¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

3 Marzo 2003
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Ultimo artículo de Pablo Blanco en www.jeitoledo.com

¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Dicen que una de las mejores definiciones de un tonto ó de un necio, si se prefiere este apelativo más común en nuestras versiones bíblicas, es el de “uno al que le señalas la luna con el dedo y se queda mirando al dedo”. Y aquí ya podría dar por terminado mi artículo que estoy seguro que todos los lectores de nuestra web, que son gente inteligente, con esta breve indicación les bastaría para zanjar la cuestión. Pero como basta con echar un vistazo a este asunto a lo largo de los siglos de la historia cristiana para que se demuestre que igual que “no es de todos la fe” (2Ts. 3:2), tampoco es todos la sabiduría y la inteligencia espiritual (Col 1:9).

Durante un buen número de siglos, y en casi todas las corrientes del entorno cristiano, el número y la calidad de los necios que en esta cuestión y otras semejantes se han quedado mirando al dedo, es decir, que encallaron en cuestiones de fechas, en lugar de mirar a lo que las fechas apuntaban es para record Guinness. A muchos les alcanzó el día cuando ya no había luna que mirar, pero ellos seguían erre que erre empeñados en la cuestión del dedo, y buscando a otros necios para disputar y enzarzarse con ellos sobre si el más apropiado para señalar a la luna era el índice ó el meñique.

Jesús ordenó a sus discípulos que fuesen testigos de su mensaje y obra hasta el fin de la tierra (Hch. 1:8). Es decir para declarar y anunciar que el Hijo de Dios, el Verbo, se había manifestado en carne (Jn. 1:14), naciendo de mujer (Gal. 4:4), para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), como una expresión sublime del amor de Dios hacia los hombres que consistió en que su único Hijo derramase su sangre en rescate de muchos (Heb. 11:35). Es decir de aquellos que se arrepienten de sus caminos y son justificados y reconciliados con Dios, por medio de la fe en el Redentor, Jesucristo, y en su obra redentora (Rom. 5:1). En este testimonio y mensaje se resume el ministerio de la reconciliación, también llamado del evangelio de la gracia de Dios.

El Señor estableció que para el propósito de recordar su manifestación en carne y su sacrificio, sus seguidores, aquellos que habían creído en él y en su mensaje, debían reunirse tantas veces como pudiesen para un sencillo acto de comunión y recuerdo, en el que compartieran una pieza de pan y un poco de vino. Este singular acto compendiaba el anuncio de su muerte y resurrección, y a la vez que Dios ofrece al hombre un nuevo pacto establecido sobre la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz (1Cor. 11:24-26).

Ahora bien, sin dejar de celebrar ni en menoscabo de este explícito mandamiento destinado a ser llevado a cabo por los creyentes en forma comunitaria, los apóstoles y primeros seguidores de Jesús también empleaban otros recursos para el propósito de acercar el mensaje a todos los hombres. Discursos públicos (Hch. 2:14; 17:22), entrevistas personales (Hch. 8:27-39; 16:30,31), declaraciones judiciales (Hch. 25:23 y ss), en las casas (Hch. 2:46), en la calle, en cárceles (Hch. 16:25), en escuelas (Hch. 19:9)en el Templo (Hch. 5:42), en sinagogas judías (Hch. 13:5) ó en templos paganos (Hch. 17:23), en sábado (Hch. 17:2), en domingo (Hch. 20:7), en cualquier otro día (Hch. 19:9), de día ó de noche (Hch. 20:7), con cánticos (Hch. 16:25) ó con discursos, el evangelio se predicaba y extendía por todos los pueblos y ciudades con multiforme expresión y presentación. En divulgarlo y alcanzar a las personas para el Reino de Dios consistía y consiste el meollo de la cuestión.

De la misma manera que Dios habló a los hombres por medio de profetas de distintas formas (Heb. 1:1), y ahora nos confío a nosotros (2 Co. 5:19) esa responsabilidad, no estableció un estricto manual de operaciones que deba ser seguido al pié de la letra en cuanto a formas, porque el propósito es que dentro de la dignidad y reverencia que tanto Dios como el mensaje mereces, tratemos de que ser colaboradores en la consecución de la voluntad de Dios, en cuanto a que no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2Pe. 3:9).

Ahora volvamos a la cuestión de la celebración de la Navidad. Es decir, de una fiesta que conmemora y proclama que Cristo Jesús vino a este mundo en carne y sangre, declaración que constituye una de las verdades esenciales del mensaje del evangelio. Y celebrar esta verdad una vez al año haciendo una fiesta en la que sean sus principales características hablar del regalo que Dios hizo a los hombres recordando los episodios más significativos del evento para divulgar el relato del prodigio de Dios según hemos recibido de los evangelistas. Sentir y compartir este recuerdo con alegría en los corazones, con sentimientos de paz y buena voluntad, alabando a Dios y proclamando el evangelio, solo puede molestar a quienes no creen, a quienes solo buscan contiendas por cualquier razón ó a quienes siguen a sectas que quieren buscar elementos diferentes de la virtud para distinguirse.

En España hay un buen número de enemigos de la cruz de Cristo en la sociedad con influencia en Ayuntamientos, en la política y en muchos departamentos de las administraciones del gobierno deseando erradicar la Navidad. Con la excusa de un falso laicismo (que en el orden correcto significaría neutralidad) no pueden ocultar que lo que realmente les molesta es la fe cristiana y Jesucristo, así como todo lo que tiene que ver con él. Así que en muchos lugares de España, incluso en colegios e institutos, personas con estas intenciones se oponen a la celebración de la Navidad, a la vez que promueven sin el menor reparo fiestas paganas como el Halloween ó el Carnaval, o fiestas religiosas como el Ramadán islámico, con el propósito de molestar y provocar a los cristianos. Y es una pena que en ocasión algunos de estos sean sus cómplices para el mal.

Ahora, para los que se han quedado mirando al dedo, voy a dedicar unas líneas también a sus peregrinos argumentos:

1) “Jesús no nació el 25 de Diciembre”.- Yo creo que esa es una información que debieran saber absolutamente todos los cristianos, ó bien poco saben del señor Jesucristo. La Navidad no es el “cumpleaños” de Jesús, sino la conmemoración de su nacimiento, para lo cual es tan válido ese día como otro cualquiera.

2) “En el 25 de Diciembre se celebraba una antigua fiesta pagana”.- Si no pudiésemos celebrar una fiesta los cristianos en un día en que los paganos celebraron fiestas ó cometieron maldades, no las celebraríamos nunca, pues desde que el pecado entró en el mundo ya no existió día alguno en que el pecado estuviera ausente, ni en el que los malos y paganos no celebrasen actos que ofenden a Dios.

3) “La Navidad tiene que ser todos los días”. - Muy bien, pues entonces justamente no se puede excluir el 25 de Diciembre como algunos pretenden.

4) “La fiesta de la Navidad es puro consumismo”(1).- El consumismo es algo que está en el corazón de los consumidores. El consumo navideño solo es un pretexto. El “consumista”, malgasta en las rebajas de enero, de verano, de primavera, en fin de año, en carnaval, en vacaciones, sin que una fiesta ó una celebración como la Navidad sea más allá que una excusa. Cualquier razón ó sinrazón le vale al consumista para consumir desaforadamente incluso más allá de su capacidad económica. ¿Alguien piensa que si no se celebrara la Navidad, las personas dejarían de consumir? Evidentemente no. Pero el creyente que tiene entre sus mandamientos el vivir y ser sobrio, también tiene una oportunidad en estas fechas para convertirse en un referente de la ética cristiana, lo cual es otra forma de testimonio que conduce al mismo fin.

5) “Es que los cristianos decoran sus casas con símbolos paganos como los árboles de Navidad”.- Voy a introducir aquí un ejemplo comparativo con los alimentos. Los judíos se abstenían conforme a la ley mosáica de ciertos alimentos (no voy a entrar a profundizar en este tema) que sin embargo comían los paganos. Pues vino Jesús y en “su ley” “declaró limpios todos los alimentos” (Mr. 7:19), trasladando su efecto a la conciencia personal de cada uno (Ro. 14:14).

