¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Exactamente. Dios, no los demonios, ha hecho de los seres vivos lo que son en la naturaleza. Gracias y bendiciones también para ti.

mm....

Algo absurdo tu aporte, lo mas triste de todo es que haya alguien que diga "Muy interesante y muy acertado tu aporte".

Dejame ver...

Crees que los seres humanos fueron hechos para no beber agua...?
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

mm....

Algo absurdo tu aporte, lo mas triste de todo es que haya alguien que diga "Muy interesante y muy acertado tu aporte".

Dejame ver...

Crees que los seres humanos fueron hechos para no beber agua...?

Hombre un adventista autista, el rey del absurdo, quiere juzgar la supuesta absurdez de los demás. Bueno, pasmado, ya ves que hay gente que sabe pensar (es una pequeña virtud que solemos tener los no adventistas). Cuéntanos, inepto, ¿tú bebes agua sin una orden divina? Pues, ¡ya ves lo que son las cosas! Otros comen carne sin el menor reparo. ¿Por qué lo habrían de tener?
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Hombre un adventista autista, el rey del absurdo, quiere juzgar la supuesta absurdez de los demás. Bueno, pasmado, ya ves que hay gente que sabe pensar (es una pequeña virtud que solemos tener los no adventistas). Cuéntanos, inepto, ¿tú bebes agua sin una orden divina? Pues, ¡ya ves lo que son las cosas! Otros comen carne sin el menor reparo. ¿Por qué lo habrían de tener?

Aunque no veo por ninguna parte la contestación a la pregunta que te hice (nada nuevo) dejemos tu característica cobarde a un lado.

Yo bebo agua porque Dios me creó para beber agua. Ahora, ¿crees que era plan de Dios que los animales quitaran la vida a otros animales...?

Si te fijas protosoario, ahora tienes no una, sino dos preguntas, estas son:

  1. Crees que los seres humanos fueron hechos para no beber agua...?
  2. ¿crees que era plan de Dios que los animales quitaran la vida a otros animales...?
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

La Biblia dice:

"Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así." Génesis 1:30.

Desde Edén hasta el Diluvio los seres vivos obtenían su energía del reino vegetal para poder subsistir.

Génesis 1:30 especifica cuál debía ser la dieta divina para los animales en el Edén: “Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así”. De acuerdo con Elena White, estas palabras indican que “no era su propósito que un animal destruyera a otro para obtener alimento”. Esto significa que originalmente, desde la más simple criatura hasta Adán y Eva, no había carnívoros en el Edén. Dios había creado un hábitat libre de depredadores —un concepto explosivo para la biología convencional, ya que actualmente necesitamos de depredadores para mantener el equilibrio en la naturaleza. Por fe creemos que Dios tenía un método, no revelado en las Escrituras, para mantener este balance, que no necesitaba la muerte de sus criaturas en el Edén.

Este hábitat libre de depredadores, lleno de criaturas que se servían unas a otras, constituye la base de la visión de Isaías acerca de la nueva tierra donde “el león como el buey comerá paja” (Isaías 11:7).

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

La Biblia dice:

"Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así." Génesis 1:30.

Desde Edén hasta el Diluvio los seres vivos obtenían su energía del reino vegetal para poder subsistir.

Génesis 1:30 especifica cuál debía ser la dieta divina para los animales en el Edén: “Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así”. De acuerdo con Elena White, estas palabras indican que “no era su propósito que un animal destruyera a otro para obtener alimento”. Esto significa que originalmente, desde la más simple criatura hasta Adán y Eva, no había carnívoros en el Edén. Dios había creado un hábitat libre de depredadores —un concepto explosivo para la biología convencional, ya que actualmente necesitamos de depredadores para mantener el equilibrio en la naturaleza. Por fe creemos que Dios tenía un método, no revelado en las Escrituras, para mantener este balance, que no necesitaba la muerte de sus criaturas en el Edén.

Este hábitat libre de depredadores, lleno de criaturas que se servían unas a otras, constituye la base de la visión de Isaías acerca de la nueva tierra donde “el león como el buey comerá paja” (Isaías 11:7).

Continuará...

Continuación...

La caída, como se la registra en Génesis 3, responde a la pregunta sobre la presencia del mal, el sufrimiento, la depredación y su relación con el carácter de Dios. Dios les advirtió a Adán y a Eva acerca de la conexión causal entre el pecado y la muerte (Génesis 2:17), lo que fue inmediatamente negado por Satanás (Génesis 3:4, 5).

La relación entre el primer pecado humano y la muerte en la tierra es profunda, como lo expresa Pablo: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Romanos 5:12). Esta conexión de causa no se aplica solamente a la mortalidad humana sino también a la muerte de toda criatura viviente, como lo afirma Pablo: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, (“corrupción”, que implica la muerte), no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza” (Romanos 8:20). Así, el primer efecto del pecado humano fue el cambio inmediato del orden original —de un hábitat libre de muerte a uno regido por el ciclo de vida y muerte, como fue ilustrado casi inmediatamente por el asesinato de Abel, cometido por Caín (ver Génesis 4:8).

Los efectos del pecado también causaron cambios en la temperatura atmosférica: “La atmósfera, de temperatura tan suave y uniforme, estaba ahora sujeta a grandes cambios” de “calor y frío”; los efectos también se ven en “la caída de las flores y las hojas” llevando a nuestros primeros padres a apenarse “más profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos” y alteró la naturaleza de los animales (“el espíritu de rebelión, al cual él [Adán] mismo había dado entrada, se extendió a toda la creación animal”.)

Con este significativo enfoque psico-biológico echemos ahora una mirada a las tres maldiciones que el pecado trajo a este mundo. Primero, Dios maldijo a la serpiente: “Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias... sobre tu pecho andarás” (Génesis 3:14). Segundo, Dios maldijo el mundo vegetal por la desobediencia de Adán: “Maldita será la tierra por tu causa... espinos y cardos te producirá” (Génesis 3:17, 18). Tercero: Dios maldijo luego toda la tierra o reino mineral por medio del diluvio universal, el cual destrozó la corteza terrestre. (Génesis 6-9).

Sean las maldiciones causativas o descriptivas, sugieren algunos efectos importantes del pecado sobre la naturaleza. ¿Podemos observar un patrón en el cual los tres reinos hayan sido afectados por los efectos del pecado? En otras palabras, ¿podría la maldición de la serpiente significar un cambio general en el reino animal, las espinas representar cambios universales a desarrollarse en el reino vegetal y el diluvio representar un desajuste universal en el reino mineral? ¿Podrían las palabras “sobre todos los animales del campo” de la primera maldición, sugerir que el reino animal sufrió inmediatamente una maldición que comprendía la totalidad del reino? En otras palabras, así como Dios habló para crear el mundo, vuelve a hablar creativamente, pero con una intención diferente y temporal. Si es así, ¿podría la maldición sobre la serpiente significar que un Dios amante activa milagrosamente un plan B ya previsto? ¿Está él reprogramando porciones de los códigos genéticos dentro de su buen reino animal, permitiendo que el hábitat natural sea balanceado temporalmente por el ciclo de vida y muerte, depredación y decaimiento? En el lado positivo, esto implica que Dios es responsable de programar en forma creativa los sistemas maravillosos de restauración en la naturaleza como el de inmunidad, la coagulación de la sangre, la peristalsis reversible (el mecanismo del vómito), etcétera, y quizá el balance en la naturaleza logrado en parte por ingeniosos mecanismos de escape tales como la coloración protectora, el mimetismo y otros, en un mundo temporalmente dominado por el ciclo de la vida y la muerte.

El equilibrio en la naturaleza es un logro admirable de las relaciones entre las plantas y los animales que requiere por lo menos dos relacionas profundas, inteligentemente afines biológica y psíquicamente. Primero, la mente y el cuerpo de un animal específico deben concordar. Los colmillos no serían apropiados en el conejo y un temperamento de defensa escapista en un león sería ridículo (¿te imaginas al rey de los animales huyendo aterrorizado por la presencia de un conejo?). Segundo, tanto el depredador como la presa deben ser igualmente astutos para la captura y el escape; de lo contrario, no resultaría un balance natural. Estos requisitos de depredación son tan complejos y están tan finamente sincronizados, que parece biológicamente imposible que se desarrolle un hábitat libre de depredación en forma lenta y accidental. Pareciera ser necesaria alguna forma milagrosa de permiso y/o intervención. Por ejemplo, Dios puede haber equipado sabiamente a las criaturas después de la caída con una habilidad asombrosa para adaptarse, como lo evidencian estudios biológicos recientes indicados por James L. Hayward.

En relación con el reino vegetal, Elena White afirma: “El [Dios] nunca hizo una espina, un cardo o una cizaña. Esto es trabajo de Satanás, es el resultado de la degeneración introducida por él entre las cosas preciosas”. El significado de este hermoso pensamiento es que la maldición de Dios sobre la tierra no volvió a programar milagrosamente el reino vegetal para producir espinas. La aparición de las espinas es obra de Satanás, permitida por Dios para que podamos entender el verdadero carácter de Satanás."

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

Continuación...

La caída, como se la registra en Génesis 3, responde a la pregunta sobre la presencia del mal, el sufrimiento, la depredación y su relación con el carácter de Dios. Dios les advirtió a Adán y a Eva acerca de la conexión causal entre el pecado y la muerte (Génesis 2:17), lo que fue inmediatamente negado por Satanás (Génesis 3:4, 5).

La relación entre el primer pecado humano y la muerte en la tierra es profunda, como lo expresa Pablo: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Romanos 5:12). Esta conexión de causa no se aplica solamente a la mortalidad humana sino también a la muerte de toda criatura viviente, como lo afirma Pablo: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, (“corrupción”, que implica la muerte), no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza” (Romanos 8:20). Así, el primer efecto del pecado humano fue el cambio inmediato del orden original —de un hábitat libre de muerte a uno regido por el ciclo de vida y muerte, como fue ilustrado casi inmediatamente por el asesinato de Abel, cometido por Caín (ver Génesis 4:8).

Los efectos del pecado también causaron cambios en la temperatura atmosférica: “La atmósfera, de temperatura tan suave y uniforme, estaba ahora sujeta a grandes cambios” de “calor y frío”; los efectos también se ven en “la caída de las flores y las hojas” llevando a nuestros primeros padres a apenarse “más profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos” y alteró la naturaleza de los animales (“el espíritu de rebelión, al cual él [Adán] mismo había dado entrada, se extendió a toda la creación animal”.)

