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Círculos concéntricos
Re: ¿ Sabían que Jesucristo Nació el año 2 antes de Cristo?
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El empadronamiento tal cual lo anuncia San Lucas, que se ve que tuvo por informadora a María.
Edicto de empadronamiento.
El edicto de empadronamiento de César Augusto, hijo adoptivo del Julio César (muerto el 15 de marzo del 44 A. C) que recibe el imperio y muere en el año 14 D. C.
Texto de San Lucas, c.2.
“Por aquellos días salió un dicto de parte de César Augusto para que se censase al tierra. Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Y todos iban a censarse, cada cual en su propia ciudad”. (Lc 1). (De fábula, nada; de mítico, nada; de ordinario y sencillo, todo, de carácter histórico).
Concordancia con Tácito, Flavio Josefo y Tertuliano.
De hecho Tácito en sus “Anales” (3,48) nos habla de este Sulpicio Quirino como un singular guerrero, de sus servicios al Imperio, de su consulado en el año 12 A. C. Fue dos veces gobernador de Siria. Una a la muerte de Arquélao en el año 6 D. C. Y precisamente en ésta dice Flabio Josefo que mandó hacer un censo . No es éste el censo a que se refiere San Lucas. Tiene que ser en el anterior.
¿Qué hacía Quirino en el anterior mandato? Guerreaba en Cilicia para vengar la muerte del rey Amintas y aplastaba a los rebeldes homónades que habían osado enfrentarse con el poder de Roma. Y como no puede precisarse con toda exactitud, ha de ser entre el 9 y el 6 A. C. Y además Tertuliano, jurista romano, apoyándose en un texto oficial del Imperio, atribuye este censo del nacimiento de Cristo al mandato de Senzio Saturnino en Siria, que se prolongó del 8-6 A. C. El asunto se casa suponiendo que Senzio Saturnino actúe a título de colaborador de Quirino.
Modo de anunciar un empadronamiento.
Por papiros descubiertos en Egipto se echa de ver el modo. Se trata de Vibio Máximo: “como va a comenzar la inscripción por casas, es necesario que todos lo que por una razón cualquiera estén ausentes del hogar patrio vuelvan a él para realizar las formalidades necesarias”.
Pero entonces cuál es la fecha del nacimiento de Jesucristo.
Primero: la numeración actual (ponga el año en curso) tiene un error de seis años, que procede del siglo IV que cometió Dionisio el Exiguo al hacer los cálculos. Y de ello se sigue que Cristo nació el quinto, o más bien el sexto año anterior a la era cristiana. O sea, vamos con seis años de retraso. Jesucristo nació cinco o seis años antes del año uno.
Suetonio y el sentido de los censos.
Dice que Augusto dejó un breviario de todo su imperio, un cuaderno. “Donde figuraban los nombres de los ciudadanos, las riquezas de cada una de las provincias, la lista de los aliados que debían contribuir a engrosar los ejércitos, el estado de los tributos y las rentas y el recuento de las cantidades gastadas en cosas necesarias y en liberalidades”. Esto lo sabía a causa de catastros, inscripciones y empadronamientos y por medio de una burocracia rígidamente organizada.
Perfil del Emperador bajo el cual nació Nuestro Señor.
Suetonio: “la Vida de los Doce Césares”. (Planeta Agostini, libro II).
¿Se consideraba Dios?
“Siempre le produjo horror el título de señor, que consideraba como una injuria y un insulto. Un día en que presenciaba unos juegos, se pronunciaron en un mimo estas palabras: “Oh, señor justo y bueno”, y todos los asistentes aprobaron al unísono con gran alboroto, aplicándoselas a él; pero Augusto reprimió al instante con sus gestos y su expresión estas adulaciones indecorosas y al día siguiente las censuró, además, en un edicto muy severo. A partir de ese momento no permitió que le llamaran señor ni siquiera sus hijos o sus nietos, ni en serio ni en broma, y les prohibió incluso entre ellos los halagos de este tipo”. P. 182.
Su sentido de la justicia.
“Salvo escasas excepciones devolvió los reinos de los que se había apoderado por derecho de conquista a aquellos de quienes los había tomado o se los dio a extranjeros. Unió incluso entre sí con lazos mutuos de parentesco a los reyes aliados, mostrándose siempre del todo dispuesto a procurar y favorecer su afinidad y sus buenas relaciones; los atendió además a todos ellos como si fuesen parte integrante del imperio, fijando incluso habitualmente un tutor a los que aun eran niños o sufrían trastornos mentales, hasta que crecieran o recobraran el juicio; crió también y educó a los hijos de muchos de ellos junto con los suyos”. (p.178).
