Después de relatarnos la caída de Adán y Eva, el Génesis nos cuenta la historia de sus dos hijos, Caín y Abel. Después de que la caída, en contra del deseo de Dios, se hizo realidad, Dios deseaba deshacer los resultados nefastos de la misma de inmediato, recuperando al hombre en el estado sin pecado en el que Él les había creado. Deseaba enviar al Mesías lo antes posible. Pero para poder hacerlo, al igual que el ideal de la creación requería el cumplimiento de la responsabilidad humana, de Adán y Eva, Caín y Abel debían crear un fundamento para recibir al Mesías.
Para hacerlo, debían ser victoriosos allí donde Adán y Eva habían fracasado. Después su caída, Adán y Eva y sus hijos estaban en una posición intermedia, entre Dios y Satán.
Por ende, Dios para poder trabajar con ellos, les pidió unas condiciones para que Satán no pudiera reclamarles y estuvieron del lado de Dios. Por eso Dios les pidió a Cian y Abel hacer sus respectivas ofrendas. Acepta la de Abel pero rechaza la de Caín. Eso no fue un capricho de Dios sino una condición necesario para invertir la caída. En la caída el ángel se rebela contra Dios e incita a Adán y Eva a caer. Ellos por su parte, no escuchan la palabra de Dios y en cambio sí al ángel. Abel, representando a Adán y Eva debe hacer la ofrenda aceptable a Dios, y lo consigue. Caín por su parte, representa la posición del ángel que se rebeló. Por eso Caín se siente menospreciado por el rechazo de Dios de su ofrenda y debe obrar bien y dominar el pecado. Pero no lo hace y asesina a su hermano, llevando la caída a un nuevo nivel.
Después la familia de Adán es invadido por Satán en dos generaciones, padres e hijos. Dios tiene que conformarse con elegir a Set y trabajar con sus descendientes en el futuro. Su esperanza de mandar al Mesías lo antes posible se fue al garete cuando Caín mata a Abel.
Lo que debería haber ocurrido es que Abel que estaba más cerca de Dios debería haberse sacarificado para hacer entender y sentir a Caín cuanto Dios le amaba. Sin embargo, parece ser que Abel se sintió el favorito de Dios y no ayudó a Caín a superar sus sentimientos frustrados. Si se hubieran unido ambos hubieran estado del lado de Dios dejando a Satán sin poder actuar y la caída hubiera sido invertida. Sobre ese fundamento el Mesías podría haber nacido como descendiente de Abel.
Que Dios os bendiga