Con este significativo enfoque psico-biológico echemos ahora una mirada a las tres maldiciones que el pecado trajo a este mundo. Primero, Dios maldijo a la serpiente: “Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias... sobre tu pecho andarás” (Génesis 3:14). Segundo, Dios maldijo el mundo vegetal por la desobediencia de Adán: “Maldita será la tierra por tu causa... espinos y cardos te producirá” (Génesis 3:17, 18). Tercero: Dios maldijo luego toda la tierra o reino mineral por medio del diluvio universal, el cual destrozó la corteza terrestre. (Génesis 6-9).

Sean las maldiciones causativas o descriptivas, sugieren algunos efectos importantes del pecado sobre la naturaleza. ¿Podemos observar un patrón en el cual los tres reinos hayan sido afectados por los efectos del pecado? En otras palabras, ¿podría la maldición de la serpiente significar un cambio general en el reino animal, las espinas representar cambios universales a desarrollarse en el reino vegetal y el diluvio representar un desajuste universal en el reino mineral? ¿Podrían las palabras “sobre todos los animales del campo” de la primera maldición, sugerir que el reino animal sufrió inmediatamente una maldición que comprendía la totalidad del reino? En otras palabras, así como Dios habló para crear el mundo, vuelve a hablar creativamente, pero con una intención diferente y temporal. Si es así, ¿podría la maldición sobre la serpiente significar que un Dios amante activa milagrosamente un plan B ya previsto? ¿Está él reprogramando porciones de los códigos genéticos dentro de su buen reino animal, permitiendo que el hábitat natural sea balanceado temporalmente por el ciclo de vida y muerte, depredación y decaimiento? En el lado positivo, esto implica que Dios es responsable de programar en forma creativa los sistemas maravillosos de restauración en la naturaleza como el de inmunidad, la coagulación de la sangre, la peristalsis reversible (el mecanismo del vómito), etcétera, y quizá el balance en la naturaleza logrado en parte por ingeniosos mecanismos de escape tales como la coloración protectora, el mimetismo y otros, en un mundo temporalmente dominado por el ciclo de la vida y la muerte.

El equilibrio en la naturaleza es un logro admirable de las relaciones entre las plantas y los animales que requiere por lo menos dos relacionas profundas, inteligentemente afines biológica y psíquicamente. Primero, la mente y el cuerpo de un animal específico deben concordar. Los colmillos no serían apropiados en el conejo y un temperamento de defensa escapista en un león sería ridículo (¿te imaginas al rey de los animales huyendo aterrorizado por la presencia de un conejo?). Segundo, tanto el depredador como la presa deben ser igualmente astutos para la captura y el escape; de lo contrario, no resultaría un balance natural. Estos requisitos de depredación son tan complejos y están tan finamente sincronizados, que parece biológicamente imposible que se desarrolle un hábitat libre de depredación en forma lenta y accidental. Pareciera ser necesaria alguna forma milagrosa de permiso y/o intervención. Por ejemplo, Dios puede haber equipado sabiamente a las criaturas después de la caída con una habilidad asombrosa para adaptarse, como lo evidencian estudios biológicos recientes indicados por James L. Hayward.

En relación con el reino vegetal, Elena White afirma: “El [Dios] nunca hizo una espina, un cardo o una cizaña. Esto es trabajo de Satanás, es el resultado de la degeneración introducida por él entre las cosas preciosas”. El significado de este hermoso pensamiento es que la maldición de Dios sobre la tierra no volvió a programar milagrosamente el reino vegetal para producir espinas. La aparición de las espinas es obra de Satanás, permitida por Dios para que podamos entender el verdadero carácter de Satanás."

Continuará...

Continuacíon...

Para empezar, recordemos que los poderes de Satanás son limitados. El salmista dice acerca de Dios: “Porque contigo está el manantial de la vida” (Salmo 36:9). Esto implica que ningún otro, incluyendo a Satanás, tiene el poder de dar vida. Pero, aunque limitado, el poder de acción de Satanás es verdaderamente extraordinario, como lo sugiere Pablo: obra de “Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:9, 10, KJV). Apocalipsis sugiere que este poder se extiende hasta los niveles que van más allá de lo empírico o milagroso (ver Apocalipsis 13:14); por lo tanto Satanás tiene un poder milagroso aunque no posee la capacidad de dar vida o de crear nuevas entidades biológicas vivientes. Sin embargo, Satanás “tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza”. Este conocimiento, combinado con sus facultades que van más allá de lo empírico, lo convierte en un químico, un biólogo y un botánico sobrenatural. Equipado con un poder tal, Satanás “ha introducido confusión y deformidad en la creación de Dios”. Por ejemplo, ninguna planta nociva había sido puesta en el gran jardín del Señor, pero después de que Adán y Eva pecaron, brotaron hierbas venenosas. Elena White afirma que toda hierba nociva es de su siembra (de Satanás), y por sus ingeniosos métodos de amalgamación (hibridación: ¿manipulación genética?) ha corrompido la tierra con cizaña. Tal vez si se le permitiera a Satanás a seguir sus caminos, la tierra estaría cubierta de espinas y plantas nocivas, pero Dios, en su misericordia, permite que el enemigo tenga la posibilidad de actuar, solamente de una manera limitada, apenas suficiente como para que se muestre su verdadera naturaleza. En vista del importante hecho de que ninguna planta venenosa fue creada por Dios, uno se pregunta acerca del origen del veneno y del aparato venenoso en algunos insectos y reptiles. ¿Podrían estos aspectos particulares de formas biológicas “nocivas” ser también expresión de la cruel obra milagrosa del enemigo? Quizá Dios ejerce el papel positivo, ajustando el mundo caído al problema del pecado, mientras Satanás ejercita un papel destructivo como enemigo, por ejemplo, plagando y deformando el balance de la naturaleza más allá de sus límites designados. ¿Podría ser que el inicuo uso del poder de Satanás en la manipulación genética e hibridación tenga algo importante que ver con la formación de lo que podría llamarse “especies confusas”, las cuales Dios no creó y las cuales no consideró aptas para conservar después del diluvio? Quizá algunos de los raros y espantosos fósiles extintos que aparecen en la columna geológica representan esas especies confusas, constituyendo una categoría de transformaciones biológicas en las cuales un Dios bueno no tiene parte. De hecho, la compasión de Dios es evidente en la permanente destrucción de esos animales: “Había una clase de animales muy grandes la cual pereció en el diluvio. Dios sabía que la fuerza del hombre iba a disminuir y que esos animales monumentales no podrían ser controlados por un hombre debilitado”.

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

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Para empezar, recordemos que los poderes de Satanás son limitados. El salmista dice acerca de Dios: “Porque contigo está el manantial de la vida” (Salmo 36:9). Esto implica que ningún otro, incluyendo a Satanás, tiene el poder de dar vida. Pero, aunque limitado, el poder de acción de Satanás es verdaderamente extraordinario, como lo sugiere Pablo: obra de “Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:9, 10, KJV). Apocalipsis sugiere que este poder se extiende hasta los niveles que van más allá de lo empírico o milagroso (ver Apocalipsis 13:14); por lo tanto Satanás tiene un poder milagroso aunque no posee la capacidad de dar vida o de crear nuevas entidades biológicas vivientes. Sin embargo, Satanás “tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza”. Este conocimiento, combinado con sus facultades que van más allá de lo empírico, lo convierte en un químico, un biólogo y un botánico sobrenatural. Equipado con un poder tal, Satanás “ha introducido confusión y deformidad en la creación de Dios”. Por ejemplo, ninguna planta nociva había sido puesta en el gran jardín del Señor, pero después de que Adán y Eva pecaron, brotaron hierbas venenosas. Elena White afirma que toda hierba nociva es de su siembra (de Satanás), y por sus ingeniosos métodos de amalgamación (hibridación: ¿manipulación genética?) ha corrompido la tierra con cizaña. Tal vez si se le permitiera a Satanás a seguir sus caminos, la tierra estaría cubierta de espinas y plantas nocivas, pero Dios, en su misericordia, permite que el enemigo tenga la posibilidad de actuar, solamente de una manera limitada, apenas suficiente como para que se muestre su verdadera naturaleza. En vista del importante hecho de que ninguna planta venenosa fue creada por Dios, uno se pregunta acerca del origen del veneno y del aparato venenoso en algunos insectos y reptiles. ¿Podrían estos aspectos particulares de formas biológicas “nocivas” ser también expresión de la cruel obra milagrosa del enemigo? Quizá Dios ejerce el papel positivo, ajustando el mundo caído al problema del pecado, mientras Satanás ejercita un papel destructivo como enemigo, por ejemplo, plagando y deformando el balance de la naturaleza más allá de sus límites designados. ¿Podría ser que el inicuo uso del poder de Satanás en la manipulación genética e hibridación tenga algo importante que ver con la formación de lo que podría llamarse “especies confusas”, las cuales Dios no creó y las cuales no consideró aptas para conservar después del diluvio? Quizá algunos de los raros y espantosos fósiles extintos que aparecen en la columna geológica representan esas especies confusas, constituyendo una categoría de transformaciones biológicas en las cuales un Dios bueno no tiene parte. De hecho, la compasión de Dios es evidente en la permanente destrucción de esos animales: “Había una clase de animales muy grandes la cual pereció en el diluvio. Dios sabía que la fuerza del hombre iba a disminuir y que esos animales monumentales no podrían ser controlados por un hombre debilitado”.

Continuará...

Continuación...

El poderoso principio de causa y efecto es como una espada de doble filo que actúa para el bien o para el mal, dependiendo de las decisiones individuales. Por ejemplo, se nos ha dicho que “la transgresión continua del hombre por más de seis mil años ha traído enfermedad, dolor y muerte como fruto”, con el resultado de que “la raza había estado disminuyendo en tamaño y en fortaleza física y hundiéndose más en la escala de la dignidad moral”.