Desde luego el que es débil y en su conciencia ve en el árbol de Navidad un elemento idolátrico, no lo debe poner. Pero los que somos maduros en el conocimiento de la voluntad de Dios debemos colaborar con paciencia para que los inmaduros adquieran la madurez necesaria para entender que si suprimiéramos de la vida de los creyentes todo lo que los paganos usan ó han usado, tendríamos que ser sacados de este mundo, cosa que no pidió nuestro Señor, sino solo que fuésemos apartados del mal (Jn. 17:15).

Y es que, claro, los paganos, por ejemplo, comen de todo, así que nosotros para no hacer lo mismo que hacen ellos, no podríamos comer de nada. Los paganos corren, así que nosotros tendríamos que estar sentados, pero como ellos se sientan, tendríamos que levantarnos; si ellos cantan, nosotros no cantamos; pero como los hay que también callan… y así entraríamos en un círculo esquizofrénico.

El apóstol Pablo, quien tuvo que bregar continuamente contra los mal llamados legalistas, porque debieran ser llamados propiamente “fariseístas” (Mt. 23:24), que andaban de aquellas dale que dale con la cuestión de imponer normas y prohibir determinados alimentos a los cristianos, concluyó: 1Co 10:25,26 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. 1Ti 4:4 “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. Trasladada esta cuestión al árbol de Navidad, sepamos que es tan bueno y limpio para celebrar al Señor como cualquier otro adorno de propósito semejante, ó ¿acaso el Señor Jesús rechazó “a los que –a su paso- tendían sus mantos y cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mr. 11:9), por la razón de que lo mismo hacían los paganos con sus monarcas? ¿Es que a los que critican el árbol de Navidad no se les ocurre pensar que Jesús no tuvo reparo alguno en utilizar el vino, como símbolo de su sangre, a pesar de que el vino formaba parte desde bien antiguo de las celebraciones de los paganos a sus ídolos, y que hasta tenía su dios entre los griegos romanos, que era Baco, y sus fiestas eran llamadas Bacanales?

Y es que, ya también San Pablo decía: Tit 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.


Pablo Blanco
Navidad 2010

(1) El tema del consumismo es mucho más complejo para ser despachado con una frase simplista. Por un lado existe un consumismo compulsivo, que es una enfermedad que nada tiene que ver con fiestas determinadas. Hay un consumismo de origen moral por el que las personas se llenan de cosas materiales, en un ciclo de permanente insatisfacción para escapar de los vacios espirituales y existenciales en que viven. También hay un consumismo de productos inútiles, innecesarios y vanos, pero que es producto de la vaciedad moral y de valores incapaces de discriminar lo bueno de lo malo, fomentado por técnicas comerciales insanas. Pero el consumismo es también el motor económico de una sociedad que produce bienes y servicios con los que se genera una actividad económica que proporciona los recursos económicos para cubrir muchas atenciones de carácter. Como se ve, esto tiene suficiente materia para un debate monográfico.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Excelente tu articulo PabloBlanco, totalmente de acuerdo contigo.
Permitime añadir un 7mo punto:

7)Los Apostoles nunca celebraron la Navidad.
Este argumento tendria que cambiarse por: nunca fue mencionado y aun asi en nada tendria que ver con anular la celebracion del nacimiento de nuestro Señor.
En primer lugar, porque en ningun momento nos fue dado como mandamiento, es decir ningun cristiano recibe el comando explicito de observar o festejar el nacimiento de Cristo.
En segundo lugar tambien es ampliamente evidente que la iglesia primitiva con lo primero que se enfrento fue con terribles persecuciones y muerte, recordemos a Esteban y como el dia de su muerte se levanto una gran persecucion.
Es claro que la situacion de la iglesia era pagar el hermoso precio de sufrir tribulaciones por causa del nombre de nuestro Señor, asi que las celebraciones y tiempo de paz vendrian mas tarde.

Nosotros ( y aqui dependiendo el pais) tenemos el gran provelegio de la libertad de mostrar nuestro gozo en estas fechas ( o en cualqueir otra fecha, hermanos por favor no vivan atados a los que satanas y sus seguidores hicieron en el pasado), de que Cristo un dia vino y con El la Luz, que por su bendita gracia nos alcanzo.

Si los alngeles cantaron aquel dia glorioso, cuanto mas nosotros sus humildes siervos le alebaremos !!!

Saludos en el amor del Señor
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

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¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Dicen que una de las mejores definiciones de un tonto ó de un necio, si se prefiere este apelativo más común en nuestras versiones bíblicas, es el de “uno al que le señalas la luna con el dedo y se queda mirando al dedo”. Y aquí ya podría dar por terminado mi artículo que estoy seguro que todos los lectores de nuestra web, que son gente inteligente, con esta breve indicación les bastaría para zanjar la cuestión. Pero como basta con echar un vistazo a este asunto a lo largo de los siglos de la historia cristiana para que se demuestre que igual que “no es de todos la fe” (2Ts. 3:2), tampoco es todos la sabiduría y la inteligencia espiritual (Col 1:9).

Durante un buen número de siglos, y en casi todas las corrientes del entorno cristiano, el número y la calidad de los necios que en esta cuestión y otras semejantes se han quedado mirando al dedo, es decir, que encallaron en cuestiones de fechas, en lugar de mirar a lo que las fechas apuntaban es para record Guinness. A muchos les alcanzó el día cuando ya no había luna que mirar, pero ellos seguían erre que erre empeñados en la cuestión del dedo, y buscando a otros necios para disputar y enzarzarse con ellos sobre si el más apropiado para señalar a la luna era el índice ó el meñique.

Jesús ordenó a sus discípulos que fuesen testigos de su mensaje y obra hasta el fin de la tierra (Hch. 1:8). Es decir para declarar y anunciar que el Hijo de Dios, el Verbo, se había manifestado en carne (Jn. 1:14), naciendo de mujer (Gal. 4:4), para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), como una expresión sublime del amor de Dios hacia los hombres que consistió en que su único Hijo derramase su sangre en rescate de muchos (Heb. 11:35). Es decir de aquellos que se arrepienten de sus caminos y son justificados y reconciliados con Dios, por medio de la fe en el Redentor, Jesucristo, y en su obra redentora (Rom. 5:1). En este testimonio y mensaje se resume el ministerio de la reconciliación, también llamado del evangelio de la gracia de Dios.

El Señor estableció que para el propósito de recordar su manifestación en carne y su sacrificio, sus seguidores, aquellos que habían creído en él y en su mensaje, debían reunirse tantas veces como pudiesen para un sencillo acto de comunión y recuerdo, en el que compartieran una pieza de pan y un poco de vino. Este singular acto compendiaba el anuncio de su muerte y resurrección, y a la vez que Dios ofrece al hombre un nuevo pacto establecido sobre la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz (1Cor. 11:24-26).

Ahora bien, sin dejar de celebrar ni en menoscabo de este explícito mandamiento destinado a ser llevado a cabo por los creyentes en forma comunitaria, los apóstoles y primeros seguidores de Jesús también empleaban otros recursos para el propósito de acercar el mensaje a todos los hombres. Discursos públicos (Hch. 2:14; 17:22), entrevistas personales (Hch. 8:27-39; 16:30,31), declaraciones judiciales (Hch. 25:23 y ss), en las casas (Hch. 2:46), en la calle, en cárceles (Hch. 16:25), en escuelas (Hch. 19:9)en el Templo (Hch. 5:42), en sinagogas judías (Hch. 13:5) ó en templos paganos (Hch. 17:23), en sábado (Hch. 17:2), en domingo (Hch. 20:7), en cualquier otro día (Hch. 19:9), de día ó de noche (Hch. 20:7), con cánticos (Hch. 16:25) ó con discursos, el evangelio se predicaba y extendía por todos los pueblos y ciudades con multiforme expresión y presentación. En divulgarlo y alcanzar a las personas para el Reino de Dios consistía y consiste el meollo de la cuestión.

