RETORNO Y RESURGIMIENTO DE ISRAEL PROFECÍAS CUMPLIDAS


DIOS EL REDENTOR
DE ISRAEL
ISAÍAS XLIX.

«Israel dijo:

«¡Ustedes, pueblos de las costas más lejanas,
óiganme y presten atención!

»Yo soy el fiel servidor de Dios.
Él pronunció mi nombre
desde antes que yo existiera como pueblo.
Dios hizo que mis palabras
fueran poderosas como flechas,
como espadas afiladas.
Dios me protegió, me cuidó, y me dijo:
“Tú eres mi fiel servidor;
gracias a ti daré a conocer mi poder”.
»Sin embargo, yo me dije:
“He trabajado inútilmente;
me he quedado sin fuerzas
y no he logrado nada”.
En realidad, lo que hago
es gracias al poder de Dios,
y ya él ha preparado mi recompensa.
Dios me formó desde antes que naciera
para que fuera yo su fiel servidor,
y siempre estuviéramos unidos.
Para Dios, yo valgo mucho;
por eso él me fortalece».

Dios le dijo a su fiel servidor:

«Yo te he enviado para que reúnas
a las tribus de Israel y las hagas volver a su patria.
Aun esto es muy poco para ti.
Por eso te pondré como una luz para las naciones,
y haré que lleves la salvación
hasta el último rincón del mundo».

Dios, el Salvador y santo de Israel, le dijo al pueblo:

«Israel, tú has sido despreciado y odiado por otros pueblos,
y ahora eres esclavo de esos tiranos.

Pon atención a mis palabras:

“Yo soy tu único Dios;
cuando los reyes y los príncipes
de otras naciones te vean, se humillarán ante ti.

”¡Yo te he elegido y te cumpliré esta promesa!”»

Dios les dijo a los israelitas:

«Cuando llegó el momento
de mostrarles mi bondad,
fui bondadoso con ustedes;
cuando necesitaron salvación,
yo les di libertad.
Yo los formé para que fueran
una bendición para otros pueblos.
Por eso ustedes, israelitas,
volverán a ocupar las tierras
que sus enemigos destruyeron,
y reconstruirán el país.
Ustedes les dirán a los presos:
“¡Quedan en libertad!”,
y a los que viven en la oscuridad:
“¡Salgan a la luz!”

»Ustedes encontrarán buenos pastos
junto a todos los caminos,
y en cualquier cerro desierto tendrán
alimento para el ganado.
No tendrán hambre ni sed,
ni los molestará el sol ni el calor,
porque yo los amo y los guío,
y los llevaré a fuentes de agua.
Les abriré un camino a través de las montañas
y los haré pasar por un terreno llano.
Ustedes, los israelitas,
vendrán de muy lejos,
de todos los rincones del mundo.

»¡Cielos, griten de alegría!
¡Tierra, alégrate mucho!
¡Montañas, lancen gritos de felicidad!
Porque yo, el único Dios,
consuelo a mi pueblo
y tengo compasión de los pobres».

El pueblo de Jerusalén decía:

«Dios me abandonó, mi Dios se olvidó de mí».

Pero Dios respondió: «Jerusalén,
¿acaso puede una madre olvidar
o dejar de amar a su hijo?
Y aunque ella lo olvidara,
yo no me olvidaré de ti. Yo te llevo grabada
como un tatuaje en mis manos,
siempre tengo presentes tus murallas.

»Ya se han ido tus destructores;
si con rapidez te destruyeron,
con más rapidez serás reconstruida.
Levanta los ojos y mira a tu alrededor,
todos los israelitas se reúnen
y vuelven hacia ti.
Yo soy el único Dios,
y juro por mi vida que todos tus habitantes
serán como los adornos de una novia.

»Tú, Jerusalén, estabas en ruinas,
pero ya se han alejado los que te destruyeron.
Ahora tendrás tantos habitantes
que el país te resultará pequeño.
Los hijos que dabas por perdidos te dirán al oído:
“Este país es demasiado pequeño para todos nosotros”.

»Tú, Jerusalén, dirás como una madre:
“¿Quién me dio tantos hijos?
Yo no tenía hijos ni podía tenerlos;
me habían dejado sola,
quedé completamente abandonada.
¿Quién crio a estos hijos míos?
¿De dónde vinieron?”

»Yo daré una orden a las naciones
para que traigan en brazos a tus hijos y a tus hijas.
Los reyes serán tus padres adoptivos
y las princesas, tus niñeras.
Se arrodillarán ante ti
y reconocerán que no quedan avergonzados
los que confían en mí, y que yo soy el único Dios.

»A un guerrero no se le puede quitar
lo que ha ganado en el combate;
un prisionero de guerra
no se puede escapar del tirano.
Pero yo, el único Dios,
declaro que al guerrero y al tirano
les quitarán lo que hayan conquistado.
A ustedes los israelitas les digo
que yo salvaré a sus hijos y a sus hijas
de manos de sus enemigos.
Haré que sus opresores
se coman su propia carne
y se emborrachen con su sangre.
Así sabrá toda la humanidad
que yo soy el único Dios,
soy el Dios todopoderoso,
y el salvador de Israel».»

‭‭Isaías‬ ‭49‬:‭1‬-‭26‬ ‭TLAI‬‬
 



«Entonces yo, Sofonías, dije:
Pueblo de Judá,
¡ustedes no tienen vergüenza!
Pero vengan y preséntense ante Dios
antes de que llegue el día
en que él los arrastre como paja;
antes de que los alcance
y caiga sobre ustedes
toda la furia de nuestro Dios.
Y ustedes, los humildes,
que obedecen a nuestro Dios,
búsquenlo y procuren ser justos;
tal vez así podrán salvarse
el día en que Dios nos castigue.
Las ciudades de Gaza y Ascalón
quedarán en ruinas y sin habitantes;
los que viven en Asdod y Ecrón
serán arrojados de sus ciudades a plena luz del día.»

‭‭Sofonías‬ ‭2‬:‭1‬-‭4‬ ‭TLAI‬‬