Saludos en Cristo:
No es mi intención generar otro debate interminable. En verdad, sería bueno que si alguien sigue este epígrafe, sea de los hermanos que creen en la seguridad de la salvación. Nuevos aportes son siempre bienvenidos.
Si en su defecto, nadie más aporta nada, también lo acepto. Quiero sólo aportar algunos pensamientos de mi propio corazón, que quizás sean de edificación para alguien
Bendiciones a todos
UNA BUENA RAZON PARA CREER EN “UNA VEZ SALVO, SIEMPRE SALVO”
Una cosa que los cristianos no somos capaces de comprender claramente es que el problema del pecado va más allá de lo que podemos concientizar. No alcanzamos a entender en toda su magnitud el pecado en que estamos sumergidos en cada minuto de nuestra vida cristiana.
Existen una multitud de cosas inadecuadas en nuestra vida diaria y en el ambiente que nos rodea que no son siempre obvias. Es cuando cambiamos nuestro ambiente y nuestra rutina por un tiempo que esas cosas se pueden notar con más claridad, aunque no en todo su impacto y profundidad.
Esta es una de las razones por las cuales yo creo en la Seguridad Eterna. Aquellos hermanos que sinceramente hablan de que la salvación se puede perder, y que es posible caer de la gracia de Dios, sólo miran aquellos pecados magnos en los cuales la gente puede caer --- borracheras, adulterio, pecado sexual --- pero quizá (nótese que digo “quizá”) no sean conscientes del pecado constante que es parte normal de nuestra vida diaria.
R.C. Sproul dijo alguna vez: “Los dos mandamientos mayores --- Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos --- ¿Se han dado cuenta, en esta media hora que he estado hablando con ustedes, cuántas veces he violado esos dos mandamientos?”
Tenemos dificultad para conocer cuán malos somos. Pensamos sólo acerca de nuestros pecados magnos y obvios, y los confesamos, pero por debajo de esa corteza existe una corriente continua de pecado en muchos aspectos de nuestra vida, la cual es suficiente para que no alcanzemos la gloria de Dios.
Esto ayuda para tener una idea clara de que tan desesperadamente necesitamos la gracia de Dios. Si existiera una forma en la que podemos ser descalificados de la gracia de Dios, ya lo hubieramos logrado desde hace tiempo y muchas veces.
Claro que sí es importante llevar un estilo de vida necesario para mostrar nuestra salvación. Es posible quitar de nuestra vida el adulterio, la fornicación, y algunos otros de los pecados magnos. Pero es imposible barrer con toda la evidencia de orgullo en nuestra vida. ¿Será posible borrar todo vestigio de pensamientos impropios? ¿Todo matiz de arrogancia? ¿Todo pensamiento sucio? ¡Imposible!
Cuando nos damos cuenta que tan irremediablemente pecadores somos en realidad, es cuando debemos arrojarnos con confianza en los brazos de Cristo.
Es importante meditar en cuanto y cuán frecuentemente pecamos, para luego gozarnos y estar agradecidos en el perdón continuo que tenemos en Cristo. En lugar de confesar siempre todos esos pecados que cometemos, deberíamos pensar más seguido en agradecer a Dios por la gracia que recibimos delante de su trono. Como el autor de Hebreos lo dice en el capítulo 10:22, “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” ¡No me digan que esas no son buenas nuevas!
La Seguridad Eterna no es algo puramente doctrinal. La Salvación eterna del cristiano está avalada por el testimonio interno del Espíritu Santo, la confirmación inefable de la conciencia, y el veredicto inconfrontable de la lógica.
No es mi intención generar otro debate interminable. En verdad, sería bueno que si alguien sigue este epígrafe, sea de los hermanos que creen en la seguridad de la salvación. Nuevos aportes son siempre bienvenidos.
Si en su defecto, nadie más aporta nada, también lo acepto. Quiero sólo aportar algunos pensamientos de mi propio corazón, que quizás sean de edificación para alguien
Bendiciones a todos
UNA BUENA RAZON PARA CREER EN “UNA VEZ SALVO, SIEMPRE SALVO”
Una cosa que los cristianos no somos capaces de comprender claramente es que el problema del pecado va más allá de lo que podemos concientizar. No alcanzamos a entender en toda su magnitud el pecado en que estamos sumergidos en cada minuto de nuestra vida cristiana.
Existen una multitud de cosas inadecuadas en nuestra vida diaria y en el ambiente que nos rodea que no son siempre obvias. Es cuando cambiamos nuestro ambiente y nuestra rutina por un tiempo que esas cosas se pueden notar con más claridad, aunque no en todo su impacto y profundidad.
Esta es una de las razones por las cuales yo creo en la Seguridad Eterna. Aquellos hermanos que sinceramente hablan de que la salvación se puede perder, y que es posible caer de la gracia de Dios, sólo miran aquellos pecados magnos en los cuales la gente puede caer --- borracheras, adulterio, pecado sexual --- pero quizá (nótese que digo “quizá”) no sean conscientes del pecado constante que es parte normal de nuestra vida diaria.
R.C. Sproul dijo alguna vez: “Los dos mandamientos mayores --- Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos --- ¿Se han dado cuenta, en esta media hora que he estado hablando con ustedes, cuántas veces he violado esos dos mandamientos?”
Tenemos dificultad para conocer cuán malos somos. Pensamos sólo acerca de nuestros pecados magnos y obvios, y los confesamos, pero por debajo de esa corteza existe una corriente continua de pecado en muchos aspectos de nuestra vida, la cual es suficiente para que no alcanzemos la gloria de Dios.
Esto ayuda para tener una idea clara de que tan desesperadamente necesitamos la gracia de Dios. Si existiera una forma en la que podemos ser descalificados de la gracia de Dios, ya lo hubieramos logrado desde hace tiempo y muchas veces.
Claro que sí es importante llevar un estilo de vida necesario para mostrar nuestra salvación. Es posible quitar de nuestra vida el adulterio, la fornicación, y algunos otros de los pecados magnos. Pero es imposible barrer con toda la evidencia de orgullo en nuestra vida. ¿Será posible borrar todo vestigio de pensamientos impropios? ¿Todo matiz de arrogancia? ¿Todo pensamiento sucio? ¡Imposible!
Cuando nos damos cuenta que tan irremediablemente pecadores somos en realidad, es cuando debemos arrojarnos con confianza en los brazos de Cristo.
Es importante meditar en cuanto y cuán frecuentemente pecamos, para luego gozarnos y estar agradecidos en el perdón continuo que tenemos en Cristo. En lugar de confesar siempre todos esos pecados que cometemos, deberíamos pensar más seguido en agradecer a Dios por la gracia que recibimos delante de su trono. Como el autor de Hebreos lo dice en el capítulo 10:22, “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” ¡No me digan que esas no son buenas nuevas!
La Seguridad Eterna no es algo puramente doctrinal. La Salvación eterna del cristiano está avalada por el testimonio interno del Espíritu Santo, la confirmación inefable de la conciencia, y el veredicto inconfrontable de la lógica.