De la misma manera que Dios habló a los hombres por medio de profetas de distintas formas (Heb. 1:1), y ahora nos confío a nosotros (2 Co. 5:19) esa responsabilidad, no estableció un estricto manual de operaciones que deba ser seguido al pié de la letra en cuanto a formas, porque el propósito es que dentro de la dignidad y reverencia que tanto Dios como el mensaje mereces, tratemos de que ser colaboradores en la consecución de la voluntad de Dios, en cuanto a que no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2Pe. 3:9).

Ahora volvamos a la cuestión de la celebración de la Navidad. Es decir, de una fiesta que conmemora y proclama que Cristo Jesús vino a este mundo en carne y sangre, declaración que constituye una de las verdades esenciales del mensaje del evangelio. Y celebrar esta verdad una vez al año haciendo una fiesta en la que sean sus principales características hablar del regalo que Dios hizo a los hombres recordando los episodios más significativos del evento para divulgar el relato del prodigio de Dios según hemos recibido de los evangelistas. Sentir y compartir este recuerdo con alegría en los corazones, con sentimientos de paz y buena voluntad, alabando a Dios y proclamando el evangelio, solo puede molestar a quienes no creen, a quienes solo buscan contiendas por cualquier razón ó a quienes siguen a sectas que quieren buscar elementos diferentes de la virtud para distinguirse.

En España hay un buen número de enemigos de la cruz de Cristo en la sociedad con influencia en Ayuntamientos, en la política y en muchos departamentos de las administraciones del gobierno deseando erradicar la Navidad. Con la excusa de un falso laicismo (que en el orden correcto significaría neutralidad) no pueden ocultar que lo que realmente les molesta es la fe cristiana y Jesucristo, así como todo lo que tiene que ver con él. Así que en muchos lugares de España, incluso en colegios e institutos, personas con estas intenciones se oponen a la celebración de la Navidad, a la vez que promueven sin el menor reparo fiestas paganas como el Halloween ó el Carnaval, o fiestas religiosas como el Ramadán islámico, con el propósito de molestar y provocar a los cristianos. Y es una pena que en ocasión algunos de estos sean sus cómplices para el mal.

Ahora, para los que se han quedado mirando al dedo, voy a dedicar unas líneas también a sus peregrinos argumentos:

1) “Jesús no nació el 25 de Diciembre”.- Yo creo que esa es una información que debieran saber absolutamente todos los cristianos, ó bien poco saben del señor Jesucristo. La Navidad no es el “cumpleaños” de Jesús, sino la conmemoración de su nacimiento, para lo cual es tan válido ese día como otro cualquiera.

2) “En el 25 de Diciembre se celebraba una antigua fiesta pagana”.- Si no pudiésemos celebrar una fiesta los cristianos en un día en que los paganos celebraron fiestas ó cometieron maldades, no las celebraríamos nunca, pues desde que el pecado entró en el mundo ya no existió día alguno en que el pecado estuviera ausente, ni en el que los malos y paganos no celebrasen actos que ofenden a Dios.

3) “La Navidad tiene que ser todos los días”. - Muy bien, pues entonces justamente no se puede excluir el 25 de Diciembre como algunos pretenden.

4) “La fiesta de la Navidad es puro consumismo”(1).- El consumismo es algo que está en el corazón de los consumidores. El consumo navideño solo es un pretexto. El “consumista”, malgasta en las rebajas de enero, de verano, de primavera, en fin de año, en carnaval, en vacaciones, sin que una fiesta ó una celebración como la Navidad sea más allá que una excusa. Cualquier razón ó sinrazón le vale al consumista para consumir desaforadamente incluso más allá de su capacidad económica. ¿Alguien piensa que si no se celebrara la Navidad, las personas dejarían de consumir? Evidentemente no. Pero el creyente que tiene entre sus mandamientos el vivir y ser sobrio, también tiene una oportunidad en estas fechas para convertirse en un referente de la ética cristiana, lo cual es otra forma de testimonio que conduce al mismo fin.

5) “Es que los cristianos decoran sus casas con símbolos paganos como los árboles de Navidad”.- Voy a introducir aquí un ejemplo comparativo con los alimentos. Los judíos se abstenían conforme a la ley mosáica de ciertos alimentos (no voy a entrar a profundizar en este tema) que sin embargo comían los paganos. Pues vino Jesús y en “su ley” “declaró limpios todos los alimentos” (Mr. 7:19), trasladando su efecto a la conciencia personal de cada uno (Ro. 14:14).

Desde luego el que es débil y en su conciencia ve en el árbol de Navidad un elemento idolátrico, no lo debe poner. Pero los que somos maduros en el conocimiento de la voluntad de Dios debemos colaborar con paciencia para que los inmaduros adquieran la madurez necesaria para entender que si suprimiéramos de la vida de los creyentes todo lo que los paganos usan ó han usado, tendríamos que ser sacados de este mundo, cosa que no pidió nuestro Señor, sino solo que fuésemos apartados del mal (Jn. 17:15).

Y es que, claro, los paganos, por ejemplo, comen de todo, así que nosotros para no hacer lo mismo que hacen ellos, no podríamos comer de nada. Los paganos corren, así que nosotros tendríamos que estar sentados, pero como ellos se sientan, tendríamos que levantarnos; si ellos cantan, nosotros no cantamos; pero como los hay que también callan… y así entraríamos en un círculo esquizofrénico.

El apóstol Pablo, quien tuvo que bregar continuamente contra los mal llamados legalistas, porque debieran ser llamados propiamente “fariseístas” (Mt. 23:24), que andaban de aquellas dale que dale con la cuestión de imponer normas y prohibir determinados alimentos a los cristianos, concluyó: 1Co 10:25,26 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. 1Ti 4:4 “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. Trasladada esta cuestión al árbol de Navidad, sepamos que es tan bueno y limpio para celebrar al Señor como cualquier otro adorno de propósito semejante, ó ¿acaso el Señor Jesús rechazó “a los que –a su paso- tendían sus mantos y cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mr. 11:9), por la razón de que lo mismo hacían los paganos con sus monarcas? ¿Es que a los que critican el árbol de Navidad no se les ocurre pensar que Jesús no tuvo reparo alguno en utilizar el vino, como símbolo de su sangre, a pesar de que el vino formaba parte desde bien antiguo de las celebraciones de los paganos a sus ídolos, y que hasta tenía su dios entre los griegos romanos, que era Baco, y sus fiestas eran llamadas Bacanales?

Y es que, ya también San Pablo decía: Tit 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.


Pablo Blanco
Navidad 2010

(1) El tema del consumismo es mucho más complejo para ser despachado con una frase simplista. Por un lado existe un consumismo compulsivo, que es una enfermedad que nada tiene que ver con fiestas determinadas. Hay un consumismo de origen moral por el que las personas se llenan de cosas materiales, en un ciclo de permanente insatisfacción para escapar de los vacios espirituales y existenciales en que viven. También hay un consumismo de productos inútiles, innecesarios y vanos, pero que es producto de la vaciedad moral y de valores incapaces de discriminar lo bueno de lo malo, fomentado por técnicas comerciales insanas. Pero el consumismo es también el motor económico de una sociedad que produce bienes y servicios con los que se genera una actividad económica que proporciona los recursos económicos para cubrir muchas atenciones de carácter. Como se ve, esto tiene suficiente materia para un debate monográfico.

Pon el arbolito de navidad en septiembre y feliz año 2015. . .
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

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¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Dicen que una de las mejores definiciones de un tonto ó de un necio, si se prefiere este apelativo más común en nuestras versiones bíblicas, es el de “uno al que le señalas la luna con el dedo y se queda mirando al dedo”. Y aquí ya podría dar por terminado mi artículo que estoy seguro que todos los lectores de nuestra web, que son gente inteligente, con esta breve indicación les bastaría para zanjar la cuestión. Pero como basta con echar un vistazo a este asunto a lo largo de los siglos de la historia cristiana para que se demuestre que igual que “no es de todos la fe” (2Ts. 3:2), tampoco es todos la sabiduría y la inteligencia espiritual (Col 1:9).