En cuanto los derechos laborales.
“Sometió a todos los soldados sin excepción a una reglamentación precisa de años de servicio y recompensas, determinando, según la graduación que tuvieran, la duración de su servicio militar y las ventajas que recibirían al licenciarse, para evitar que la edad o la miseria pudieran arrastrarlos, una vez licenciados, a la sublevación”. (p.179).
En cuanto a la vida.
“Prohibió dar combates de gladiadores a muerte”.
En cuanto a la moderación.
“Un día en que el pueblo se quejaba de la escasez y alto precio del vino, lo contuvo dirigiéndole una elocución severísima, a saber, que su yerno Agripa, construyendo numerosos acueductos, ya había tomado suficientes medidas para que los hombres no tuvieran sed”. (P. 170).
En cuanto a la moral pública y educación de la juventud.
“En las Lupercales prohibió que corrieran los muchachos todavía imberbes, e igualmente, en los Juegos Seculares y los de las Compitales, que los jóvevenes de ambos sexos asistieran a cualquier espectáculo nocturno, a no ser acompañados por algún familiar mayor de edad”. (p. 158).
En cuanto a las tradiciones religiosas.
“Restableció también algunas de las antiguas instituciones religiosas que poco a poco habían ido desapareciendo”.
En cuanto a la delincuencia organizada.
“Muchas costumbres de la peor especie tendentes a alterar el orden público habían subsistido como resultado de los hábitos y de la licencia de las guerras civiles o bien incluso habían surgido durante la paz. Un gran número de salteadores se mostraba públicamente con el puñal al cinto como si fuesen a defenderse; los viajeros eran secuestrados en los campos y sin hacer ninguna distinción entre hombres libres y esclavos, encerrados en las ergástulas de los propietarios; bajo el título de un nuevo colegio, muchas asociaciones se unían para participar en todo tipo de delitos. Pues bien Augusto reprimió los asaltos estableciendo puestos de guardia en puntos estratégicos, inspeccionó las ergástulas y disolvió los colegios a excepción de los antiguos y legítimos”. (p.160).
Glosa.
Lamento no haber encontrado la partida de nacimiento ni el disco duro del ordenador donde registraron los datos referentes al nacimiento del Señor de Cielo y tierra. Tampoco se tomó video del evento. Revisando los periódicos de la época nada hemos encontrado. En Televisión tampoco salió. La hemerotecas fueron destruidas por la GESTAPO. Pero lo más admirable es que a pesar de eso llegó a ser un personaje de fama mundial. Había cuando Él nació dioses a escoger según el gusto de cada cual. Aquello si que era libertad por haber nada mejor ni más seguro. Y como en realidad a pie ningún dios había dado muestras de poder andar, en este caso, el tema se hizo imponente, puesto que Jesús –digamos- se llevó el gato al agua. Desde ese momento ya nadie en sus cabales puede andarse con diosecillos a “gogó”. Fueron barridos todos los ídolos, y todos los presumidos y atrevidos, todos los “antropocéntricos” a causa de su excesiva excentricidad, dejaron de tener sentido, pues el sentido llegó con Él. Desde Él ya todos los hombres o son teocéntricos o condenados al Infierno, o bien de la necedad ingenua, o bien de la malicia extrema que merece un castigo ejemplar y eterno. Los escritores de cuentos no ponen fecha, ni los ponen en lugares concreto. (Aunque también he de decir que esto no es del todo verdad ya que Cervantes hace caminar a sus famosos personajes por lugares concretos. Pero no es lo mismo también).
Sin embargo Quien nace en Belén es nada más y nada menos que un caso incomparable, único e irrepetible. Pero no se lo cuento ahora. Si usted lee los Evangelios canónicos con calma, se da cuenta que aquello no puede ser inventado. Si por encima se adentra en “Los Hechos de los Apóstoles” concluye que se trata un mundo ajeno a toda fabulación, es un mundo de verdad pero con un imán. Aquello de ver a todo un Dios vencido y derrotado en la Cruz, los discípulos huidos, e incrédulos por sensatez realista, y una Resurrección por la que están a pique y a un tris de ser burlados, despreciados, y pasados por la espada. Eso, no tiene parangón. En fin que se trata de hechos, y los hechos, hechos son.
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