Hola Raúl. Gracias por tu respuesta. Sin duda, instructiva.
En ciertos casos y asuntos, discernir entre lo falso y lo verdadero es sencillo, pero estábamos hablando de este contexto:
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
Entiendo por "secta" todo aquello donde Dios no es la cabeza. Esa es la delgada línea roja a la que hacía referencia, y la que separa la "secta" de la "iglesia" es tan delgada que la Escritura no basta para discernirla y la diligencia tampoco. Prueba de ello es que las "sectas" utilizan a ambos para justificar sus
sectarismos, y engañan a muchos.
Cierto que las Escrituras con el amparo del Espíritu pueden ayudar a distinguir lo verdadero de lo falso, pero no me refería a eso, sino al discernimiento entre "iglesia" y "no iglesia". No hablamos de comportamientos directamente enfrentados a la Escritura (judaizantes, feminismo, homosexualismo, etc.), sino de aquello citado:
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
La Escritura traza una línea fina, tal que sólo en el Juicio la separación/división será obvia, que es cuando "la cizaña se separará del trigo." Tenemos también otra escritura que habla de un "discernimiento de espíritus" al que sólo tienen acceso algunos (no todos):
A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. (1 Cor 12:10-11)
Estamos de acuerdo en que la Escritura anima a discernir bien del mal por "el uso" (Heb 5:14), pero yo no hablaba de la fuerza de la costumbre, sino de lo otro.
Es decir, hablaba de aquello de lo que habla Edwards en su libro "Perfil de Tres Monarcas" ("A Tale of Three Kings"), cuando contrasta David, Saúl y Absalom. Hay cosas que sólo Dios sabe, y aquellos a quienes Él se lo desvela.
Sólo un pensamiento, que creo no he explicado demasiado bien... así que espero tus pensamientos.
Con Amor,
Ibero