Durante un buen número de siglos, y en casi todas las corrientes del entorno cristiano, el número y la calidad de los necios que en esta cuestión y otras semejantes se han quedado mirando al dedo, es decir, que encallaron en cuestiones de fechas, en lugar de mirar a lo que las fechas apuntaban es para record Guinness. A muchos les alcanzó el día cuando ya no había luna que mirar, pero ellos seguían erre que erre empeñados en la cuestión del dedo, y buscando a otros necios para disputar y enzarzarse con ellos sobre si el más apropiado para señalar a la luna era el índice ó el meñique.

Jesús ordenó a sus discípulos que fuesen testigos de su mensaje y obra hasta el fin de la tierra (Hch. 1:8). Es decir para declarar y anunciar que el Hijo de Dios, el Verbo, se había manifestado en carne (Jn. 1:14), naciendo de mujer (Gal. 4:4), para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), como una expresión sublime del amor de Dios hacia los hombres que consistió en que su único Hijo derramase su sangre en rescate de muchos (Heb. 11:35). Es decir de aquellos que se arrepienten de sus caminos y son justificados y reconciliados con Dios, por medio de la fe en el Redentor, Jesucristo, y en su obra redentora (Rom. 5:1). En este testimonio y mensaje se resume el ministerio de la reconciliación, también llamado del evangelio de la gracia de Dios.

El Señor estableció que para el propósito de recordar su manifestación en carne y su sacrificio, sus seguidores, aquellos que habían creído en él y en su mensaje, debían reunirse tantas veces como pudiesen para un sencillo acto de comunión y recuerdo, en el que compartieran una pieza de pan y un poco de vino. Este singular acto compendiaba el anuncio de su muerte y resurrección, y a la vez que Dios ofrece al hombre un nuevo pacto establecido sobre la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz (1Cor. 11:24-26).

Ahora bien, sin dejar de celebrar ni en menoscabo de este explícito mandamiento destinado a ser llevado a cabo por los creyentes en forma comunitaria, los apóstoles y primeros seguidores de Jesús también empleaban otros recursos para el propósito de acercar el mensaje a todos los hombres. Discursos públicos (Hch. 2:14; 17:22), entrevistas personales (Hch. 8:27-39; 16:30,31), declaraciones judiciales (Hch. 25:23 y ss), en las casas (Hch. 2:46), en la calle, en cárceles (Hch. 16:25), en escuelas (Hch. 19:9)en el Templo (Hch. 5:42), en sinagogas judías (Hch. 13:5) ó en templos paganos (Hch. 17:23), en sábado (Hch. 17:2), en domingo (Hch. 20:7), en cualquier otro día (Hch. 19:9), de día ó de noche (Hch. 20:7), con cánticos (Hch. 16:25) ó con discursos, el evangelio se predicaba y extendía por todos los pueblos y ciudades con multiforme expresión y presentación. En divulgarlo y alcanzar a las personas para el Reino de Dios consistía y consiste el meollo de la cuestión.

De la misma manera que Dios habló a los hombres por medio de profetas de distintas formas (Heb. 1:1), y ahora nos confío a nosotros (2 Co. 5:19) esa responsabilidad, no estableció un estricto manual de operaciones que deba ser seguido al pié de la letra en cuanto a formas, porque el propósito es que dentro de la dignidad y reverencia que tanto Dios como el mensaje mereces, tratemos de que ser colaboradores en la consecución de la voluntad de Dios, en cuanto a que no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2Pe. 3:9).

Ahora volvamos a la cuestión de la celebración de la Navidad. Es decir, de una fiesta que conmemora y proclama que Cristo Jesús vino a este mundo en carne y sangre, declaración que constituye una de las verdades esenciales del mensaje del evangelio. Y celebrar esta verdad una vez al año haciendo una fiesta en la que sean sus principales características hablar del regalo que Dios hizo a los hombres recordando los episodios más significativos del evento para divulgar el relato del prodigio de Dios según hemos recibido de los evangelistas. Sentir y compartir este recuerdo con alegría en los corazones, con sentimientos de paz y buena voluntad, alabando a Dios y proclamando el evangelio, solo puede molestar a quienes no creen, a quienes solo buscan contiendas por cualquier razón ó a quienes siguen a sectas que quieren buscar elementos diferentes de la virtud para distinguirse.

En España hay un buen número de enemigos de la cruz de Cristo en la sociedad con influencia en Ayuntamientos, en la política y en muchos departamentos de las administraciones del gobierno deseando erradicar la Navidad. Con la excusa de un falso laicismo (que en el orden correcto significaría neutralidad) no pueden ocultar que lo que realmente les molesta es la fe cristiana y Jesucristo, así como todo lo que tiene que ver con él. Así que en muchos lugares de España, incluso en colegios e institutos, personas con estas intenciones se oponen a la celebración de la Navidad, a la vez que promueven sin el menor reparo fiestas paganas como el Halloween ó el Carnaval, o fiestas religiosas como el Ramadán islámico, con el propósito de molestar y provocar a los cristianos. Y es una pena que en ocasión algunos de estos sean sus cómplices para el mal.

Ahora, para los que se han quedado mirando al dedo, voy a dedicar unas líneas también a sus peregrinos argumentos:

1) “Jesús no nació el 25 de Diciembre”.- Yo creo que esa es una información que debieran saber absolutamente todos los cristianos, ó bien poco saben del señor Jesucristo. La Navidad no es el “cumpleaños” de Jesús, sino la conmemoración de su nacimiento, para lo cual es tan válido ese día como otro cualquiera.

2) “En el 25 de Diciembre se celebraba una antigua fiesta pagana”.- Si no pudiésemos celebrar una fiesta los cristianos en un día en que los paganos celebraron fiestas ó cometieron maldades, no las celebraríamos nunca, pues desde que el pecado entró en el mundo ya no existió día alguno en que el pecado estuviera ausente, ni en el que los malos y paganos no celebrasen actos que ofenden a Dios.

3) “La Navidad tiene que ser todos los días”. - Muy bien, pues entonces justamente no se puede excluir el 25 de Diciembre como algunos pretenden.

4) “La fiesta de la Navidad es puro consumismo”(1).- El consumismo es algo que está en el corazón de los consumidores. El consumo navideño solo es un pretexto. El “consumista”, malgasta en las rebajas de enero, de verano, de primavera, en fin de año, en carnaval, en vacaciones, sin que una fiesta ó una celebración como la Navidad sea más allá que una excusa. Cualquier razón ó sinrazón le vale al consumista para consumir desaforadamente incluso más allá de su capacidad económica. ¿Alguien piensa que si no se celebrara la Navidad, las personas dejarían de consumir? Evidentemente no. Pero el creyente que tiene entre sus mandamientos el vivir y ser sobrio, también tiene una oportunidad en estas fechas para convertirse en un referente de la ética cristiana, lo cual es otra forma de testimonio que conduce al mismo fin.

5) “Es que los cristianos decoran sus casas con símbolos paganos como los árboles de Navidad”.- Voy a introducir aquí un ejemplo comparativo con los alimentos. Los judíos se abstenían conforme a la ley mosáica de ciertos alimentos (no voy a entrar a profundizar en este tema) que sin embargo comían los paganos. Pues vino Jesús y en “su ley” “declaró limpios todos los alimentos” (Mr. 7:19), trasladando su efecto a la conciencia personal de cada uno (Ro. 14:14).

Desde luego el que es débil y en su conciencia ve en el árbol de Navidad un elemento idolátrico, no lo debe poner. Pero los que somos maduros en el conocimiento de la voluntad de Dios debemos colaborar con paciencia para que los inmaduros adquieran la madurez necesaria para entender que si suprimiéramos de la vida de los creyentes todo lo que los paganos usan ó han usado, tendríamos que ser sacados de este mundo, cosa que no pidió nuestro Señor, sino solo que fuésemos apartados del mal (Jn. 17:15).

Y es que, claro, los paganos, por ejemplo, comen de todo, así que nosotros para no hacer lo mismo que hacen ellos, no podríamos comer de nada. Los paganos corren, así que nosotros tendríamos que estar sentados, pero como ellos se sientan, tendríamos que levantarnos; si ellos cantan, nosotros no cantamos; pero como los hay que también callan… y así entraríamos en un círculo esquizofrénico.

