Supongo que como para Jesucristo.
Mis conceptos no han nacido más que de trasladar mi experiencia personal del Evangelio a la vida.
Lo que si queda meridianamente claro en el Evangelio es que Dios no castiga. Cuando en ciertos versículos de Lucas expresa lo que supondrá para algunas ciudades rechazar su doctrina, no lo hace en los términos que hasta ahora se aplicaban, atribuidos a Jehová:
"26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. 27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. 28 Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste."
"13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. 14 Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. 15 Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida."
"16 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió."
Es sumamente obvio si leemos con atención: "vino el diluvio", "llovió del cielo", en ambos casos los destruyó a todos. Job precisamente es la primera ocasión en la que se separa la causa de nuestros males de Dios, ya no es Jehová hiriendo, es Satanás actuando.
Ese concepto debió tenerlo muy presente Jesús de Nazaret, sin embargo avanza mucho teológicamente cuando por primera vez desvincula catástrofes naturales y accidentes de la acción de su Padre, rebaja a Satanás a ser simple "príncipe de este mundo", y supedita finalmente su poderío a la acción u omisión humanas, es decir, son disvalores porque lo único que valoriza es Dios.
Precisamente ahí está el Juicio, imaginemos unas ciudades que han rechazado tan bella noticia: que vivimos en una hermandad humana que nos abre las puertas al Reino si guardamos unos mandamientos que si los analizamos con detenimiento, no son tan complejos de cumplir y abrazar de corazón. El Juicio consiste en hacernos claro lo que hemos rechazado, ahora no somos conscientes, pero en ese hipotético momento veremos claramente reflejado lo que podría haber sido acoger ese Reino y lo que fue.