los ateos, y posiblemente contra cualquier otro creyente en una religión que poco o nada tenga que ver con la Cristiana (de esto ya no tengo constancia real, aunque puedo suponerlo con relativa seguridad)
Me despido por ahora.
Un cordial saludo.
Atentamente, Cthulhu.
Cthulhu,
Que bien que sin exigir pruebas vos estes predispuesto a creer que existe Dios. Y eso es una ventaja con respecto a todo ateo que suele desafiar a todo creyente que sin estar interesado en buscarle reta a que le prueben que Dios es real. No es tanto en saber como es El sino en que partiendo inicialmente de que no sabemos como es realmente Dios, es que uno puede identificarse plenamente con El. Y esa es la verdad. Es decir, que a partir de esa verdad es queda disipada toda duda de que Dios siempre fue verdad, cosa que todo ateista no posee ese conocimiento. No lo sabe y a partir de ahi hace conjetura de que es imposible que Dios ea real. Esa es su realidad, no saben de que Dios siempre fue verdad.
Tiene razón cuando dice que estoy “predispuesto a creer que existe Dios” sin tener que aportar “pruebas” para ello. Personalmente creo que es más posible que exista que lo contrario. Sin embargo, ello no hace que esté más cerca de creer en el Dios Cristiano. Para mí, si Dios existe, lo cual ya he dicho y repito que veo probable, no será de ningún modo una de las múltiples deidades proclamadas y defendidas a lo largo de toda la historia de la humanidad, salvo, quizás, algún tipo de panteísmo, como el defendido por Spinoza y posteriormente por Einstein, que veo mucho más cercano a la Verdad que cualquier Dios Personal u otra Deidad antigua, como los Panteones Griego o Romano.
He de decirle que a día de hoy estoy tan convencido de lo que creo como usted o cualquier otro del foro lo estará con sus propias creencias, no veo la forma en que podría llegar a convencerme de que el Dios que existe es el defendido por los Cristianos, o cualquier otro grupo religioso.
No voy a repetirle cómo sería el Dios que, según mis creencias existe, o al menos presupongo que existe, porque ya lo he explicado en varias ocasiones en éste tema, una de ellas en el primer post, por lo cual considero que sería tedioso volver nuevamente sobre lo mismo.
Bueno, yo creo que el amigo Cthulhu no ha afirmado que exista Dios. Dice que está más dispuesto a creer que sí existe que que no existe. Y además, que de existir, no sería un Dios personal como el de la biblia, preocupado por los seres humanos y su salvación.
Los ateos convencidos no creen porque no pueden. Su razón no se lo permite. Y no se preocupan de más. Luego estamos los que queremos creer y no podemos. Por eso seguimos buscando pruebas de que existe. Pero nosotros buscamos un Dios personal. Un Dios que nos haya creado conscientemente y con un fin amoroso y un destino de felicidad eterna.
La increencia de los ateos convencidos no es malintencionada.Su razón no les deja creer y viven en esta vida convencidos de que no hay otra. Pero en general, ni están contra Dios, (no pueden estarlo en contra de alguien que para ellos no existe)ni les preocupa. Para ellos no existe. Pero claro, si les insultan y les adjudican malas intenciones que no tienen, es lógico que se defiendan...
Hola de nuevo amiga Martamaria.
Acierta en las observaciones que hace respecto a cómo creo que sería Dios, y en la matización de que yo no afirmo la existencia de Dios, sólo veo que es la opción que considero más probable.