El apóstol Pablo, quien tuvo que bregar continuamente contra los mal llamados legalistas, porque debieran ser llamados propiamente “fariseístas” (Mt. 23:24), que andaban de aquellas dale que dale con la cuestión de imponer normas y prohibir determinados alimentos a los cristianos, concluyó: 1Co 10:25,26 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. 1Ti 4:4 “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. Trasladada esta cuestión al árbol de Navidad, sepamos que es tan bueno y limpio para celebrar al Señor como cualquier otro adorno de propósito semejante, ó ¿acaso el Señor Jesús rechazó “a los que –a su paso- tendían sus mantos y cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mr. 11:9), por la razón de que lo mismo hacían los paganos con sus monarcas? ¿Es que a los que critican el árbol de Navidad no se les ocurre pensar que Jesús no tuvo reparo alguno en utilizar el vino, como símbolo de su sangre, a pesar de que el vino formaba parte desde bien antiguo de las celebraciones de los paganos a sus ídolos, y que hasta tenía su dios entre los griegos romanos, que era Baco, y sus fiestas eran llamadas Bacanales?

Y es que, ya también San Pablo decía: Tit 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.


Pablo Blanco
Navidad 2010

(1) El tema del consumismo es mucho más complejo para ser despachado con una frase simplista. Por un lado existe un consumismo compulsivo, que es una enfermedad que nada tiene que ver con fiestas determinadas. Hay un consumismo de origen moral por el que las personas se llenan de cosas materiales, en un ciclo de permanente insatisfacción para escapar de los vacios espirituales y existenciales en que viven. También hay un consumismo de productos inútiles, innecesarios y vanos, pero que es producto de la vaciedad moral y de valores incapaces de discriminar lo bueno de lo malo, fomentado por técnicas comerciales insanas. Pero el consumismo es también el motor económico de una sociedad que produce bienes y servicios con los que se genera una actividad económica que proporciona los recursos económicos para cubrir muchas atenciones de carácter. Como se ve, esto tiene suficiente materia para un debate monográfico.

Más catecismo para fortalecer al defensor de la fiesta pagana con nombre cristiano.

Juan 4:23 "No obstante, la hora viene, y ahora es,en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren".

Siempre me recuerda a la excusa del fumador que mirando al dedo dice, "de algo hay que morir".
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

No, los cristianos por más de de 2 siglos ni sabían que era eso. Tertuliano amonestó a los cristianos que empezaron a celebrar fiestas paganas, entre las cuales estaba la Saturnalia, originadorea de la Navidad "ceistiana".

"Tertullian, On Idolatry 14, ANF III, p.70: "How . . . WICKED [énfasis mío] to celebrate them among brethren! . . . THE SATURNALIA [énfasis mío], and New Year and Midwinter's festivals and Matronalia, are frequented

Es una perversión celebrar la Navidad-

El origen de la Navidad que yo celebro la dio el advinimiento de nuestro Gran Dios y Señor Jesucristo.

De lo demas, dejame decirte que me tien muy sin cuidado.

Saludos en el Amor del Señor.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Sabatonico
Feliz Navidad
Tengo una amiga que es Adventista, se fue de nuestro pais hacia Gringolandia y le daba pena que en ningun lado se recordara el Nacimiento de Cristo, pues para recordar esta fecha tan especial en un pais extra#o se hizo un peque#o pesebre navide#o.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Claro es un día muy importante.

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Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Claro es un día muy importante.

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Feliz navidad 2011.
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Y los que no la pueden celebrar lastimo por ellos y su fanatismo religioso que le ciega el entendimiento de una noche tan especial de dar y compartir con los nuestros y gente humilde.


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Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Sí. Se debe celebrar el nacimiento de nuestro Señor el 25 de diciembre, pues ¿Qué culpa tenemos de que el mundo haya mundanizado nuestra celebración? Nosotro seguiremos celebrándola el día que elegimos. Que sea el mundo el que se vaya a celebrarla otro día si quiere. Primero Dios.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Ultimo artículo de Pablo Blanco en www.jeitoledo.com

¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Dicen que una de las mejores definiciones de un tonto ó de un necio, si se prefiere este apelativo más común en nuestras versiones bíblicas, es el de “uno al que le señalas la luna con el dedo y se queda mirando al dedo”. Y aquí ya podría dar por terminado mi artículo que estoy seguro que todos los lectores de nuestra web, que son gente inteligente, con esta breve indicación les bastaría para zanjar la cuestión. Pero como basta con echar un vistazo a este asunto a lo largo de los siglos de la historia cristiana para que se demuestre que igual que “no es de todos la fe” (2Ts. 3:2), tampoco es todos la sabiduría y la inteligencia espiritual (Col 1:9).

Durante un buen número de siglos, y en casi todas las corrientes del entorno cristiano, el número y la calidad de los necios que en esta cuestión y otras semejantes se han quedado mirando al dedo, es decir, que encallaron en cuestiones de fechas, en lugar de mirar a lo que las fechas apuntaban es para record Guinness. A muchos les alcanzó el día cuando ya no había luna que mirar, pero ellos seguían erre que erre empeñados en la cuestión del dedo, y buscando a otros necios para disputar y enzarzarse con ellos sobre si el más apropiado para señalar a la luna era el índice ó el meñique.

Jesús ordenó a sus discípulos que fuesen testigos de su mensaje y obra hasta el fin de la tierra (Hch. 1:8). Es decir para declarar y anunciar que el Hijo de Dios, el Verbo, se había manifestado en carne (Jn. 1:14), naciendo de mujer (Gal. 4:4), para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), como una expresión sublime del amor de Dios hacia los hombres que consistió en que su único Hijo derramase su sangre en rescate de muchos (Heb. 11:35). Es decir de aquellos que se arrepienten de sus caminos y son justificados y reconciliados con Dios, por medio de la fe en el Redentor, Jesucristo, y en su obra redentora (Rom. 5:1). En este testimonio y mensaje se resume el ministerio de la reconciliación, también llamado del evangelio de la gracia de Dios.

El Señor estableció que para el propósito de recordar su manifestación en carne y su sacrificio, sus seguidores, aquellos que habían creído en él y en su mensaje, debían reunirse tantas veces como pudiesen para un sencillo acto de comunión y recuerdo, en el que compartieran una pieza de pan y un poco de vino. Este singular acto compendiaba el anuncio de su muerte y resurrección, y a la vez que Dios ofrece al hombre un nuevo pacto establecido sobre la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz (1Cor. 11:24-26).

Ahora bien, sin dejar de celebrar ni en menoscabo de este explícito mandamiento destinado a ser llevado a cabo por los creyentes en forma comunitaria, los apóstoles y primeros seguidores de Jesús también empleaban otros recursos para el propósito de acercar el mensaje a todos los hombres. Discursos públicos (Hch. 2:14; 17:22), entrevistas personales (Hch. 8:27-39; 16:30,31), declaraciones judiciales (Hch. 25:23 y ss), en las casas (Hch. 2:46), en la calle, en cárceles (Hch. 16:25), en escuelas (Hch. 19:9)en el Templo (Hch. 5:42), en sinagogas judías (Hch. 13:5) ó en templos paganos (Hch. 17:23), en sábado (Hch. 17:2), en domingo (Hch. 20:7), en cualquier otro día (Hch. 19:9), de día ó de noche (Hch. 20:7), con cánticos (Hch. 16:25) ó con discursos, el evangelio se predicaba y extendía por todos los pueblos y ciudades con multiforme expresión y presentación. En divulgarlo y alcanzar a las personas para el Reino de Dios consistía y consiste el meollo de la cuestión.

De la misma manera que Dios habló a los hombres por medio de profetas de distintas formas (Heb. 1:1), y ahora nos confío a nosotros (2 Co. 5:19) esa responsabilidad, no estableció un estricto manual de operaciones que deba ser seguido al pié de la letra en cuanto a formas, porque el propósito es que dentro de la dignidad y reverencia que tanto Dios como el mensaje mereces, tratemos de que ser colaboradores en la consecución de la voluntad de Dios, en cuanto a que no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2Pe. 3:9).

