Ok,
Este es uno de esos asuntos en donde los cristianos quieren imponerse sobre toda mente. Personalmente a mí no me molesta ver a una pareja de lo que sea--aún de perros--manifestándose su amor y deseo en público. Prefiero ver eso a una madre pegándole a su hijo a la vista de todo mundo, un junkie inyectándose, o prender la tv y hallarme con más del culto norteamericano a la violencia.
Lo que me hace pensar que el gran 'problema' homosexual no existe sino en las mentes de los cristianos, quienes ven el homosexualismo como una cosa de 'nuestros días' cuando eso ha existido de la misma manera desde hace miles de años. Y en realidad se trata de miedo--miedo a que los hijos de los cristianos hallen el homosexualismo como alternativa, y avergüencen a sus padres, que les hieran el honor.
Señores, quien va a ser gay va a serlo, y punto: no importa cuanta iglesia, o cuanta educación 'moral' reciba--a más de esto, pues tendremos un gay con problemas del cerebro y sentimientos de culpa, pero de todos modos lo vamos a tener. ¿Qué espera el cristianismo con hacer de las vidas de esta gente una miseria? Nada: sólo perpetuar la existencia de la necesidad de tener a alguien a quien maltratar, de modo que se satisfaga su necesidad de violencia y que esto se acepte socialmente.
Nadie en la vida normal tiende a conocer más gente homosexual que heterosexual. Y la curiosidad de probar el 'acto' con una persona de nuestro propio sexo existe en la mayoría de las personas así como la curiosidad de tener sexo hetero. Durante mi niñez yo jugué al doctor con niños y niñas por igual, en mi adolescencia me arrebaté de amor por alguien de mi propio sexo pues teníamos una amistad muy cerrada (gracias a los prejuicios de la iglesia, por supuesto, que impulsó a mi familia a apartar a mis amistades del sexo opuesto temiendo el despertar de una sexualidad precoz); pero es la curiosidad por conocer y conquistar las diferencias reales y artificiales que tenemos las que llevan a la mayoría a optar por el sexo opuesto.
Cristianos, entiendan dos cosas: el homosexualismo siempre existirá, no importa si su práctica se condena con la muerte o el estigma; los homosexuales siempre serán una minoría, no importa si los medios comunicativos y artísticos aparenten que se están quedando con el mundo.
Ahora, una cosa es cierta, y el señor cubano que anda por aquí debe entender que a más opresión, más cerca la revolución.
IvyekaWahi Riebba, G.T.
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IAO