¿Quienes somos los Jesuitas?

¿Quienes somos los Jesuitas?

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Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Si claroooo, seguramento dentro del costal de juguetes de Santa Claus ¿no?

PD. Error para Sabrina, quise decir San Ignacio de Loyola. (Confusion de Nachos)

No, eso fue en una pensión en el Perú, donde se alojó uin jesuita, y dejó por descuido un librito donde estaba el juramento. El dueño del local logró copiarlo. El jesuita preocupado regresó a buscar el libro, sin saber que había sido copiado.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

El libro de Bill Hughes, LosTerroristas Secretos, nos dice hasta que punto los jesuitas estuvieron implicados en casos insospechados como el hundimiento del Titanic, el atentado de Oklahoma, la masacre de Waco, etc, etc. Auí les dejo el link para que lo lean:

http://www.pacinst.com/spanishterr/preamble.html

Acuérdense que Pablo Escobar, el famoso narcoterrorista colombiano, tenía una obra social que muchas iglesias no tienen. No se dejen engañar por las apariencias.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

No, eso fue en una pensión en el Perú, donde se alojó uin jesuita, y dejó por descuido un librito donde estaba el juramento. El dueño del local logró copiarlo. El jesuita preocupado regresó a buscar el libro, sin saber que había sido copiado.

Pues yo tengo dos versiones mas:

1.- Que fue entregado por Rivera (el falso sacerdote jesuita) a publicaciones Jack Chick.
2.- Que fue allado en una Iglesia en ruinas durante la Primera Guerra Mundial cercas de Verdun.

Que cosas ¿no?
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Pues yo tengo dos versiones mas:

1.- Que fue entregado por Rivera (el falso sacerdote jesuita) a publicaciones Jack Chick.
2.- Que fue allado en una Iglesia en ruinas durante la Primera Guerra Mundial cercas de Verdun.

Que cosas ¿no?

Alberto Rivera sólo lo confirmó. Lo otro, ni idea.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Alberto Rivera sólo lo confirmó. Lo otro, ni idea.

Lo cual demuestra mi punto, de que es mentira, y te lo dice quien ha convivido con los Jesuitas por años, solo son un monton de hombre mayores que se la pasan leyendo y jugando domino o baraja, cuando les hable de esa "conspiracion jesuita" me dijeron lo siguiente: "Una prueba de la falsedad de Rivera y Chick es que la Iglesia Catolica esta en Crisis"

Y lo dijo un Jesuita ¿aun crees esas mentiras que solo gente paranoica cree
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

CAPÍTULO I (Los Terroristas Secretos)


EL BLANCO: AMÉRICA

Los Estados Unidos tendrán que enfrentar muy pronto al enemigo más mortal que jamás hayan enfrentado. Este enemigo no sólo se trata del ejército militar enemigo que usualmente ha tenido que enfrentar, sino de uno que posee la organización y la capacidad de llevar a cabo operaciones de espionajes masivos y clandestinos dentro de los Estados Unidos. Utiliza una fachada que es virtualmente perfecta para esconder sus operaciones. Dicho sea de paso, ahora mismo, este enemigo está trabajando secretamente para minar los principios que han hecho de esta nación, la nación más grande del mundo. Este enemigo se ha infiltrado en los niveles y en los departamentos más altos del gobierno de los Estados Unidos y representa un peligro extremo para América. Veamos un poco de historia para poder comprender los métodos que este enemigo ha utilizado en el pasado y cómo está trabajando secretamente hoy en día

Europa estaba finalmente descansando. Las guerras Napoleónicas habían terminado, habiendo durado más de 20 años. Napoleón con su inteligencia y creatividad había rociado a Europa con la sangre de sus hijos más nobles. Después de un largo tiempo, por fin había paz. Después de la Guerra los soberanos Europeos se reunieron en un concilio general en Viena. El Congreso se llevó a cabo durante un año, terminando el mismo en el 1815.

El Congreso de Viena era una conspiración secreta contra los Gobiernos Populares a quienes los “los altos partidos” anunciaron al final del Congreso que ellos habían formado una “alianza santa”. Esto era sólo un manto debajo del cuál se escondieron para engañar a la gente. El Congreso de Verona tuvo como propósito principal la RATIFICACION del Artículo 6 del Congreso de Viena que en resumen era, una promesa para prevenir o destruir al los Gobiernos Populares dondequiera que se encontraran y reestablecer la monarquía en aquellos lugares donde la misma se hubiese echado a un lado.

Los “altos partidos” eran Rusia, Prusia, [Alemania}, Austria, el Papa Pío VII, rey del Estado Papal todos ellos se unieron para crear el tratado secreto. — Burke MacCarty, The Suppressed Truth about the Assassination of Abraham Lincoln, Arya Varta Publishing, 1924, p.7.

De acuerdo a McCarty el Congreso de Viena formó la Santa Alianza, cuya meta principal era la destrucción de todos los gobiernos populares. Los gobiernos populares son aquellos en los cuáles el gobierno les permite a los ciudadanos disfrutar ciertos derechos inalienables. ¿Puede usted pensar en algún gobierno que en el año 1815 le otorgara a sus ciudadanos derechos inalienables?

El senador Robert L. Owen puso en el record Congresional el siguiente enunciado, el cuál muestra claramente que el primer blanco de la “Santa Alianza” eran los Estados Unidos.

La Santa Alianza habiendo destruido el gobierno popular de España y en Italia había diseñado muy bien su plan para destruir el gobierno popular de las colonias americanas que había comenzado a revolucionar a Portugal y a Sur América bajo el exitoso ejemplo y la influencia de los Estados Unidos.

Fue debido a esta conspiración en contra de las Repúblicas Americanas de parte de las monarquías Europeas que el gran hombre de estado, Canning, llamó la atención del gobierno acerca de lo que estaba sucediendo. — Ibid. pp.9,10. (énfasis añadido).

El senador Owen comprendió de acuerdo a lo que se dijo en el Congreso de Viena que las monarquías unidas de Europa buscarían la manera de destruir la república de América y los derechos que con derramamiento de sangre la nación había obtenido.

El senador Owen no era el único que sabía acerca de esta conspiración en contra de la libertad de América y de su Constitución. En el 1894, R. W. Thompson, el Secretario de la Marina Americana, escribió lo siguiente:

Los soberanos de la “Santa Alianza” han amasado un gran ejército y pronto entrarán en un juramento mediante el cuál se dedicarán a evitar cualquier levantamiento que ocurra por parte de la gente que favorezca un gobierno libre y el [el Papa Pío VII] designará a los Jesuitas para estos fines, los mismos apoyados por el poder Papal trabajarán hacia ese fin. Él sabía cuan fielmente ellos cumplirían su misión, por lo que les aconsejó, en su decreto de restauración a observar estrictamente “sus consejos y recomendaciones” ya que Loyola había hecho de la absolución la base de la sociedad. — R.W. Thompson, Las Huellas de los Jesuitas, Hunt e Eaton, 1894, p.251.Thompson señaló exactamente quienes serían los agentes a quienes los monarcas Europeos usarían para destruir la República de América aquellos cuyos nombres son, ¡los Jesuitas de Roma! Desde el 1815 ha habido un ataque continuo contra América de parte de los Jesuitas que han tratado de destruir los derechos constitucionales de esta gran nación.