Ahora volvamos a la cuestión de la celebración de la Navidad. Es decir, de una fiesta que conmemora y proclama que Cristo Jesús vino a este mundo en carne y sangre, declaración que constituye una de las verdades esenciales del mensaje del evangelio. Y celebrar esta verdad una vez al año haciendo una fiesta en la que sean sus principales características hablar del regalo que Dios hizo a los hombres recordando los episodios más significativos del evento para divulgar el relato del prodigio de Dios según hemos recibido de los evangelistas. Sentir y compartir este recuerdo con alegría en los corazones, con sentimientos de paz y buena voluntad, alabando a Dios y proclamando el evangelio, solo puede molestar a quienes no creen, a quienes solo buscan contiendas por cualquier razón ó a quienes siguen a sectas que quieren buscar elementos diferentes de la virtud para distinguirse.

En España hay un buen número de enemigos de la cruz de Cristo en la sociedad con influencia en Ayuntamientos, en la política y en muchos departamentos de las administraciones del gobierno deseando erradicar la Navidad. Con la excusa de un falso laicismo (que en el orden correcto significaría neutralidad) no pueden ocultar que lo que realmente les molesta es la fe cristiana y Jesucristo, así como todo lo que tiene que ver con él. Así que en muchos lugares de España, incluso en colegios e institutos, personas con estas intenciones se oponen a la celebración de la Navidad, a la vez que promueven sin el menor reparo fiestas paganas como el Halloween ó el Carnaval, o fiestas religiosas como el Ramadán islámico, con el propósito de molestar y provocar a los cristianos. Y es una pena que en ocasión algunos de estos sean sus cómplices para el mal.

Ahora, para los que se han quedado mirando al dedo, voy a dedicar unas líneas también a sus peregrinos argumentos:

1) “Jesús no nació el 25 de Diciembre”.- Yo creo que esa es una información que debieran saber absolutamente todos los cristianos, ó bien poco saben del señor Jesucristo. La Navidad no es el “cumpleaños” de Jesús, sino la conmemoración de su nacimiento, para lo cual es tan válido ese día como otro cualquiera.

2) “En el 25 de Diciembre se celebraba una antigua fiesta pagana”.- Si no pudiésemos celebrar una fiesta los cristianos en un día en que los paganos celebraron fiestas ó cometieron maldades, no las celebraríamos nunca, pues desde que el pecado entró en el mundo ya no existió día alguno en que el pecado estuviera ausente, ni en el que los malos y paganos no celebrasen actos que ofenden a Dios.

3) “La Navidad tiene que ser todos los días”. - Muy bien, pues entonces justamente no se puede excluir el 25 de Diciembre como algunos pretenden.

4) “La fiesta de la Navidad es puro consumismo”(1).- El consumismo es algo que está en el corazón de los consumidores. El consumo navideño solo es un pretexto. El “consumista”, malgasta en las rebajas de enero, de verano, de primavera, en fin de año, en carnaval, en vacaciones, sin que una fiesta ó una celebración como la Navidad sea más allá que una excusa. Cualquier razón ó sinrazón le vale al consumista para consumir desaforadamente incluso más allá de su capacidad económica. ¿Alguien piensa que si no se celebrara la Navidad, las personas dejarían de consumir? Evidentemente no. Pero el creyente que tiene entre sus mandamientos el vivir y ser sobrio, también tiene una oportunidad en estas fechas para convertirse en un referente de la ética cristiana, lo cual es otra forma de testimonio que conduce al mismo fin.

5) “Es que los cristianos decoran sus casas con símbolos paganos como los árboles de Navidad”.- Voy a introducir aquí un ejemplo comparativo con los alimentos. Los judíos se abstenían conforme a la ley mosáica de ciertos alimentos (no voy a entrar a profundizar en este tema) que sin embargo comían los paganos. Pues vino Jesús y en “su ley” “declaró limpios todos los alimentos” (Mr. 7:19), trasladando su efecto a la conciencia personal de cada uno (Ro. 14:14).

Desde luego el que es débil y en su conciencia ve en el árbol de Navidad un elemento idolátrico, no lo debe poner. Pero los que somos maduros en el conocimiento de la voluntad de Dios debemos colaborar con paciencia para que los inmaduros adquieran la madurez necesaria para entender que si suprimiéramos de la vida de los creyentes todo lo que los paganos usan ó han usado, tendríamos que ser sacados de este mundo, cosa que no pidió nuestro Señor, sino solo que fuésemos apartados del mal (Jn. 17:15).

Y es que, claro, los paganos, por ejemplo, comen de todo, así que nosotros para no hacer lo mismo que hacen ellos, no podríamos comer de nada. Los paganos corren, así que nosotros tendríamos que estar sentados, pero como ellos se sientan, tendríamos que levantarnos; si ellos cantan, nosotros no cantamos; pero como los hay que también callan… y así entraríamos en un círculo esquizofrénico.

El apóstol Pablo, quien tuvo que bregar continuamente contra los mal llamados legalistas, porque debieran ser llamados propiamente “fariseístas” (Mt. 23:24), que andaban de aquellas dale que dale con la cuestión de imponer normas y prohibir determinados alimentos a los cristianos, concluyó: 1Co 10:25,26 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. 1Ti 4:4 “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. Trasladada esta cuestión al árbol de Navidad, sepamos que es tan bueno y limpio para celebrar al Señor como cualquier otro adorno de propósito semejante, ó ¿acaso el Señor Jesús rechazó “a los que –a su paso- tendían sus mantos y cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mr. 11:9), por la razón de que lo mismo hacían los paganos con sus monarcas? ¿Es que a los que critican el árbol de Navidad no se les ocurre pensar que Jesús no tuvo reparo alguno en utilizar el vino, como símbolo de su sangre, a pesar de que el vino formaba parte desde bien antiguo de las celebraciones de los paganos a sus ídolos, y que hasta tenía su dios entre los griegos romanos, que era Baco, y sus fiestas eran llamadas Bacanales?

Y es que, ya también San Pablo decía: Tit 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.


Pablo Blanco
Navidad 2010

(1) El tema del consumismo es mucho más complejo para ser despachado con una frase simplista. Por un lado existe un consumismo compulsivo, que es una enfermedad que nada tiene que ver con fiestas determinadas. Hay un consumismo de origen moral por el que las personas se llenan de cosas materiales, en un ciclo de permanente insatisfacción para escapar de los vacios espirituales y existenciales en que viven. También hay un consumismo de productos inútiles, innecesarios y vanos, pero que es producto de la vaciedad moral y de valores incapaces de discriminar lo bueno de lo malo, fomentado por técnicas comerciales insanas. Pero el consumismo es también el motor económico de una sociedad que produce bienes y servicios con los que se genera una actividad económica que proporciona los recursos económicos para cubrir muchas atenciones de carácter. Como se ve, esto tiene suficiente materia para un debate monográfico.

Pablo Blanco, no es como se empieza sino como se acaba, usted empezó muy bien su discurso pero termino por estropearlo.
Quizás creyó que entrelazando temas su discurso cobraría más veracidad.

Quizás es la sencillez con la que yo veo las cosas, para mi celebrar el nacimiento de Cristo seria congregarse para leer las Escrituras recordando eso, el nacimiento de Cristo, todo lo demás sobra. (Árbol de navidad, cenas fuera de lo normal, santa claus, regalos, adornos, decoración, cestas de navidad, loterías, reyes magos).

Inclusive si nos paramos a buscar información sobre el tema, veremos que estas prácticas fueron añadidas a la celebración del nacimiento de Cristo a lo largo del tiempo.

Solo hace falta pararnos a observar como transcurre la navidad en un hogar NO CRISTIANO.

Deberíamos preguntarnos:

¿Por qué celebran los NO cristianos la navidad?

¿Que están celebrando una familia que NO es cristiana?

¿Están celebrando el nacimiento de Cristo?