Estos resultados son consecuencias naturales autoimpuestas. “El mundo hoy está lleno de pena, sufrimiento y agonía. ¿Pero es la voluntad de Dios de que exista esta condición? No... Todo abuso de alguna parte del organismo es una violación a las leyes que Dios designó para gobernarnos..., y por la violación de estas leyes los seres se corrompieron a sí mismos; enfermedades y males de toda clase, constitución física debilitada, acabamiento prematuro, muertes anticipadas, son los resultados de la violación de las leyes naturales”. Por otra parte, mientras que la ley causal puede acarrear el sufrimiento humano debido a decisiones pecaminosas, la misma ley lleva bendiciones y felicidad al ser humano, cuando éste realiza decisiones correctas

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

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El poderoso principio de causa y efecto es como una espada de doble filo que actúa para el bien o para el mal, dependiendo de las decisiones individuales. Por ejemplo, se nos ha dicho que “la transgresión continua del hombre por más de seis mil años ha traído enfermedad, dolor y muerte como fruto”, con el resultado de que “la raza había estado disminuyendo en tamaño y en fortaleza física y hundiéndose más en la escala de la dignidad moral”.

Estos resultados son consecuencias naturales autoimpuestas. “El mundo hoy está lleno de pena, sufrimiento y agonía. ¿Pero es la voluntad de Dios de que exista esta condición? No... Todo abuso de alguna parte del organismo es una violación a las leyes que Dios designó para gobernarnos..., y por la violación de estas leyes los seres se corrompieron a sí mismos; enfermedades y males de toda clase, constitución física debilitada, acabamiento prematuro, muertes anticipadas, son los resultados de la violación de las leyes naturales”. Por otra parte, mientras que la ley causal puede acarrear el sufrimiento humano debido a decisiones pecaminosas, la misma ley lleva bendiciones y felicidad al ser humano, cuando éste realiza decisiones correctas

Continuará...

Continuación...

La bondad de Dios se revela no sólo en los aspectos transparentes y hermosos de la vida, sino también en los momentos de devastación, dolor y pérdida.

(Dice el autor de este artículo): "Yo observaba desesperadamente cómo mi madre moría lentamente de mesotelioma, un cáncer doloroso que envuelve los tejidos de los pulmones. Durante sus últimos meses de vida, trataba calmar su insoportable dolor con un fuerte medicamento, y, finalmente, con una continua dosis de morfina, la cual no podía prevenir los ataques de intensos dolores ni la pérdida de la habilidad para comunicarse. Finalmente, ella entró en la paz de un estado de coma del cual nunca se recuperó. Tres días más tarde, murió. Yo percibí la misericordia divina en la forma del estado de coma. Las dolorosas consecuencias del pecado, aunque a veces no provocadas por actos que uno mismo ha cometido, pueden estar entretejidas con la gracia.

Los efectos fisiológicos y psicosomáticos del shock resultan ser una gran bendición para las víctimas de accidentes serios con grandes daños físicos. David Livingstone recuerda una experiencia personal: “Vi al león justo en el acto de saltar sobre mí... Al saltar, clavó su garra en mi hombro y los dos rodamos juntos por el suelo. Rugiendo terriblemente cerca de mi oído, me sacudió como un perro terrier sacude a una rata. El shock me produjo estupor...Me causó un estado soñoliento, en el cual no hubo sentimiento ni de dolor ni de terror...Probablemente este estado peculiar se produce en todos los animales que son atacados por los carnívoros; y si es así, es una provisión misericordiosa de parte de nuestro bondadoso Creador para disminuir el dolor de la muerte”.

Hasta en los infaustos fenómenos de la naturaleza, podemos percibir la gracia de Dios.

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

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La bondad de Dios se revela no sólo en los aspectos transparentes y hermosos de la vida, sino también en los momentos de devastación, dolor y pérdida.

(Dice el autor de este artículo): "Yo observaba desesperadamente cómo mi madre moría lentamente de mesotelioma, un cáncer doloroso que envuelve los tejidos de los pulmones. Durante sus últimos meses de vida, trataba calmar su insoportable dolor con un fuerte medicamento, y, finalmente, con una continua dosis de morfina, la cual no podía prevenir los ataques de intensos dolores ni la pérdida de la habilidad para comunicarse. Finalmente, ella entró en la paz de un estado de coma del cual nunca se recuperó. Tres días más tarde, murió. Yo percibí la misericordia divina en la forma del estado de coma. Las dolorosas consecuencias del pecado, aunque a veces no provocadas por actos que uno mismo ha cometido, pueden estar entretejidas con la gracia.

Los efectos fisiológicos y psicosomáticos del shock resultan ser una gran bendición para las víctimas de accidentes serios con grandes daños físicos. David Livingstone recuerda una experiencia personal: “Vi al león justo en el acto de saltar sobre mí... Al saltar, clavó su garra en mi hombro y los dos rodamos juntos por el suelo. Rugiendo terriblemente cerca de mi oído, me sacudió como un perro terrier sacude a una rata. El shock me produjo estupor...Me causó un estado soñoliento, en el cual no hubo sentimiento ni de dolor ni de terror...Probablemente este estado peculiar se produce en todos los animales que son atacados por los carnívoros; y si es así, es una provisión misericordiosa de parte de nuestro bondadoso Creador para disminuir el dolor de la muerte”.

Hasta en los infaustos fenómenos de la naturaleza, podemos percibir la gracia de Dios.

Continuará...

Continuación...

“Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador, a fin de que lo vieran en las obras de sus manos. El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador en sus obras creadas”. El sábado es un día especial, en el cual podemos salir en medio de la naturaleza y observar de cerca los bosques, las corrientes de agua, los lagos o los mares y descubrir en ellos evidencias del talento de creatividad de Dios. Entonces podremos experimentar el milagro de la iluminación divina, a medida que le permitamos a Dios interpretar el lenguaje de la naturaleza, a veces contradictorio, para poder diferenciar la mano de Dios de la mano del enemigo en la naturaleza; y nos levantaremos agradecidos por el poder creativo de Dios y el cuidado continuo que tiene de todas sus criaturas.

El sábado también señala hacia la futura restauración de todo el universo a su prístina condición, como parte del plan de Dios (ver Hebreos, capítulo 4): “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron... Y ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:1, 4).

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado juber. Saludos cordiales.

Continuación...

“Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador, a fin de que lo vieran en las obras de sus manos. El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador en sus obras creadas”. El sábado es un día especial, en el cual podemos salir en medio de la naturaleza y observar de cerca los bosques, las corrientes de agua, los lagos o los mares y descubrir en ellos evidencias del talento de creatividad de Dios. Entonces podremos experimentar el milagro de la iluminación divina, a medida que le permitamos a Dios interpretar el lenguaje de la naturaleza, a veces contradictorio, para poder diferenciar la mano de Dios de la mano del enemigo en la naturaleza; y nos levantaremos agradecidos por el poder creativo de Dios y el cuidado continuo que tiene de todas sus criaturas.

El sábado también señala hacia la futura restauración de todo el universo a su prístina condición, como parte del plan de Dios (ver Hebreos, capítulo 4): “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron... Y ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:1, 4).

Continuará...

Conclusión

Los siete principios bíblicos presentados aquí referentes a los efectos del pecado en la naturaleza nos muestran cómo los cristianos pueden discernir el carácter amoroso de Dios en la naturaleza y también las señales de la obra de Satanás. En resumen, “bueno es Jehová para con todos” (Salmo 145:9), no sólo con todos los seres racionales, sino también con el gorrión y con la boa esmeralda. Por lo tanto, le replicamos a Baudelaire que hay un Dios y que él es bueno, el cual creó originalmente sólo lo que se asemeja a él." (John T. Baldwin)

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

La escritura del Génesis
Desde el punto de vista racional, el libro del Génesis –el primero de la Biblia- es un cuento absurdo que no tiene ni pies ni cabeza, y que al igual que la fábula de la Evolución de las Especies, cae por su propio peso. No obstante, existen factores que no se aplican a la hora de la comprensión de este libro. El Génesis aparece por primera vez hacia el 1.500 a.C. en el monte Sinaí, donde es recibido por el profeta israelita Moisés. El grupo de libros que este líder recibe es conocido como “pentateuco” (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), que a diferencia de lo que se cree comúnmente, no fue escrito por él.

Expresión de los símbolos
Moisés y su pueblo habían sido adoctrinados en la vasta cultura egipcia, de dónde también surgen los valores masónicos que se han mantenido hasta nuestros días. De la misma manera se inculcan en un “idioma simbólico” que sólo podían aprender los faraones y sacerdotes egipcios, además de su propia lengua aramea –lengua oficial de Israel en aquel tiempo-. Sin embargo, los ancestros de la nación de Israel habían sido ya adoctrinados en estos símbolos, desde tiempos tan remotos que se pierden en el nacimiento de Babilonia (acadio: “Confusión”) y Ur (acadio: “luz”, “claridad”, “aclaración”) en Caldea (territorio de Mesopotamia).

El idioma hebreo
Por otra parte, un concepto poco frecuente dentro de la comunidad religiosa o estudiosos eruditos, es el conocimiento de la lengua hebrea desde sus inicios y su “valor numérico” y “simbólico”. Como si hablásemos de la composición proteica de una macromolécula dentro de la cadena del A.D.N., así también, el idioma hebreo es una lengua cifrada y repleta de códigos y señales intrínsecas más antiguas de lo que se sospecha.

Adoptando estos factores que no han sido tenidos en cuenta por los estudiosos de las Sagradas Escrituras, así como los graves -y algunas veces mal intencionados- “errores de traducción”, llegamos a un punto que nos deja sin palabras, ante un acontecimiento “real” que se ha escrito hace unos 3.500 años, y que desde entonces nuestro envanecimiento y prejuicios han evitado que comprendamos.

¿La creación del universo?
He aquí, puede que por vez primera, la traducción de los capítulos 1, 2 y 3 del libro de las generaciones (Génesis) al español. Estos, mal llamados “días”, como 7 primeros decretos de un total de 70 Conjuraciones que fueron explicadas al profeta israelita Daniel en Babilonia serán ahora explicados:

El Primer Decreto.
“En lo ya creado creó la Asamblea de Dios, esas las “Allá arriba-afuera Muchedumbres” y ese el “Árido”. “Y el Árido estaba en caos y desolación, y la ignorancia estaban cara al despeñadero [moral] y la motivación de el Asamblea de Dios revoloteaba [inquieta] de cara a las muchedumbres”. “Y dijo la Asamblea de Dios: haya aclaración, y se aclararon las cosas. Y vio la Asamblea de Dios que la aclaración estaba bien, y diferenciaron la Aclaración de la Ignorancia. Y llamó a la Aclaración “Intervalo-Conjura” y a la Ignorancia [llamaron] [“Reino del] Cohecho”. Y fue [durante tiempo de] incertidumbre y [durante tiempo de] renacer el Primer Intervalo.”