El famoso inventor de la Clave Morse, Samuel B.Morse, también escribió acerca de este complot siniestro en contra de los Estados Unidos:

El autor se toma la encomienda de señalar que existe una conspiración en plena acción en contra de las libertades de la República, bajo la dirección del Príncipe Willie de Austria, el cuál reconociendo su incapacidad de poder vencer a esta nación grande y libre por medio de la fuerza y de las armas, intenta lograr sus propósitos por medio de un ejército de Jesuitas. El arreglo que se lleva a cabo para lograrlo sorprendería a que abra el libro con la misma incredulidad que nosotros lo hicimos. — Samuel B.Morse, Foreign Conspiracy Against the Liberties of the United States, Crocker y Brewster, 1835, Prefacio.

La cantidad de libros que describen detalladamente los planes siniestros del Congreso de Viena y de los Jesuitas en contra de la República Americana son numerosos. Que esta conspiración ha venido ocurriendo desde el 1815 es un hecho histórico. Mostraremos que esa conspiración está en todo su apogeo hoy día y es por eso que América enfrenta tantos problemas y se encuentra a punto de perder sus libertades.

La mayoría de las personas conocen muy poco de los Jesuitas del Papa. La razón principal es porque ellos constituyen una sociedad sumamente secreta. Para poder entender lo que es la Orden de los Jesuitas consideremos la siguiente cita:

A través de la historia del cristianismo, el Protestantismo ha sido amenazado por grandes enemigos. Los primeros triunfos de la Reforma pasaron y Roma reunió nuevas fuerzas esperando completar su plan de destrucción. En ese momento se creó la Orden de los Jesuitas, la más cruel, inescrupulosa y poderosa de todas las campeonas del Papado. Completamente desarraigada de los lazos terrenales, de los afectos humanos, muerta al clamor del afecto natural y con una razón y una conciencia silenciada no conocían reglas, ni apegos a nadie ni a nada sino a la orden a la que pertenecen y no conocen otra labor que la de extender el poder de la misma. El evangelio de Cristo, ha capacitado a los creyentes para soportar sufrimiento, sin desmayar a pesar del frío, el hambre, el trabajo y la pobreza para levantar la bandera de la verdad al frente de los calabozos, de la vara y del maltrato. Para combatir esas fuerzas, el Jesuitismo inspiraba a sus seguidores con un fanatismo que les permitía enfrentar los peligros y para oponerse al poder de la verdad hacer uso de las armas del engaño y la mentira. No había crimen demasiado grande que ellos no pudieran cometer, ningún engaño que ellos no pudieran practicar, ni encubrimiento que fuese demasiado difícil para que ellos no lo pudieran asumir. Supuestamente comprometidos a vivir en humildad y pobreza perpetua, su meta era asegurase de tener riquezas y poder, para dedicar las mismas a la destrucción y eliminación del Protestantismo y para el reestablecimiento de la supremacía Papal.

Al aparecer como miembros de su orden, utilizaban un manto de santidad, visitando las prisiones y los hospitales y ministrándoles a los enfermos y a los pobres, profesando haber renunciado al mundo y llevando el santo nombre de Jesús, quien iba supuestamente igual que ellos haciendo el bien. Pero debajo de su manto de santidad se escondían los propósitos más criminales y mortales. Era un principio fundamental de la orden el lema de “el fin justifica los medios”. Por ese código, el mentir, robar, cometer perjurio y asesinar eran no únicamente loables sino también perdonables cuando servían los intereses de la iglesia. Bajo diversos disfraces los Jesuitas lograban infiltrarse en oficinas de Estado, llegando a los consejeros de los reyes y creando la política de las naciones. Se convirtieron en sirvientes al servicio de su amos. Establecieron colegios para los hijos de los príncipes y los nobles y escuelas para la gente común; y los hijos de los Protestantes tenían que observar los ritos papales. Se exhibió toda la pompa romana para confundir las mentes y cautivar la imaginación de modo que la libertad que habían cultivado con sangre los padres fue traicionada por los hijos. Los Jesuitas se dispersaron por toda Europa, y adondequiera que iban, seguían su plan de avivar la figura del Papa. — E.G. White, The Great Controversy, pp. 234, 235, Pacific Press Publishing Assn.,1911.
Los Jesuitas funcionan como la policía secreta del Papa. Ellos trabajan con la mayor confidencialidad y mantienen sus operaciones en la mayor secretividad. No le dejan saber a nadie que son Jesuitas. En su apariencia externa, son como cualquier persona común y corriente.

Citaremos:

Ellos son Jesuitas. Esta sociedad de hombres, después de haber ejercido su tiranía por más de doscientos años, a la larga se convirtieron en algo tan formidable para el mundo, amenazando subvertir todo el orden social, de modo que aun el Papa, cuyos fieles devotos son los Jesuitas y tienen que serlo por el voto que hacen se vio prácticamente obligado a disolver la orden [El Papa Clemente suprimió la Orden de los Jesuitas en el 1773].

No llegaron a estar suprimidos por más de cincuenta años sin que el Despotismo del Papado requiriera de sus funciones para crear resistencia ante la luz de la libertad democrática y simultáneamente el Papa [Pío VII] formó la “Santa Alianza” y en el [1815] revivió la orden de los Jesuitas en todo su poder…

¿Necesitan los americanos saber quienes son los Jesuitas? .Ellos son una sociedad secreta, un tipo de orden masónica con características añadidas de un odio repugnante y mil veces más peligroso. Ellos no son únicamente sacerdotes o de un credo religioso particular, son comerciantes, abogadores, editoras y hombres de cualquier profesión que no poseen ninguna insignia exterior por la cuál puedan ser identificados; se encuentran prácticamente en todas las sociedades. Pueden asumir cualquier representación tanto la de ángeles de luz como las de ministros de las tinieblas para lograr su propósito final…Todos ellos son personas educadas preparadas y habiendo jurado comenzar en cualquier momento y en cualquier dirección y para llevar a cabo cualquier servicio comandados por el general de su orden, no están atados a sus familias, a sus comunidades o a su país por los lazos que atan a cualquier hombre común; están comprados de por vida a la causa del Pontífice Romano — J. Wayne Laurens, G. D. Miller, 1855,pp. 265-267.

Ignacio de Loyola fundó la Orden de los Jesuitas en el 1540. Su posición en la Iglesia Católica Romana fue solidificada por el Concilio de Trent, que se llevó a cabo desde el 1546 al 1563. El Concilio de Trent se realizó con una gran meta en mente; buscar la forma de detener la Reforma Protestante. La Reforma comenzó en el 1517 cuando Martin Luther, el valiente monje alemán, clavó 95 tesis en la puerta de la capilla de Wittenburg. Estas tesis retaban entre otras cosas la doctrina de las indulgencias que Roma les había enseñado a la gente por la cuál se enseñaba que un hombre podía salvarse a sí mismo y a sus seres queridos si depositaba suficientes monedas en la ofrenda que daba a la iglesia católica.

Las enseñanzas de Luther de que la Biblia es el único estándar para toda la doctrina y todas las prácticas y de que una persona es justificada ante Dios por la fe en Cristo Jesús únicamente causó conmoción en los corazones de miles a través de toda Europa y provocó asombro en las inmediaciones del Vaticano.

Por tanto, el Concilio de Trent fue acordado para tratar de detener la Reforma por lo que se le conoce como la Contra Reforma, los Jesuitas serían las principales herramientas de Roma para deshacer y destruir cada traza de Protestantismo dondequiera que fuese hallada.

Los documentos más grandes de América, la Declaración de Independencia y la Constitución están llenos de declaraciones protestantes que resultan ser absolutamente intolerables para los Jesuitas de Roma. ¿Le resulta curioso el hecho de que el Vaticano condena los documentos bajo los cuáles se funda la nación de los Estados Unidos?

El Vaticano condena la Declaración de Independencia como perversa y llama a la Constitución de los Estados Unidos un documento satánico — Avro Manhattan, The Dollar and the Vatican, Ozark Book Publishers, 1988, p.26.



Napoleón Bonaparte hizo la siguiente declaración:

Los Jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es un general del ejército y no un simple sacerdote o un abad de un monasterio. La meta de esta organización es el PODER. El poder en su forma más déspota. Poder absoluto, poder universal, poder para controlar el mundo por la voluntad de un sólo hombre. El Jesuitismo es el más absoluto de los depotismos; y a la misma vez el mayor y el más enorme de los abusos...

El general de los Jesuitas insiste en ser el amo y el soberano sobre cualquier soberano. Dondequiera que se admite a los Jesuitas los mismos se convierten en amos y en soberanos sobre cualquier soberano. Esta sociedad es dictatorial por naturaleza por lo que es un enemigo irreconciliable de cualquier autoridad constituída. Cada acción, cada crimen sin importar cuan atroz es un trabajo al que se le considera meritorio siempre y cuando se haga para cumplir con los intereses de la sociedad de los Jesuitas o para cumplir una orden del General——General Montholon, Memorial of the Captivity of Napoleon at St. Helena, pp. 62, 174.

No había forma de disfrazarse que ellos no poseyeran por lo que podían penetrar en cualquier lugar. Podían penetrar silenciosamente tanto en el guardarropa de un monarca como en el gabinete de un jefe de estado. Podían infiltrarse de forma secreta en una Asamblea General y mezclarse sin provocar sospecha alguna en las deliberaciones y los debates.

No había idioma que ellos no pudieran hablar, ni credo que no profesaran sin embargo no había iglesia en la que ellos incursionaran ni membresía de iglesia a la que pertenecieran que continuara funcionando. Ellos podían desacreditar al Papa ante los Luteranos, y jurar su intención solemne de guardar el juramento. — J.A. Wylie, La Historia del Protestantismo, Vol.II, p. 412. (citado en Sydney Hunter, ¿Es Alberto Real?, Chick Publications, página 13.)

A la luz de estas declaraciones surgen varias preguntas. Ya que los Jesuitas comenzaron su ataque directo a América en el 1815 y nada se les interpone en su camino, son entonces las prácticas políticas que se llevan a cabo en América controladas por este déspota de Roma? Han sido los asesinatos de ciertos presidentes como Abraham Lincoln, William Mc Kinley, James Garfield y William Henry Harrison inspirados por los Jesuitas? ¿Atrocidades tales como Waco, en la ciudad de Oklahoma y la destrucción de las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York habrán sido planificadas en las paredes del Vaticano? Y qué decir de la hermosa Constitución y de la Carta de Derechos que ha venido a implantarse como consecuencia de todos los ataques que han ocurrido en las últimas décadas. Será este el premio mayor para los Jesuitas el destruir los derechos hermosos que hemos conseguido y que se han obtenido pagando un precio bien alto. En los próximos capítulos analizaremos algunas de esas preguntas.

Como si el Congreso de Viena no estuviera lo suficientemente claro en cuanto a los objetivos de los monarcas europeos y de la orden de los Jesuitas, se acordó llevar a cabo dos congresos más.

El primero de ellos se llevó a cabo en Verona en el 1822. Durante ese Congreso, se decidió que América sería el blanco de los emisarios Jesuitas y que América sería destruída a cualquier precio. Todos los principios de la Constitución serían disueltos y se reemplazarían con principios Jesuitas de modo que se exalte el Papado y el mismo ejerza dominio sobre América.

La otra reunión se llevó a cabo en Chieri, Italia en 1825. Allí se decidió lo siguiente:
En el 1825, unos once años después del avivamiento de la orden Jesuita, se llevó a cabo una reunión secreta con los líderes de los Jesuitas, la misma se llevó a cabo en Chieri, Italia cerca de Turin, en la parte norte de Italia. En ese encuentro se discutieron planes para el avance del poder Papal en todo el mundo, la desestabilización de gobiernos que representaran obstáculos y la destrucción de cualquier esquema que se interpusiera en su camino y sus ambiciones. “Esa es nuestra meta, los Imperios del Mundo.

Debemos hacerles entender a los grandes hombres de la tierra que la causa del mal, levadura leuda, existirá en cuanto exista el protestantismo. Se abolirá el Protestantismo …los herejes son los enemigos que estamos dispuestos a exterminar completamente...

“Y la Biblia esa serpiente que con su cabeza erecta y sus ojos relampagueantes nos amenaza con su veneno mientras se arrastra en la tierra, debe ser transformada en un bastón tan pronto podamos apoderarnos de ella” — Hector Macpherson, Los Jesuitas en la Historia , Ozark Book Publishers,1997, apéndice.

La meta de Chieri es clara; destruir el Protestantismo a cualquier precio y restaurar el poder temporero del Papado — en el mundo entero. Según vemos a Juan Pablo II viajar el mundo y ser aceptado mundialmente como “el hombre de paz” podemos apreciar como el plan de los Jesuitas, creado en Chieri está en función.

Estas tres reuniones en Viena, Verona y Chieri se llevaron a cabo con la mayor secretividad posible. Sin embargo, un hombre que asistió a las primeras dos reuniones no pudo guardar silencio. El ministro británico de asuntos exteriores contactó al gobierno de los Estados Unidos para advertirles que los monarcas de Europa estaban planificando destruir las instituciones libres de América.

Fue debido a esta conspiración en contra de la República Americana de parte de las monarquías europeas que el gran hombre de estado inglés Canning, llamó la atención del gobierno hacia lo que se estaba planificando y los hombres de estado de los Estados Unidos incluyendo a Thomas Jefferson, que aun vivía cuando esto sucedió tomó parte activa en que se llevara a cabo la declaración del Presidente Monroe en su mensaje anual al Congreso de los Estados Unidos en cuanto a que los Estados Unidos consideraban la conspiración como un acto de hostilidad al gobierno de los Estados Unidos, un acto poco amistoso, si esa coalición o cualquier poder europeo tratase de establecer en el continente cualquier control sobre cualesquier república americana, o de adquirir cualquier derecho territorial.

Esta es la llamada Doctrina Monroe. La amenaza del tratado secreto de Verona de suprimir el gobierno popular en las repúblicas americanas es la base de la Doctrina de Monroe. Este tratado secreto expone claramente el conflicto entre el gobierno monárquico y el gobierno popular, el gobierno de la minoría contra el gobierno de la mayoría. — Burke McCarty, La verdad escondida sobre el asesinato de Abraham Lincoln, pag. 10.

La Doctrina Monroe fue la respuesta de América al Congreso de Viena y de Verona. América consideraba un acto de guerra si cualquier nación europea buscaba expansión territorial en el hemisferio occidental. Los Jesuitas han sido capaces de infiltrarse y de atacar secretamente a América para tratar de lograr precisamente lo que la Doctrina Monroe trataba de evitar. Han podido lograrlo porque lo han hecho secretamente y bajo la fachada de ser una iglesia.

