Las cosas de Dios sí las entiendo muy bien. Las cosas de los hombres no siempre porque el hombre es imperfecto y muchas veces el hombre escribe incoherencias, verborrea y vana palabrería. Lo bueno es que no siempre es importante entender las cosas de los hombres sino las de Dios.Menos mal, al final reconoció que no todo lo entiende.
Volviendo al tema, claro que debemos amar a nuestro prójimo. Es el amor al prójimo el que nos mueve a advertirles a los que están metidos en falsas religiones o sistemas de creencias que sus religiones no los llevarán al Cielo. Si un ateo, un romanista, un budista o un musulmán necesitara mi ayuda, con gusto se la daría, pero adicionalmente también les predicaría el Evangelio para que se salven sus almas.
Bendiciones en Cristo.