El Segundo Decreto.
“Y dijo la Asamblea de Dios: Haya [una] Entidad-Corporación entre las muchedumbres, para que diferencie [unos] pueblos de [los otros] pueblos. E instauró la Asamblea de Dios una Entidad-Corporación que diferenció las muchedumbres [podridas] de abajo, de las muchedumbres [en rectitud] de arriba. Y fue así. A la Entidad llamó la Asamblea de Dios “Muchedumbres de Allá [arriba-afuera]”. Y fue [durante tiempo de] incertidumbre y [durante tiempo de] renacer el Intervalo-Conjura Segundo.”

El Tercer Decreto.
“Y dijo la Asamblea de Dios: júntense los pueblos que están debajo de la Entidad, para que se descubran la aridez [espiritual]”… “A lo que estaba seco [espiritualmente] llamó la Asamblea de Dios: Árido, y al conjunto de los pueblos llamó: “Hay Multitudes”. “Después dijo la Asamblea de Dios: Produzca el Árido buena información de parte del Creador, información codificada que de resultado, sabiduría del Creador, [la cual] cause efecto según su categoría, cuya codificación esté en ella, [y todo esto] sobre el Árido. Y fue así. Se produjo [pues en] el Árido buena información de parte del Creador, información codificada según su naturaleza, y sabiduría que da resultados, cuya codificación está en él, según su tipo. Y vio la Asamblea de Dios que [ello] era bueno. Y fue [durante tiempo de] incertidumbre y [durante tiempo de] renacer el Intervalo-Conjetura Tercero.

El Cuarto Decreto.
“Y dijo la Asamblea de Dios: Haya dadores de luz en la Entidad de las “Muchedumbres Allá [afuera-arriba]” para diferenciar la Verdad, del [Reino del] Cohecho, [y] que sirvan de referencia por todos los tiempos, [todos los] días y [los] años, y sean por lumbreras en el firmamento para dar luz sobre el Árido. Y fue así”. “E instituyó la Asamblea de Dios los dos grandes pilares espirituales: la lumbrera mayor (príncipe Gabriel) para que señorear sobre [el Ministerio de] la Salvación, y la lumbrera menor (príncipe Miguel) para que señoreara sobre [las Fuerzas] del Cohecho; e instituyó también guardianes-mensajeros. Los puso la Asamblea de Dios en la Entidad de las “Muchedumbres Allá [arriba-afuera]” para dar luz sobre el Árido, señorear sobre el [Ministerio de] Salvación y contra el [Reino del] Cohecho, y para diferenciar la claridad-verdad de la ignorancia. Y vio la Asamblea de Dios que era bueno. Y fue durante [tiempo de] incertidumbre y [durante tiempo de] renacer el Cuarto Intervalo”.

El Quinto Decreto
“Y dijo la Asamblea de Dios: Produzcan los pueblos almas de vida, y carruajes que vuelen sobre el Árido, en la Entidad de las “Muchedumbres Allá [afuera-arriba]”. Y creó la Asamblea de Dios a esas, las Naves Nodriza y toda alma viviente que se desplaza, que los pueblos produjeron según su categoría, y toda carroza alada según su tipo. Y vieron los dioses que era bueno. Y los bendijo la Asamblea de Dios, diciendo: fructificad y multiplicaos, sojuzguen las naciones [que están] en los cielos (Universo) y multiplíquense los carruajes voladores en el Árido. Y fue durante tiempo de incertidumbre y tiempo de renacer, el Quinto Intervalo.”

El Sexto Decreto.
“Y dijo la Asamblea de Dios: [Permítasele] producir al Árido almas bestiales según su categoría: Organizaciones corruptas, líderes inicuos y personas irracionales en el Árido según su especie. Y fue así. Y diferenció la Asamblea de Dios a las personas mundanas según su carácter, gente cualquiera según su tipo, y toda persona que se arrastra [bajo los valores humanos] sobre el Árido según sus cualidades. Y vio la Asamblea de Dios que esto fue bueno”.
“Entonces [cuando ya todos, diferenciados por categorías espirituales, tenían derecho a procrear] dijo la Asamblea de Dios: Capacitemos a un hombre a nuestra imagen [espiritual-moral], conforme a nuestra semejanza [inmortal-informativa]; y tenga potestad sobre los habitantes del Segundo Cielo, los carruajes aéreos de la Entidad, [sobre] las Organizaciones Corruptas [que dominan] sobre todo el Árido y sobre toda persona irracional que se arrastra [bajo los valores humanos] sobre el Árido. Y capacitaron a un hombre a su imagen [espiritual], igual que a los dioses lo prepararon; [al] varón [y a la] varona los capacitó la Asamblea de Dios [del mismo modo].”
“Y los bendijo la Asamblea de Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad el Árido y sometedlo; ejerced potestad sobre los habitantes del Segundo Cielo, sobre los carruajes voladores y [sobre] todas las Organizaciones Corruptas que se mueven sobre el Árido. Y dijeron los dioses: Mirad, os he dado toda información general con código secreto, que está sobre el Árido, así como toda sabiduría del Creador en [las cuales] hay resultado y dan [a su vez] un código no revelado. De todo esto podéis asimilar, No obstante, a toda Organización Corrupta del Árido, a todos los [que dirigen los] carros celestiales y a todo lo que tiene vida y se arrastra [mundanamente] sobre el Árido, les doy conocimiento no-celestial para instruirse. Y fue así. Y vio la Asamblea de Dios todo cuanto había fundamentado, y era bueno en gran manera. Y fue durante tiempo de incertidumbre y tiempo de renuevo el Sexto Intervalo-Conjura”.

El Séptimo Decreto
“Fueron, pues, acabadas las [instalaciones de las] “Muchedumbres de Allá afuera” y del Árido, y todo lo que hay en ellos. Y para el séptimo intervalo concluyó la Asamblea de Dios la obra que hicieron, y se sentaron [a analizar los siguientes pasos a seguir] en un “séptimo lapso” de todo cuanto habían instituido. Entonces bendijo la Asamblea de Dios el séptimo día [como símbolo] y lo consagraron, porque en él se sentaron a meditar [sobre] toda la obra que había hecho sobre la Creación. Estos son los orígenes de esta Entidad de las Muchedumbres de Arriba-Afuera y de [este] El Árido, cuando fueron establecidos”.
“Cuando la Asamblea de Dios [y] las Fuerzas Armadas establecieron el Árido y ésas, las “Muchedumbres de Allá [afuera]” aún no había ninguna información del Universo sobre el Árido ni había surgido ninguna información del Universo contaminado, porque la Asamblea de Dios [y] las Fuerzas Armadas no habían hecho caer bendiciones sobre el Árido ni había un [verdadero] hombre para que trabajara [sobre la tétrica situación espiritual de] la humanidad, sino que subía del Árido un hedor -en sentido espiritual- que regaba toda la superficie del Árido.”

Preparación de Adán
“Entonces la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas formaron a Adán del residuo del Árido, e insuflaron en él motivación de vida [eterna] y fue el Adán un alma viviente”. “La Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas establecieron un paraíso [con lo mejor] del Universo, al oriente, y pusieron allí al hombre que habían preparado. Y la Asamblea de Dios [junto con] las Fuerzas Armadas hicieron surgir del Árido toda sabiduría de Dios, bella a la vista y edificante para instruirse; también la Sabiduría de Dios sobre la Vida Eterna (conocimiento de la inmortalidad) en medio del complejo [militar], y la sabiduría sobre el conocimiento de poder manipular el bien y el mal…”.

Tierras a las que influye el Edén
“Una [fuerte] corriente de influencias salía de la Tierra para mediar [y sustentar] el Complejo, y de allí se dividía en cuatro mundos. El nombre del primero era Pishón. Éste órbita todo el orbe donde se almacena oro. Y el oro de aquel orbe es bueno, [y] allá [también] tallan la piedra de ónice. El nombre de la segunda influencia es Gijón, la cual orbita todo el orbe llamado Cush. El nombre de la tercera influencia es Jidekel, que se desplaza por delante de Ashur. Y la cuarta es Prat”.

La pareja de Adán
“…Tomaron pues, la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas a Adán y lo dejaron en el Fuerte de la Asamblea, para que lo cultivase y lo guardase. Y la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas ordenaron a Adán diciendo: Puedes instruirte de toda la sabiduría de [este] huerto; pero sobre la sabiduría del conocimiento sobre poder manipular el bien y el mal no experimentarás, porque el día que participes de él, estando muerto morirás.”
“Dijeron además la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas: No es bueno que Adán esté solo; le prepararemos una ayuda en su contra. La Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas, pues, capacitaron de entre el Árido a toda terrestre perspicaz y a toda [perteneciente al grupo de] carruajes de “Allá [arriba] Muchedumbres”, y las trajo a Adán para ver cómo las distinguiría. La distinción que Adán dio a estas criaturas, así se les conoce. Y Adán distinguió a toda persona corrupta, a toda persona celestial y a la gente en general; pero para Adán no se encontró ayuda idónea.”
“E hicieron la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas que Adán entrase en profunda meditación; y mientras estaba plácido, tomaron una de sus costillas y cerraron la carne en su sitio. Y de la costilla que la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas tomaron de Adán, crearon una mujer y la trajeron a Adán. Entonces dijo Adán: Ahora, ésta [sí que] está formada [e instruida] como yo estoy instruido, y es una criatura pura igual como yo lo soy. Esta será llamada varona, porque fue creada del hombre. De manera que, Adán se desarraigará de las costumbres de sus antepasados, y se unirá a su mujer, y serán un solo pensar y sentir (una unidad). Estaban ambos enterados [de las cosas], [tanto] Adán como su mujer, pero no se avergonzaban.

