Re: Reflexionando...
En Mateo 18:21-35 Pedro le pregunta a Jesús cuantas veces debe perdonar a un HERMANO. Un hermano {delphos} es una persona muy cercana, de sangre ó de crianza u afinidad lo cual nos habla de relación. Ciertamente recibir un agravio de alguien que amamos es dificil, duro y desconcertante. Sin embargo, tambien debemos meditar en la parte que nos corresponde, esto es, cuando nosotros esperamos de otros lo que no damos ó lo que no hacemos, cosa que sucede con mayor frecuencia de lo que creemos.
La pregunta de Pedro es acertada porque es sencillo tolerar una falta u ofensa de quien no conocemos. Parece ser más fácl "pasar la página" cuando se trata de alguien que no tiene relación con nosotros. Pero tiene mayor efecto y es más doloroso tolerar, aceptar y continuar en una relación donde alguien que amas es quien te ha ofendido, herido u traicionado. Cuando una acción u palabra negativa proviene de alguien que amas, de alguien cercano, es inevitable sentir molestia, dolor, enojo, ira y pensar que lo primero que debe hacerse es tomar direcciones diferentes para no tener que lidiar mas con esa persona, dejarle de hablar, distanciarse. Precisamente por todo los sentimientos y pensamientos que surgen luego de una ofensa que proviene de un "hermano" {alguien cercano} Pedro le dijo al Maestro: "cuantas veces debo perdonar"? "siete veces? La pregunta de Pedro surge a causa de la enseñanza rabínica de la época donde una misma ofensa sólo podía perdonarse tres {3} veces, luego de eso no se otorgaba más perdón. Pedro ya conocía el carácter misericordioso de Jesús, ése que hablaba de "poner la otra mejilla", de "dar la túnica y la capa", de "ir la milla extra" por tanto asumió que con el asunto del perdón Jesús no lo limitaría a tres como los rabinos y por eso preguntó: "siete veces"? Jesús respondió: "no te digo siete {7} sino hasta setenta veces siete"! El 7 habla de plenitud. Pero la respuesta también es sencilla ya que si usted intenta realizar la ecuación en su mente es obvio que le dará "un poco de trabajo y tiempo" hacerlo, por tanto significa que el perdón no debe ser pensado, calculado ni planificado... simplemente otorgado!
Luego Jesús dijo: "Por lo cual el reino de los cielos es semejante a" El comienzo de esas palabras de Jesús pretenden explicar y enseñar una verdad del reino, un principio espiritual, una ley, como rige, como opera, como "es" el reino de los cielos. Con frecuencia en las parábolas de Jesús nos podemos dar cuenta de que no es igual al "reino/sistema de este mundo", no es semejante a "como nosotros hacemos las cosas", no es semejante a "como creemos que deben ser las cosas". Jesús hacia el uso de parábolas para enseñar la voluntad, carácter y mandamiento del Padre.
Dice Jesús: "Por lo cual el reino de los cielos es semjeante a un rey"... y relata la historia de un rey que cobró la deuda de sus siervos. Uno de ellos le debia mucho dinero por lo que el rey decidió vender a toda su familia y a sus posesiones para absorber la deuda. El siervo le rogó por misericordia, el rey le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. Acto seguido ese siervo se encontró con uno que le debía dinero, no tuvo de él misericordia y lo echó a la cárcel. Cuando el rey se enteró, le increpó por su falta de misericordia y lo echó a la cárcel.
Así como el rey, Dios ha tenido misericordia de nosotros y nos ha perdonado. La "deuda" ha quedado liquidada en y a través de Cristo. Pero como ese siervo con frecuencia y rapidez nos olvidamos de la misericordia, del amor y el perdón que hemos recibido de Dios, siendo severos, implacables, faltos de misericordia e impacientes con otros. Hacemos que "otros paguen" el agravio que nos han hecho con nuestra indiferencia, falta de amor y ausencia de misericordia.
Note en el relato que el siervo no fue a la carcel por la deuda. Ya el rey se la había perdonado. El siervo fue encarcelado por que no perdonó, por que no obró en misericordia con aquel que le debía. En la esfera emocional y espiritual es semejante cuando no perdonamos. Nos colocamos en una cárcel. Somos encarcelados. La cárcel habla de un lugar de tormento, dolor, privación, limitación. Si no deseas ser "encarcelado". Perdona. Quieres ser libre? Perdona.
La enseñanza de Jesús es clara: debemos perdonar, debemos ser compasivos, debemos tener misericordia asi como con nosotros Dios la ha tenido, la ha mostrado y la ha otorgado. No nos corresponde esperar que otros nos pidan perdón y/o que otros mejoren u cambien para entonces perdonar. Nos corresponde perdonar aún cuando la otra parte no haya solicitado perdón. No puedes controlar las acciones y pensamientos de otro, pero si puedes controlar tus acciones y tus pensamientos. Todas las enseñanzas de Jesús se enfocan en lo que "yo" debo hacer y no en lo que "el otro" debe hacer. Al final del camino, como ese siervo, rendiremos cuenta por lo que hicimos y no por lo que "el hermano" hizo.
Jesús perdonó la negación de Pedro. Si eso nos hubiese sucedido a nosotros, probablemente "lo perdonaríamos" pero le removeríamos del apostolado por no considerarlo confiable, leal y fiel. Sin embargo, Jesús lo perdonó y el asunto no volvió a tocarse. Ciertamente Jesús conocía el corazón de Pedro como para dejar que un error destruyese una relación y un ministerio. El amor... cubrió esa falta.
La falta de perdón estorba y entorpece la unidad, la koinonía, la manifestación de el amor -que es el vínculo perfecto-, y las oraciones! Cuantas veces hemos tratado de buscar respuesta a la ausencia de resultados, avances y respuestas a nuestras oraciones? Cuantas veces has ayunado y orado para que Dios "quite" lo que estorba pero sientes que estás "en el mismo lugar" sin progreso? Medita, reflexiona, evalúa si necesitas accionar y ser perfeccionado en el perdón por medio de asuntos sin resolver y personas que llevas arrastrando por mucho tiempo.
Col 3:13 de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
Muchos argumentan: "eso fue Cristo, El era perfecto, El podía perdonar sin olvidar, El podía perdonar sin sentir animosidad luego". Las Escrituras nos habla de que debemos ser como Cristo, imitar a Cristo, y así como El perdonó -esto es, de la misma manera, del mismo modo, de igual forma-, nosotros perdonemos. No tenemos excusa. Hemos sido llamados a ser y hacer como El hizo.
Ciertamente Dios nos lleva "al próximo paso" y para ello se requiere que estemos libre de cargas, ataduras, heridas. PERDONA