También coincido en su puntualización respecto a los ateos, la increencia no proviene, como igual alguno podría llegar a pensar y defender, en un odio a Dios (es imposible odiar algo en lo que no crees). Si no en que su razón les impide creer en algo que no puede ser demostrado, o que requiere unas hipótesis que no permiten un análisis empírico. No obstante, no hay que olvidar que existen ateos, no sé decir si proporcionalmente muchos o pocos, que, aun sin odiar a Dios, no hacen lo propio con las religiones, o al menos han decidido oponerse a ellas activamente, y en ocasiones de forma extraordinariamente beligerante. Hay que destacar que no es lo mismo odiar o enfrentarse a las religiones que hacer lo propio con Dios (si Dios no existe es imposible que consideren siquiera la idea de enfrentarle u odiarle). Desde el punto de vista de un ateo convencido es necesario sacar a la gente de la “oscuridad” y llevarla a la verdad de la no existencia de Dios, lo cual lleva a un evidente enfrentamiento con aquellos que defienden lo contrario, que por lo general son las distintas religiones, su jerarquía y sus defensores y apologistas. Por supuesto no es el “odio a Dios” lo que impulsa a éstas personas (aunque igual a algunos les pueda resultar difícil de creer), como tampoco es odio lo que impulsa a los diferentes ministros, predicadores, etc., a proclamar la “Palabra de Dios” y tratar de que su mensaje llegue al mayor número de personas posibles. En ambos casos es la simple creencia de estar en lo correcto y el convencimiento personal de tener que compartirlo con otros, principalmente los que defienden o creen la opción “errónea”.
Por supuesto hay que decir que un cierto número de ateos se sienten reprimidos, posiblemente al ser una minoría en la mayor parte de las sociedades. A lo que no ayuda que, en el momento en que se preparan leyes que, pongamos el caso de España, por ser mi país y del que más conocimiento tengo, se enfrentan a creencias católicas (y en numerosas ocasiones compartidas con el resto de creencias cristianas), como fue la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio (que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo) y la nueva Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (es decir, la nueva ley del aborto), entonces desde las principales instituciones religiosas (principalmente las promovió la Conferencia Episcopal, aunque también el Foro de la Familia y otras organizaciones) se organizaron todo tipo de manifestaciones y actos de protesta (que por cierto tienen todo el derecho a realizar, según mi punto de vista) con el fin evidente (y por supuesto totalmente aceptable) de forzar al gobierno a rectificar, dando marcha atrás en la aprobación de estas leyes que van contra las creencias particulares de, en este caso, los Católicos (y también del resto de Cristianos, si no me equivoco). Por lo general los ateos, al menos los más convencidos y activos, suelen sentir este tipo de protestas como una provocación, aunque por lo general sólo se traten de manifestaciones de rechazo perfectamente entendibles dentro de las creencias personales de los participantes de tales actos.
No obstante, también hemos de admitir que cierto número de creyentes consideran provocaciones (y en algunos casos se hacen con esa intención, pero no siempre, ya que con la provocación viene la polémica y una mayor propagación del mensaje y por tanto una repercusión mayor del mismo, no obstante, creo que la mayor parte de no tienen ese objetivo, y en ninguna de ellas es el primario, aunque pueda buscarse para maximizar el impacto) las manifestaciones, campañas y diferentes actos que grupos ateos realizan para convencer a las personas de su punto de vista. Como también se puede constatar que la hostilidad de los ateos en foros y debates, algo que no ocurre siempre pero que no es extraño de observar, también tiene su contrapartida en un número notable de creyentes (entre los que se incluyen a distintos líderes y cargos, como predicadores, curas, etc.), lo cual es fácil de constatar si uno lee un foro como en el que participamos, o mira varios debates en los que se enfrenten ambas posiciones (ateos y creyentes) respecto a casi cualquier tema. Entre los creyentes ésta hostilidad suele superar las barreras de la propia religión y provoca el enfrentamiento entre diferentes visiones, bien sean Testigos de Jehova, Católicos, Evangélicos, Adventistas, etc., por poner sólo algunos ejemplos entre los Cristianos (algo que quien quiera puede comprobar leyendo algunos temas de este foro). He de decir, por lo que he leído, que estos enfrentamientos dialécticos pueden ser (y de hecho he constatado en este foro lo habitual que es tal extremo) mucho más agrios y hostiles que los realizados contra los ateos, y posiblemente contra cualquier otro creyente en una religión que poco o nada tenga que ver con la Cristiana (de esto ya no tengo constancia real, aunque puedo suponerlo con relativa seguridad)
Me despido por ahora.
Un cordial saludo.
Atentamente, Cthulhu.