En una carta al Presidente Monroe, Thomas Jefferson le hizo las siguientes observaciones:

La pregunta que me presentas en las cartas que me has enviado, es la más profunda que me han hecho después de la relacionada con la Independencia. Ella nos hizo una nación y ha marcado el ritmo y la dirección en la que navegaremos a través del océano del tiempo a medida que el mismo se abre ante nosotros. Y nunca podríamos navegarlo en condiciones más apropiadas. Nuestra primera y más fundamental regla debe ser el no envolvernos en los asuntos de Europa. La segunda debe ser nunca utilizar a Europa como intermediaria en los asuntos de este lado del Atlántico. América, Norte y Sur tienen unos intereses completamente diferentes de los de Europa, intereses que le son particulares. Por tanto debe tener un sistema propio, separado y completamente aparte del sistema Europeo. Aunque los europeos traten de convertirse en el hogar del despotismo nuestra tarea debe ser hacer de nuestro hemisferio, un hemisferio de libertad. . . [Nosotros debemos] declarar nuestra protesta en contra de las violaciones atroces en contra de los derechos de las naciones, por la interferencia de cualquiera en los asuntos internos de la otra, intervención que comenzó con Bonaparte y que hoy día continúa de parte de aquellos que llevan a cabo alianzas ilegales llamándose a si mismos Santos...

Nos opondremos, por todos los medios a la intervención forzosa de cualquier otro poder... Lo anteriormente propuesto envuelve un proceso de concienciación a largo plazo y unos efectos tan decisivos para nuestro destino futuro, como para provocar en mi el interés que me induce a tomar el riesgo de afrontar diversas opiniones, lo cual sólo probará mi interés de contribuir con todo mi esfuerzo en todo aquello que sea útil a nuestra patria. — Archivos de la Universidad de Mount Holyoke.

Jefferson vió todo esto como una gran crisis en la historia de América porque los astutos y dispuestos Jesuitas habían sido destinados a tener a América como blanco de destrucción.

La Doctrina Monroe retó cualquier avance que Europa pudiera hacer en contra de América. Sin embargo Monroe no entendía realmente que los ingeniosos Jesuitas no harían uso de las armas inicialmente para obtener sus objetivos. Ellos utilizarían el engaño de una forma secreta. Apelarían a las necesidades básicas del hombre. Plantarían sus hombres en posiciones de riqueza y poder y harían uso de su influencia para obtener el gran premio — la subversión y la destrucción de cada principio Protestante que se hubiese incluido en la Constitución de los Estados Unidos.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Lo cual demuestra mi punto, de que es mentira, y te lo dice quien ha convivido con los Jesuitas por años, solo son un monton de hombre mayores que se la pasan leyendo y jugando domino o baraja, cuando les hable de esa "conspiracion jesuita" me dijeron lo siguiente: "Una prueba de la falsedad de Rivera y Chick es que la Iglesia Catolica esta en Crisis"

Y lo dijo un Jesuita ¿aun crees esas mentiras que solo gente paranoica cree


Serás muy amigo de jesuitas, pero esa ceremonia no se la cuentan ni a sus sombras. Después te digo la fuente exacta de cómo llegóp a la luz pública ese infernal juramento.

Ah, lo de Alberto Rivera no es pura cháchara. Dijo la verdad, aunque instrumentos del ecumenismo católico, como Christianity Today se hayan encargado de desvirtuarlo. Si los botaron de 19 países, hasta del mismo Vaticano no es porque son niños de pecho.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Serás muy amigo de jesuitas, pero esa ceremonia no se la cuentan ni a sus sombras. Después te digo la fuente exacta de cómo llegóp a la luz pública ese infernal juramento.

Ah, lo de Alberto Rivera no es pura cháchara. Dijo la verdad, aunque instrumentos del ecumenismo católico, como Christianity Today se hayan encargado de desvirtuarlo. Si los botaron de 19 países, hasta del mismo Vaticano no es porque son niños de pecho.

1.- Si fuera tan secreta no seria del dominio publico, si algo saben hacer los Jesuitas es el celo por la Fe.

2.- Rivera es na mentira grandota grandota, y para tu informacion cuando los botaron fue por obra y arte de la Masoneria quien desde 1717 temia a la Compañia, asi controlando las Monarquias logran su expulsion, incluso los reyes (prostituidos con la Masoneria) presionaron al Papado para la supresion de la Orden. Ya antes mostre la conexion masonica-aristocratica para la expulsion de los Jesuitas en los Reinos Occidentales.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Pero hasta de los evangélicos también pensamos que son terroristas porque supuestamente dice ayudar a los demás termina cobrando el diezmo adicional de la persona entonces el punto de vista que expone muchos tiene que ver con algo en especial que es todo somos personas que caemos en pecado y en el caso de los jesuitas es algo que falso el juramento porque en la actualidad es como dice Kal_El.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

La única conexión válida es la jesuita-masónica. Vuelve a ver estos videos en el mismo orden para que aprendas:

¿Validas por quien?

¿El mentiroso de Rivera cuya mitomania no tiene limites?
¿El oportunista de Jack Chick que no deja de recibir jugosas ganacias por sus comics antiCatolicos?

Muchos historiadores evangelicos de amplio peso, incluso la izquierda intelectual que es muy critica al Catolicismo ha mostrado que la Conspiracion Jesuita que Rivera-Chick proponen, es falsa, triste, e intolerante.

Si tu quieres vivir entre conspiraciones y paranoia eres libre de hacerlo, pero no por eso dejare de denunciar la falsedad de esa conspiracion Jesuita.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

¿Validas por quien?

¿El mentiroso de Rivera cuya mitomania no tiene limites?
¿El oportunista de Jack Chick que no deja de recibir jugosas ganacias por sus comics antiCatolicos?

Muchos historiadores evangelicos de amplio peso, incluso la izquierda intelectual que es muy critica al Catolicismo ha mostrado que la Conspiracion Jesuita que Rivera-Chick proponen, es falsa, triste, e intolerante.

Si tu quieres vivir entre conspiraciones y paranoia eres libre de hacerlo, pero no por eso dejare de denunciar la falsedad de esa conspiracion Jesuita.

El de los videos no es Jack Chick. Velos y comenta, o es que tienes miedo de entrearte de cosas que no quieres. Velos y dinos qué no te convence, Sé objetivo, no repetir por repetir.

Después hablo de Chick y Rivera. Será un placer.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Pero hasta de los evangélicos también pensamos que son terroristas porque supuestamente dice ayudar a los demás termina cobrando el diezmo adicional de la persona entonces el punto de vista que expone muchos tiene que ver con algo en especial que es todo somos personas que caemos en pecado y en el caso de los jesuitas es algo que falso el juramento porque en la actualidad es como dice Kal_El.

Yo doy diezmo, porque es bíblico, y lo hago con gusto. Que haya iglesias independientes, no controladas, que hagan comercio con el diezmo es otra cosa. Pero de alló a ser terrorista, por favor, ensériate.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

El de los videos no es Jack Chick. Velos y comenta, o es que tienes miedo de entrearte de cosas que no quieres. Velos y dinos qué no te convence, Sé objetivo, no repetir por repetir.

Después hablo de Chick y Rivera. Será un placer.

Soy mas que objetivo, creeme, he logrado refutar en muchas ocasiones las mentiras antiCatolicas que proponen una conspiracion Jesuita, creeme, ver esos videos es a lo mucho, como leer Superman... o la familia burron, pura ciencia ficcion.
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Soy mas que objetivo, creeme, he logrado refutar en muchas ocasiones las mentiras antiCatolicas que proponen una conspiracion Jesuita, creeme, ver esos videos es a lo mucho, como leer Superman... o la familia burron, pura ciencia ficcion.

Muy, pero muy difícil que lo hayas hecho. Por ejemplo, ¿puedes tú negar la confabulación católica requete probada de los católicos, vía jesuitas, en el asesinato del presidente Lincoln, tantto así que provocó la ruptura de relaciones con el Vaticano? ¿Puedes tú probar que los jesuitas fueron botados de 19 países injustamente?, etc, etc-
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

EL ASESINATO CATOLICO DEL PRESIDENTE ABRAHAM LINCOLN​

En el 1856, el esclavo que se había escapado llamado Dred Scout había intentado obtener su libertad en el estado de Kansas, ya que éste era un estado libre. El caso fue tan importante que llegó hasta la Corte Suprema. La decisión infame del caso de Dred Scott fue hecha por el juez católico romano Taney, quien era el Juez principal de los Estados Unidos en ese tiempo. La decisión de Taney fue de que el negro no tenía ningún derecho que los blancos tuviesen que respetar. Esto básicamente significaba que el negro no tenía ningunos derechos y que era inferior a los blancos. Abraham Lincoln, cuando era niño había vivido la venta de jóvenes negros en su pequeño pueblo de Illinois. Cuando él y su amigo pasaron por un lugar donde se estaba llevando a cabo una subasta de esclavos, Lincoln le dijo a su amigo: “ ¡Algún día le daré duro!”

En noviembre de 1885, Charles Chiniquy, un sacerdote católico de Kankakee, Illinois había sido atacado en una serie de casos de corte por el obispo de la diócesis de Chicago. Chiniquy había hablado frecuentemente acerca del tema del control y los males del licor. Ya que muchos de los sacerdotes eran alcohólicos y muchos de los otros eran bebedores sociales, los mensajes de Chiniquy eran rechazados. Chiniquy citaba la Biblia frecuentemente en defensa de las posiciones que él tomaba. Esto provocó el coraje del obispo de Chicago contra él. Para poder silenciarlo, Chiniquy fue acusado de haber cometido un acto de indecencia por una prima suya que supuestamente él había cometido contra ella.

El caso de Chiniquy había sido publicado en la prensa de Illinois y muy pocos abogados estaban dispuestos a defenderlo. Los abogados sabían que no estaban únicamente peleando en contra del sacerdote en Chicago; sabían que estarían peleando contra la iglesia católica. Charles Chiniquy escuchó hablar de Abe Lincoln, quien era un abogado recto y leal en Illinois. Chiniquy le envió un telegrama a Lincoln pidiéndole que le sirviera de abogado y 20 minutos más tarde recibió una respuesta de Lincoln que decía, “Sí, defenderé su honor y su vida en el próximo término de la corte en mayo en Urbana firmado por A. Lincoln.”

Chiniquy relata lo siguiente:

Llegado el momento en el que el alguacil de Kankakee me arrastró otra vez como un criminal y un prisionero a Urbana y me dejó en las manos del alguacil de esa ciudad. “Llegué allí el 20 de octubre con mis abogados, Messrs, Osgood y Paddock y una docena de testigos. Mr. Abraham Lincoln me había precedido por sólo varios minutos desde Springfield”. — Charles Chiniquy, Cincuenta años en la iglesia de Roma.Chick Publications, p. 273.

Cuando Charles Chiniquy fue defendido por Abraham Lincoln leemos,

Él describió la carrera de Charles Chiniquy mostrando como había sido perseguido injustamente, concluyendo dijo “Mientras Dios me dé un corazón para sentir, un cerebro para pensar y una mano para ejecutar mi voluntad dedicaré todo mi esfuerzo a combatir ese poder que ha atentado utilizar la maquinaria de las cortes para destruir los derechos y el carácter de un ciudadano americano”. Y esa promesa hecha por Abraham Lincoln, él la mantuvo hasta sus años de mayor madurez. — Burke McCarty, The Suppressed Truth about the Assasination of Abraham Lincoln, Arya VartaPublishing, p. 41.

Lincoln sabía que a Chiniquy se le había acusado injustamente. La noche antes de que Chiniquy fuese condenado a prisión por un delito que no había cometido, un testigo ocular que había escuchado todo el complot que había sido creado para destruir a Chiniquy se levantó y Chiniquy pudo salvarse de la acusación.

Abraham Lincoln se ganó muchos enemigos como resultado del juicio de Chiniquy. Cuando salieron de la corte, Charles Chiniquy estaba llorando y Abraham Lincoln le preguntó,

Padre Chiniquy, ¿Porqué llora? “Querido señor Lincoln, permitanme decirle que el gozo que debería sentir naturalmente por la victoria obtenida me está consumiendo la mente por temor a lo que podría costarle esta victoria a usted. En la corte había por lo memos diez o doce Jesuitas de Chicago y de San Louis que vinieron a ver mi sentencia de condenación a la cárcel…Lo que me preocupa en el alma en este momento y me hace derramar estas lágrimas es que me parece haber leído su sentencia de muerte en los malvados ojos de ellos. ¡Cuantas más víctimas inocentes han caído a sus pies!” — Charles Chiniquy, Cincuenta años en la iglesia de Roma, p.p. 280-281.

Abraham Lincoln, desde el 1855 o 1856 era ya un hombre marcado por Roma para ser destruido. Cuatro años después en el 1860, Abraham Lincoln fue electo presidente de los Estados Unidos. De camino de Illinois a Washington, D.C. tendría que pasar por la ciudad de Baltimore. Más adelante él mismo le dijo a Charles Chiniquy:

Estoy contento de haberte encontrado otra vez... Ya ves que tus amigos, los Jesuitas aun no me han matado. Pero lo hubiesen hecho sin duda cuando pasé por su cuidad favorita, Baltimore si no hubiese pasado como incógnito unas cuantas horas antes de la hora en que ellos esperaban que yo pasara. Tenemos pruebas de que la compañía que me estaba esperando para matarme estaba siendo dirigida por un rabino católico romano llamado Byme; la compañía estaba compuesta casi en su totalidad de católicos romanos; más aun habían dos sacerdotes encubiertos entre ellos dirigiéndolos y motivándolos... Yo vi al Sr. Morse, el inventor del telégrafo; me dijo que cuando estaba en Roma no hacía mucho tiempo encontró las pruebas de que existe una conspiración formidable en contra de este país y de sus instituciones. Sin duda le debemos a las intrigas y a los emisarios del papa la mayor parte del terror que estamos viviendo con esta guerra civil que está amenazando con cubrir todo el país de sangre y de ruinas.

Lamento mucho que el señor Morse haya abandonado Roma antes de que tuviera más información sobre los planes secretos que tienen los Jesuitas contra las libertades y la existencia de este país. ——Ibid. P. 292.

Se habían contratado veinte hombres en Baltimore para asesinar al recién electo presidente cuando fuese de camino a Washington. El líder de la banda era un refugiado italiano, un barbero bien conocido en Baltimore. El plan de ellos era el siguiente: Cuando Lincoln llegara a esa cuidad los asesinos se mezclarían en la multitud y llegarían lo más cerca posible de él y ahí le dispararían. Si el presidente se encontraba en un carruaje se habían preparado granadas de mano llenas de un polvo detonador como el que había usado Orsini cuando intentó asesinar a Luis Napoleón. Se suponía que las granadas se tirarían dentro del carruaje y para asegurarse de que el trabajo estaría bien hecho, se le dispararía también al mismo tiempo. Los asesinos tenían una embarcación preparada para recibirlos en el puerto y de ahí se les movería por tierra hasta el estado de Alabama. — John Smith Dye. The Adder’s Den, p 113.

Un barbero italiano, bien conocido en Baltimore, un católico romano se supone que lo apuñaleara en su carruaje en el momento de su salida. — Burke McCarty, The Suppressed Truth about the Assasination of Abraham Lincoln, Arya Varta Publishing, p. 66.

Afortunadamente, el primer plan de los Jesuitas para asesinar a Lincoln había fallado, ellos querían matarlo antes de que llegara a la Casa Blanca.

Mientras iba en un tren se le cayó una carta a John Wilkes Booth que le había sido enviada por Charles Shelby. La carta fue enviada al Presidente Lincoln quien después de haberla leído escribió la palabra ASESINATO sobre ella y la archivó en su oficina en donde fue encontrada después de su muerte y fue utilizada como evidencia en corte. — Ibid. P. 131.

A continuación un abstracto de la carta:

Abe debe morir y debe ser ahora. Pueden escoger sus armas, la copa, las balas o el cuchillo. La copa (veneno) nos falló una vez y podría volver a fallarnos... Sabes donde encontrar tus amigos. Tus disfraces son tan perfectos y completos... Realicen su misión por su hogar, por su país, aprovechen su tiempo, asegúrense de hacer lo que tienen que hacer. — Ibid. P. 132 (énfasis provisto).

Esta carta se utilizó para convencer a la Sra. Mary E. Surrat y algunos de los otros conspiradores en los juicios del asesinato de Lincoln.

Querían apuñalearlo. Si eso fallaba lo acribillarían a balazos. Todo esto habiendo fallado trataron de envenenarlo. “Ellos” eran los emisarios del Papa, los Jesuitas. John Smith Dye, quien fue testigo de estos eventos nos dice

Fue un día oscuro en la historia de nuestro país cuando un guardia armado que rondaba el hotel (Willars) en el que el primer mandatario se encontraba hospedándose de forma temporera para prevenir su asesinato. Y en el día, (marzo 4, 1861) , el día de su inauguración como presidente, fue escoltado hasta la Avenida Pennsylvania acompañado de la caballería y bajo la más estricta vigilancia dirigida por el General Scout para prevenir que se le asesinara de camino al Capitolio en donde pronunciaría su mensaje inaugural desde el pórtico este. Eran tiempos terribles... — John Smith Dye, The Adder’s Den, p. 135.

Cuándo se recuerda el Congreso de Viena, Metternitch, los planes del Papa y de la Orden Jesuita para destruir este país, su libertad, destruir el Protestantismo y asesinar a los presidentes, ¿Qué nos dice todo esto acerca de los planes malvados y del carácter malicioso de los Jesuitas? Cuándo recordamos los ataques contra Andrew Jackson, el asesinato de Zachary Taylor, el intento de asesinato de James Buchanan y de Abraham Lincoln y finalmente su asesinato, ¿qué nos dice todo esto acerca de la iglesia católica? Nos muestra que su fachada de ser una iglesia, es sólo eso una fachada. Se esconden detrás de una máscara de religiosidad para no ser sospechosos de tantas abominaciones que perpetran diariamente en este país y alrededor del mundo. Que Dios nos libre de formar parte de una organización tan satánica como esta.

Abraham Lincoln declaró lo siguiente:

Se han fraguado tantos planes para atentar contra mi vida, que es un verdadero milagro que hayan fallado especialmente si consideramos que la mayor parte de los planes han estado en manos de los diestros asesinos católicos romanos quienes han sido adiestrados por los Jesuitas. ¿Esperamos que Dios haga un milagro perpetuo par salvar mi vida? Yo creo que no. Los Jesuitas son tan expertos en esos actos sangrientos que Enrique IV dijo que era imposible escaparse de ellos y él se convirtió en una de sus víctimas a pesar de que hizo lo imposible por protegerse. Mi escape de ellos desde la carta del Papa a Jeff Davis se ha afilado más el arma para destruirme, sería un milagro si lograra sobrevivir.

Pero tal y como Dios no escuchó el murmullo de los labios de Moisés cuando le dijo que tenía que morir antes de cruzar el Jordan, por los pecados del pueblo; así mismo espero que no escuche ni un murmullo de mis labios cuando yo caiga por el bien de mi nación.

Los únicos favores que le pido a Dios son, primero que muera por la santa causa con la que estoy comprometido ya que soy el que porta los derechos y las libertades de mi nación.

El segundo favor que le pido a Dios es que cuando yo me haya ido mi amado hijo Robert sea uno de los que enarbole la bandera de la libertad que cubrirá mi tumba y que la lleve con honor y fidelidad hasta el fin de su vida, tal y como hizo su padre aun rodeado de millones que le llamarán a pelear y a morir en defensa y por el honor de su país. — Charles Chiniquy. Cincuenta Años en la Iglesia de Roma, Chick Publications, pp. 302, 303.

Abraham Lincoln entendió que ese tiempo se aproximaba.

En medio de un éxito sin precedentes mientras todas las campanas de la nación repicaban de alegría, cayó una calamidad sobre la nación que provocó consternación y sorpresa. En la tarde del viernes 14 de abril, el Presidente Lincoln asistió al teatro Ford en Washington. Estaba sentado en su palco observando y escuchando el drama que se estaba presentando, cuando un hombre entró por la puerta del pasillo y entró al palco cerrando la puerta tras de sí. Acercándose al presidente, sacó una pistola de su bolsillo y le disparó en la parte posterior de la cabeza. Cuando el Presidente cayó sin conocimiento herido de muerte y el grito de su esposa quien estaba sentada a su lado se escuchó en todo el teatro, el asesino saltó del palco de una altura de nueve pies y al correr por el escenario su cabeza desnuda sacó un cuchillo y exclamó: “Sic siemper tyranuss ¡” y se escapó por el lado del escenario.— Ibid. Pp. 307-308.

El noble Abraham, fiel descendiente del padre de los fieles, honesto en todos sus deberes, humilde como un niño, tierno de corazón como una mujer, quien no podía concebir herir a sus más terribles enemigos; quien en el momento del triunfo se entristeció por la derrota de sus adversarios con su lema “ caridad para todos, malicia para ninguno”, poseía sentido común y una inteligencia nunca vista y un poder intelectual que le permitía vencer a sus más grandes enemigos en batallas. Desarrolló habilidades como hombre de estado que le hicieron merecedor del agradecimiento del pueblo y de la admiración del mundo. Con gracia y amabilidad atrajo a muchos corazones generosos; ¡y murió abaleado por un asesino!

Pero ¿quién fue ese asesino? Booth era nada más y nada menos que una herramienta de los Jesuitas. Fue Roma quien dirigió su brazo después de haber corrompido su corazón y condenado su alma. — Ibid. P. 308.

Luego de veinte años y de las más difíciles y constantes búsquedas yo vengo delante de la gente de la nación Americana sin temor a decir y a probar que el Presidente Lincoln fue asesinado por los sacerdotes y los Jesuitas de Roma.

En el libro de los testimonios dados en la persecución y el asesinato de Lincoln, publicado por Ben Pittman en el 1867, y en los dos volúmenes del juicio de John Surratt tenemos pruebas legales irrefutables de que el plan del asesinato de Lincoln fue uno maduro [cuidadosamente planificado] que comenzó en la casa de Mary Surratt, 561 de la calle H. en Washington, D. C. Los testimonios bajo juramento muestran que esta casa era el punto de encuentro de los sacerdotes en Washington. ¿Qué le muestra al mundo la presencia de tantos sacerdotes en un solo lugar? Ningún hombre que posea sentido común y que sepa algo de los sacerdotes de Roma pondría en duda el hecho de que ellos eran los consejeros, los planificadores de ese plan infernal.

Esos sacerdotes quienes eran los amigos personales y los padres confesores de Booth, John Surratt y Mary Surrat no hubiesen podido estar en esa casa todo el tiempo si saber lo que estaba pasando, particularmente cuando sabemos que cada uno de ellos era un rebelde de corazón. Cada uno de esos sacerdotes sabiendo que el Papa infalible había llamado a Jeff Davis “su hijo amado” y habían tomado la Confederación del Sur bajo su protección, estaban atados a creer que lo más santo que hombre alguno pudiera hacer era combatir por la causa del Sur destruyendo a aquellos que fuesen considerados enemigos.