La transgresión de la pareja
“Entonces Satanael, que era el más astuto de todos los seres vivientes del Universo a los cuales la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas habían capacitado, dijo a la mujer: ¿De verdad la Asamblea de Dios os ha dicho: No aprendan de ninguna de las sabidurías que hay [a vuestro alcance] dentro de la Sede? La mujer respondió a Satanael: Podemos participar de las consecuencias que trae la sabiduría de toda información en el Huerto. Pero probar del conocimiento que está en medio de la Sede ha dicho Elohim: No participéis de él, ni os tentéis, no sea que estando ya muertos muráis”.
“Entonces Satanael dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Es que la Asamblea de Dios sabe que el día que probéis eso, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como los dioses, conociendo el bien y el mal. Entonces la mujer creyó que esa sabiduría era buena para asimilarla, que llamaba la atención y que era conocimiento codiciable para alcanzar gran sabiduría. Tanteó pues, fue y participó, y también dio a su marido que estaba con ella, y él participó. De manera que fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban sin justificaciones [de cara a lo que estaba sucediendo]. Entonces se llenaron de todas las justificaciones posibles de acuerdo a los que ya habían aprendido en el jardín (la Sede)”. “Cuando oyeron la voz de la Asamblea de Dios (24 reyes) y las Fuerzas Armadas (4 príncipes) que se paseaba en el jardín al aire libre, Adán y su mujer se escondieron de la presencia de ellos justificándose con todo lo que se las ocurría. Pero la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas llamaron a Adán y le preguntaron: ¿Dónde estás? El respondió: Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba sin justificaciones, por eso me escondí”. “Le preguntó la Asamblea de Dios: ¿Quién te dijo que estabas sin justificaciones? ¿Acaso has participado de la sabiduría que te mandé que no probases? Adán respondió: La mujer que me diste por compañera, ella me incitó a participar, y yo participé. Entonces la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas dijeron a la mujer: ¿Por qué has hecho esto? La mujer dijo: Satanael me engañó, y participé [de ello]”.

Consecuencias del error de Eva
“Entonces la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas dijeron a Satanael: Porque hiciste esto serás maldito entre todos los hombres terrestres y entre todos hombres no-terrestres. Te arrastrarás sin más que tu propio orgullo y la ciencia de la que te cultivarás serán solo residuos todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; ésta [en el hogar] te herirá en tu autoridad (te desprestigiará), y tú le herirás por su punto débil (la vanidad)”. “A la mujer dijo: Aumentaré mucho tu sufrimiento a la hora de tener hijos; [tus hijos iban a ser inmortales e iban a estar protegidos, pero ahora] con dolor temerás qué les acontecerá. Tu deseo te llevará a tu marido, y él se enseñoreará de ti”.

Consecuencias del error de Adán
“Y al Adán dijeron: Porque obedeciste la voz de tu mujer y participaste de esta sabiduría cuando se te dijo que no participaras de ella, sea maldito el Árido por tu causa [pues tu ibas a ser el Mesías para la humanidad]. Con dolor aprenderás de ella todos los días de tu vida; preocupaciones y dificultades te producirá, y aprenderás información cualquiera. Te costará conseguir el alimento físico y espiritual hasta que vuelvas al planeta Tierra, porque de él fuiste sacado. Porque de ese residuo fuiste tomado y [al] residuo volverás. Adán pues, llamó el nombre de su varona Eva, porque ella estuvo con toda vida”.

Adán y Eva son desterrados
“Luego la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas les mortalizaron y dijeron: He aquí que Adán ha llegado a ser como uno de nosotros (dioses, inmortales), conociendo [la manipulación] del bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también de la sabiduría de la Vida Eterna, participe y viva para siempre. Y la Asamblea de Dios y las Fuerzas Armadas lo echaron de la Sede del Universo (Jardín de la Humanidad), para que trabajase sobre el planeta Tierra de donde fue tomado. Expulsó, pues, al Adán y puso generales al oriente de la Sede del Edén, y colocó ahí militares resguardando en todo momento, los cuales se movían en toda dirección, para guardar el camino hacia la sabiduría que lleva a la inmortalidad”.

Este texto es tomado de la versión hebrea del Génesis (Barashit), desde los capítulos 1:1 al 3:24 –antes de empezar la historia de los hijos de Adán y Eva- y ha sido traducida según la concepción de la lengua. El hebreo nace de la mezcla del arameo, acadio y fenicio desde Caldea, a Padam-aram, y en los años consecutivos se consolida hasta el movimiento del pueblo hebreo al posterior Canaán (el Israel de hoy día).

Tal como aludimos anteriormente, la lengua hebrea tiene un peso numérico y simbólico al cual no se hace mención en las traducciones bíblicas y en muy pocos casos se tiene en cuenta en el gremio erudito. Los símbolos –como también se citó antes- siempre han sido utilizados, pues preceden el nacimiento de una lengua popular.

Project Magen “Release the Truth”
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado energyangels. Saludos cordiales.

Al leer el artículo que expones, agradezco a Dios el haber conocido el mensaje adventísta, para no andar en las tinieblas que expones, te regalo esta lectura de este reconocido Libro, poco conocido en este foro:

El Origen del Mal

"Dios es amor." Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. "El Alto y Sublime, el que habita la eternidad," cuyos "caminos son eternos," no cambia. En él "no hay mudanza, ni sombra de variación."
Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados. El salmista dice:
"Tuyo el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. Justicia y juicio son el asiento de tu trono: misericordia y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte: andarán, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrarán todo el día; y en tu justicia serán ensalzados. Porque tú eres la gloria de su fortaleza; ... Porque Jehová es nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel." (Sal. 89: 13-18.)

La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelión y la total extirpación del pecado, es también una demostración del inmutable amor de Dios.
El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios." (Juan 1: 1, 2.) Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. "Y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz" "sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo." (Isa. 9: 6; Miq. 5: 2.) Y el Hijo de Dios, hablando de sí mismo, declara: "Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado. . . . Cuando establecía los fundamentos de la tierra; con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo." (Prov. 8: 22-30)
El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. "Porque por él fueron criadas todas las cosas,... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él." (Col. 1: 16.) Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, "la misma imagen de su sustancia," "el resplandor de su gloria" y sostenedor de" todas las cosas con la palabra de su potencia," tiene la supremacía sobre todos ellos. Un "trono de gloria, excelso desde el principio," era el lugar de su santuario; una "vara de equidad," el cetro de su reino. "Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su santuario." "Misericordia y verdad van delante de tu rostro." (Heb. 1: 3, 8; Jer. 17: 12; Sal. 96: 6; 89: 14)

Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente.
Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del amor, hubo perfecta armonía en el universo de Dios. Cumplir los designios de su Creador era el gozo de las huestes celestiales. Se deleitaban en reflejar la gloria del Todopoderoso y en alabarle. Y su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fue supremo. No había nota discordante que perturbara las armonías celestiales. Pero se produjo un cambio en ese estado de felicidad. Hubo uno que pervirtió la libertad que Dios había otorgado a sus criaturas. El pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y que era el más exaltado en poder y en gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el "hijo de la mañana," era el principal de los querubines cubridores, santo e inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los incesantes rayos de gloria que envolvían al Dios eterno, caían sobre él. "Así ha dicho el Señor Jehová: Tú echas el sello a la proporción, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste: toda piedra preciosa fue tu vestidura. . . . Tú, querubín grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego has andado. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad." (Eze. 28: 12-15.)

Poco a poco Lucifer llegó a albergar el deseo de ensalzarse. Las Escrituras dicen: "Enaltecióse tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu resplandor." (Vers. 17) "Tú que decías en tu corazón: . . . Junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio,.... y seré semejante al Altísimo." (Isa. 14: 13, 14) Aunque toda su gloria procedía de Dios, este poderoso ángel llegó a considerarla como perteneciente a sí mismo. Descontento con el puesto que ocupaba, a pesar de ser el ángel que recibía más honores entre las huestes celestiales, se aventuró a codiciar el homenaje que sólo debe darse al Creador. En vez de procurar el ensalzamiento de Dios como supremo en el afecto y la lealtad de todos los seres creados, trató de obtener para sí mismo el servicio y la lealtad de ellos. Y codiciando la gloria con que el Padre infinito había investido a su Hijo, este príncipe de los ángeles aspiraba al poder que sólo pertenecía a Cristo.

Ahora la perfecta armonía del cielo estaba quebrantada. La disposición de Lucifer de servirse a si mismo en vez de servir a su Creador, despertó un sentimiento de honda aprensión cuando fue observada por quienes consideraban que la gloria de Dios debía ser suprema. Reunidos en concilio celestial, los ángeles rogaron a Lucifer que desistiese de su intento. El Hijo de Dios presentó ante él la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y también la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y, al separarse de él, Lucifer deshonraría a su Creador y acarrearía la ruina sobre sí mismo. Pero la amonestación, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente despertó un espíritu de resistencia. Lucifer permitió que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirmó más en su rebelión.

El propósito de este príncipe de los ángeles llegó a ser disputar la supremacía del Hijo de Dios, y así poner en tela de juicio la sabiduría y el amor del Creador. A lograr este fin estaba por consagrar las energías de aquella mente maestra, la cual, después de la de Cristo, era la principal entre las huestes de Dios. Pero Aquel que quiso que sus criaturas tuviesen libre albedrío, no dejó a ninguna de ellas inadvertida en cuanto a los sofismas perturbadores con los cuales la rebelión procuraría justificarse. Antes de que la gran controversia principiase, debía presentarse claramente a todos la voluntad de Aquel cuya sabiduría y bondad eran la fuente de todo su regocijo.
El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a comparecer ante él, a fin de que en su presencia él pudiese manifestar cuál era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y manifestar cuál era la relación que él tenía para con todos los seres creados. El Hijo de Dios compartió el trono del Padre, y la gloria del Ser eterno, que existía por sí mismo, cubrió a ambos. Alrededor del trono se congregaron los santos ángeles, una vasta e innumerable muchedumbre, "millones de millones," y los ángeles más elevados, como ministros y súbditos, se regocijaron en la luz que de la presencia de la Deidad caía sobre ellos. Ante los habitantes del cielo reunidos, el Rey declaró que ninguno, excepto Cristo, el Hijo unigénito de Dios, podía penetrar en la plenitud de sus designios y que a éste le estaba encomendada la ejecución de los grandes propósitos de su voluntad. El Hijo de Dios había ejecutado la voluntad del Padre en la creación de todas las huestes del cielo, y a él, así como a Dios, debían ellas tributar homenaje y lealtad. Cristo había de ejercer aún el poder divino en la creación de la tierra y sus habitantes. Pero en todo esto no buscaría poder o ensalzamiento para sí mismo, en contra del plan de Dios, sino que exaltaría la gloria del Padre, y ejecutaría sus fines de beneficencia y amor.

Los ángeles reconocieron gozosamente la supremacía de Cristo, y postrándose ante él, le rindieron su amor y adoración. Lucifer se postró con ellos, pero en su corazón se libraba un extraño y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la lealtad luchaban contra los celos y la envidia. La influencia de los santos ángeles pareció por algún tiempo arrastrarlo con ellos. Mientras en melodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza cantados por millares de alegres voces, el espíritu del mal parecía vencido; indecible amor conmovía su ser entero; al igual que los inmaculados adoradores, su alma se hinchió de amor hacia el Padre y el Hijo. Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo. Los altos honores conferidos a Lucifer no fueron justipreciados como dádiva especial de Dios, y por lo tanto, no produjeron [16] gratitud alguna hacia su Creador. Se jactaba de su esplendor y elevado puesto, y aspiraba a ser igual a Dios. La hueste celestial le amaba y reverenciaba, los ángeles se deleitaban en cumplir sus órdenes, y estaba dotado de más sabiduría y gloria que todos ellos. Sin embargo, el Hijo de Dios ocupaba una posición más exaltada que él. Era igual al Padre en poder y autoridad. El compartía los designios del Padre, mientras que Lucifer no participaba en los concilios de Dios. ¿"Por qué —se preguntaba el poderoso ángel— debe Cristo tener la supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí?"
Abandonando su lugar en la inmediata presencia del Padre, Lucifer salió a difundir el espíritu de descontento entre los ángeles. Trabajó con misteriosa reserva, y por algún tiempo ocultó sus verdaderos propósitos bajo una aparente reverencia hacia Dios. Principió por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a los seres celestiales, sugiriendo que aunque las leyes fuesen necesarias para los habitantes de los mundos, los ángeles, siendo más elevados, no necesitaban semejantes restricciones, porque su propia sabiduría bastaba para guiarlos. Ellos no eran seres que pudieran acarrear deshonra a Dios; todos sus pensamientos eran santos; y errar era tan imposible para ellos como para el mismo Dios. La exaltación del Hijo de Dios como igual al Padre fue presentada como una injusticia cometida contra Lucifer, quien, según se alegaba, tenía también derecho a recibir reverencia y honra. Si este príncipe de los ángeles pudiese alcanzar su verdadera y elevada posición, ello redundaría en grandes beneficios para toda la hueste celestial; pues era su objeto asegurar la libertad de todos. Pero ahora aun la libertad que habían gozado hasta ese entonces concluía, pues se les había nombrado un gobernante absoluto, y todos ellos tenían que prestar obediencia a su autoridad. Tales fueron los sutiles engaños que por medio de las astucias de Lucifer cundían rápidamente por los atrios celestiales.

No se había efectuado cambio alguno en la posición o en la autoridad de Cristo. La envidia de Lucifer, sus tergiversaciones, y sus pretensiones de igualdad con Cristo, habían hecho absolutamente necesaria una declaración categórica acerca de la verdadera posición que ocupaba el Hijo de Dios; pero ésta había sido la misma desde el principio. Sin embargo, las argucias de Lucifer confundieron a muchos ángeles.

Valiéndose de la amorosa y leal confianza depositada en él por los seres celestiales que estaban bajo sus órdenes, había inculcado tan insidiosamente en sus mentes su propia desconfianza y descontento, que su influencia no se discernía. Lucifer había presentado con falsía los designios de Dios, interpretándolos torcida y erróneamente, a fin de producir disensión y descontento. Astutamente inducía a sus oyentes a que expresaran sus sentimientos; luego, cuando así convenía a sus intereses, repetía esas declaraciones en prueba de que los ángeles no estaban del todo en armonía con el gobierno de Dios. Mientras aseveraba tener perfecta lealtad hacia Dios, insistía en que era necesario que se hiciesen cambios en el orden y las leyes del cielo para asegurar la estabilidad del gobierno divino. Así, mientras obraba por despertar oposición a la ley de Dios y por inculcar su propio descontento en la mente de los ángeles que estaban bajo sus órdenes, hacía alarde de querer eliminar el descontento y reconciliar a los ángeles desconformes con el orden del cielo. Mientras fomentaba secretamente el desacuerdo y la rebelión, con pericia consumada aparentaba que su único fin era promover la lealtad y preservar la armonía y la paz.

El espíritu de descontento así encendido hacía su funesta obra. Aunque no había rebelión abierta, el desacuerdo aumentaba imperceptiblemente entre los ángeles. Algunos recibían favorablemente las insinuaciones de Lucifer contra el gobierno de Dios. Aunque previamente habían estado en perfecta armonía con el orden que Dios había establecido, estaban ahora descontentos y se sentían desdichados porque no podían penetrar los inescrutables designios de Dios; les [18] desagradaba la idea de exaltar a Cristo. Estaban listos para respaldar la demanda de Lucifer de que él tuviese igual autoridad que el Hijo de Dios. Pero los ángeles que permanecieron leales y fieles apoyaron la sabiduría y la justicia del decreto divino, y así trataron de reconciliar al descontento Lucifer con la voluntad de Dios. Cristo era el Hijo de Dios. Había sido uno con el Padre antes que los ángeles fuesen creados. Siempre estuvo a la diestra del Padre; su supremacía, tan llena de bendiciones para todos aquellos que estaban bajo su benigno dominio, no había sido hasta entonces disputada. La armonía que reinaba en el cielo nunca había sido interrumpida. ¿Por qué debía haber ahora discordia? Los ángeles leales podían ver sólo terribles consecuencias como resultado de esta disensión, y con férvidas súplicas aconsejaron a los descontentos que renunciasen a su propósito y se mostrasen leales a Dios mediante la fidelidad a su gobierno."

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado energyangels. Saludos cordiales.

Continuación...

Con gran misericordia, según su divino carácter, Dios soportó por mucho tiempo a Lucifer. El espíritu de descontento y desafecto no se había conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extraño, misterioso e inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entendía la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algún tiempo había temido dar expresión a los pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargo no los desechó. No veía el alcance de su extravío. Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su desafecto no tenía razón de ser, y se le hizo saber cuál sería el resultado si persistía en su rebeldía.

Lucifer quedó convencido de que se hallaba en el error. Vio que "justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras" (Sal. 145: 17), que los estatutos divinos son justos, y que debía reconocerlos como tales ante todo el cielo. De haberlo hecho, podría haberse salvado a sí mismo y a muchos ángeles. Aún no había desechado completamente la lealtad a Dios. Aunque había abandonado su puesto de querubín cubridor, si hubiese querido volver a Dios, reconociendo la sabiduría del Creador y conformándose con ocupar el lugar que se le asignó en el gran plan de Dios, habría sido restablecido en su puesto.

Había llegado el momento de hacer una decisión final; él debía someterse completamente a la divina soberanía o colocarse en abierta rebelión. Casi decidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió. Era un sacrificio demasiado grande para quien había sido honrado tan altamente el tener que confesar que había errado, que sus ideas y propósitos eran falsos, y someterse a la autoridad que había estado presentando como injusta.

Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad hacia Lucifer y sus seguidores, procuró hacerlos retroceder del abismo de la ruina al cual estaban a punto de lanzarse. Pero su misericordia fue mal interpretada. Lucifer señaló la longanimidad de Dios como una prueba evidente de su propia superioridad sobre él, como una indicación de que el Rey del universo aún accedería a sus exigencias. Si los ángeles se mantenían firmes de su parte, dijo, aún podrían conseguir todo lo que deseaban. Defendió persistentemente su conducta, y se dedicó de lleno al gran conflicto contra su Creador. Así fue como Lucifer, el "portaluz," el que compartía la gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresión, se convirtió en Satanás el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el destructor de aquellos que el Señor había encomendado a su dirección y cuidado.

Rechazando con desdén los argumentos y las súplicas de los ángeles leales, los tildó de esclavos engañados. Declaró que la preferencia otorgada a Cristo era un acto de injusticia tanto hacia él como hacia toda la hueste celestial, y anunció que desde ese entonces no se sometería a esa violación de los derechos de sus asociados y de los suyos propios. Nunca más reconocería la supremacía de Cristo. Había decidido reclamar el honor que se le debió haber otorgado, y asumir la dirección de cuantos quisieran seguirle; y prometió a quienes entrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela todos gozarían de libertad. Gran número de ángeles manifestó su decisión de aceptarle como su caudillo. Engreído por el favor que recibieran sus designios, alentó la esperanza de atraer a su lado a todos los ángeles para hacerse igual a Dios mismo, y ser obedecido por toda la hueste celestial.
Los ángeles leales volvieron a instar a Satanás y a sus simpatizantes a someterse a Dios; les presentaron lo que resultaría inevitable en caso de rehusarse. El que los había creado podía vencerlos y castigar severamente su rebelde osadía. Ningún ángel podía oponerse con éxito a la ley divina, tan sagrada como Dios mismo. Advirtieron y aconsejaron a todos que hiciesen oídos sordos a los razonamientos engañosos de Lucifer, y le instaron a él y a sus secuaces a buscar la presencia de Dios sin demora alguna, y a confesar el error de haber puesto en tela de juicio la sabiduría y la autoridad divinas.

Muchos estaban dispuestos a prestar atención a este consejo, a arrepentirse de su desafecto, y a pedir que se les admitiese en el favor del Padre y del Hijo. Pero Lucifer tenía otro engaño listo. El poderoso rebelde declaró entonces que los ángeles que se le habían unido habían ido demasiado lejos para retroceder, que él estaba bien enterado de la ley divina, y que sabía que Dios no los perdonaría. Declaró que todos aquellos que se sometieran a la autoridad del cielo serían despojados de su honra y degradados. En cuanto a él se refería, estaba dispuesto a no reconocer nunca más la autoridad de Cristo. Manifestó que la única salida que les quedaba a él y a sus seguidores era declarar su libertad, y obtener por medio de la fuerza los derechos que no se les quiso otorgar de buen grado.

En lo que concernía a Satanás mismo, era cierto que ya había ido demasiado lejos en su rebelión para retroceder. Pero no ocurría lo mismo con aquellos que habían sido cegados por sus engaños. Para ellos el consejo y las súplicas de los ángeles leales abrían una puerta de esperanza; y si hubiesen atendido la advertencia, podrían haber escapado del lazo de Satanás. Pero permitieron que el orgullo, el amor a su jefe y el deseo de libertad ilimitada los dominasen por completo, y los ruegos del amor y la misericordia divinos fueron finalmente rechazados.

Dios permitió que Satanás siguiese con su obra hasta que el espíritu de desafecto se trocó en una activa rebelión. Era necesario que sus planes se desarrollasen en toda su plenitud, para que su verdadera naturaleza y tendencia fuesen vistas por todos. Como querubín ungido, Lucifer, había sido altamente exaltado; era muy amado por los seres celestiales, y su influencia sobre ellos era poderosa. El gobierno de Dios incluía no sólo los habitantes del cielo sino también los de todos los mundos que había creado; y Lucifer llegó a la conclusión de que si pudiera arrastrar a los ángeles celestiales en su rebelión, podría también arrastrar a todos los mundos. El había presentado su punto de vista astutamente, haciendo uso de sofismas y engaños para lograr sus fines. Su poder para engañar era enorme. Disfrazándose con un manto de mentira, había obtenido una ventaja. Todo cuanto hacía estaba tan revestido de misterio que era muy difícil revelar a los ángeles la verdadera naturaleza de su obra. Hasta que ésta no estuviese plenamente desarrollada, no podría manifestarse cuán mala era ni su desafecto sería visto como rebelión. Aun los ángeles leales no podían discernir bien su carácter, ni ver adonde se encaminaba su obra.

Al principio Lucifer había encauzado sus tentaciones de tal manera que él mismo no se comprometía. A los ángeles a quienes no pudo atraer completamente a su lado los acusó de ser indiferentes a los intereses de los seres celestiales. Acusó a los ángeles leales de estar haciendo precisamente la misma labor que él hacía. Su política era confundirlos con argumentos sutiles acerca de los designios de Dios. Cubría de misterio todo lo sencillo, y por medio de astuta perversión ponía en duda las declaraciones más claras de Jehová. Y su elevada posición, tan íntimamente relacionada con el gobierno divino, daba mayor fuerza a sus pretensiones.

Dios podía emplear sólo aquellos medios que fuesen compatibles con la verdad y la justicia. Satanás podía valerse de medios que Dios no podía usar: la lisonja y el engaño. Había procurado falsear la palabra de Dios, y había tergiversado el plan de gobierno divino, alegando que el Creador no obraba con justicia al imponer leyes a los ángeles; que al exigir sumisión y obediencia de sus criaturas, buscaba solamente su propia exaltación. Por lo tanto, era necesario demostrar ante los habitantes del cielo y de todos los mundos que el gobierno de Dios es justo y su ley perfecta. Satanás había fingido que procuraba fomentar el bien del universo. El verdadero carácter del usurpador, y su verdadero objetivo, debían ser comprendidos por todos. Debía dársele tiempo suficiente para que se revelase por medio de sus propias obras inicuas.

La discordia que su propio proceder había causado en el cielo, Satanás la atribuía al gobierno de Dios. Todo lo malo, decía, era resultado de la administración divina. Alegaba que su propósito era mejorar los estatutos de Jehová. Por consiguiente, Dios le permitió demostrar la naturaleza de sus pretensiones para que se viese el resultado de los cambios que él proponía hacer en la ley divina. Su propia labor había de condenarle. Satanás había dicho desde el principio que no estaba en rebeldía. El universo entero había de ver al engañador desenmascarado.

Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado energyangels. Saludos cordiales.

Continuación...

Aun cuando Satanás fue arrojado del cielo, la Sabiduría infinita no le aniquiló. Puesto que sólo el servicio inspirado por el amor puede ser aceptable para Dios, la lealtad de sus criaturas debe basarse en la convicción de que es justo y benévolo. Por no estar los habitantes del cielo y de los mundos preparados para entender la naturaleza o las consecuencias del pecado, no podrían haber discernido la justicia de Dios en la destrucción de Satanás. Si se le hubiese suprimido inmediatamente, algunos habrían servido a Dios por temor más bien que por amor. La influencia del engañador no habría sido anulada totalmente, ni se habría extirpado por completo el espíritu de rebelión. Para el bien del universo entero a través de los siglos sin fin, era necesario que Satanás desarrollase más ampliamente sus principios, para que todos los seres creados pudiesen reconocer la naturaleza de sus acusaciones contra el gobierno divino y para que la justicia y la misericordia de Dios y la inmutabilidad de su ley quedasen establecidas para siempre.

La rebelión de Satanás había de ser una lección para el universo a través de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias. Los resultados del gobierno de Satanás y sus efectos sobre los ángeles y los hombres iban a demostrar qué resultado se obtiene inevitablemente al desechar la autoridad divina. Iban a atestiguar que la existencia del gobierno de Dios entraña el bienestar de todos los seres que él creó. De esta manera la historia de este terrible experimento de la rebelión iba a ser una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean engañados acerca de la naturaleza de la transgresión, para salvarlos de cometer pecado y sufrir sus consecuencias.
El que gobierna en los cielos ve el fin desde el principio. Aquel en cuya presencia los misterios del pasado y del futuro son manifiestos, más allá de la angustia, las tinieblas y la ruina provocadas por el pecado, contempla la realización de sus propios designios de amor y bendición. Aunque haya "nube y oscuridad alrededor de él: justicia y juicio son el asiento de su trono." (Sal. 97: 2.) Y esto lo entenderán algún día todos los habitantes del universo, tanto los leales como los desleales. "El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él: es justo y recto." (Deut. 32: 4.) [24]

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo
.
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Al leer el artículo que expones, agradezco a Dios el haber conocido el mensaje adventísta, para no andar en las tinieblas que expones, te regalo esta lectura de este reconocido Libro, poco conocido en este foro:

JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

La fantasiosa literatura adventista no merece la tinta en la que está impresa, ni los bytes malgastados en este foro para reproducirla. Aquí preferimos leer cosas no ficticias, como la Biblia.
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Estimado eduardo martínez r. (el chismoso). Saludos cordiales.

Tú dices:

JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

La fantasiosa literatura adventista no merece la tinta en la que está impresa, ni los bytes malgastados en este foro para reproducirla. Aquí preferimos leer cosas no ficticias, como la Biblia.

Respondo: Seguramente estarás de acuerdo con la declaración de energyangels que dijo: "Desde el punto de vista racional, el libro del Génesis –el primero de la Biblia- es un cuento absurdo que no tiene ni pies ni cabeza"
-- ¡¡¡yo no!!!

Ahora te doy este regalo:

La Creación

"Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió." "El fundó la tierra sobre sus basas; no será jamás removida." (Sal 33: 6, 9; 104: 5)

Cuando salió de las manos del Creador, la tierra era sumamente hermosa. La superficie presentaba un aspecto multiforme, con montañas, colinas y llanuras, entrelazadas con magníficos ríos y bellos lagos. Pero las colinas y las montañas no eran abruptas y escarpadas, ni abundaban en ellas declives aterradores, ni abismos espeluznantes como ocurre ahora; las agudas y ásperas cúspides de la rocosa armazón de la tierra estaban sepultadas bajo un suelo fértil, que producía por doquiera una frondosa vegetación verde. No había repugnantes pantanos ni desiertos estériles. Agraciados arbustos y delicadas flores saludaban la vista por dondequiera. Las alturas estaban coronadas con árboles aun más imponentes que los que existen ahora. El aire, limpio de impuros miasmas, era claro y saludable. El paisaje sobrepujaba en hermosura los adornados jardines del más suntuoso palacio de la actualidad. La hueste angélica presenció la escena con deleite, y se regocijó en las maravillosas obras de Dios.

Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en el escenario el hombre, corona de la creación para quien la hermosa tierra había sido aparejada. A él se le dio dominio sobre todo lo que sus ojos pudiesen mirar; pues, "dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree ... en toda la tierra. Y crió Dios al hombre a su imagen, varón y hembra los crió." (Gén. 1: 26, 27)

Aquí se expone con claridad el origen de la raza humana; y el relato divino está tan claramente narrado que no da lugar a conclusiones erróneas. Dios creó al hombre conforme a su propia imagen. No hay en esto misterio. No existe fundamento alguno para la suposición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales enseñanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones humanas. Los hombres están tan resueltos a excluir a Dios de la soberanía del universo que rebajan al hombre y le privan de la dignidad de su origen. El que colocó los mundos estrellados en la altura y coloreó con delicada maestría las flores del campo, el que llenó la tierra y los cielos con las maravillas de su potencia, cuando quiso coronar su gloriosa obra, colocando a alguien para regir la hermosa tierra, supo crear un ser digno de las manos que le dieron vida. La genealogía de nuestro linaje, como ha sido revelada, no hace remontar su origen a una serie de gérmenes, moluscos o cuadrúpedos, sino al gran Creador. Aunque Adán fue formado del polvo, era el "hijo de Dios." (Luc 3: 38, V.M.)

Adán fue colocado como representante de Dios sobre los órdenes de los seres inferiores. Estos no pueden comprender ni reconocer la soberanía de Dios; sin embargo, fueron creados con capacidad de amar y de servir al hombre. El salmista dice: "Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: . . . asimismo las bestias del campo; las aves de los cielos, . . . todo cuanto pasa por los senderos de la mar." (Sal. 8: 6-8.)

El hombre había de llevar la imagen de Dios, tanto en la semejanza exterior, como en el carácter. Sólo Cristo es "la misma imagen" del Padre (Heb. 1: 3); pero el hombre fue creado a semejanza de Dios. Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la razón. Era santo y se sentía feliz de llevar la imagen de Dios y de mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad del Padre.

Cuando el hombre salió de las manos de su Creador, era de elevada estatura y perfecta simetría. Su semblante llevaba el tinte rosado de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida. La estatura de Adán era mucho mayor que la de los hombres que habitan la tierra en la actualidad. Eva era algo más baja de estatura que Adán; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos.

Después de la creación de Adán, toda criatura viviente fue traída ante su presencia para recibir un nombre; vio que a cada uno se le había dado una compañera, pero entre todos ellos no había "ayuda idónea para él." Entre todas las criaturas que Dios había creado en la tierra, no había ninguna igual al hombre. "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él." (Gén. 2: 18.) El hombre no fue creado para que viviese en la soledad; había de tener una naturaleza sociable. Sin compañía, las bellas escenas y las encantadoras ocupaciones del Edén no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la comunión con los ángeles no hubiese podido satisfacer su deseo de simpatía y compañía. No existía nadie de la misma naturaleza y forma a quien amar y de quien ser amado.

Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una "ayuda idónea para él," alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación. "Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala." "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne." (Efe 5: 29; Gén. 2: 24)

Dios celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. "Honroso es en todos el matrimonio." (Heb. 13: 4.) Fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso. Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral.

"Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado." (Gén. 2: 8.) Todo lo que hizo Dios tenía la perfección de la belleza, y nada que contribuyese a la felicidad de la santa pareja parecía faltar; sin embargo, el Creador les dio todavía otra prueba de su amor, preparándoles especialmente un huerto para que fuese su morada. En este huerto había árboles de toda variedad, muchos de ellos cargados de fragantes y deliciosas frutas. Había hermosas plantas trepadoras, como vides, que presentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas bajo el peso de tentadora fruta de los más ricos y variados matices. El trabajo de Adán y Eva debía consistir en formar cenadores o albergues con las ramas de las vides, haciendo así su propia morada con árboles vivos cubiertos de follaje y [28] frutos. Había en profusión y prodigalidad fragantes flores de todo matiz. En medio del huerto estaba el árbol de la vida que aventajaba en gloria y esplendor a todos los demás árboles. Sus frutos parecían manzanas de oro y plata, y tenían el poder de perpetuar la vida.

La creación estaba ahora completa. "Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento." "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera." (Gén. 2: 1; 1: 31.) El Edén florecía en la tierra. Adán y Eva tenían libre acceso al árbol de la vida. Ninguna mácula de pecado o sombra de muerte desfiguraba la hermosa creación. "Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios." (Job 38: 7)


Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Continuación...

El gran Jehová había puesto los fundamentos de la tierra; había vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y había colmado el mundo de cosas útiles para el hombre; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue realizada en seis días. "Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios criado y hecho." (Gén. 2: 2, 3) Dios miró con satisfacción la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino Autor; y él descansó, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y bondad y con las manifestaciones de su gloria.

Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día, para que, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y bondad de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia hacia su Creador.

Al bendecir el séptimo día en el Edén, Dios estableció un recordativo de su obra creadora. El sábado fue confiado y entregado a Adán, padre y representante de toda la familia humana. Su observancia había de ser un acto de agradecido reconocimiento de parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su Creador y su legítimo soberano, de que ellos eran la obra de sus manos y los súbditos de su autoridad. De esa manera la institución del sábado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la humanidad. No había nada en ella que fuese obscuro o que limitase su observancia a un solo pueblo.

Dios vio que el sábado era esencial para el hombre, aun en el paraíso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día de cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios y meditar en su poder y bondad. Necesitaba el sábado para que le recordase más vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su gratitud hacia él, pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador.

Dios quiere que el sábado dirija la mente de los hombres hacia la contemplación de las obras que él creó. La naturaleza habla a sus sentidos, declarándoles que hay un Dios viviente, Creador y supremo Soberano del universo. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría." (Sal. 19: 1, 2.) La belleza que cubre la tierra es una demostración del amor de Dios. La podemos contemplar en las colinas eternas, en los corpulentos árboles, en los capullos que se abren y en las delicadas flores. Todas estas cosas nos hablan de Dios. El sábado, señalando siempre hacia el que lo creó todo, manda a los hombres que abran el gran libro de la naturaleza y escudriñen allí la sabiduría, el poder y el amor del Creador.

Nuestros primeros padres, a pesar de que fueron creados inocentes y santos, no fueron colocados fuera del alcance del pecado. Dios los hizo entes morales libres, capaces de apreciar y comprender la sabiduría y benevolencia de su carácter y la justicia de sus exigencias, y les dejó plena libertad para prestarle o negarle obediencia. Debían gozar de la comunión de Dios y de los santos ángeles; pero antes de darles seguridad eterna, era menester que su lealtad se pusiese a prueba. En el mismo principio de la existencia del hombre se le puso freno al egoísmo, la pasión fatal que motivó la caída de Satanás. El árbol del conocimiento, que estaba cerca del árbol de la vida, en el centro del huerto, había de probar la obediencia, la fe y el amor de nuestros primeros padres. Aunque se les permitía comer libremente del fruto de todo otro árbol del huerto, se les prohibía comer de éste, so pena de muerte. También iban a estar expuestos a las tentaciones de Satanás; pero si soportaban con éxito la prueba, serían colocados finalmente fuera del alcance de su poder, para gozar del perpetuo favor de Dios.

Dios puso al hombre bajo una ley, como condición indispensable para su propia existencia. Era súbdito del gobierno divino, y no puede existir gobierno sin ley. Dios pudo haber creado al hombre incapaz de violar su ley; pudo haber detenido la mano de Adán para que no tocara el fruto prohibido, pero en ese caso el hombre hubiese sido, no un ente moral libre, sino un mero autómata. Sin libre albedrío, su obediencia no habría sido voluntaria, sino forzada. No habría sido posible el desarrollo de su carácter. Semejante procedimiento habría sido contrario al plan que Dios seguía en su relación con los habitantes de los otros mundos. Hubiese sido indigno del hombre como ser inteligente, y hubiese dado base a las acusaciones de Satanás, de que el gobierno de Dios era arbitrario.

Dios hizo al hombre recto; le dio nobles rasgos de carácter, sin inclinación hacia lo malo. Le dotó de elevadas cualidades intelectuales, y le presentó los más fuertes atractivos posibles para inducirle a ser constante en su lealtad. La obediencia, perfecta y perpetua, era la condición para la felicidad eterna. Cumpliendo esta condición, tendría acceso al árbol de la vida.

El hogar de nuestros primeros padres había de ser un modelo para cuando sus hijos saliesen a ocupar la tierra. Ese hogar, embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio. Los hombres, en su orgullo, se deleitan en tener magníficos y costosos edificios y se enorgullecen de las obras de sus propias manos; pero Dios puso a Adán en un huerto. Esta fue su morada. Los azulados cielos le servían de techo; la tierra, con sus delicadas flores y su alfombra de animado verdor, era su piso; y las ramas frondosas de los hermosos árboles le servían de dosel. Sus paredes estaban engalanadas con los adornos más esplendorosos, que eran obra de la mano del sumo Artista.


Continuará...
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Continuación...

En el medio en que vivía la santa pareja, había una lección para todos los tiempos; a saber, que la verdadera felicidad se encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunión con Dios por medio de sus obras creadas. Si los hombres pusiesen menos atención en lo superficial y cultivasen más la sencillez, cumplirían con mayor plenitud los designios que tuvo Dios al crearlos. El orgullo y la ambición jamás se satisfacen, pero aquellos que realmente son inteligentes encontrarán placer verdadero y elevado en las fuentes de gozo que Dios ha puesto al alcance de todos.
A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen. Su ocupación no era cansadora, sino agradable y vigorizadora. Dios dio el trabajo como una bendición con que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y física, Adán encontró uno de los Placeres más elevados de su santa existencia. Cuando, como resultado de su desobediencia, fue expulsado de su bello hogar, y cuando, para ganarse el pan de cada día, fue forzado a luchar con una tierra obstinada, ese mismo trabajo, aunque muy distinto de su agradable ocupación en el huerto, le sirvió de salvaguardia contra la tentación y como fuente de felicidad.

Están en gran error los que consideran el trabajo como una maldición, si bien éste lleva aparejados dolor y fatiga. A menudo los ricos miran con desdén a las clases trabajadoras; pero esto está enteramente en desacuerdo con los designios de Dios al crear al hombre. ¿Qué son las riquezas del más opulento en comparación con la herencia dada al señorial Adán? Sin embargo, éste no había de estar ocioso. Nuestro Creador, que sabe lo que constituye la felicidad del hombre, señaló a Adán su trabajo. El verdadero regocijo de la vida lo encuentran sólo los hombres y las mujeres que trabajan. Los ángeles trabajan diligentemente; son ministros de Dios en favor de los hijos de los hombres. En el plan del Creador, no cabía la práctica de la indolencia que estanca al hombre.

Mientras permaneciesen leales a Dios, Adán y su compañera iban a ser los señores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre toda criatura viviente. El león y la oveja triscaban pacíficamente a su alrededor o se echaban junto a sus pies. Los felices pajarillos revoloteaban alrededor de ellos sin temor alguno; y cuando sus alegres trinos ascendían alabando a su Creador, Adán y Eva se unían a ellos en acción de gracias al Padre y al Hijo.

La santa pareja eran no sólo hijos bajo el cuidado paternal de Dios, sino también estudiantes que recibían instrucción del omnisciente Creador. Eran visitados por los ángeles, y se gozaban en la comunión directa con su Creador, sin ningún velo obscurecedor de por medio. Se sentían pletóricos del vigor que procedía del árbol de la vida y su poder intelectual era apenas un poco menor que el de los ángeles. Los misterios del universo visible, "las maravillas del Perfecto en sabiduría" (Job 37: 16), les suministraban una fuente inagotable de instrucción y placer. Las leyes y los procesos de la naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombres durante seis mil años, fueron puestos al alcance de sus mentes por el infinito Forjador y Sustentador de todo. Se entretenían con las hojas, las flores y los árboles, descubriendo en cada uno de ellos los secretos de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega entre las aguas hasta el más diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado nombre y conocía su naturaleza y sus costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables mundos en sus ordenados movimientos, "las diferencias de las nubes" (Job 37: 16), los misterios de la luz y del sonido, de la noche y el día, todo estaba al alcance de la comprensión de nuestros primeros padres. El nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque, y en cada piedra de la montaña, en cada brillante estrella, en la tierra, en el aire y en los cielos. El orden y la armonía de la creación les hablaba de una sabiduría y un poder infinitos.

Continuamente descubrían algo nuevo que llenaba su corazón del más profundo amor, y les arrancaba nuevas expresiones de gratitud.
Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentaría continuamente. Constantemente obtendrían nuevos tesoros de sabiduría, descubriendo frescos manantiales de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez más claro del inconmensurable e infalible

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: ¿Quien puede explicarme Genesis 1:30?

Fe de errata:

Continuación...

Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentaría continuamente. Constantemente obtendrían nuevos tesoros de sabiduría, descubriendo frescos manantiales de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez más claro del inconmensurable e infalible

debe decir:

"Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentaría continuamente. Constantemente obtendrían nuevos tesoros de sabiduría, descubriendo frescos manantiales de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez más claro del inconmensurable e infalible amor de Dios"

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.