Seguro que no celebran el nacimiento de Cristo, pero ahí los ves, sus fiestas son las mismas que las de un cristiano, se reúnen para la cena familiar, tienen un árbol adornado en sus hogares, se regalan objetos unos a otros, etc.

Ciertamente, ya todo es tradición y todo el mundo hace lo mismo, lo que me duele es que mezclen el nacimiento de Jesucristo con todas estas prácticas que nada tienen que ver con Cristo.

Ruego a todos que celebremos el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo de una forma sencilla, leyendo las Escrituras y recordando lo que hizo por nosotros, porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (2 Corintios 8:9).

Como puede apreciar Pablo Blanco, la fecha del nacimiento de Cristo o que sea una fiesta pagana es lo de menos.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Sí. Se debe celebrar el nacimiento de nuestro Señor el 25 de diciembre, pues ¿Qué culpa tenemos de que el mundo haya mundanizado nuestra celebración? Nosotro seguiremos celebrándola el día que elegimos. Que sea el mundo el que se vaya a celebrarla otro día si quiere. Primero Dios.

Quizás si tienen culpa, si celebraran el nacimiento de Cristo de una manera sencilla el mundo no podría imitarnos, una forma sencilla seria solamente congregarse para leer las Escrituras recordando el nacimiento de Cristo, dejando los regalos y todo eso al margen, pues eso es lo que les atrae a los mundanos.

En fin, ese es vuestro error.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Yo celebro el nacimiento del Salvador.PERO hubo un tiempo que no,y es que me habian metido cosas equivocadas en mi cabeza.LLegue al limite que me caia mal este tiempo navideno ,gracias a Dios hoy esa mala ensenansa ya quedo olvidada,y ahora celebro el nacimiento de mi senor Jesucristo, en la intimidad de mi hogar......' GRACIAS ' nota' sin "arbolito",y rodeado de mi familia explicandoles el acontecimiento con la BIBLIA
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Quizás si tienen culpa, si celebraran el nacimiento de Cristo de una manera sencilla el mundo no podría imitarnos, una forma sencilla seria solamente congregarse para leer las Escrituras recordando el nacimiento de Cristo, dejando los regalos y todo eso al margen, pues eso es lo que les atrae a los mundanos.

En fin, ese es vuestro error.

Yo no creo que haya que censurar la alegría ni el sentimiento de fiesta que nos inspira un acontecimiento tan bello y profundo, como que Cristo nació.

Pero estoy de acuerdo contigo, somos los creyentes los que debemos dar ejemplo al mundo de que Cristo nos ha cambiado y de que estamos llenos del amor de Dios. Por eso debemos moderar nuestras actuaciones e intentar vivir siempre dando el primer lugar a Dios. Depositar nuestra alegría en regalos, fiestas, etc... es un error, pero es tan error el 25 de diciembre, como cualquier otro día.
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Caracas Venezuela.
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Bueno allí está la gran diferencia.
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Yo jamás celebro la navidad como el nacimiento de Cristo Jesús, eso en sí mismo es un error doctrinal y históricamente equivocado.

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Ahora celebrar la navidad por compartir, dar regalo y disfrutar entre amigos y familiares es muy diferente la navidad es momento de dar y de compartir.
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Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

El unico regalo que hay en mi casa ,el 25 de diciembre, es el que Dios nos envio. Nuestro Senor Jesucristo ...Y todos sabemos que las probavilidades que Cristo haya nacido el 25 de diciembre son 1 en 365 pero no nos preocupamos ,es mejor celebrarlo un dia, que no celebrarlo nunca
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

El unico regalo que hay en mi casa ,el 25 de diciembre, es el que Dios nos envio. Nuestro Senor Jesucristo ...Y todos sabemos que las probavilidades que Cristo haya nacido el 25 de diciembre son 1 en 365 pero no nos preocupamos ,es mejor celebrarlo un dia, que no celebrarlo nunca

Sí. Aunque bueno... podría no ser 1/365...

Ya que hay meses en los que suelen nacer más personas, y meses más escasos... pero sí, las probabilidades andan entorno a 1/365 (si aplicamos nuestro calendario romano).

El mejor regalo de "Navidad" (por llamarla de algún modo, aunque aún no existía) fue Cristo Jesús. Y nadie ni nada podrá jamás igualar ese regalo.

Un abrazo. Y felices fiestas...
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Hola hermano....Realmente lo que deseaba indicar con mi mensaje es celebrar el nacimiento del Salvador ,aunque sea una ves al a~no.Para mi seria muy triste no celebrarlo nunca ?no crees?FELIZ NACIMIENTO DE CRISTO.. BENDICIONES
 
Re: ¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Hola hermano....Realmente lo que deseaba indicar con mi mensaje es celebrar el nacimiento del Salvador ,aunque sea una ves al a~no.Para mi seria muy triste no celebrarlo nunca ?no crees?FELIZ NACIMIENTO DE CRISTO.. BENDICIONES

Si sería triste, y nuestra Fe nos mueve a celebrar, ha celebrar a Cristo siempre!!!
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

APROVECHANDO estas FESTIVIDADES quiero TRAER a REFLEXIÓN el siguiente articulo.

Pabloblanco;n49377 dijo:
Ultimo artículo de Pablo Blanco en www.jeitoledo.com

¿Se debe celebrar la Navidad en Navidad?

Dicen que una de las mejores definiciones de un tonto ó de un necio, si se prefiere este apelativo más común en nuestras versiones bíblicas, es el de “uno al que le señalas la luna con el dedo y se queda mirando al dedo”. Y aquí ya podría dar por terminado mi artículo que estoy seguro que todos los lectores de nuestra web, que son gente inteligente, con esta breve indicación les bastaría para zanjar la cuestión. Pero como basta con echar un vistazo a este asunto a lo largo de los siglos de la historia cristiana para que se demuestre que igual que “no es de todos la fe” (2Ts. 3:2), tampoco es todos la sabiduría y la inteligencia espiritual (Col 1:9).

Durante un buen número de siglos, y en casi todas las corrientes del entorno cristiano, el número y la calidad de los necios que en esta cuestión y otras semejantes se han quedado mirando al dedo, es decir, que encallaron en cuestiones de fechas, en lugar de mirar a lo que las fechas apuntaban es para record Guinness. A muchos les alcanzó el día cuando ya no había luna que mirar, pero ellos seguían erre que erre empeñados en la cuestión del dedo, y buscando a otros necios para disputar y enzarzarse con ellos sobre si el más apropiado para señalar a la luna era el índice ó el meñique.

Jesús ordenó a sus discípulos que fuesen testigos de su mensaje y obra hasta el fin de la tierra (Hch. 1:8). Es decir para declarar y anunciar que el Hijo de Dios, el Verbo, se había manifestado en carne (Jn. 1:14), naciendo de mujer (Gal. 4:4), para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), como una expresión sublime del amor de Dios hacia los hombres que consistió en que su único Hijo derramase su sangre en rescate de muchos (Heb. 11:35). Es decir de aquellos que se arrepienten de sus caminos y son justificados y reconciliados con Dios, por medio de la fe en el Redentor, Jesucristo, y en su obra redentora (Rom. 5:1). En este testimonio y mensaje se resume el ministerio de la reconciliación, también llamado del evangelio de la gracia de Dios.

El Señor estableció que para el propósito de recordar su manifestación en carne y su sacrificio, sus seguidores, aquellos que habían creído en él y en su mensaje, debían reunirse tantas veces como pudiesen para un sencillo acto de comunión y recuerdo, en el que compartieran una pieza de pan y un poco de vino. Este singular acto compendiaba el anuncio de su muerte y resurrección, y a la vez que Dios ofrece al hombre un nuevo pacto establecido sobre la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz (1Cor. 11:24-26).

