Re: Señores catolicos, ¿Cuales son las tradiciones en estos versiculos?
En el Evangelio según San Juan, en su últimas palabras, encontramos lo siguiente:
"Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén" (Juan 21,25).
Esto nos conlleva, por medio del uso de la luz natural de la razón, de manera irrevocable, a saber que la doctrina que trajo Jesucristo (La Palabra de Dios hecha carne) del Padre no se encuentra tan solo en los Escritos Sagrados. La pregunta sería, ¿en dónde más, a parte de las Sagradas Escrituras, se encuentra la Palabra de Dios? Para responderla, Jesucristo mismo dijo: "El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió" (Lucas 10,16). En la boca de los discípulos se encuentra la Palabra de Dios.
Jesucristo, a los mismos discípulos también les dijo que el Espíritu Santo los guiaría hacia toda la verdad (Juan 16,13). Como sabemos que Dios no puede engañarse ni engañarnos, la verdad es una sola (sin contradicción). Entonces vamos en búsqueda de esa verdad:
Veamos un caso muy particular que se encuentra en la Biblia: EL CONCILIO DE JERUSALÉN (Hechos 15).
Este fue el primer concilio de la Historia de la Iglesia, en el cual, según la creencia cristiana católica, se efectuó bajo el pontificado de Pedro aproximadamente en el año 50. Fue convocado a pedido de los apóstoles para solucionar el problema surgido entre los judaizantes (personas que fueron judías convertidas al cristianismo) y los gentiles (extranjeros convertidos también a la doctrina cristiana).
El asunto moral-doctrinal de la Iglesia tuvo su origen en Antioquia, comunidad de gentiles, pero entonces habitada por un gran grupo de cristianos. Habían dos posturas: la judaizante, encabezada por San Pedro; y la partidiaria de la libertad, encabezada por San Pablo. Triunfa en el Concilio de Jerusalén la doctrina expuesta por San Pablo, proclamando que el único medio de salvación era la fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia a través del Bautismo. Enseñaron también que los cristianos debían abstenerse de la idolatría y las impurezas; es decir, quedó claro que de ahí en adelante no sería obligación el cumplimiento de la ley mosaica ni la circuncisión (Hechos 15,22-29). Tales afirmaciones fueron expresadas con la siguiente frase "nos ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros (...)" (Hechos 15,28).
Vimos aquí cómo la autoridad de los primeros cristianos (los apóstoles en éste caso), en el Concilio, no se refirieron a la Escritura antigua ni tampoco lo echaron a votación, sino que tuvieron una reunión y dictaminaron, con la Autoridad que les ha sido dada por el Espíritu Santo (por su asistencia) una verdad revelada.
Como Jesucristo hizo la promesa de estar en su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28,20), sabían los apóstoles que el Mensaje de la Buena Noticia tenía que seguir transmitiéndose después de sus muertes. Lo que hicieron fueron discipular a personas (también señaladas por Dios) para la transmisión evangélica a todas las generaciones. A estos discípulos de los discípulos de los apóstoles la Iglesia los denomina como los llamados "Padres apostólicos"; de los cuales puede decirse firmemente que el que escuchaba a los discípulos de los apóstoles, era como escuchar a los apóstoles, y el que escuchaba a los apóstoles, escuchaba a Cristo, y el que escuchaba a Cristo, pues escucha al que lo envió a Cristo (escuchaba la santísima y única doctrina del Padre). Tras la muerte de los Padres apostólicos, les sucedieron los Padres de la Iglesia, y así hasta el día de hoy (cabe aclarar que estos nombres, "Padres apostólicos, Padres de la Iglesia", fueron dados mucho tiempo después para reconocer la importancia de los tales).
¿Qué enseñaron estos Padres apostólicos y Padres conjunto con los doctores de la Iglesia? Hay que tener en claro que la Revelación ya fue cerrada con la muerte del último de los apóstoles (por tradición se cree que éste último fue el apóstol San Juan). Entonces, sustancialmente y objetivamente las verdades no pueden aumentar. Sea anatema el que aumente algo a la verdad que ha sido ya revelada una vez y para siempre.
Si nos remitimos al concepto de fe que nos brinda la mismísima Escritura, vemos que en el famoso pasaje de Hebreos 11,1 nos afirma que la fe es la convicción de lo que no se ve; no de lo que no se entiende. Por lo tanto, las verdades reveladas, ahondando desde el punto de vista accidental, pueden explicarse con más detalles, con más conclusiones, con más aclaraciones, sin cambiarle el sentido del desarrollo a las mismas. Esto es lo que se llama como dogma, puesto que son las determinaciones conciliares para que todo cristiano crea en lo que se ha establecido, puesto que no es una verdad nueva, sino que esa verdad impuesta en el dogma es algo que siempre existió y que por medio de la guía del Espíritu Santo podemos hoy tener más en claro el concepto del misterio de la doctrina de Dios revelada en Jesucristo. ¿Por qué puede explicarse una verdad de fe? Dios, en su esencia, es un ser infinito en toda sabiduría. Su sabiduría trasciende a nuestra mente; por lo tanto, podemos ni siquiera toda una vida nos alcanzaría para poder comprender de manera 100% plena todo lo que Dios ha revelado. Pero que no se puede comprender de éste modo no significa que lo que se ha revelado sea algo incierto, puesto que Dios, en su infinita misericordia, ni engaña ni nos quiere engañar; entonces, con lo que nos muestra nos basta para volver hacia el Padre.
