¿Dehonestidad?... ¿mentira?... ¿criterios heréticos?... Tú, más que judío o judaizante, pareces un inquisidor católico de esos que acostumbraban a quemar vivas a las personas..., o un judío de aquellos que mataban a pedradas a las personas por recoger leña en día de reposo o por otras "faltas".
Así que no seas ridículo y no te pongas tan grave, amigo, porque lo único que tú quieres es alarmar a los cristianos que aquí escriben, porque tú, siendo judío, no toleras que los cristianos te digan que la única y verdadera Ley de Dios es la Ley y los mandamientos del Evangelio, pues Jesucristo entregó su vida para enseñarnos los mandamientos de Dios.
Los escribas judíos, antes de Jesucristo, habían cambiado la Ley y la habían aumentado con muchos preceptos de hombres. Y Dios se hizo Hombre y volvió a enseñar a sus hijos la verdadera Ley de Dios, que es la Ley del Evangelio. Ésta es la enseñanza principal del Evangelio, enseñanza que vosotros queréis ignorar y destruir poniendo de todo lo peor a los cristianos que realmente conocemos el Evangelio.
Sólo tienes un camino de salvación, amigo. Y éste es ser fiel a todo lo que te manda el Evangelio, pues los mandamientos del Evangelio son la única y verdadera Ley de Dios, no hay otra.
Ahora bien, en cuanto a los sacrificios que vosotros queréis imponer a los cristianos, sólo te voy a contestar con unas pocas citas de las escrituras:
"Así ha dicho Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de sacrificios el día que los saqué de la tierra de Egipto". (Jeremías 7,21-22).
"¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; la sangre de novillos, de corderos y de machos cabríos me hastía. Cuando venís a presentaros ante mí, ¿quién pide eso de vosotros?" (Isaías 1:11-12).
"Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas". (Salmos 40:7).
"Porque yo quiero amor, no sacrificios; conocimiento de Dios, que no holocaustos" (Oseas 6:6).
"Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes". (Mateo 12:7).
No pierdas el tiempo, amigo, que el tiempo es oro, y Dios te ha puesto en este mundo para que prediques la Ley y los mandamientos del Evangelio. Las leyes del viejo testamento ya pasaron porque en esas leyes se habían escrito muchos mandamientos de hombres que imponían muchos sacrificios, penas de muerte, guerras, esclavitud...
Los que leen y estudian el Evangelio alcanzan una gran esperanza. Por el contrario, los que escuchan vuestras filosofías interminables pierden la fe por completo.
Sé que el amor propio inunda vuestros huesos y que el odio que sentís por haber descubierto que estabais confundidos es muy grande, pero todo hombre puede cambiar, como cambió otro judío como vosotros llamado Pablo, del cuál recojo algunas de sus palabras:
"Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo..." (Filipenses 3:2-9)
"no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo". (1ª Corintios 9:19-21)
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Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte". (Romanos 8:1-2).