Ahora bien, sin dejar de celebrar ni en menoscabo de este explícito mandamiento destinado a ser llevado a cabo por los creyentes en forma comunitaria, los apóstoles y primeros seguidores de Jesús también empleaban otros recursos para el propósito de acercar el mensaje a todos los hombres. Discursos públicos (Hch. 2:14; 17:22), entrevistas personales (Hch. 8:27-39; 16:30,31), declaraciones judiciales (Hch. 25:23 y ss), en las casas (Hch. 2:46), en la calle, en cárceles (Hch. 16:25), en escuelas (Hch. 19:9)en el Templo (Hch. 5:42), en sinagogas judías (Hch. 13:5) ó en templos paganos (Hch. 17:23), en sábado (Hch. 17:2), en domingo (Hch. 20:7), en cualquier otro día (Hch. 19:9), de día ó de noche (Hch. 20:7), con cánticos (Hch. 16:25) ó con discursos, el evangelio se predicaba y extendía por todos los pueblos y ciudades con multiforme expresión y presentación. En divulgarlo y alcanzar a las personas para el Reino de Dios consistía y consiste el meollo de la cuestión.

De la misma manera que Dios habló a los hombres por medio de profetas de distintas formas (Heb. 1:1), y ahora nos confío a nosotros (2 Co. 5:19) esa responsabilidad, no estableció un estricto manual de operaciones que deba ser seguido al pié de la letra en cuanto a formas, porque el propósito es que dentro de la dignidad y reverencia que tanto Dios como el mensaje mereces, tratemos de que ser colaboradores en la consecución de la voluntad de Dios, en cuanto a que no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2Pe. 3:9).

Ahora volvamos a la cuestión de la celebración de la Navidad. Es decir, de una fiesta que conmemora y proclama que Cristo Jesús vino a este mundo en carne y sangre, declaración que constituye una de las verdades esenciales del mensaje del evangelio. Y celebrar esta verdad una vez al año haciendo una fiesta en la que sean sus principales características hablar del regalo que Dios hizo a los hombres recordando los episodios más significativos del evento para divulgar el relato del prodigio de Dios según hemos recibido de los evangelistas. Sentir y compartir este recuerdo con alegría en los corazones, con sentimientos de paz y buena voluntad, alabando a Dios y proclamando el evangelio, solo puede molestar a quienes no creen, a quienes solo buscan contiendas por cualquier razón ó a quienes siguen a sectas que quieren buscar elementos diferentes de la virtud para distinguirse.

En España hay un buen número de enemigos de la cruz de Cristo en la sociedad con influencia en Ayuntamientos, en la política y en muchos departamentos de las administraciones del gobierno deseando erradicar la Navidad. Con la excusa de un falso laicismo (que en el orden correcto significaría neutralidad) no pueden ocultar que lo que realmente les molesta es la fe cristiana y Jesucristo, así como todo lo que tiene que ver con él. Así que en muchos lugares de España, incluso en colegios e institutos, personas con estas intenciones se oponen a la celebración de la Navidad, a la vez que promueven sin el menor reparo fiestas paganas como el Halloween ó el Carnaval, o fiestas religiosas como el Ramadán islámico, con el propósito de molestar y provocar a los cristianos. Y es una pena que en ocasión algunos de estos sean sus cómplices para el mal.

Ahora, para los que se han quedado mirando al dedo, voy a dedicar unas líneas también a sus peregrinos argumentos:

1) “Jesús no nació el 25 de Diciembre”.- Yo creo que esa es una información que debieran saber absolutamente todos los cristianos, ó bien poco saben del señor Jesucristo. La Navidad no es el “cumpleaños” de Jesús, sino la conmemoración de su nacimiento, para lo cual es tan válido ese día como otro cualquiera.

2) “En el 25 de Diciembre se celebraba una antigua fiesta pagana”.- Si no pudiésemos celebrar una fiesta los cristianos en un día en que los paganos celebraron fiestas ó cometieron maldades, no las celebraríamos nunca, pues desde que el pecado entró en el mundo ya no existió día alguno en que el pecado estuviera ausente, ni en el que los malos y paganos no celebrasen actos que ofenden a Dios.

3) “La Navidad tiene que ser todos los días”. - Muy bien, pues entonces justamente no se puede excluir el 25 de Diciembre como algunos pretenden.

4) “La fiesta de la Navidad es puro consumismo”(1).- El consumismo es algo que está en el corazón de los consumidores. El consumo navideño solo es un pretexto. El “consumista”, malgasta en las rebajas de enero, de verano, de primavera, en fin de año, en carnaval, en vacaciones, sin que una fiesta ó una celebración como la Navidad sea más allá que una excusa. Cualquier razón ó sinrazón le vale al consumista para consumir desaforadamente incluso más allá de su capacidad económica. ¿Alguien piensa que si no se celebrara la Navidad, las personas dejarían de consumir? Evidentemente no. Pero el creyente que tiene entre sus mandamientos el vivir y ser sobrio, también tiene una oportunidad en estas fechas para convertirse en un referente de la ética cristiana, lo cual es otra forma de testimonio que conduce al mismo fin.

5) “Es que los cristianos decoran sus casas con símbolos paganos como los árboles de Navidad”.- Voy a introducir aquí un ejemplo comparativo con los alimentos. Los judíos se abstenían conforme a la ley mosáica de ciertos alimentos (no voy a entrar a profundizar en este tema) que sin embargo comían los paganos. Pues vino Jesús y en “su ley” “declaró limpios todos los alimentos” (Mr. 7:19), trasladando su efecto a la conciencia personal de cada uno (Ro. 14:14).

Desde luego el que es débil y en su conciencia ve en el árbol de Navidad un elemento idolátrico, no lo debe poner. Pero los que somos maduros en el conocimiento de la voluntad de Dios debemos colaborar con paciencia para que los inmaduros adquieran la madurez necesaria para entender que si suprimiéramos de la vida de los creyentes todo lo que los paganos usan ó han usado, tendríamos que ser sacados de este mundo, cosa que no pidió nuestro Señor, sino solo que fuésemos apartados del mal (Jn. 17:15).

Y es que, claro, los paganos, por ejemplo, comen de todo, así que nosotros para no hacer lo mismo que hacen ellos, no podríamos comer de nada. Los paganos corren, así que nosotros tendríamos que estar sentados, pero como ellos se sientan, tendríamos que levantarnos; si ellos cantan, nosotros no cantamos; pero como los hay que también callan… y así entraríamos en un círculo esquizofrénico.

El apóstol Pablo, quien tuvo que bregar continuamente contra los mal llamados legalistas, porque debieran ser llamados propiamente “fariseístas” (Mt. 23:24), que andaban de aquellas dale que dale con la cuestión de imponer normas y prohibir determinados alimentos a los cristianos, concluyó: 1Co 10:25,26 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. 1Ti 4:4 “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. Trasladada esta cuestión al árbol de Navidad, sepamos que es tan bueno y limpio para celebrar al Señor como cualquier otro adorno de propósito semejante, ó ¿acaso el Señor Jesús rechazó “a los que –a su paso- tendían sus mantos y cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mr. 11:9), por la razón de que lo mismo hacían los paganos con sus monarcas? ¿Es que a los que critican el árbol de Navidad no se les ocurre pensar que Jesús no tuvo reparo alguno en utilizar el vino, como símbolo de su sangre, a pesar de que el vino formaba parte desde bien antiguo de las celebraciones de los paganos a sus ídolos, y que hasta tenía su dios entre los griegos romanos, que era Baco, y sus fiestas eran llamadas Bacanales?

Y es que, ya también San Pablo decía: Tit 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.


Pablo Blanco
Navidad 2010


(1) El tema del consumismo es mucho más complejo para ser despachado con una frase simplista. Por un lado existe un consumismo compulsivo, que es una enfermedad que nada tiene que ver con fiestas determinadas. Hay un consumismo de origen moral por el que las personas se llenan de cosas materiales, en un ciclo de permanente insatisfacción para escapar de los vacios espirituales y existenciales en que viven. También hay un consumismo de productos inútiles, innecesarios y vanos, pero que es producto de la vaciedad moral y de valores incapaces de discriminar lo bueno de lo malo, fomentado por técnicas comerciales insanas. Pero el consumismo es también el motor económico de una sociedad que produce bienes y servicios con los que se genera una actividad económica que proporciona los recursos económicos para cubrir muchas atenciones de carácter. Como se ve, esto tiene suficiente materia para un debate monográfico.

CREO que el ARTICULO NO TIENE DESPERDICIO.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad