Recuerdo tiempo a, que un practicante católico me llamó la atención sobre mi afirmación sobre la adoración católica a los despojos humanos en relicarios, o también llamado correctamente necrolatría. Esto lo podemos exportar a los pasos de Semana Santa o a la infinidad de vírgenes de todo tipo, color repartidas según interés por todo el mundo. El muchacho afirmaba que ningún católico adora nada que no sea Dios. E incluso diferenciaba adorar de venerar como entre el culto de latría y la dulía. Con lo fácil que es coger el DRAE y ver el término adorar, contrasta el resultado con esto: A la Virgen Santísima se la reverencia con sumo honor y respeto. ¿O no? Y a San Pancracio. Y a la sangre de San Pantaleón. Y eso se llama “adorar”.
Eloy, un compañero ateo afirmó: Hay gente que venera la mano de Teresa no lo dudo, pero que hay gente que la adora, no lo dudes. Puestos a tener incultura, la del “adorador” medio. Que vengan luego los aficionados a la teología haciendo precisiones, pues no deja de ser un ejercicio de erudición y un poner un concepto grato al oído del teórico pero poco ajustado a la realidad. O sea, vaya usted a hacerle precisiones a su compañera de asiento y es muy posible que te tenga por un pagano confundiéndola con palabras. O vaya usted a esa persona y tal vez le dará la razón entendiendo que “venerar” y “adorar” son sinónimos.
¿Y los llantos, los gritos, los olés, las letanías, los rezos y arrodillamientos, al paso de un hermoso figurote de madera polícroma de Berrugete? ¿Estos son de veneración, de adoración, o de mareo por el abundante trasiego de manzanilla?
A qué mixtificaciones y juegos de palabra sin sentido tienen que recurrir para hacernos creer ahora que lo de la adoración, acaeció en los tiempos de “Becerro de Oro”, que ahora solo hay veneración ¡
Iglesia Católica explica que “una cosas es venerar y otra adorar”. A los santos se les venera (culto de dulía) por su cercanía a Dios, según ellos. A Dios se le adora por ser Dios. Argumentan que veneran a la Virgen con más fervor si cabe (culto de hiperdulía) por su especial proximidad a Dios. Las reliquias, imágenes y demás objetos sagrados son objeto de un especial respeto por lo que representan y lo que les recuerdan. No es el objeto en sí lo que es objeto de rezos y demás expresiones explican, sino lo que representan esos objetos. La Iglesia decide que “adorar” es verbo que sólo se aplica a Dios y se queda tan pancha. La definición que viene en el DRAE, y que aparentemente no les vale: son términos “técnicos” que hay que interpretar a la luz de los manuales de teología. Por supuesto, católicos.
Como comentó hace tiempo Hermano lobo: esos juegos de palabras me recuerdan al típico escafurcio escolástico: Dios es un ser realísimo y necesario cuya esencia es la existencia, por lo que no puedes decir que Dios no existe.
¿Cómo es la teología? Si tiene problemas como argumentó El Brujo Retornado hace tiempo: ¿Tengo yo culpa de que no esté resuelto el debate teológico acerca de si el divino prepucio también ascendió a los cielos o no? Y nos quieren encajar la dulía e hiperdulía como ellos les venga en gana. ¡Vamos!
Explicado por los católicos puede sonar que hasta tienen razón, pero su aval es la propia teología católica, y es el único fundamento con el que se basan para afirmar que no adoran, sino que veneran. ¿Y los demás mortales del mundo mundial? ¿debemos tragar la teología católica?
Para un nazi su partido y según sus bases estará convencido de que no hubo genocidio contra el pueblo judío. Pero para juzgarles no aplicamos las normas, política y doctrina de su partido. Aplicamos los derechos humanos y una ética general, norma mundial sobre lo que es genocidio, racismo, y dictadura. Volviendo al tema en cuestión y dicho esto, la teología católica no es válida para disfrazar la adoración como veneración.
Así que lo que los teólogos interpreten o estipulen no tiene relevancia. Me quedo con lo que hace la señora que acaba de salir de la parroquia de San Pablo. La cual, por cierto, no se ha leído a esos teólogos (como dijo en cierta ocasión El Brujo Retornado).
Definen las supersticiones como quieren, y esos teólogos pretenden con tristes juegos de palabras, que buscan confundir el discernimiento de los hombres, disfrazar que el fiel es un adorador tan idólatra, como esos hombres de Papua. El creyente lo puede vestir como quiera pero es así, algunos no dejan de ser unos idólatras que no se diferencian nada de los egipcios que adoraban a Rá.
Desviar los términos adoración y veneración al campo de los teólogos y más la teología católica no es lo que cuenta, la teología católica tiene mecanismos para disfrazar con palabras lo que se da en el ámbito de la calle, en sus templos. Y desde una posición laica aplicando los términos reales de una conducta social, la idolatría, la adoración de reliquias, figuras, símbolos es un hecho que he da y se ha dado a lo largo de todas las religiones existentes en la historia de la humanidad.
Hablamos del comportamiento católico, no de una doctrina para “técnicos”. En una iglesia hay lo que hay, y eso es lo que hay. Y los curas saben perfectamente lo que hay, lo admiten y lo potencian. Eso es el catolicismo real. Si no gusta, es problema del creyente católico.