Lea la historia del asesinato del Almirante Coligny, de Enrique III y Enrique IV y de Guillermo el Taciturno perpetradas por los asesinos de los Jesuitas, compárelas con el asesinato de Abraham Lincoln y encontrará que se asemejan tanto como dos gotas de agua. ¡Comprenderá que todas provienen de una misma fuente — Roma! — Ibid. P. 309.

El archi rebelde [Jeff Davis] pudo haber puesto el dinero; pero los Jesuitas seleccionarían los asesinos, los adiestrarían y les mostrarían la corona de gloria en el cielo si asesinaban al autor del derramamiento de sangre, el famoso apóstata- el enemigo del Papa y de la iglesia — Lincoln.

¿Quién no es capaz de ver las lecciones que le ofrecieron los Jesuitas a Booth, en sus reuniones diarias en la casa de Mary Surratt cuando se leyeron las últimas líneas escritas por Booth antes de su muerte? “Nunca podré arrepentirme, Dios me hizo el instrumento de su castigo” Compare esas palabras con las doctrinas y principios que se enseñan en los concilios, los decretos del Papa y las leyes de la Santa Inquisición y encontrará que los sentimientos y las creencias de Booth emanaban de esos principios, como el río que fluye desde su fuente.

Y la piadosa señorita Surratt, quien al día siguiente de la muerte de Lincoln dijo sin ningún reparo en presencia de varios testigos: “ La muerte de Abraham Lincoln no es más que la muerte de cualquier negro en el ejército” ¿De dónde pudo haber sacado esa expresión sino de su iglesia? ¿No había proclamado la iglesia recientemente mediante el juez católico Taney en su decisión en el caso Dred Scout que los negros no tienen ningún derecho por el cuál los blancos tengan que respetarlos? Al comparar al Presidente con el más bajo de los negros, Roma estaba diciendo que el presidente no tenía siquiera derecho a la vida. —Ibid. p. 310.

Justo después de la muerte de Lincoln, John Surratt quien era parte de la conspiración para asesinar al Presidente tomó un vuelo a Montreal. Desde Montreal fue llevado a Liverpool, Inglaterra y después a Roma. Cuando un oficial de los Estados Unidos finalmente lo encontró ya formaba parte del ejército personal del Papa. ¡Un conspirador del asesinato de Abraham Lincoln era miembro del ejército personal del Papa!

Tres o cuatro horas antes del asesinato de Lincoln en Washington, el 14 de abril 1865 ese asesinato no era conocido sólo por algunos sino que circulaba en todas las calles y en las casas del pueblo católico de San José, Minnesota. El hecho es innegable; los testimonios reales y no había ni tren ni ningún otro medio de comunicación cerca del pueblo, el más cercano quedaba a unas treinta o cuarenta millas de distancia del pueblo...

El Señor Linneman quien era un católico romano nos dice que a pesar de haber escuchado esto de labios de muchas personas en su tienda y en las calles, no recuerda el nombre de una sóla persona que se lo hubiese dicho....pero si la memoria del Señor Linneman es tan deficiente en cuanto a ese asunto en particular podemos recordarle lo que se decía con precisión matemática...

...Los sacerdotes del pueblo de San José visitaban Washington con frecuencia y pernoctaban posiblemente en la casa de la señorita Surratt... esos sacerdotes de Washington se comunicaban diariamente con sus colegas rebeldes del pueblo de San José, ellos eran sus íntimos amigos. No había secretos entre ellos. Los detalles de la muerte y el día seleccionado para su ejecución eran conocidos por los sacerdotes del pueblo de San José ya que ellos estaban entre los de Washington...

¿Cómo fue posible que los sacerdotes pudieran esconder su plan del Señor Linneman si el era su confidente? El era su proveedor, la mano derecha de los fieles de San José...

Los sacerdotes romanos sabían y habían circulado la muerte de Lincoln cuatro horas antes de que sucediera en su pueblo católico de San José, Minnesota. — Ibid. pp. 316, 317.

Hay mucho más material.

En el juicio de John Surratt, un ministro francés de nombre Rufus King dijo lo siguiente: “Yo creo que él (John Surratt) está protegido por el clero y que el asesinato ha sido producto de un plan profundo, no sólo contra la vida del Presidente Lincoln sino también contra la existencia de ésta república, ya que sabemos que el sacerdocio y la realeza se han opuesto y siempre se opondrán a la libertad” — Burke,McCarty, The suppressed Truth About the Assasination of Abraham Lincoln, Arya Varta Publishing, P. 185.

Cuatro personas fueron juzgadas, convictos y ejecutados por medio de la horca por el asesinato de Abraham Lincoln. Sus nombres eran Davy Harold, Lewis Payne, Geoge Atzerodt y Mary E. Surratt. Estos eran todos católicos romanos. Esa información se encuentra en el Teatro Ford en varias vitrinas que muestran muchas cosas acerca de Lincoln, la Guerra Civil y su asesinato. Como Abraham Lincoln fue asesinado hubo un intento de asesinar a William Stuart también, el Secretario de Estado. Hubo también un intento de asesinar a Ulysses S. Grant, pero Grant tuvo que hacer un viaje de emergencia a New Jersey para estar al lado del lecho de muerte de un familiar. Andrew Johnson, el Vicepresidente de los Estados Unidos, también estaba programado para ser asesinado en ese momento. El hombre que le iba a asesinar se asustó y huyó al campo montado a caballo y no llevó a cabo su parte del plan.

Lewis Payne conocido como el niño de Florida, un gigante atlético quien se había unido a la conspiración varios meses antes, llegó hasta el frente de la residencia del Secretario de Estado, William Stuart.

William Stuart había estado enfermo durante tres semanas, sufriendo de una fractura en la mandíbula que sufrió como consecuencia de que sus caballos se desenfrenaran y estaba bajo el cuidado constante de enfermeros.

Payne tocó el timbre de la puerta y le contestó un negro mayordomo. Le dijo al mismo que él había sido enviado con algunas medicinas que debía llevar al cuarto del enfermo. El negro mayordomo rehusó permitirle entrar, diciéndole que tenía órdenes de no permitirle a nadie entrar al cuarto del Seño Stuart. El extraño [Lewis Payne] después de haber luchado por un rato con el mayordomo, lo tumbó al piso y subió las escaleras. Corrió hasta el cuarto del enfermo, luego de haber tumbado al piso a los dos hijos del Secretario...El, [Lewis Payne] corrió hasta donde estaba el enfermo y lo apuñaleó tres veces. Por un esfuerzo sobrehumano, el último combatió a su asesino quien le dejó tirado en el piso, sangrando por las heridas que le había infligido. Después de su ataque mortal a Stuart, el rufián corrió escaleras abajo, gritando a viva voz “ ¡Estoy loco, estoy loco!”, y posiblemente lo estaba. Estaba completamente bajo el control de las influencias hipnóticas de la gente perversa en cuyo poder se había entregado.— Ibid, pp.121,122.

Eso era parte del plan de Michael O’ Laughlin uno de los conspiradores de Baltimore, el asesinar al General Grant esa noche. Esto no fue posible debido a los cambios en los planes del General.