Algunas personas afirman que los dogmas en la historia de la Iglesia no hicieron más que hacer caer a la doctrina cristiana. Este argumento no es sincero, debido a que leyendo cualquier libro de historia veremos cómo los dogmas fueron, además de una explicación más desarrollada de la Verdad revelada, también sirvieron para ir en contra de las herejías. Por ejemplo, podemos remontarnos al cuarto siglo, en el que un monje llamado Arrio quiso imponer dentro del cristianismo la postura de que Jesucristo no fue Dios sino un mero super hombre (pero al fin y al cabo hombre). Frente a esto, y a lo que ya se creía en la Iglesia desde siempre (Tradición viva), se llamó a la participación de alrededor de cuatroscientos obispos de la Iglesia al Concilio de Nicea 325 en el cual se trató el tema del "Arrianismo". Allí se dictaminó que Jesucristo tenía la doble naturalidad, tanto humana como divina; y el que no crea en esto, sea anatema. Es lógico que existe un tema de explicación detallada, suma y precisa en esta determinación conciliar, en los cuales se puede apreciar en el link que se encuentra un par de renglones debajos a estas líneas. Este Concilio de Nicea, al igual en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), se puede afirmar con todas las luces que esa determinación de que Jesucristo es Dios fue dictaminado por el Espíritu Santo. En consecuencia, una resolucion conciliar también es Palabra de Dios.
De igual manera sucedió cuando se establecieron las Sagradas Escrituras a seguir, bajo la influencia de lo que ya se creía y predicaba en la Iglesia (Tradición viva), y que fueron determinadas por los Concilios de Cártago e Hipona, en primera instancia, a finales también del siglo IV. Entonces, la Tradición viva es esencial para que la Iglesia vaya creciendo coin el tiempo en la comprensión de la verdad revelada en las Escrituras; en efecto, la misma Tradición da a conocer a la Iglesia el canon de los libros sagrados y hace que los comprenda cada vez mejor y los mantenga siempre activos.
Los dogmas, por tanto, no son añadidos a la revelación cerrada ni mucho menos hicieron caer a la Iglesia, sino todo lo contrario; la Iglesia, para defenderse de las herejías explicó las verdades reveladas con más detalles e hizo que el Pueblo de Dios siga permaneciendo en la Iglesia fundada por Jesucristo (como vimos en el caso del arrianismo; y así sucesivamente a lo largo de la historia con miles de herejías fomentadas, a las cuales la Iglesia dio respuesta dogmáticas, explicando aún más esas verdades que han sido reveladas).
Concilios hubieron muchos a lo largo de la historia, y el buscar cada uno de sus determinaciones sería sinónimo de recorrer todas las bibliotecas del mundo y encima traducirlas, en casi todos los casos, del latín a la lengua vernácula. Sin embargo, un hombre llamdo Enrique Denzinger se tomó el trabajo de juntar todos los escritos del Magisterio de la Iglesia, desde el primero hasta el último. Si quieren saber qué es lo que dijo la Iglesia a lo largo de los siglos, pues aquí dejo el PDF con todas esas determinaciones mencionadas anteriormente. De todas maneras hay que recordar que no tan solo es cuestión de leer, sino que también debe profundizarse en estos desarrollos cuidadosamente planteados.
"Nos ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros", frase que nuevamente vuelve a repetirse aquí:
http://www.documentacatholicaomnia.eu/03d/1954-1954,_Denzinger,_Enchiridion_Symbolorum,_ES.pdf
Para finalizar con éste escrito, bien me parece citar las siguientes palabras del Cardenal Newman (ex-anglicano converso al catolicismo):
"Tal y como yo lo veo, diez mil dificultades no hacen una sola duda".
Se pueden tener muchísimas preguntas acerca de la doctrina, pero el que no entendamos no significa que haya que poner en duda una proposición de la Iglesia, porque la aceptación de las verdades reveladas no se elijen, no se seleccionan las que gusten y las que no dejarlas de lado, ni siquiera se concluyen según nuestro parecer (2 Pe 1,20; 3,15-16) -sea de la lectura de la Biblia, sentido común, ni por más estudios que realicemos. Más bien las verdades de fe se las recibe. Por lo tanto, si alguien tiene una dificultad, no haga un prejucio (caso contrario, desenvocaríamos en una lectura de las Sagradas Escrituras de manera arbitraria, y en ese caso, por más imparcial y sincero que se trate de ser, se entraría en un error de interpretación de la doctrina, porque se partiría -la lectura bíblica, por ejemplo- desde un punto de partida ya falso, con una inclinación hacia algo, y el hecho de tener una inclinación hacia algo las personas son expertas en buscarle los "peros" a todas las cosas); más bien, pregúntele a la Iglesia qué es lo que dice al respecto.
Que el Señor les ilumine.