ANATEMA (en griego, anathema)
1. Transcripción de un vocablo griego que significa «algo erigido» (en un templo). Es decir, ofrenda votiva, como en Lc 21.5.
2. Vocablo parecido al del N.o 1, que en la LXX traduce el hebreo jerem (lo consagrado, devoto a Dios). Es decir, lo sustraído de todo empleo humano y, por lo tanto, maldito. En particular, el botín de guerra, como propiedad de Jehová, debía destruirse (Dt 13.17; Jos 6.17s) y toda infracción de esta ley era abominable (Jos 7.1ss; 1 S 15.21).
En el Nuevo Testamento, «anatema» encierra la idea de entregar algo a la ira divina, de echarle una maldición. No había peor blasfemia que pronunciar «anatema sea Jesús», dando por sentado que era bajo inspiración (1 Co 12.3), ya que tal influjo no viene del Espíritu Santo. En cambio, Pablo está dispuesto a colocarse bajo maldición si esto contribuyera a la salvación de otros judíos (Ro 9.3). Él mismo echa un anatema sobre los predicadores de un «evangelio» legalista (Gl 1.8s) y sobre todo el que no ama al Señor (1 Co 16.22).
Verbos afines aparecen en Mc 14.71; Hch 23.12, 14, 21.
Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
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ANATEMA
anathema (ajnavqema, 331), transliteración del griego. Se usa frecuentemente en la LXX, donde traduce el vocablo hebreo querem, o jerem, algo dedicado a Dios, sea que sea: (a) para su servicio, como los sacrificios (Lv 27.28; cf. anathema, ofrenda votiva), o (b) para su destrucción, como en el caso de un ídolo (Dt 7.26), o una ciudad (Jos 6.17). Más tarde adquirió el sentido más general del desfavor de Jehová (p.ej., Zac 14.11). Este es el significado con que se usa en el NT. Se usa de: (a) la sentencia pronunciada (Hch 23.14; lit.: «se maldijeron a sí mismos con una maldición»); véase anathematizo en ; (b) del objeto sobre el que se arroja la maldición, «maldito». En los siguientes pasajes, la rvr mantiene el vocablo «anatema». Ro 9.3; 1 Co 12.3; 16.22; Gl 1.8, 9. La rv tiene «apartado» en Ro 9.3, y mantiene «anatema» en los otros cuatro pasajes. En Gl 1.8, 9, el apóstol declara en los términos más enérgicos posibles que el evangelio que él predicaba era el único y exclusivo camino de la salvación, y que predicar otro equivalía a hacer nula la muerte de Cristo.
Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.