Fue a Atzerodt, le correspondió asesinar al Presidente Johnson, pero sintió temor y pasó el día en el campo montando a caballo...... fue encontrado varios días después con unos familiares en la parte baja de Washington. Él hizo una confesión escrita antes de ser ejecutado que confirmaba la presencia de Surratt en Washington en ese día fatal y lo confirmaba como un hecho que nueve testigos de buena reputación habían jurado.— Ibid, p. 122.

Ciertamente tenemos una conspiración para matar, no únicamente al Presidente sino también de llevar al gobierno de los Estados Unidos a un caos total. ¿No hemos visto el cumplimiento del Concilio de Viena y de Verona en función en el 1865? ¿No hemos visto la mano de la Orden Jesuita y de la Iglesia Católica Romana dispuesta a destruir a esta gran nación? Fue un momento terrible en la historia de los Estados Unidos.
Hemos visto ya que la iglesia católica romana sembró la semilla de la división entre los dos grandes sectores de esta nación, dividiendo el Norte del Sur en el asunto candente de la esclavitud.

Esa división era su oportunidad de oro para lograr que uno demoliera al otro, y poder reinar sobre las ruinas sangrantes de ambos. Habiendo disfrutado de una política largamente favorecida, esperaba que la hora de su triunfo supremo sobre este continente habría llegado. Le ordenó al Emperador de Francia a preparar un ejército en Méjico para proveerle apoyo al Sur, y convenció a todos los católicos a que se unieran bajo la bandera de la esclavitud uniéndose al Partido Demócrata. — Charles Chiniquy, Cincuenta años en la Iglesia de Roma. Publicaciones Chick. p. 291.

Abraham Lincoln le dijo a Charles Chiniquy,

Yo estaré eternamente agradecido por las palabras de advertencia que me has dado en cuanto a los peligros de parte de Roma que me asechan y ponen mi vida en peligro. Yo sé que no son peligros imaginarios. Si estuviese peleando contra un Sur Protestante, como nación no habría ningún peligro de asesinato contra mí. Las naciones que leen la Biblia pelean con valentía en el campo de batalla, pero no asesinan a sus enemigos. El Papa y los Jesuitas con su inquisición infernal son el único poder organizado en el mundo que han recurrido a las armas asesinas para matar a aquellos a quienes no pueden convencer con sus argumentos o conquistar con su espada.

Desgraciadamente, siento más y más cada día que la lucha que estoy librando no es únicamente contra los americanos del Sur, es más que nada en contra del Papa de Roma, sus perversos Jesuitas y sus esclavos ciegos y sedientos de sangre. Mientras esperen conquistar el Norte, ellos salvarán mi vida; pero el día que eliminemos su ejército, tomemos sus ciudades y los forcemos a someterse entonces me da la impresión de que los Jesuitas quienes son los gobernadores principales del Sur harán lo que casi invariablemente han hecho en el pasado. El cuchillo o la pistola lograrán lo que los guerreros no pueden lograr. La guerra civil parece ser un mero asunto político para aquellos que no ven lo que yo veo. El secreto surge de ese drama terrible. Pero es una guerra más religiosa que civil. Es Roma la que quiere gobernar y degradar al Norte como ya ha gobernado y degradado al Sur, desde el mismo día de su descubrimiento. Hay sólo unos pocos de los líderes del Sur quienes no son más o menos bajo la influencia de los Jesuitas a través de sus esposas, parientes y sus amigos. Algunos miembros de la familia de Jeff Davis pertenecen a la iglesia de Roma...

Es bien cierto, sin embargo que si la gente americana supiera del odio feroz que le tienen los sacerdotes romanos a nuestras instituciones, nuestras escuelas, nuestros más sagrados derechos y nuestras atesoradas libertades nos las quitarían mañana mismo o nos matarían por traidores. Pero tú eres al único a quien revelo estos tristes secretos porque se que lo sabías antes que yo. La historia de estos últimos mil años nos dice que en aquellos lugares en los que la iglesia católica no es un arma de destrucción para destruir el corazón de las naciones libres, la misma se convierte en una piedra en su cuello para paralizarla y prevenir sus adelantos en el camino a la civilización, la ciencia, la inteligencia, la felicidad y la libertad. — Ibid. pp.294, 295.

Lincoln dijo:

Esta guerra nunca hubiera sido una realidad sin la intervención siniestra de los Jesuitas. Le debemos al Papado que ahora veamos nuestra tierra roja manchada de la sangre de sus hijos más nobles... Me da pena con los sacerdotes, los obispos y las monjas de Roma en los Estados Unidos porque cuando la gente se de cuenta de que ellos son en gran parte responsables por las lágrimas y por la sangre derramada en esta guerra.—Ibid. pp. 296-297.

Estás completamente en lo correcto cuando dices que se deberían haber sacado a los católicos romanos de nuestro ejército. Desde a publicación de esto la carta del [Papa] un gran número de ellos ha desertado sus banderas y se han convertido en traidores... Es también cierto que Meade ha permanecido con nosotros y que ha ganado la sangrienta batalla de Gettysburg. Pero ¿cómo podría haberla perdido cuando estaba rodeado de héroes tales como Howard, Reynolds, Beuford, Wadsworth, Cutler, Slocum, Sickles, Hancock, Barnes, etc. Pero es evidente que su romanismo era mayor que su patriotismo después de la batalla. Le permitió al ejército de Lee escapar cuando pudo haberlo obligado a rendirse después de haber perdido la mitad de sus soldados en los últimos tres días.

Cuando Mead iba a ordenar la persecución del ejército llegó un extraño a toda prisa al cuartel, ese extraño era un Jesuita disfrazado. Después de tres minutos de conversación con el Mead hizo arreglos para la persecución del enemigo que ¡escapó sin ser tocado habiendo perdido sólo dos armas! — Ibid p. 298.

Lincoln dijo:

La gente común ve y escucha las ruedas ruidosas de los carros de la Confederación del Sur: les llaman Jeff Davis, Lee, Toombs, Beauregart, Semmes, etc., y ellos piensan con toda honestidad que ellos son el poder motivador, la primera causa de nuestros problemas. Pero eso es un error. El verdadero poder motivador está encerrado en las gruesas paredes del Vaticano, los colegios y las escuelas de los Jesuitas, los conventos de las monjas y los confesionarios de Roma. — Ibid. p. 305.

Para cumplir el Consejo de Viena, Verona y Chieri la iglesia católica dividió al Norte y al Sur a través de su agente John C. Calhoun. Pretendían destruir la economía a través de Nicholas Biddle y entonces utilizaron la copa del veneno y las balas asesinas para asesinar y para intentar asesinar a un total de cinco presidentes dentro de un periodo de tiempo de veinticinco años. Mancharon el suelo americano con la sangre de miles hombres jóvenes americanos durante la terrible Guerra Civil. ¡Oh Oh, que tenemos los ojos para ver que Roma nunca cambia! Lo que hizo antes, lo sigue haciendo hoy en día. Dios nos ayude a entender la maldad del Papado Romano, tanto la de antes como la de ahora.


Y kAL-EL PRETENDE HACERNOS CREER QUE LOS JESUITAS SON INOCENTES. ¡POBRES ANGELITOS DE SATANÁS!
 
Re: ¿Quienes somos los Jesuitas?

Muy, pero muy difícil que lo hayas hecho. Por ejemplo, ¿puedes tú negar la confabulación católica requete probada de los católicos, vía jesuitas, en el asesinato del presidente Lincoln, tantto así que provocó la ruptura de relaciones con el Vaticano? ¿Puedes tú probar que los jesuitas fueron botados de 19 países injustamente?, etc, etc-

Lo hice, justamente en un post que anda por ahi, si quieres buscalo, ahi tengo TODA la informacion donde desmiento lo de Lincoln.